Esta "película" tiene una gran virtud: no existen palabras para definirla. Es algo absolutamente indescriptible. Un ente que no puede calificarse atendiendo a los cánones habituales que rigen la vida humana.

Si alguien desea experimentar nuevas sensaciones extremas, y la heroína ya no le surte efecto, meter los dedos en el enchufe ya no es una novedad para él, o arrancarse las uñas lentamente no le produce dolor, ver Franky Banderas le producirá ese efecto tan ansiado.

Como única perlita, decir que el gancho erótico para captar audiencia es mostrar repetidamente a Teté Delgado en tanga y camisón transparente.

Película que intenta crear un ambiente caótico que tape una evidente falta de ideas y un guión absolutamente hueco.

Es innegable que los aspectos formales son muy originales, y suponen una apuesta innovadora en el panorama del cine contemporáneo, pero esto no justifica 80 minutos de metraje sin ritmo alguno.

Otros aspectos menores que restan consideración a esta cinta es el empleo de un lenguaje matemático que se intenta presentar como genial, cuando realmente es elemental. No me imagino a un genio de las matemáticas dibujando una mierdosa espiral áurea, o escribiendo la sucesión de Fibonacci. Para los que crean que esta película es complicada matemáticamente hablando, les aseguro que los conceptos que se manejan los podrían entender en apenas media hora de explicación.

Otro punto aparte es la música. Me ha resultado curioso oir una tía gimiendo ( en clara actitud de estar follando ) mientras el matemático ingería pastillas por un tubo y se taladraba el cerebro. Me ha parecido totalmente lamentable ( y como no se entiende, lo calificamos de genial ).

Resumiendo, un 4 y por los aspectos técnicos.

Probablemente la peor película de la historia.

Si quieres medir tu capacidad de aguante, ver esta película supone el mejor ejercicio.

Ya va siendo hora de dejar de enriquecer a Santiago Segura y destinar el importe de la entrada a fines más productivos como tirarlo por una alcantarilla o directamente ingerirlo vía oral.

Funny Games es una película que tiene su punto fuerte en el hecho de que mete al espectador en el guión y lo hace partícipe, lo que provoca que la cinta se desarrolle por unos cauces de entretenimiento innegables. Es muy difícil abstraerse de la historia y no sentir rabia hacia esa "simpática" pareja de psicópatas.

No me acaba de resultar convincente el hecho de que el director trate de disculparse de la violencia con diversos guiños al espectador, como si éste fuese imbécil y no estuviese capacitado para extraer sus propias conclusiones. Estos guiños pueden llegar a sonar a disculpa por lo que se nos está mostrando.

Obviando comportamientos de los personajes más o menos creíbles, la ocurrencia de sucesivas casualidades que siempre favorecen a unos psicópatas que parecen todopoderosos, y el debate sobre la cantidad de violencia que se nos muestra, ya sea explícita o implícita ( este debate me parece absurdo, por cierto ), pienso que a la cinta le falta un toque de director, una mano maestra que la haga dar el salto de película más que entretenida a aspirante de gran película.

Quizás se debería haber incidido más en la psicología de los psicópatas y en los motivos ( o no motivos ) que les llevan a actuar en la forma en que lo hacen. Una relación más clara entre sus comportamientos y la sociedad en la que viven.

De igual forma, me parece que la carencia de ideas geniales lleva continuamente a recurrir a casualidades y tópicos para dar ritmo a la trama.

Tenía muchas ganas de ver esta película, aunque ya me olía la tostada leyendo las crónicas de tanta gente lanzando loas al humor inteligente.

Creo que se entiende actualmente por humor inteligente todo aquello que se salga de las actuaciones bochornosas de Santiago Segura y los Morancos, es decir, todo lo que no sean eructos y peos. Como no hay mucho donde elegir, cuando alguien hace algo diferente, una mera crítica implícita, ya nos pegamos golpes en el pecho creyéndonos la panacea del poder intelectual.

Resumiendo, la película no tiene ninguna gracia y, teniendo en cuenta que ése es su único argumento, no puedo catalogarla de otra forma más que de lamentable.

La ironía y sátira que usa es muy evidente y recurrente, con blancos tan manidos como la política y la religión. El ingenio no hace acto de presencia en ningún momento.

Película altamente recomendada para seguidores del humor inteligente de Buenafuente...