Ayer fui a verla al cine espoleado por la mayoría de críticas favorables que aquí recibe. Lamento decir que me uno al pequeño grupo que ha salido del cine desencantado. Es cierto que la película es como subirse al Shambhala durante dos horas seguidas, salvo contados momentos donde la acción se detiene y es ahí donde te das cuenta de que la película solo funciona cuando los cientos de vehículos, a cual más estrambótico, circulan a toda velocidad en una persecución imposible. Mad Max no tiene apenas guion, pero sobre todo no tiene alma. No empatizas con ninguno de los personajes porque son unidimensionales, exceptuando quizás el personaje de Nux interpretado por Nicholas Hoult, que es el único que sufre una evolución durante la odisea. Entiendo que alguien pueda disfrutar de esta loca persecución a través de paisajes desolados, pero yo necesito más y Mad Max no está dispuesto a darlo.
Que se le va a hacer, esperare a la próxima.

Siento la obligación de recomendar esta serie por todo lo que me está haciendo disfrutar. Vikingos es sin duda una de las mejores series que he visto en mi vida. Inteligente, respetuosa con la historia ( entendiendo las licencias necesarias para que funcione como entretenimiento), con una factura impecable y una trama que te engancha desde el primer minuto. Travis Fimmel esta inconmensurable en su papel de Ragnar Lodbrok que en ocasiones me recuerda al Brad Pitt de su primera época cuando se dedicaba a interpretar. Ha creado un personaje ambivalente, oscuro, distante y cercano a la vez pero que no puedes dejar de seguir en su periplo a pesar de la desolación y barbarie que deja a su paso. Pero los vikingos son así, su vida, sus costumbres, sus dioses y sus valores difieren totalmente de la incipiente Inglaterra y la Europa cristiana. Y aquí entra en juego un personaje clave, el joven monje raptado del monasterio de Lindisfarne en Northumbria ( la primera incursión vikinga documentada de la historia) interpretado por George Blagden. Athelstan , así se llama el personaje, nos hace ver a través de sus ojos el enorme contraste entre ambas culturas y junto a él iremos descubriendo la cultura vikinga y aceptándola.
No quiero desvelar nada más, os la recomiendo encarecidamente a todos los que valoráis que se os trate como a un espectador inteligente. Ojala sean capaces de mantener el tono de las tres primeras temporadas, lo disfrutaremos mucho.

Acabo de ver el último capítulo de la serie, lo esperaba con expectación pues he deglutido con paciencia de santo los siete anteriores, y me he quedado con un palmo de narices. Desconozco, aunque a juzgar como finaliza me imagino que si, si habrá una segunda temporada pero puedo aseguraros que todo lo que sucede en esta primera se hubiera podido realizar en cuatro capítulos sin que sufriera merma.
Un punto de partida intrigante: muertos que regresan al hogar después de estar uno o varios años fallecidos. La aceptación por parte de sus familias, en función del tiempo que llevan muertos, se convierte en la trama principal de la serie y los motivos de este suceso se dejan entrever en ligeras pinceladas, tan ligeras, que se podría decir que todo el misterio aun esta por desentrañar. Y aquí radica en mi opinión el problema de esta serie, si bien la relación de los resucitados con el resto del pueblo y sus familias da mucho juego, estiran tanto esta trama que te llega a agotar sin avanzar apenas en el desencadenante de este extraño suceso. Sin contar los interminables minutos en que los personajes solo se miran, y se miran, y se vuelven a mirar sin decir nada, y siguen mirándose y así hasta que te explotan los globos oculares y gritas: "Decid algo, ostias!!!"
Todo esto va en detrimento de la historia que se va diluyendo como un azucarillo en el café pues tienes la sensación de que la final ni ellos mismos saben a dónde van.
En fin, se agradece que prescindan de las vísceras habituales y su enfoque inteligente, también la excelente fotografía y los magníficos exteriores, pero o le falta ritmo o le sobran capítulos.

Ante todo lo reconozco, he visto esta película a fogonazos, aun a riesgo de lesionarme el pulgar presionando el botón de avanzar.
Este engendro no llega a serie B ni por los créditos. Su director ha de agradecer que en su ciudad natal abolieron hace siglos los lanzamientos desde la roca Tarpeya, porque sin duda se merece ese "privilegio".
Sus recursos técnicos se dividen en tres apartados: abuso total de primeros planos para disimular la ausencia de decorados, escenas de acción resueltas a medianoche deslumbrándote con los focos de motocicletas que harían las delicias de los niños en el Tío Vivo y por último un constante parpadeo de la luz que produce una irritación en la cornea de padre y señor mío. Abominable.
No la mires, ni tan siquiera la busques....¿qué? ¿que después de todo lo que acabo de decir te pica la curiosidad? En fin, ya veo que os va la marcha. Pues allá vosotros, yo os he avisado.

Esta es mi primera crítica, así que os pido que seáis indulgentes. Llevo años leyendo vuestras opiniones, soy un gran aficionado al cine, y la verdad es que siempre me han ido muy bien. Y sin mas preámbulos voy al grano: el Chiringuito de Pepe es de lo peor que he visto en televisión desde hace años.
Es triste ver esos pedazos de actores recitar las tonterías pseudograciosas que pergeñan un grupo de guionistas que no oso ni clasificar. Jesús Bonilla de garrulo entrañable, Santi Millan exhibiendo un trastorno bipolar que en ocasiones lo hacen antipático y en otras un autentico cabronazo, Blanca Portillo dignificando de vez en cuando el oficio de actriz con su sola presencia ( creo que es la única que los guionistas respetan ) y ¡¡¡ El Langui !!!, que con solo una mirada transmite más humanidad que Morgan Freeman , recitando las memeces más estúpidas y ñoñas que se han escrito desde Verano Azul.
El resto sin pena ni gloria ( el hijo de Santi repelente ) y el argumento subyacente a las pretendidas situaciones cómicas es más antiguo que el Deuteronomio.
Una pena. Excelentes exteriores, buenos actores y una trama que podía haber sido y no será.
Dicho esto, miramos los índices de audiencia y está claro que el que va en dirección contraria por la autopista soy yo.