Vuelve Steven Spielberg, y lo hace a lo grande con su enésima maravilla: The Post. Una película que aborda el periodismo, un tema nunca explorado por el director, y lo hace de una forma muy contundente. Una cinta muy similar a Spotlight (2015), pero más eficaz, intrigante e inteligente. Si Tom McCarthy nos explica los hechos del The Boston Globe y como destapó la pederastia en la iglesia, Spielberg trata las mentidas del gobierno norteamericano sobre la Guerra del Vietnam y como la prensa, especialmente, The Washington Post fue muy valiente para desenmascarar todos los secretos de este conflicto.
Si el veterano director hubiese estrenado su película antes que Spotlight seguramente se hubiese llevado el Oscar a mejor película y mejor dirección porqué es un film más completo. Pero este año se tendrá que conformar con algunas nominaciones.

Entrar en una redacción de un medio de comunicación siempre es emocionante para cualquier periodista. Ver su valentía al querer publicar una noticia de tanto peso es extraordinario. Dejar de lado las amistades y el pasado para informar al pueblo de la verdad. Eso es periodismo, y eso es lo que nos enseña The Post, un gran ejercicio cinematográfico que nos quiere mandar un mensaje a favor de la libertad de opinión.
Pero si la película es de tan alto nivel es porqué se cuida al máximo cada detalle. Es cierto, después de una excelente introducción la cinta decae un poco, con el ritmo y con unas escenas algo pesadas, pero esto se recupera en los últimos 45 minutos. Estos tres cuartos de hora finales son emocionantes, con un ritmo mucho más ágil y con unos diálogos muy tensos para terminar con una formidable reflexión: “La prensa está para servir a los gobernados y no a los gobernantes”. Todos nos tendríamos que quedar con este valioso mensaje.

La puesta en escena de la película es notable por diferentes motivos. En primer lugar, por el importante trabajo de Michael Kahn en el montaje. El habitual colaborador de Spielberg en la edición sabe transmitir muy bien con cada plano escogido el mensaje que el espectador quiere recibir. En segundo lugar, se tiene que destacar unos planos de cámara fantásticos y algunos planos secuencia inquietantes en que la cámara se muestra tan nerviosa como están los espectadores en aquel momento o como se sienten los personajes por el devenir de los acontecimientos. En tercer lugar, todo el aspecto relacionado con el vestuario, maquillaje y peluquería, porque está escogido a la perfección para la cinta. Y, por último, porqué por momentos volvemos al ambiente formidable de aquellas películas de los años setenta y ochenta. Spielberg se atreva, incluso, a coger idees del cine del pasado para ponerlas en las películas actuales, y esto es un gran acierto.

No menos importante es la banda sonora de John Williams. Otro de los habituales en las películas del director americano. El veterano compositor hace su mejor composición en años. Después de una hora sin casi melodías apareciendo en primer plano, las piezas musicales aparecen en el tramo final del film para coger protagonismo de la forma más bonita posible. La música de Williams acompaña las escenas como un personaje más y hace que los espectadores se emocionen con sus piezas.

Dejamos las interpretaciones para el final. Y si decimos que Tom Hanks hace una de sus mejores interpretaciones en los últimos años no nos quedamos cortos. Hanks está convincente, tranquilo y maduro. Claro que tener a Meryl Streep al lado también ayuda. Nunca veremos a una actriz capaz de hacer tantos matices en un mismo trabajo. Streep está espléndida, contundente y muy elegante.
Detrás de estos dos intérpretes principales hay una gran cantidad de secundarios bien construidos y definidos. No lo parece, pero cada uno tiene su momento para lucirse y destacar, aunque sea solo en una escena, y saben aprovechar su momento.

En la era Trump que se vive en Estados Unidos, Steven Spielberg ha sido capaz de unir historia, política y periodismo en una misma película, y eso está al alcance de muy pocos. Además, sabe abordar el tema con naturalidad, fluidez y con algunos toques cómicos que le dan vida a la cinta. Hay algunos fallos en el guion, pero eso es lo de menos. The Post es una lección de buen cine, una película necesaria para los tiempos que corren y que está muy bien dirigida y notablemente interpretada.

