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España España · Granada
Críticas de Giorgio
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
10
24 de marzo de 2015
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno se queda desconcertado cuando termina el visionado de Korczak.

Por muchos motivos: por la historia, por el personaje principal, por la tremenda e increíble fotografía y por el carismático director, Wajda, que firma otra obra maestra sobre la segunda guerra mundial, no exenta de polémica.
Pero vayamos por partes.

La historia la conocemos de sobra, la hemos visto en tantas ocasiones los apasionados al cine. Nos cuenta los esfuerzos de un hombre por salvar los niños del orfanato que dirige tras la invasion alemana en Polonia. En este sentido, la influencia sobre “La lista de Schindler” (1993) es obvia y fundamental. Spielberg copió incluso la fotografía en B/N para asegurar un mayor realismo e identificación temporal. Pero Korczak no solo quiere salvar sus vidas, sino que se esfuerza continuamente en mantener ocupadas sus mentes y divertirlos para evitar la peor tragedia: la falta de esperanza. Esto también nos lo quiso contar Bellini en “La vida es bella” (1997).
Pero además, la historia nos habla de la existencia de los guetos judíos muchos antes de que llegaran los alemanes. Sabemos que el primer gueto judío surgió en la Venecia del s. XVI y desde entonces, los hubo siempre, forzados o voluntarios. En este caso, el orfanato acoge solo niños judíos en la Polonia de pre-guerra.

El personaje principal, Janusz Korczak, fue todo un ilustrado de su época. Médico, educador, escritor, poliglota y profesor, ejerció durante años como director de un orfanato para judíos en Varsovia, aunque en realidad nunca se sintió demasiado cerca de su religión. Su vida era la educación y sus niños, a los que no quiso abandonar en las diversas ocasiones en que pudo salvar su vida y escapar. Un personaje de los que ya no quedan, con valores morales de hierro que no traicionaría jamás (estuvo a punto de morir varias veces por negarse a llevar el brazalete judío. Nunca lo llevó). Su método de educación se basaba en la sinceridad total ante cualquier pregunta, como demostración de respeto, y en su insistencia en tratar a los niños como adultos, que sufren y sienten igual que ellos. Desgraciadamente, tanta sinceridad y amor tenía consecuencias también negativas, como vemos en una de las primeras escenas cuando un grupo de antiguos alumnos vienen a visitarlo. Un tipo único, de los que ya no hay, por desgracia.

En el aspecto técnico, la cinta probablemente no será siempre perfecta, pero su fotografía merece un capítulo aparte. Tras la cámara tenemos a Robby Muller, frecuente colaborador de Wenders y Jarmusch, entre otros. Un genio del blanco y negro que se supera a si mismo haciéndonos creer que la cinta fue rodada en los años 40 o 50. Sus tonos oscuros, centrados en los personajes y no en los detalles, hacen que destaquen las siluetas y nos deja siempre la sensación de un cierto desenfoque, como sucedía con el metraje de aquellos años. Sabor a Bresson, a Rossellini, al Jean Vigo de “Cero en conducta”. Una gran trabajo de Muller.

Y llegamos al director, Andrzej Wajda, que en mi opinión entrega su última gran joya cinematográfica. Wajda, siempre combativo e involucrado en la historia política de su país y de Europa, fue duramente criticado en Francia por no mostrar en la cinta el colaboracionismo de los polacos con los nazis durante la ocupación y su participación silenciosa en el holocausto. En mi opinión la crítica no se merece. Los polacos no judíos aparecen poco en el film, es verdad, pero resulta lógico cuando la historia que nos cuenta se desarrolla casi completamente dentro de un gueto rodeado de nazis. Tampoco nos presenta a los polacos como héroes que intentaron salvarlos. No, eso no paso en ningún país de Europa, ni siquiera en Francia. Creo que Wajda no quiere hablar de los polacos no judios y por eso los obvia en su relato. Él quiere hablar de Korczak y de lo que representó para su país. Y no entiendo porque los franceses tuvieron que perjudicar un film que, tras las críticas, tuvo enormes problemas de distribución, de ahí que apenas lo conozcamos. Me pregunto si esos valientes críticos franceses se atrevieron 3 años después a criticar por el mismo motivo la superproducción de Spielberg, donde SI hay una cierta intención de hacer ver que hubo alemanes buenos.

Para compensar la ofensa de esos malvados críticos, le doy un 10 a esta cinta olvidada e injustamente vilipendiada, con una gran historia, un personaje inspirador y maravilloso, una fotografía magistral y un director que merece mucho más reconocimiento del que tiene.

Puro arte.
Giorgio
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9
30 de octubre de 2014
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta comedia representa no solo un período histórico importantísimo en la historia italiana del último siglo, sino que además nos muestra en clave de humor ácido el modo en que los italianos se enfrentaron a los cambios políticos y sociales de entreguerras. El mensaje principal de la cinta refiere a las condiciones sociales y políticas en las que triunfo el fascismo, que se desarrolló rapidísimamente gracias al desempleo y el hambre. Muy similar al modo en que sucedió después en Alemania, pero con una variante a mi entender: mientras en Alemania quizás no hubo alternativa y el país se encontraba al borde de la revolución, en Italia el movimiento se nutrió en gran parte por el carácter "menefreguista" (individualista) de los italianos. Si el fascismo me ayuda, entonces será bueno. La propia expresión "menefreguismo" no se puede traducir a ningún otro idioma en una sola palabra, por ejemplo: "me-importa-una-mierd-ismo" o "I-give-a-shit-ism". Ellos sin embargo la usan continuamente como verbo, adjetivo y adverbio, y hacen bien, porque refleja de veras un aspecto importante del carácter italiano. El propio Risi usa este menefreguismo como estructura de su historia y apoyo para la mayoría de sus gags.

