James Mangold, quién también dirigió ‘Lobezno Inmortal’, ha vuelto a coger las riendas de, sin lugar a dudas, la mejor película de las tres entregas en solitario sobre el mutante. Dejando de lado todo lo que creó en la anterior, Mangold apuesta por un largometraje más duro, más dramático, más sincero y, sobretodo, más emotivo. El director consigue transmitir una realidad chocante: la importancia de la mortalidad en una épica persecución por arreglar los errores cometidos. Además, la acción y las malas palabras no cesan para este viejo Logan que, mostrando también su aspecto más cascarrabias, aún demuestra su capacidad para matar sin reparo alguno.

Hugh Jackman se pone por última vez en la piel de Logan, aunque en este caso su personaje se vuelve más reacio al mundo externo y el alcohol lo acompaña a donde quiera quie vaya. Sin querer abandonar a su mentor, y figura paterna, Logan se ve envuelto en una aventura en la que no quería participar, todo por culpa de Charles y sus delirios con la aparición de Laura, la mutante que hacía tiempo que estaba esperando. Por otro lado, ella es una salvaje niña que ha tenido una infancia tan dura que queda patente en la violencia de su comportamiento y de sus actos, sin embargo, tal carácter se verá suavizado gracias al profesor, quién le profesa un cariño incalculable.

La importancia que tiene la vida de la niña se muestra desde los primeros minutos del film. Tras su captura se encuentran los Reavers, dirigidos por Donald Pierce (Boyd Holbrook), quienes trabajan bajo las sombras del inmoral investigador Zander Rice (Richard E. Grant). En cuanto a Dafne Keen, en su violenta interpretación del experimento X-23, saca a la fuerza la paternidad que el mutante jamás ha podido conseguir. Ambos se ayudarán a encontrar un vacío que no lograban conseguir, aunque a primera vista no quieran estar en compañía. Sin una presencia considerable, la secundaria coge fuerza en la pantalla con solo mencionarla.

Uno de los factores que más encanta a los espectadores es ver la mortalidad de personajes o héroes que, a simple vista, carecen de ella.

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‘Rings’ transcurre trece años después de la cinta original, un lapso de tiempo en el que la evolución tecnológica ha visto desaparecer el VHS. No obstante, en este vasto mundo hay gente que sigue coleccionando antigüedades tales como los reproductores de estas cintas, y entre ellos se encuentra Gabriel (Johnny Galecki), un profesor con una gran fascinación por la conexión entre este mundo y el más allá. El visionado de la película encallada en su nuevo sistema doméstico de reproducción le llevará a realizar un estudio donde no sólo pondrá en peligro su vida, sino también la de sus estudiantes.

La película presenta una falta de imaginación preocupante cuando, ya desde el principio, va desarrollando una trama previsible y repetitiva para cualquier asiduo al cine de terror; en particular, a la saga de ‘Ring’. El ejemplo de ésta realidad lo encontramos en los personajes principales, a quienes no llegamos a conocer en profundidad en ningún segundo de la película y, a la vez, podemos definir desde el primer momento el papel que desempeñará y la personalidad ligada a este rol.

El cineasta F. Javier Gutiérrez (‘Tres días’) dirige esta secuela basada en la novela de Koji Suzuki. ‘Ring’ asentó las bases de un relato llevado al cine y la televisión en incontables ocasiones, un hecho que ha afectado al director de esta nueva entrega a la hora de innovar con la trama. A lo largo de las películas hemos visto como evadir la maldición, la historia detrás de ésta e, incluso, hemos conocido a la madre de la joven Samara; por lo que la dirección tomada en la secuela ha sido la de narrar como poner fin a la cadena.

En los tráilers presentados durante los últimos meses se mostraba que el factor novedoso de la maldición recaía en el uso de la tecnología, convirtiendo a la niña del pozo en un peligro viral aún mayor. En posesión de tal poder, la película ha optado por utilizar las herramientas actuales de manera puntual para las investigaciones. Lejos de lo que se podía esperar, la cinta nos acaba mostrando una Samara que sólo aparece para darnos un susto cada pocos segundos, y despertarnos del aburrimiento que produce la cinta.

Para leer más: http://proyectofreak.com/pw/critica-rings-la-historia-de-un-vhs-que-debio-quedarse-acumulando-polvo/

No obstante, parece que la noche les depara mucho más que una simple fiesta, pues una extraña infección que causa furia extrema sumerge al grupo en una espiral de terror y locura, convirtiendo su estancia en un auténtico infierno. A partir de ese momento se inicia una carrera a contrarreloj en la que deberán encontrar la fuente del contagio para salir de allí con vida. Danielle Schleif, guionista de ‘Los Condenados’, y el propio Marini firman el libreto de este relato en el que, los protagonistas, no tendrán ni un respiro ante el horror que les acecha.