Carla Simón dirige su primer largometraje, Verano 1993, de una forma brillante, elegante y casi perfecta. Una película que, sin tener un aire demasiado dramático, nos explica de una forma muy tierna, delicada y dura la soledad y la confusión de una niña que acaba de perder a sus padres y tiene que vivir con su tío, la tía y la prima. Un filme que sigue casi en todo momento la protagonista, Frida, interpretada por una notable Laia Artigas, que con su corta edad ya demuestra unos buenos registros como actriz. Además, la cámara está en constante movimiento y esto hace que el espectador se pueda sentir dentro de la historia y estar más cerca de la protagonista, con unos planos largos e intensos, a veces sin ninguna palabra ni melodía, y que son excel•lentes. De hecho, es un acierto que no haya banda sonora en el filme, salvo tres o cuatro canciones que se oyen de fondo en alguna escena, porque esto crea más tensión en algunos momentos muy duros para la protagonista y su familia.
El hecho de que Artigas sea prácticamente en todo momento en escena hace que no se preste atención a los otros personajes, pero también hay que destacar las interpretaciones de Bruno Primo y David Verdaguer, que están en un nivel alto. Es muy difícil trabajar con intérpretes jóvenes, y la directora lo hace por partida doble. En escena también podemos ver a la pequeña Paula Robles, que por su edad también lo hace muy bien. Especialmente entrañables son los momentos en que Robles y Aritgas son las dos únicas personas en escena. La complicidad que se tienen, las miradas y el diálogo que tienen ya hacen emocionar.
Hay que decir que la película en sí no tiene demasiados giros de trama, pero la auténtica grandeza de Verano 1993 es que se explica todo con mucha ternura a pesar de que se trata de una historia bastante cruda. El espectador tendrá que sufrir, pero también emocionarse con momentos de lo más entrañables, con un final que es una mezcla de estos dos sentimientos: miedo y emoción. Nada más se le puede pedir en este final.
Verano 1993 es un retrato íntimo y biográfico de la misma directora que decide compartir con todos nosotros con mucho sentimiento y desde la mirada inocente de una niña. Una película en la que se respira emoción, nostalgia, tristeza y esperanza.

‘Three Billboards Outside Ebbing, Missouri’ es un ejercicio de buen cine. Una película hecha con dedicación y pasión donde destaca, por encima de todo, su fabuloso reparto, pero también destaca por contar una historia muy original donde nada es previsible y que llega a un clímax brutal cuando falta media hora para terminar el film. Bueno, de hecho, podríamos decir que la cinta dirigida por Martin McDonagh tiene tres o cuatro momentos puntales a lo largo de las dos horas de metraje, y siempre mantiene cierta tensión y nunca decae en el aburrimiento.

‘Three Billboards Outside Ebbing, Missouri’ tiene uno de los potenciales interpretativos más grandes de los últimos años. Frances McDormand está inmensa y ella sola podría ser la columna vertebral del film, pero detrás también vemos a Woody Harrelson, que hace uno de sus mejores trabajos de los últimos tiempos, y la sorpresa de Sam Rockwell. Rockwell interpreta un personaje que sufre una evolución muy grande a lo largo del film, y su actuación es muy meritoria porque clava en cada momento el papel. Es un personaje que odias y amas a la vez. Pero por si estos tres intérpretes fueran poco, también encontramos otros secundarios como Peter Dinklage, Lucas Hedges o Sandy Martin que también hacen actuaciones notables. De hecho, la película no tiene ningún personaje desaprovechado, y éste es uno de los grandes méritos del film.
El otro mérito es la historia. Y es que el guión del también director del film, McDonagh, es muy potente y tiene diálogos muy intensos y enérgicos añadiendo un sarcasmo extraordinario que hace más maravillosa la película. La cinta tiene una narración que absorbe al espectador y que lo mantiene cautivado todo el tiempo. ‘Three Billboards Outside Ebbing, Missouri’ es una de esas películas en que se empatiza con uno o más personajes hasta el punto de que se llega a sufrir, incluso, con el personaje "malvado".
Lo único que podríamos cuestionar de esta película es que tal vez no tiene un montaje bastante arriesgado, aunque alguna secuencia está muy bien grabada. Y también podríamos discutir, un poco, sobre la banda sonora. Pero no nos engañemos, las melodías compuestas por Carter Burwell son notables y muy bien elegidas cuando aparecen, pero podrían sonar en más ocasiones y casi nunca lo hacen en primer plano. Aunque hay que decir que cuando alguna melodía o canción aparece como protagonista pone los pelos de punta.

En definitiva, ‘Three Billboards Outside Ebbing, Missouri’ es un fabuloso thriller, que bien podríamos catalogar de western moderno, protagonizado por una mujer, McDormand, que se come la pantalla en cada instante que está delante de la cámara. La película de McDonagh es, sin lugar a dudas, una de las mejores del año 2017, por no decir la mejor. Un film brillante que hará mantener todo el tiempo los ojos abiertos del espectador y lo cautivará con cada escena y cada diálogo.

Mucha gente conoce al personaje del Joker. Alguna vez habréis oído hablar de este mítico malvado del Universo DC que lucha contra Batman. Incluso, también la habréis podido ver en otras ocasiones en el cine, como 'El Caballero Oscuro' (2008) de Christopher Nolan. Lo que más poca gente conocía era su origen. Y en 'Joker', Todd Phillps nos narra el nacimiento de este villano a partir de una historia muy bien construida y trabajada que nos cuenta la deriva de una mente enferma, entre la inseguridad, la ignorancia, la condescendencia y el rechazo por parte de la población.

