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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de carlygom
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de septiembre de 2016
45 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su lanzamiento pareciera arrancar (al menos en Argentina) con un nuevo enfoque en la presentación de un producto cinematográfico, en donde se propone una ficción en la que se mezcla de manera endemoniada al actor principal con el propio personaje, supuesto escritor del mismísimo libro en el que se detallan las características de propio guión que constituye la historia.
Crear un personaje ficticio para intentar confundir al público con su posible existencia no es un hecho nuevo: todo el arte es creación de elementos desde la mente del artista. Así como la corporización de Dios o Adán en los murales de la Capilla Sixtina es mera imaginación de Miguel Angel, pero igual conmueve; los autores siempre han intentado dar vida a grandes inexistentes, se llamen Madame Bovary o Dorian Gray.
Hubo autores que dejaron atrás sus propias identidades para dar vida a escritores que nunca existieron. Como fue el caso del Bustos Domecq de Borges y Bioy Casares, o la inexistencia real de los escritores portugueses Bernardo Soares, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, y Ricardo Reis, elogiados y a la vez criticados entre sí por el verdadero inventor de ellos: Fernando Pessoa.
Aquí se crea un personaje absolutamente ficticio, involucrado en cuestiones también de ficción, como que haya él sí recibido el Premio Nobel que reiteradamente le fue negado a su compatriota Borges.
¿Puede la ficción distorsionar hasta tal punto la realidad? Cuando se lo hace ¿es más un juego que arte? Me vienen a la memoria las travesuras con la historia del Zelig de Woody Allen o los Gloriosos Bastardos deTarantino.
Andrés Duprat, el actual director del Museo de Bellas Artes en Buenos Aires, arquitecto y experimentado curador de arte, es también el guionista de cine que acompaña a su hermano con su socio Cohn en la interesante carrera audiovisual. Pergeñaron años atrás los distintos ciclos de la serie televisiva “Televisión abierta”, un engendro entre kitsch y bizarro que ha hecho las delicias de toda una generación, y crearon la dinámica chisporroteante del canal Ciudad Abierta.
Así como los “happenings” y las “instalaciones” recrearon unas décadas atrás la concepción de las artes plásticas algo más inactivas, estos tres artistas se han propuesto ahora que el cine trascienda el mero hecho de ser una proyección a secas. Y pasar así a ser una conjunción de actos creativos, conjugados en una unidad de percepción múltiple y activa.
Leer el libro o ver la película, ¿son opciones? ¿La entrega de los Premios Nóbel es una realidad más concreta de la que se filma o la idea que se plasma en su relato desde supuestos testigos? ¿La obra creada con personajes actuados es más o menos posible que los acontecimientos que se cuentan en cualquier historia? ¿El hecho creativo deja de ser ficción cuando se lo corporiza?
Como cualquier otro mito, una historia instalada como tal suele ser más fuerte que la historia original que le dio sentido. Y muchas veces es más verdadera desde el relato, que lo que sucede en el día a día. Al menos, suele ser más permanente. ¿No es un argumento de validez?
El texto de Duprat (o del trío, nadie termina de asegurarlo) abunda en guiños sobre la propia naturaleza de la creación, válidos para descifrar –o tal vez comenzar a hacerlo- sobre la intención de esta propia obra.
El principal problema del film, es común a casi toda obra cinematográfica: está obligada a ceñirse a un tiempo limitado, que permita al espectador no sentirse abrumado de estar inmóvil mucho tiempo frente a una pantalla. Un tabú comercial que concluyó con la actual fortaleza que hoy tiene el streaming ya que cientos de personas pasan horas y horas para ver temporadas de 12 o 13 horas de sus series favoritas.
Y dado que gracias a internet, hoy se puede conocer todo el espectro de la crítica cinematográfica de un saque, invito a los lectores a hacerlo.
Antes que nada, quiero que conozcan mi posición frente a la crítica periodística, teniendo en cuenta la curiosidad de que yo mismo la he practicado en algún momento de mi labor. La crítica es –apenas- una opinión arbitraria y bien solitaria de alguien que, con algún bagaje técnico y cierta experiencia trata de orientar sobre lo que presenció.
Pero la obra de arte siempre está ahí, en general para ser apreciada, degustada o vivida. La tarea del crítico es sólo brindar una expresión personal a través de sus prejuicios, paradigmas y muchas veces la peor parte de su yo: fobias, obsesiones y visión distorsionada. También apenas.
Yo pienso que pocos críticos entendieron lo que es y lo que pasa con esta nueva experiencia.
“El ciudadano ilustre” es una creación fantasiosa de Daniel Mantovani, que poco tiene que ver con que sea o no ilustración de un caso vivido por él. Hace cuarenta años que dejó su tierra, y sólo le queda imaginarse todo. Intenta explicarlo en una conferencia de prensa, repleta de críticos que le hacen preguntas que lo exceden.
Estamos frente a una verdadera “instalación”, revestida con cierto aire oculto de ser un film o un relato escrito. Y si nos basamos en la obra completa del trío, no hay que leerla como una secuencia de escenas costumbristas, sino como una verdadera madeja que apela más al surrealismo que al naturalismo.
Pero la mayoría de los críticos argentinos siguen creyendo – los verdaderos y los de la ficción- que la historia es una obra costumbrista más. Habría que recordarles que la ficción es ficción, y un film es un film (http://www.todaslascriticas.com.ar/pelicula/el-ciudadano-ilustre).
Y hablando de limitaciones, este comentario era más largo, pero debió ceñirse a ¡6000 caracteres!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
carlygom
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7
7 de septiembre de 2014
38 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste es un film invalidado desde el vamos, y eso es muy lamentable. Es que, de arranque, los críticos top de los medios la desvalorizaron. Me pregunto si no es que esa gente no va a verlas, o se deja guiar por sus prejuicios.

