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España España · madrid
Críticas de Padrinoh
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
6
22 de abril de 2007
71 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
8 Millas retrata una semana en la vida de un joven blanco de los suburbios de Detroit cuya mayor afición es el rap. La cinta, que está ambientada en 1995, tiene un claro contenido biográfico (Eminem ayudó en la elaboración del guión) y muestra la cruda realidad de las barriadas de una gran ciudad americana en clave de drama urbano. Nos guste o no, este es el film de claro contenido hip hop más importante y exitoso de todos los tiempos. La película podrá tener sus fallos, pero es evidente que el rap tiene una importancia enorme en ella y es el proyecto comercial que mejor ha mostrado la escena “underground” estadounidense hasta la fecha.

En el plano artístico, se puede echar en falta un guión algo más elaborado, que no sirva sólo para lucimiento de su flamante protagonista, o una mejor interpretación de los actores (la capacidad dramática de Eminem no va acorde con sus dotes líricas), pero el director Curtis Hanson (L.A Confidential) consigue construir un ambiente realista y muy propicio para la historia que relata; además, para cualquier amante del rap resulta cuando menos interesante observar las entretenidas batallas entre los mc’s que trufan gran parte del metraje y suponen el clímax del film (en el dvd, podemos ver las “rap battles” en versión extendida, con pequeñas joyas tanto por parte de Eminem como de sus oponentes).

Aparte de todo esto, hay que resaltar una excelente banda sonora en la que aparecen canciones de Mobb Deep, Notorius B.I.G., Wu Tang Clan o Outkast, además de los temas que se idearon expresamente para el film, con canciones de D-12, Jay-Z, X-Zibit (que, por cierto, aparece en 8 Millas en una corta pero divertida escena) o el propio Eminem, que ganó el Oscar a mejor canción por “Lose Yourself”.

8 Millas es, pues, una película de claro contenido hip hop, fácil de ver, y que ayudó, junto a su rubio protagonista, a hacer del rap algo popular en países como España. Si con todo lo que te he dicho no te animas a verla (si es que eres de los pocos que no lo ha hecho), cabe resaltar también la agradable presencia de Brittany Murphy (Recién casados, Ni una palabra) y, para los más nostálgicos, de la madurita Kim Basinger.

Definitivamente, una peli de referencia, le pese a quien le pese.
Padrinoh
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7
21 de abril de 2007
40 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spike Lee dio la campanada con esta comedia dramática ambientada en un barrio multirracial de Brooklyn. El grueso de la acción se desarrolla en una calle en la que destacan tres negocios: una radio local llevada por un locutor charlatán que pincha buena música negra (Samuel L. Jackson), una tienda de ultramarinos regentada por un matrimonio coreano y la pizzería de Sal (Danny Aiello, que borda el papel), el único negocio de blancos de la zona en la que también trabajan sus dos hijos (uno de ellos fantásticamente interpretado por John Turturro) y Mookie (Spike Lee), que es el protagonista e hilo conductor de la película.

La primera parte del film, en la cual la comedia predomina claramente, está dedicada al estudio y retrato de los personajes, la mayoría de ellos entrañables y bien trabajados, entre los cuales se dan unos diálogos ingeniosos y realistas. También se ofrece una simpática imagen de la cotidianeidad de un barrio afroamericano de Nueva York en un día de verano aparentemente normal. Sin embargo, hacia la mitad de la película, y a medida que va avanzando la historia, el drama va tomando protagonismo.

La película, una de las primeras de Lee, tuvo un gran éxito y sentó las bases del cine que posteriormente realizaría su autor: crítica social, diálogos inteligentes, personajes arquetípicos bien construidos… También supuso un revulsivo dentro de la sociedad norteamericana dado su mensaje directo y radical sobre las tensiones raciales en su país, tema recurrente en la obra del director, íntimamente ligado a distintos movimientos afroamericanos y a las manifestaciones culturales de esta comunidad como, por ejemplo, el hip hop, que tiene una clara representación en esta obra.