De este modo, la película tiene un guión muy potente, y nos cuenta una historia muy real, trascendente y que hace que te mantengas pegado a la butaca durante las dos horas, ya que el ritmo de la cinta no baja en ningún momento. En 'Joker' te encontrarás con una tensión permanente, donde la banda sonora se encarga de ponerle más intriga en todo momento. Todo, hasta que una mecha larga llega al final y la bomba explota, y lo hace de una forma extraordinaria. Si durante la primera hora y media de cinta habíamos vivido momentos intrigantes y apasionantes, en la última media hora los guionistas nos regalan un final caótico, donde tu mente alucina con lo que está viendo en pantalla y enloquece con todo lo que está pasando. Es un final maravilloso e impactante, y que perturba y conmueve a partes igual. Especialmente porque la relación con el personaje principal del Joker con la ciudad de Gotham y la familia Wayne acaba por tener un sentido muy concreto.
Pero lo que realmente impresiona de esta película es que, aunque sepas que Joker es un personaje malvado, le acabas cogiendo simpatía. Sufres con él y te emocionas, y esto también es gracias a la descomunal actuación de Joaquin Phoenix, que nos regala una auténtica master-class interpretativa. Sus gestos, sus miradas, sus caras, sus expresiones y sus movimientos son dignas de ver y hacen que los demás personajes son casi insignificantes. Claro está que por ejemplo los personajes interpretados por Robert De Niro, Frances Conroy o Zazie Beetz, dan un gran apoyo a Phoenix y las acciones de sus personajes motivan al Joker a hacer todo lo que hace posteriormente. Pero sin lugar a dudas, Joaquin Phoenix es el amo y señor de la pantalla y va embalado hacia ganar el Oscar.

Todd Phillips ha creado una película de superhéroes muy diferente de las que estamos acostumbrados a ver en los últimos años. 'Joker' es un thriller psicológico con un humor negro muy acertado y perfectamente podría ser una de las mejores películas de superhéroes que se han hecho en los últimos tiempos. Es muy difícil hacer una obra sobre un villano, que el público le coja simpatía y que tenga un resultado tan bueno, pero 'Joker' lo ha conseguido y por eso es una de las grandes hazañas de este 2019.

J.J. Abrams hace lo que muchos fans de “Star Wars” hubiesen querido para la trilogía moderna, volver a los viejos tiempos. Con “El despertar de la fuerza” volvemos a aquellas persecuciones de naves, al Halcón Milenario, a las cantinas con música y la gran cantidad de seres raros y diferentes, a las batallas y corridas dentro de las naves, a unos paisajes muy similares a Tatooine, Hoth o el bosque de Endor. En definitiva, volvemos a la trilogía original, y eso es una gran alivio para los fans de “Star Wars” que se esperaban una película más parecida a “La amenaza fantasma” y más aún con Disney detrás. La película es de un alto nivel por muchos motivos.


Con “El despertar de la fuerza” conocemos a personajes nuevos de la saga, como Finn, Rey, Peo, el travieso robot BB8 o el malvado Kylo Ren. Pero también aparecen caras conocidas como la de Han Solo y su inseparable amigo Chewbacca, la de Leia o la de los míticos robots C3-PO y R2-D2. Es una vuelta a los orígenes. De estos personajes destacar el de Han Solo. Todos esperábamos ver a un Han más tranquilito, y resulta ser que es el mismo sinvergüenza de siempre, pistola en mano y disparando a diestro y siniestro. Esta claro, pero, que la edad ya le empieza a pesar.
Obviamente, lo que mejora de la saga original es la cualidad de imagen. La fotografía, los efectos visuales, los efectos sonoros y el montaje son mucho más impresionante que en el cuarto, quinto y sexto episodio. Son de otra galaxia, y nunca mejor dicho. Se utiliza un estilo de efectos y técnicos que llevaba años sin utilizarse en el cine. Uno de los aspectos que no cambia, pero, de la trilogía original es la banda sonora, está controlada perfectamente para el maestro John Williams que nos vuelve a maravillar con piezas que sólo él sabe componer, pero que algunas te hacen recordar a la trilogía original, con el famoso tema principal o el tema de la fuerza que hace poner los pelos de punta. Aún así se echan de menos melodías epícas como "Duel of the Fates", "Battle of the Heroes" o "The Imperial March".
También destacar que la película tiene un muy buen guión, que hacer recordar al de la trilogía original, con aquellas pizcas de humor excelentes. Es una historia narrativamente clásica, pero que tiene algunos flash-backs que seguro seran importantes en la nueva trilogía.
Aún así, un aspecto del film que se podría haber mejorado es el final, que resulta demasiado rápido y forzado.

En conclusión, “El despertar de la fuerza” es una película imprescindible por aquel fan de la saga de “Star Wars”, pero también para aquel espectador que se quiere incorporar ahora a la saga, y es que, pese haber alguna referencia a las películas anteriores, este film forma parte de una nueva generación y el que es más importante, forma parte de una de las películas más impresionantes de los últimos años y que no deja a nadie indiferente.