Maravilloso guion en el que participa, entre otros, el gran Ettore Scola, que con el tiempo se convertiría en uno de los directores italianos más importantes e influyentes, aunque con piezas más dramáticas y duras.

Y verdaderamente excepcionales Tognazzi y Gassman, que demuestran una vez más que formaban una pareja estupenda de actores y amigos. Por algún motivo preferían trabajar juntos ellos o con Manfreddi pero no tanto con Sordi, quizás porque el humor de Sordi no admitía pareja. Gassman, en su estilo, es el truhan, charlatán, embustero y buscavidas capaz de casi todo para conseguir comida o dinero. Tognazzi, también fiel a su modo de hacer humor, representa al paleto, al ignorante y perdedor que sin embargo no se siente responsable de su infortunio. Los dos juntos, conforman en mi opinión el catálogo de defectos que aquejan al pueblo italiano.

La película es una de las mejores comedias que he visto en mucho tiempo (mejor aún en V.O.) y sea por el buen rato que me ha hecho pasar, riéndome a carcajadas, sea por las sensacionales interpretaciones del dúo protagonista, sea por el mensaje y el momento histórico que describe y cómo lo hace, sea por el maravilloso final... para mi obtiene inmediatamente el título de obra de arte cinematográfica. No llega al 10 porque la fotografía y la cámara eran muy mejorables.
Giorgio
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8
13 de diciembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran valor de la cinta es la fantástica actuación de dos de los mejores actores cómicos italianos de los 80. En una década en la que se decía que el Gran Cine Italiano había desaparecido (y no sin razón), estos dos grandes interpretes demostraban su talento y amistad en un film que, como mínimo, nos hace soñar.
Y soñamos porque en realidad existen pocas opciones de evasión tan potentes y atractivas como un viaje en el tiempo al pasado. En el futuro estariamos desfasados, pero en el pasado... amigo eso es otra cosa. Nosotros sabemos como funciona la luz eléctrica, los trenes, los negocios... o no... como demuestran nuestros simpáticos amigos, que aun tropezándose con Leonardo da Vinci, no consiguen explicarle ningún invento interesante.
Y en realidad esta es la gracia de la película. Que funciona como enorme válvula de evasión mientras que al mismo tiempo resulta tan frustrante como lo seria un verdadero viaje en el tiempo al pasado para muchos de nosotros. Pocos de nosotros podríamos verdaderamente mejorar la tecnología del momento. Pero aun así, todos disfrutariamos el viaje, sin duda.

Cuarto film de Troisi y segundo de Benigni, en el que el napolitano y el toscano demuestran sus enormes dotes humorísticas y su buen hacer en un momento en el que el cine italiano no encontraba su lugar en Europa. Atrás quedaron los grandes: Rosellini, De sica, Visconti, Fellini, etc... En los 80 el cine italiano no hace mas que reflejar la crisis ideológica y social de la sociedad italiana. Tras los graves enfrentamientos sociales de los 70, los llamados "años de plomo", en los 80 la sociedad italiana se relaja y entra en el sistema capitalista y productivo, comercial y materialista.

Son los años en los que Tinto Brass pone la nota picante, Verdone se vuelve demasiado comercial, Ettore Scola firma con gran ironía alguna obra maestra y Benigni y Troisi hacen reír a los jóvenes del momento.

Aunque la cinta no tiene pretensiones ideológicas o filosóficas, es inevitable reflexionar sobre algunos mensajes ocultos de sus creadores: la futilidad de la era moderna, la dificultad del hombre para comprender cuanto sucede a su alrededor (y para explicarlo), la imposibilidad de cambiar el futuro (querían detener a Colon) y la importancia de la amistad sobre todas las cosas. La amistad, un gran valor para una época obscura.

Gracias Roberto y Massimo por vuestro cine.
Giorgio
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9
9 de enero de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa joya olvidada y poco conocida del cine jugoslavo.
Gran ejemplo de genialidad cinematográfica, que vence la falta de medios y el férreo control de la censura disfrazando de comedia del régimen lo que en realidad es un brutal drama en contra de la dictadura comunista y paranoica de Tito. Resulta increíble que esta mordaz critica superara el olfato de los inquisidores de la época.
De cualquier modo, lo mejor de la cinta no son las dotes técnicas del director, ni la fotografía, ni los efectos especiales, que no hay. Lo mejor es la historia en si y las soberbias interpretaciones de practicamente todos los actores.La historia, repleta de simbolos, señales, claves y notas de humor. Y la interpretación, sobre todo del actor principal, que se sale mientras cae en su paranoia cada vez mas y mas.

Ha sido una grata sorpresa encontrar esta película y poder verla (mejor en versión original). Te hace reír, pero también te deja jodido con la veraz metáfora que representa.

Para quien la haya visto, sigo en spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Giorgio
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8
21 de octubre de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta contiene todos los elementos del buen cine negro: perdedores, timadores, combates, clubs, asesinatos, persecuciones, traiciones, una mujer fatal (minimo)... etc.
La historia es simple pero Dassin consigue tenernos pegados a la pantalla sin parpadear. Todo un ejemplo de cine de bajo presupuesto y enorme calidad.
A destacar dos momentos geniales: la escena de lucha libre (crei ser yo quien luchaba) y la persecucion por los muelles (perfeccion visual).
Cine negro, muy negro.
Giorgio
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