Bueno, veo que a alguno no le hizo mucha gracia. La verdad es que para mi es una auténtica delicia, con sus diálogos chispeantes, que en algunos momentos recuerdan al mejor Wilder, y su radiante atmósfera neoyorkina de finales de los sesenta. Por supuesto la mayor parte del encanto reside en el reparto: Goldie, encarnando como nunca a la adorable e ingenua jovencita ideal, el simpar Walter Matthau, que hace reir solo con su presencia, pero sobre todo -¡sí, es ella!- la impagable eclosión en plena pista de baile de la que fue protagonista de Casablanca. La pantalla no puede menos que agradecérselo.

En absoluto estoy de acuerdo con las críticas despectivas hacia esta película. Es verdad que la trama es bastante inverosimil, pero eso también pasa en casi cualquier thriler que una abogados americanos, sospechosos de asesinato, tensión sexual y pruebas sorpresa. Tambien es cierto que los diálogos son rutinarios y los actores no están a la altura (lo de Rebeca de Mornay llega a rozar la antología del "que poco me creo el papel y qué mal lo disimulo"), pero en general la película se deja ver, eS lo bastante entretenida como para competir en la oferta media de sobremesa. Eso sí, a medida que se acerca el final se va agigantando el despropósito. Destacaría las vistosas y elegantes ambientaciones.

Personajes que no podrían ser más lerdos sin someterse a un rigido programa de entrenamiento. Mucha lencería guarrindonga -lo más logrado, con diferencia, por eso merece el 2- desafortunadamente combinada con profusión de lamparones sanguiñolentos. Y siempre a grito pelado. Joder, joder, hostia, en plan castizo o con leve acento albanokosovar. Los actores, supongo, no pueden evitar actuar fatal cuando la inverosimilitud es la norma de estilo. En fin, una auténtica joya para los amantes del sadomaso gore absurdo y sin pizca de gracia.
A destacar los insertos de lo que parece un fantasmagórico Benidorm, que no tienen nada que ver con la trama ni con nada pero ahí están, de vez en cuando, como un condimento más de la paella calparsoriana. A ver con qué nos sorprende la próxima vez.

En realidad no quiero decir que me parezca "excelente" en el sentido de que sea la madre de todas las películas, la perfección fílmica absoluta o algo así. Sin embargo su aparición resultó muy gratificante, sobre todo como contraste con las pretenciosidades wachowskianas que llevábamos padeciendo. Quizá se le puede achacar un cierto ternurismo, un deje nostálgico a "cine de los de antes", un poco a lo Garci. Pero la historia, entrañable, está encantadoramente bien contada (nada que ver con la torpeza proverbial de Garci). La música cantada por los niños es deliciosa. La impecable producción y la puesta en escena se merecen sin duda el diez y eso es algo que ojalá se puediera decir de muchas más películas francesas o europeas, o incluso americanas hoy en día. También cabe destacar que es casi la única película francesa o europea no sonrojante de las últimas décadas que puede entrar en la categoría de "para todos los públicos".

Aunque el arranque de la maleta confundida en el aeropuerto no sea el colmo de la originalidad, la película parte con suficiente artillería argumental como para derivar en una clásica comedia disparatada. Algunas situaciones crean un clima hilarante. Lástima que incurra en demasiadas soluciones burdas para justificar giros del guión (lo peor de todo, la ofensiva descalificación de Méjico como país) y se deja llevar por un tono general de humor negro, con incursiones en el negro chapapote. Pero puede resultar divertida.