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Seychelles Seychelles · Coldwater
Críticas de TPA
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Críticas 57
Críticas ordenadas por utilidad
8
11 de octubre de 2010
64 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
–Sabes, estoy escribiendo el guión para mi primera película
–¿Ah sí? ¿Y de qué va?
–De un neumático asesino.
–Propropro
–Calamar. Globo volando en círculos. Corre, corre, que no puedes escapar.

Inverosímil, sin sentido, y sin embargo excelente película, tan irreal como este diálogo, que va, simplemente, de un neumático y sus andanzas por una desértica zona de los Estados Unidos donde sólo hay cuervos, moteles y una larga, larga carretera.
Escéptico, quien se disponga a verla, pensará que un tema así podría dar para un buen cortometraje, o un interesante mediometraje, pero nunca para noventa minutos de aventuras. Y es que se trata de un ejercicio; de un experimento harto difícil pero lleno de posibilidades y comodines.
Aprovechando que se basa en el ‘sinsentido’, se abren para el film las inmensas puertas del todo vale –si se hace bien– y Quentin Dupieux no desperdicia la oportunidad de pasar sin dudar por éstas, que le habilitan para jugar con el espectador a un tuya mía, y para facilitar a su neumático carta blanca para pasearse a su aire por el metraje. Así pues, se trata de una historia sin demasiados pies y menos cabezas que explota lo inverosímil como ninguna y arranca de él un humor peculiar pero simple que provocará, casi seguro y como mínimo, media docena de carcajadas.

Aún así, no sólo la historia es buena. Tanto las actuaciones, en especial del Sheriff, como la banda sonora, así como también una cuidada fotografía hacen que la película sea, casi, tan redonda como su protagonista.
TPA
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4
6 de noviembre de 2010
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Vamos a hacer que Hostel parezca Teletubbielandia”. Éste parece el propósito del novel director Srdjan Spasojevic cuando se dispuso a grabar semejante circo de atrocidades. Censura y autocontrol no son conceptos que contemple esta película que se recrea en lo feo, en lo más cruento y oscuro del ser humano.

Cuando uno se dispone a verla, teniendo en cuenta el revuelo mediático que ha tenido, sabe que afronta la ardua tarea de visualizar, una tras otra, escenas donde la violencia no se limita, ni se deja nada a la imaginación. De hecho se trata, ni más ni menos, de un festival in crescendo, desenfrenado, de aberraciones y torturas físicas y psíquicas insoportables para quien las sufre e igualmente insoportables para el espectador. Entonces, ¿vale la pena? ¿Tiene algún interés? Sinceramente, creo que es un film absolutamente prescindible. No solamente porque técnicamente es correcto, pero nada más, sino también porque en cuanto al argumento y el guión, qué decir... ¿Qué sentido tiene, a estas alturas, plantear que no tendría que hacer falta ser tan absolutamente crudo y visceral para mostrar o explicar algo? En este caso, ninguno.

La historia quiere tener una vertiente metafórica, usando simbolismos y hablando con dureza de la situación de un país que se ha forjado con violencia y sangre, y que parece que es ahora cuando empieza a purgarse y a lamerse las heridas. En cierto modo parece una forma de redención que seguramente la mayoría de nosotros no estamos preparados para ver o entender. Aún así no creo que pueda justificarse la película, pero sí contextualizarla como es debido. Y es que de la misma forma que en México muchísimos artistas y pintores están reflejando en sus imágenes y cuadros la violencia que día a día aflora en sitios como Ciudad Juárez, en Serbia, tanto ésta como, por ejemplo, la excelente Life and Death of a Porno Gang de Mladen Djordjevic, funcionan, en cierto modo, de espejos –aunque por supuesto esto no quiere decir que el día a día en Europa del Este sea como nos lo pintan aquí–.

(Sigue en Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TPA
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9
18 de mayo de 2012
25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Profesor Lazhar constata con suma efectividad la importancia de un aprendizaje simbiótico; hasta dónde puede llegar a ser positiva la reciprocidad en el constante proceso de formación, ya no en un marco escolar sino global. Philippe Falardeau parte de esta premisa y rueda un film tan terrenal por su historia y personajes como importante por la suma trascendencia e intemporalidad de su mensaje, más allá de cualquier contexto. Pero es que allí, en ese contexto, reside también buena parte de su lucidez: un profesor argelino que proviene de un país con graves problemáticas sociales desembarca en una clase, en Canadá, con unos conflictos de mucha menor escala aunque del mismo modo sintomáticos. El microclima que allí se genera, enrarecido al principio y canalizado poco a poco por el profesor y sus alumnos, es descrito de manera sensible y magistral, nunca exenta de rigor narrativo, implosionando al final con una escena tan sencilla como memorable.