Public Enemy son los auténticos protagonistas de la banda sonora del filme, impregnada constantemente por sus temas más clásicos, además de ser nombrados multitud de veces por varios personajes. Aparte del rap, ocasionalmente se puede escuchar un saxo que empapa de jazz algunas de las escenas más bohemias; y es que hay mucha cultura urbana en Haz lo que debas, desde los títulos de crédito del principio, en los que aparece una chica bailando a ritmo de hip hop, hasta ese final combativo que cierra la película con citas de Martin Luther King y Malcom X, pasando por ese fuerte sentimiento de barrio que inunda toda la cinta y que Spike Lee consigue reflejar de manera magistral. En definitiva, una obra de referencia de un cineasta imprescindible.
Padrinoh
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4
20 de abril de 2007
27 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actor Dennis Hopper decidió ponerse detrás de las cámaras para dirigir este mediocre drama sobre dos policías, uno veterano y sabio (Robert Duvall) y el otro joven e impulsivo (el entonces marido de Madonna, Sean Penn), que deben patrullar los peligrosos guetos de Los Ángeles para controlar las luchas entre bandas que allí se fraguan. El guión de la película está realizado por Richard Di Lello que, para realizarlo, acompañó a una patrulla del Departamento de Policía de Los Ángeles durante varios meses, lo que confiere una creíble aura de realismo al film; a ello también ayudan las impecables interpretaciones de sus dos protagonistas, los siempre efectivos Duvall y Penn, y de un interminable elenco de actores no profesionales que hacen de mafiosos, gangsters y pandilleros (muchos de ellos interpretándose a sí mismos, seguramente).

A pesar de todo, la película falla en muchos aspectos, como su carente sentido del ritmo, el alargamiento innecesario de muchas escenas, los ortopédicos diálogos entre los distintos personajes (atención al chiste que el agente veterano le cuenta al joven, que encierra, patéticamente, la moraleja del filme) o historias paralelas mal llevadas (como es el caso de la relación de amor entre los personajes de Penn y Alonso); además, la película es excesivamente larga.

En lo referente a su relación con el rap, la película, al tratar el tema de las bandas callejeras, tiene mucho que ver con este movimiento. Ya desde los primeros títulos de crédito podemos ver cantidad de graffitis en las paredes de los barrios, escenas aisladas en las que aparece algún breaker, multitud de pandilleros ataviados con las prendas típicas de los primeros gangstas de la Costa Oeste (en aquellos tiempos de los míticos N.W.A) y una buena sucesión de temas añejos de Big Daddie Kane o Ice-T (que realizó el tema principal de la película) entre muchos otros, todo ello impregnado de un exquisito sabor old school que gustará a los más nostálgicos.

En el apartado de las anécdotas, se pueden resaltar las primeras y cortísimas actuaciones de Don Cheadle (Ocean’s Eleven, Hotel Rwanda) o Damon Wayans (El último boy scout, Scary Movie) y un cameo casi imperceptible de B-Real de Cypress Hill, que os reto a que encontréis. Ojo, también, al retrato que se trata de hacer de las conocidas bandas Crips y Bloods enfrentadas a muerte desde sus inicios y tristemente conocidas por su extrema violencia y su profunda relación con el hip hop (como bien sabía 2Pac y como bien sabe The Game, por poner dos ejemplos). Además de la excelente banda sonora original con la que cuenta el film, otro interesante reclamo es la colaboración de la por entonces todavía sex-symbol latino María Conchita Alonso, que aparece aquí enormemente favorecida.
Padrinoh
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4
20 de abril de 2007
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta difícil retratar la vida de un mito contemporáneo como lo es el gran cantaor José Monge Cruz, el Camarón de la Isla. El director Jaime Chávarri (Besos para todos, Las cosas del querer) lo ha intentado y el resultado peca de esquemático, naïf y previsible. La plasmación de la peripecia vital del artista gaditano se reduce a una serie de anécdotas seleccionadas con desigual fortuna y que no revelan nada nuevo acerca del personaje. En el plano técnico, la película cumple las expectativas pero no brilla en ningún aspecto excepto en la banda sonora, compuesta por una buena selección de temas de Camarón junto a Paco de Lucía y Tomatito, que hará las delicias de los amantes del flamenco y el cante jondo.