Aunque por la sinopsis y el tráiler ‘Summer Camp’ puede parecer una película de zombies, el debut de Marini como director se aleja de ese subgénero, desarrollando una trama que se centra más en un terror en el que predomina la adrenalina y la pura supervivencia. Lo que comienza como un slasher al uso, se acaba convirtiendo en una cinta que juega con el propio espectador, pues nunca sabes cuál va a ser el siguiente paso.

Los protagonistas tienen una gran importancia a lo largo del film, al igual que el destartalado caserón y sus alrededores. Alejados de toda civilización, los pocos elementos que conforman la película crean el ambiente perfecto para llevar a los personajes al borde de la desesperación. En este caótico juego del gato y el ratón, cualquiera puede ser el perseguidor y el perseguido. Sin mucho tiempo para conocerse, los desconocidos tendrán que aprender a confiar en el otro, si quieren acabar con esta situación.

Para leer más: http://proyectofreak.com/pw/critica-summer-camp-infected-camp/

Dirigida por Detlev Buck (‘Bibi & Tina: Voll verhext!’) y escrita por él mismo y Daniel Kehlman, basada en la novela del mismo nombre escrita por Kehlman en 2005. Uno de los puntos a favor de que esta película no haya sido horneada en Hollywood sinó en Alemania es la liberación de los tabúes que confeccionan todo el universo cinematográfico de E.E.U.U. Buck basa su historia en la invención de Kehlman para tratar una novedosa historia sobre la historia de dos de los científicos más importantes de su época, y de ahora, incluyendo también sus vidas personales. La banda sonora viene de la mano de Enis Rotthoff (‘Transfer’).

Tanto Albert Schuch (Alexander von Humboldt) como Florian David Fitz (Carl Friedrich Gauss) hacen una buena interpretación de sus respectivos personajes, los cuales tienen unas personalidades contrapuestas que chocan de manera indirecta a lo largo de todo el film. Además, la historia tiene un lapso temporal de una vida por lo que podemos ver como sus pensamientos cambian a medida que adquieren edad y experiencia.

Otra de las actuaciones destacables es Michael Martens como el duque de Braunschweig, un personaje característico por su ostentoso traje y su caracterización contrapuesta a la de los científicos ya que no sabe apreciar lo que ellos quieren descubrir. Para más inri, nos encontramos con Aimé Bonpland (Jérémy Kapone), un botánico y médico francés, compañero de viaje de Humboldt que espera el reconocimiento de su amigo durante todo el viaje. De nuevo, éste personaje enfrenta su personalidad junto con la de su compañero, él le da la humanidad que a veces se le olvida al alemán.

Para leer más: http://proyectofreak.com/pw/critica-midiendo-el-mundo-siempre-hay-lugar-para-el-conocimiento/

Dirigida por Bryon Howard (‘Enredados’) y Rich Moore (‘Rompe Ralph’) y escrita por Jared Bush (‘All of Us’), la trama de esta historia se centra en una fábula sobre la situación y los prejuicios que puede haber en cualquier ciudad del mundo. Una lucha de una sola persona, o coneja en este caso, contra un conjunto de convencionalismos que acarrea un lugar desde hace mucho tiempo.

Judy Hopps es una conejita que personifica el optimismo y el entusiasmo para conseguir sus sueños, no obstante, se encontrará con un compañero, Nick Wilde, un incomprendido, realista y conformista zorro que pondrá a Judy con los pies en la Tierra. Una pareja que contrarestran sus personalidades formando un dúo muy entretenido y con mucha moraleja de por medio.

Es un tanto extraño que la compañía haya permitido hacer una película donde se vislumbren los tabúes que conforman la sociedad, al menos algunos de ellos. No obstante, les ha salido bien la jugada y la historia está muy bien llevada a cabo con las personificaciones de cada animal en un papel concreto en la historia.

La cinta se caracteriza, como ya he dicho, por la fábula de muchas situaciones tabú. Además, hay unos cuantos guiños hacia la gente más adulta que vaya a ver la película, para los padres más reacios a ver películas de animación. La iluminación, como era de esperar de Disney, es muy clara y potente, no obstante en esta película ha habido alguna que otra escena caracterizada por luces sombrías que acompañan la trama del film.

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