Algo que posibilita este realismo, hilo conductor de una historia con honda carga emocional, es la espléndida dirección de actores, con Mohamed Fellag al frente y seguido de una veintena de niños de inaudito desparpajo y naturalismo. Impresiona la calidad del elenco como lo hace en definitiva la película, sin excesos ni trampas oportunistas. En este sentido, es inevitable no pensar en la interesante La Clase (Laurent Cantet, 2008), que exploraba con una fórmula similar los entresijos de la pedagogía, los incentivos, disyuntivas y dificultades de una profesión tan compleja como edificante. Sin embargo, así como la obra de Cantet era más bien fría y flirteaba con lo documental tanto como huía de cualquier sentimentalismo, la de Falardeau, en tanto que cine realista y desacomplejado, no teme a lo emotivo, intrínseco al fin y al cabo a la naturaleza humana.

Profesor Lazhar es, con todo, una obra de enorme relevancia por su capacidad de trascender más allá de lo académico, en todos los sentidos, hacia una percepción integral de la educación. Eso, junto al afinado trenzado argumental que Falardeau confecciona a los personajes y sus trances –y con permiso del escrito original de Évelyne de la Chenelière–, configuran una película de imprescindible visionado y profundo poso.

Lo mejor: por citar sólo una de sus virtudes, su sereno optimismo.

Lo peor: que se pueda considerar la hermana pequeña de La Clase, siendo más bien mayor.

[Tupeli.es]
TPA
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8
8 de octubre de 2010
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendente, muy dura, y muy interesante. Peculiar propuesta serbia que se adentra con un crudo realismo en las desventuras de un cabaret porno que recorre el país ofreciendo sus shows, dirigido por un realizador cinematográfico harto de censuras y acotaciones.

Esta es la primera incursión de Mladen Djordjevic en el largometraje de ficción, con claras influencias de directores como Haneke o Von Trier. Visualmente frío y con una cámara inquieta y curiosa, el director no oculta nada, pero nada es gratuito. La película es declaradamente cruda, no hace concesiones pero tampoco es pretenciosa, ni tiene como leitmotiv la exhibición indiscriminada de sexo y violencia. Y es que se nos habla de política, se nos habla de historia, y se nos habla alto y claro. Las vivencias de un grupo de personas desarraigadas, en cierto modo desencantadas con su vida, que deciden poner un punto y aparte para empezar con mayúsculas algo radicalmente distinto. Lo más interesante de todo esto es que lo que podría ser una idea descabellada de un director marginal sin pies ni cabeza se nos presenta de un modo creíble y realista, próximo al espectador. Todo en ella tiene sentido, y todos sus personajes rezuman humanidad. De algún modo, no es un film cinematográfico. Y digo esto porque aún tratándose de una temática –como la del porno y el snuff– en la que el morbo y la brutalidad están servidos, está tratado todo con sencillez, sin delirios de grandeza ni manierismos. Es tan simple y tan libre de grandes pretensiones que lo que de verdad nos hace sentir es que todo esto pasó, sin artificios, sin adornos cinematográficos; tal cual nos lo cuenta.
TPA
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8
2 de julio de 2010
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda parte de esta miniserie con la que Lars von Trier, habiendo dirigido ya la notable Europa, sigue apuntando maneras, dando señales de identidad singulares y muy personales. Argumentalmente, todo sigue como acabó la primera parte; el embrollo que se propone, como una bola de nieve, crece incesante, y los personajes se mueven por el Reino cada vez más desquiciados.
El guión sigue a su buen nivel, conservando los excelentes puntos de humor negro y el áurea cínica que envuelve a sus personajes, así como las referencias sociales y esotéricas.

Sin embargo, existe un 'pero' que resulta fastidioso. Y es que la serie no tenía que acabar así. Y no es que no me guste el final, ni que ponga objeciones a las conclusiones de Riget II; simplemente es que, en principio, Lars von Trier tenía que rodar una tercera parte que no se pudo llevar a cabo debido a que dos de los personajes principales, Ernst-Hugo Järegård (Dr. Helmer) y Kirsten Rolffes (Sra. Drusse) fallecieron un año después del rodaje, dejando huérfana la historia. Así pues aún esclareciéndose algunos enigmas, en esta segunda parte nos quedan cabos sueltos que probablemente nunca se resuelvan (a menos que alguien robe el guión a von Trier...).
TPA
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