El único acierto claro y contundente de este biopic lo encontramos en la elección del joven actor Óscar Jaenada (Noviembre, XXL) como protagonista. Jaenada parece estar hecho para el papel de Camarón ya que, además de su evidente parecido físico, consigue hacer un retrato realista del personaje en las distintas etapas de su vida huyendo de ese aire caricaturesco del que, involuntariamente, está impregnada toda la cinta. La sobriedad y contención del intérprete catalán sorprenden y ayudan a dotar de cierto realismo a la historia; consiguen que el espectador se imagine al cantante de Cádiz exactamente como nos lo muestra el protagonista. Desafortunadamente, el resto del elenco no está a la altura y personajes secundarios como Paco de Lucía o la primera novia de Camarón están interpretados de manera burda y mediocre. Mención aparte merece Verónica Sánchez, la actriz de moda a la que pronto veremos en Los dos lados de la cama y que realiza aquí el papel de La Chispa, la esposa del cantaor; su interpretación es correcta, sin más, y cabe suponer que su elección tiene algo que ver con el hecho de que sus fans se cuenten por miles desde que empezó a trabajar en la popular serie televisiva Los Serrano.

Chávarri ha plasmado en este film lo que casi todo el mundo esperaba: ha realizado un retrato de Camarón correcto y honesto pero a base de pinceladas de brocha gorda, sin profundizar en el personaje, dejando al espectador un esquema trabajado pero superficial y vacío. Después de ver la película, uno se va del cine con la sensación de no haber aprendido nada que no supiera acerca del protagonista; de no haber vivido los sentimientos y emociones que se supone que se quieren transmitir desde la pantalla; de no haber conseguido identificarse con el personaje y ser incapaz de entender y compartir sus reacciones, decisiones y su forma de ser. En definitiva, nos encontramos ante una película fallida pero con una excelente actuación de Óscar Jaenada que probablemente quedará para el recuerdo.
Padrinoh
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3
20 de abril de 2007
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los seguidores de Monica Bellucci están de enhorabuena. “¿Cuánto me amas?” es una comedia llena de buenas intenciones pero fallida, en la cual la explosiva actriz es la protagonista absoluta. La historia, que cuenta las aventuras de un amargado oficinista ganador de la lotería que ofrece a una prostituta de lujo vivir con él a cambio de 100.000€ al mes, es, ante todo, un vehículo para el lucimiento de la “bomba” italiana. Vale que la Bellucci está de muy buen ver (a pesar de sus 40 añazos ya cumplidos), pero llega a resultar molesto y cansado que toda la trama gire en torno a esa belleza, llevada, en ocasiones, a la divinización, a la exageración y al paroxismo sin estilo ni sutileza.

A pesar de todo, la cinta cuenta con unas correctas interpretaciones del dúo protagonista, sobre todo de Bernard Campan, ya que Monica Bellucci se muestra excesivamente fría en algunas secuencias o, por el contrario, demasiado histriónica. Dentro de este apartado, es, sin duda, el nutrido elenco de secundarios lo que se lleva la mejor parte: atención a las actuaciones de Jean-Pierre Darroussin y Farida Rahouadj en los papeles de doctor y vecina respectivamente, y a la siempre competente labor de Gérard Depardieu, aunque se muestre algo desganado en esta ocasión. También es reseñable, como curiosidad, el “cameo” de Sara Forestier, la protagonista de “La escurridiza...” y posible actriz de moda del celuloide francés en un futuro no muy lejano.

En el aspecto técnico, se puede decir que el equipo ha realizado una labor correcta, particularmente en el campo de la banda sonora (que mezcla dos géneros en principio antagónicos como el jazz y la ópera) y en el diseño de producción, que retrata bien el mundo en el que viven y se desarrollan los personajes. La película, además, cuenta con buenos golpes, como, por ejemplo, las pesquisas de los cotillas compañeros de trabajo del protagonista, el excelente monólogo dramático de uno de los personajes secundarios o algunas escenas bien resueltas como la del ataque al corazón del médico.

Sin embargo, la falta de pulso a la hora de introducir elementos experimentales y surrealistas, y ese aire de vodevil trasnochado que inunda el film, acaba lastrando una comedia que podría haber lucido mucho más de haberse centrado en lo más importante: hacer reír.
Padrinoh
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