Y no es que yo quiera darle un valor mayor al que tiene, pero juro que me reído bastante. Que he disfrutado por los laberintos oprobiosos en los que los guionistas lograron meter a la protagonista, en un film con un endiablado ritmo que uno nunca imagina cómo va a terminar.

¿Se acuerdan del conflicto central de "After hour" de Scorsese? El secreto de la angustia que creaba en el espectador aquel film era que, sencillamente, se regodeaba con los miedos más infantiles del propio espectador: el quedarse solo y desprotegido en un lugar peligroso hora tras hora. Y ahora no me digan que aquello "era mejor" por ser de Scorsese.

El conflicto es el mismo: una historia superficial sumerge al protagonista en un mundo que no conoce del todo, sin aquello que se supone debiera tener para sobrevivir (y, básicamente, sin dinero, algo terrible para un medio bastante capitalista.)

El resto queda para la empatía del pobre y desolado espectador. ¡Que alguien rescate a esa pobre chica abandonada en la noche y madrugada de la gran ciudad!

De por sí, las comedias suelen ser algo menospreciadas por los críticos, salvo que vengan de la mano de algún gran "consagrado" por sus propios comentarios. Y no es éste el caso.
carlygom
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8
19 de junio de 2016
29 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre el final del primer episodio de la serie, cuando la protagonista ya tiene bastante en claro cuál es su mayor problema, al espectador no le va a quedar dudas de cuál es el leit motiv del guión. Es allí donde se desliza la frase bíblica “No hay furia en el infierno como la de la mujer engañada”.

Y el guión gira sobre dos obsesiones que, al contraponerse, le dan a los creadores oxígeno para exponer el drama de la pareja durante cinco capítulos, y reflexiones como para dejar picando otra/s temporada/s. Una obsesión es la del hombre que ama a dos mujeres y no lo puede reconocer ni dejar de hacer, en parte por la esencia de esa obsesión misma, y en parte para no deteriorar sus negocios. La otra es la de la mujer engañada, que como reza la frase bíblica, debe conducir su vida y su furia, sin alteraciones.

Un desafío bastante alto para cualquier actriz, Doctor Foster propone a Suranne Jones una cabalgata que la lleva a tener que ser centro ineludible de la historia durante esas cinco horas de crescendo dramático tal vez para empatizar con más de una espectadora.

