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Críticas de Vagabundoespiritual
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de agosto de 2012
133 de 164 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Cabin in the Woods es un intento de subvertir y a la par homenajear los géneros del terror y la ficción por parte de sus creadores (los “cachondos” Joss Whedon y Drew Goddard). La película es una mezcla delirantemente entretenida de El Show de Truman, Viernes 13 (o cualquier slasher de tintes similares), Battle Royal y el universo lovecraftiano.

Tal vez la mezcolanza de géneros (al terror y a la ficción habría que añadir la comedia) y la infinidad de referencias tanto cinematográficas como literarias, terminen por desconcertar al espectador y este no llegue a empatizar con esta juguetona, simpática y sangrienta historia (por lo que a mí respecta es precisamente la vuelta de tuerca a los “trillados” géneros lo que me ha resultado más agradable).

El guión, que aparentemente deja claro desde el principio lo que estamos viendo, no para de dar giros (algunos los tildarán de caprichosos o maniqueos y por tanto los denostarán) que consiguen desconcertar y mantener la atención constante de principio a fin, destacando sobremanera la traca final de tintes cósmico-lovecraftianos. Por su parte la dirección (la cual es más que digna) no puede evitar la sensación de producto de serie b como consecuencia de un presupuesto modesto, pero un montaje de ritmo endiablado y una fotografía y música superiores a lo que es habitual en el género elevan los resultados notablemente.

Los que esperen una película de terror con escenas gore saldrán decepcionados, los que esperen una cinta de ficción con mensaje aún lo estarán más y aquellos que se dejan llevar por el delirio visual sin más pretensiones que pasar un buen rato a partir de retorcer géneros y situaciones mil veces vistas, lo pasaran genial.

Lo cierto es que creo que con el paso del tiempo esta pequeña joya se convertirá en una cinta de culto. Si mi puntuación no es más alta es debido a pequeñas cuestiones formales (como la infravalorada utilización de los espacios para crear una atmósfera más inquietante y aterradora en algunos momentos del film, unos protagonistas sin demasiado carisma y un mejor detallismo en algunos aspectos de la historia que le habrían dado una dimensión mayor) que privan a esta cinta de convertirse desde ya en una referencia.

En definitiva, película muy recomendable y disfrutable que supongo ganará enteros con posteriores revisiones (recordad aquello de: “buena luna, criaturas de la noche”).
Vagabundoespiritual
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5
4 de enero de 2013
124 de 161 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Master es lo que denomino una película LEGO, es decir, su creador (Paul Thomas Anderson, guionista y director) nos ofrece una cantidad de imágenes e información que cada uno debemos conectar y fabricarnos con ella nuestra propia película (algo similar a lo que hizo Malick, no hace mucho, con El Árbol De La Vida). Algunos serán capaces de realizar verdaderas virguerías, otros no perderán el tiempo (y se marcharan de la sala de cine) y algunos aún estamos pensando que hacer con todas esas piezas (se nos ocurren algunas cosas, pero realmente ninguna termina de encajar perfectamente).

En principio el señor Thomas Anderson (niño mimado de la crítica que atesora una de las carreras más interesantes de esa nueva Babilonia llamada Hollywwod) tenía todos los ases en su mano para realizar una de las películas más impactantes del año (yo la esperaba como agua de Mayo). Nada más y nada menos que la seudoadaptación a la pantalla grande de la vida de L. Ron Hubbard (aquí se llamará Lancaster Lodd y lo interpreta el siempre estupendo Philip Seymour Hoffman), padre de la Cienciología, y el desarrollo de las ideas filosófico-espirituales en la cada vez mayor congregación de este “Maestro”, todo ello en un mundo deshumanizado y carente de valores. Esta (supuesta) historia de manipulación, fanatismo y sumisión se adaptaba, a priori, perfectamente a las coordenadas opresivas, intensas y asombrosas del autor de títulos tan estupendos como Pozos de Ambición (There Will Be Blood) o Magnolia.

A través de un joven veterano de la Segunda Guerra Mundial, alcoholizado y con graves traumas de la infancia (además de los adquiridos en el conflicto bélico), llamado Freddie Quell e interpretado por Joaquin Phoenix, que fruto del azar cruza su camino con Lodd, se nos conduce a través de los EE.UU. de la década de los 50, donde este falso gurú comienza a erigir su imperio de desvaríos y disparates que se aceptan sin cuestionarse por parte de gente derrotada, perdida y vacía espiritualmente (a pesar de gozar la mayoría de un alto nivel material) que sólo quieren un poco de esperanza (aunque esta provenga del espacio exterior). El desviado perdedor y el “Maestro” no son más que lados opuestos de una misma moneda (Lodd sólo es la versión místico-intelectual del animal e instintivo Quell), por lo que nace entre ellos un vinculo especial, sólo cuestionado por Peggy Lodd, la mujer de Lancaster (Amy Adams), y algunos de sus hijos.

