En esta película trasluce la amistad intergeneracional e incondicional del hijo del diplomático, frío y ocupado tan sólo en su carrera y éxitos "laborales", y el jardinero español, encarnado por el siempre solvente y sólido Dick Bogarde. Es una cinta de difícil encaje; no es tanto drama familiar como histeria psíquica, que es la que lleva al absurdo al padre del chiquillo, encabezonado de apartar a su hijo de esa amistad pura y sincera del jardinero, celos por no entender ni querer implicarse en la educación del niño, quien vuelca sus afectos hacia quien se los devuelve.
Conmovedora y certera crítica al éxito por el éxito; a ese "éxito" que pasa por encima de todo y todos, incluído los que más queremos, que suelen ser los que más cerca tenemos...y más lejos ponemos de un mal entendido triunfo en la vida.

Es cierto que es una película de ritmo lento...es cierto que hay poco diálogo...es cierto que pasó sin más pena que gloria...pero es una GRAN película. Pocas como esta cinta de James Mangold han reflejado lo que es la soledad; la deriva a la que te lleva; lo incomprendido que llega a estar uno y como se le aparta si no es "normal"; que voy a decir si me identifico 100% con el protagonista!! Las actuaciones son más que correctas, y hasta Debbie Harry lo hace bien.
Si alguien quiere ritmo, no es la mejor opción, pero no hay que restarle méritos a algo hecho con toda la intención.

Había leído mucho y bueno acerca de esta película; la solidez del argumento, lo bien que se documentó el director, amén de su buen oficio (recordar la espléndida "Madre Juana de los ángeles) y más que nada, y para un simple aficionado al 7º arte, encontrar un "mirlo blanco" que es lo que es "Faraón"; una producción polaca (¡!) sobresaliente, que para mi gusto es la que mejor haya retratado el Egipto faraónico; si no recuerdo mal fue Oscar a la mejor película extranjera allá por el año 1967 ó 68; está magníficamente bien rodada, expone las dudas existenciales del protagonista, lo acerca al ámbito humano; al trivial... con sus ambiciones y sus debilidades.
Los actores no son muy conocidos, pero la interpretación es maravillosa; incluso he de confesar que ni yo mismo sabía nada de Jerzy Kawalerowicz hasta hace bien poco.
Muy recomendable. Hay que verla para creer que algo así haya podido hacerse fuera de la fastuosidad de Hollywood, que es precisamente lo que NO tiene este film y es lo que le hace GRANDE.
Un 10.

Película llena de sensibilidad y encanto.
Plena en la búsqueda y definición de la redención, a través de su personaje, alguien que simplemente, cegado por los celos (al final de la película trasluce el que igual el protagonista andaba algo trastornado mentalmente por fantasmas interiores cuando cometió el crimen que lo llevó a prisión, pero eso es algo que yo percibí [no tiene porqué ser así] ) ingresa en prisión y al que, al salir de ella, la vida y porque no, las circunstancias, le dan una segunda oportunidad.
Esta cinta me ha enganchado; sus ambientes, tanto exteriores como interiores (ya que también bucea en interioridades) y el fuerte sentido moral de la misma, es sencillamente magistral, llevado muy bien por la mano de uno de los mejores cineastas que el cine asiático haya dado últimamente (y los hay muy buenos).
Y toda una metáfora la historia "paralela" que hay en este drama: la de la anguila.
La anguila es el protagonista: al final, termina libre, libre igual que el protagonista humano.
Libre de prejuicios, pues ya no vemos tan sólo los que la sociedad tiene hacia un ex-convicto, sino los del propio ex-convicto; y libre para amar.
Para mí, junto con 2046, despedidas, deseando amar y la trilogía de Yoji Yamada (especialmente "el ocaso del samurái"), de lo mejor que he visto últimamente en cine oriental

Jarmush nos regala otra rara joya de las que suele gastar (Dead man, noche en la tierra), con una aproximación sui generis al mundo del hampa, donde tenemos un afroamericano metido a samurái, que tiene un colega heladero que sólo habla francés y que se comunica...mediante palomas mensajeras!!
Forest se sale; simplemente está genial, y el papel le viene tan al dedo como el de Idi Amin en "El último Rey de Escocia"; es una pena que un buenazo como él haya recibido el Oscar por hacer de villano...¡pero es que lo hace genial! (demostrando la variedad de registros que es capaz de interpretar: recordemos al Charlie Parker de "Bird", ó a ese soldado británico de "Juego de lágrimas"). Interesantísima y recomendable cinta.