El planteo del donjuanismo o las sexoadicciones, la infidelidad o la disociación que produce el amor dividido no es nuevo en el terreno de la novelística o los medios de comunicación, abundan en Las Mil y Una Noches, la mismísima Biblia o más de un clásico, desde Mozart y Shakespeare hasta este Doctor Foster. El fondear el alma femenina para identificar con propiedad esa furia mayor que planteamos más arriba, ha nadado cómodo en todo folletín, ópera o poesía que se precie. Pueden cambiar los desenlaces, las derivaciones o las explicaciones, pero es obvio que a lo largo del tiempo sigue siendo un interesante principio para el desarrollo de historias que logran interesar al espectador ávido. Y la prueba mayor comenzará el próximo setiembre de 2016, cuando Suranne vuelva a encarnarse en esta Gemma Foster, que ya en una nueva etapa de su vida volverá a vivir seguramente una nueva gama de escaramuzas que le depare su vida.

Interesante video para transcurrir cualquier fin de semana, ha logrado ya instalarse en nuestro Netflix de Latinoamérica, y es un buen producto de esta nueva gama de cine que llega aquí de la mano del streaming.
carlygom
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9
8 de noviembre de 2022
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Argentina hace ochenta años una ley permitió ser propietario de una fracción de localización habitacional en un terreno común. Esto permitió un crecimiento de los edificios de altura que, como en tantas otras grandes ciudades del mundo, le cambiaron drásticamente el perfil de gran aldea que supo ser Buenos Aires un par de siglos antes.
Los viejos “porteros” de las famosas “casas de renta” devinieron así en trabajadores con nuevos roles: los “encargados”. La suma de propietarios constituyeron los “Consejos de administración” para manejar los intereses comunes con criterio democrático. Consejo y Encargado pasaron a constituir desde entonces dos entidades en permanente tensión, con funciones casi siempre en discusión, un tema interesante según los grupos humanos y las crisis externas tan habituales en el medio económico argento.
Cohn y Duprat, una dupla creativa particular (deambulando a veces por la televisión, el cine, la literatura y ahora por el streaming), con el auspicio multideseado de Disney se detuvo en esta riquísima contradicción: la de los edificios de convivencia multitudinaria.
¡Y qué mejor que poder pergeñar así una de las más negras comedias del mundo del “entertainment” nativo!
Francella, un maduro actor de origen académico, ya demostró hasta el hartazgo sus dotes de versatilidad en todas las direcciones que se le propusieran, y esta elección del dúo directriz no se equivocó: puede hacer todo lo que le propongan.
El casting general refuerza constantemente el acierto de las elecciones. Cualquiera que viva en un apartamento porteño puede reconocerse y reconocer los estereotipos reflejados, desde el leguleyo garca hasta los niños, adolescentes y ancianos.
En la Argentina de las generaciones pasadas, los diversos niveles de censura ejercida desde el poder pintaron las realidades artísticas de una manera que pegó fuerte en el gusto de la clase media. Es común leer a través de las redes expresiones de oposición al lenguaje actual de los medios, o la excesiva libertad de opinión o manifestaciones públicas. Cuando debimos padecer dictaduras militares, se prohibía la manifestación en cine o tv de cuestiones delictivas o “inmorales” para que no resultaran así una muestra indebida de conductas nacionales.
Esta manera de considerar la ficción como inexorable espejo de la realidad, no rige ya en los parámetros argentinos, pero han quedado resabios en ciertos espectadores que creen ver en un guión como éste la exhibición de un “modelo real”, algo primitivo e ingenuo que lleva a críticas desde sindicales hasta de posiciones en críticos profesionales.
Si bien es “ficción”, hay una fuerte lectura de la realidad consorcista de este tipo de forma de vida. Detallo:
1) En Buenos Aires hay una “corrida” inmobiliaria que afecta sobre todo a los propietarios de apartamentos más antiguos y suntuosos, que se van desvalorizando a medida que carecen de los agregados infraestructurales de las construcciones más modernas que sí poseen múltiples cocheras, salones para eventos, piscinas, parques, salones con juegos, parrillas, gimnasios. La probable construcción de una piscina en la terraza tiende a conformar a los habitantes de un lujoso edificio brutalista de la década de los 60, para no “ver disminuido el valor de su propiedad”.
2) Las “expensas” mensuales que tratan de cubrir los gastos comunes de los condominios suelen ser afectadas mes a mes por las distintas crisis inflacionarias algo habituales en un medio económico tan especial como lo es el argentino. Los administradores tratan permanentemente de controlar costos que, sin embargo se ven afectados por el deterioro natural que sufren los componentes de un edificio. Y no es ficción que una de las salidas para el famoso “bajar costos” sea la supresión de los gastos que trae aparejado la función del encargado, y su remplazo por un servicio externo de limpieza y mantenimiento.
3) Las “reuniones de consorcio” son un modelo de típica regulación democrática con componentes que suelen desconfiar de todo, inclusive hasta de la democracia. Por lo tanto se generan discusiones eternas y de dimensiones a veces colosales. Los directores no han todavía utilizado este costado tan rico del acervo urbano, tal vez reservado para sacarle el jugo en futuras temporadas.
4) En general, está muy bien reflejado el “corte de clases” impuesto en estos edificios de gente pudiente, que diferencian las zonas de circulación con la excusa de ser “zonas de servicio” (en la serie los palieres con entradas auxiliares revestidas de azulejos azules), y que bien remarca uno de los propietarios al señalar que las mucamas deben necesariamente circular por los elevadores asignados para tal fin. Nada de esto es ficción, suelen ser cuestiones respaldadas hasta por un reglamento interno.
5) El panorama de vivir unos al lado de otros sin conocerse es una curiosidad urbana suficientemente rica como para explotarla al elegir un tema de ficción. Los cruces que se generan son casi inverosímiles. Las funciones de los encargados, que forman o no parte de estos grupos familiares son una fuente inagotable de sucesos cuyas anécdotas de ser recogidas abarcarían muchos tomos en cualquier biblioteca o (en términos más actuales) varias temporadas para cualquier serie.
En síntesis, Cohn y Duprat siguen perfeccionando su cruel lectura de la realidad de una sociedad individualista y cruel, con ribetes absolutamente contradictorios en el ejercicio de valores que se creen sagrados como los del amor, la amistad o la familia y la derivación real de situaciones cuasi delictivas que las ponen en tela de juicio permanente.
“El encargado” muestra los niveles de perfección a los que han logrado arribar luego de sus divertidísimos precedentes en el ejercicio de las artes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
carlygom
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8
2 de mayo de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film que muestra una historia clásica de amantes subrepticios, de esos que cuentan con pareja formal e hijos, pero que buscan tener algún tipo de diversión adicional. Pero éste está relatado de manera nada clásica, ya que fue configurado como un rompecabezas a la cual el espectador sólo accede a cada pieza tal cual la manipule el director y le permita ir entendiendo muy lentamente qué es lo que pasa, a partir de lo que ya pasó. Con lo cual lo clásico desaparece y uno asiste a una clase de cine prefigurado como un juego al cual estar atento para entender el contexto global de lo que se cuenta.

Desarmar un texto para darle semejante voltereta al filmarla, no es nada fácil, sobre todo que hay que seguir la coherencia para pretender que el espectador comprenda lo que se le está contando. Y Amalric vaya que lo logra, porque crea un suspenso a partir de elementos que no parecerían percibirse en el relato original.

La tensión que logra el director a partir de todos estos elementos, es uno de los mayores logros de este pequeño film, que tiene algo no siempre perdonable para los amantes del cine policial: el final. Del cual no abundaremos en detalles, para no spoilear el presente comentario.

En conclusión: cine bastante inteligente, una propuesta diferente de los espectáculos que te dan todo cocinado, y del que no recordarás nada de nada ya para la próxima semana.
carlygom
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