Hasta aquí lo verdaderamente inteligible de la película de Thomas Anderson, dado que una parte (importante) del metraje es un compendio de situaciones grotescas, extrañas (algunas surrealistas) y caprichosas, aunque he de reconocer que hipnóticas y de oscuridad perversa, que se escapan al entendimiento de este humilde espectador que no está a la altura de lo que se le cuenta. Al igual que uno de los personajes principales (en determinado momento) no soy capaz de ver y transcender más allá del habitáculo donde estoy ubicado. ¿Puede alguien decir qué significado tiene toda la escena del desierto? ¿Es tal vez la representación del camino hacia la nada que propone Lodd y al cual conduce a sus seguidores, un páramo yermo que se esconde detrás de la charlatanería y las invenciones de un manipulador que son aceptadas como verdades hasta que somos conscientes que nos encontramos atrapados en el vacío y decidimos escapar? (supongo que esta u otra interpretación pueden ser tan válidas como creer que vivimos desde hace miles de millones de años a través de los confines del universo y ahora nos encontramos encerrados en cuerpos humanos. Sólo es fruto de nuestra imaginación).

La película mantiene el tipo a lo largo de sus (eternos) 140 minutos gracias a la dirección de Thomas Anderson y unas interpretaciones antológicas de los actores principales (aunque todo el reparto está sensacional), Phoneix, Hoffman y Adams. Estos tres monstruos de la pantalla nos brindan, tal vez, las interpretaciones más brillantes de sus carreras. Lo cual es en parte acierto también de Anderson, el cual ha demostrado que sabe sacar un rendimiento extraordinario a los actores que se ponen en sus manos y se dejan llevar por este titiritero.

Anderson planifica de forma sensacional cada una de las escenas, recordando de manera intensa en cada encuadre y movimiento de cámara al “maestro” Kubrick. Apoyado además por una fotografía preciosista y una música envolvente consigue atraparnos e intrigarnos de forma hipnótica en todo momento, aunque me temo que esto no es suficiente para salir totalmente satisfecho al final de la proyección.

The Master ofrece un tortuoso, vehemente , apasionado y a ratos fascinante viaje entre ningún sitio y ninguna parte y si como dice el “Maestro”, el bien y el mal está en cada uno de nosotros, es en nosotros donde debemos encontrar una OBRA MAESTRA o una TOMADURA DE PELO. Yo todavía estoy pensándolo.
Vagabundoespiritual
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5
22 de julio de 2010
101 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustaría dejar claro, antes de proceder a la reseña de la película, que no nos encontramos frente a un film de terror e incluso me atrevo a decir que tampoco es gore (al menos en su significado más clásico, pese a contar con alguna escena donde la sangre brota a raudales), así que los seguidores de estos géneros se llevaran una decepción si lo que esperan ver es una cantidad ingente de sangre y vísceras en una trama terrorífica. En realidad nos encontramos ante el enésimo film polémico que como viene siendo habitual aparece de vez en cuando (La naranja mecánica, Salo o los 120 días de Sodoma, Holocausto caníbal, Audition, Irreversible, La pasión de Cristo, Martyrs, Anticristo, etc…).

A pesar de ser un film novel, su director (y también co-guionista) Srdjan Spasojevic sale airoso en lo que a dirección se refiere (mención aparte tendrá el guion). La planificación de las escenas más brutales y perversas de la película, así como los momentos oníricos y los flash-backs están muy bien resueltos, que junto a una ambientación oscura, claustrofóbica y decadente y un montaje con ritmo, hacen que la película no decaiga en ningún momento y que al contrario, nos vaya introduciendo en una espiral de locura, horror y depravación que parece no tener fin (e incluso a más de un espectador se le hará insoportable).

Las actuaciones no pasaran a los anales de la historia del cine, pero al menos mantienen mínimamente el tipo (el protagonista, en algunos momentos parece realmente un loco-depravado-desbocado sin ningún escrúpulo).

Ahora bien, donde radica en mi humilde opinión el fallo de la película, pues desgraciadamente como casi siempre en el guion.

(Continua en el Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vagabundoespiritual
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7
15 de abril de 2022
66 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
X, la nueva película de Ti West es mucho más que un homenaje retro al cine de terror o pornográfico de finales de los 70 o principios de los 80, a pesar de lo evidente de sus referencias a la mítica La Matanza de Texas de Tobe Hooper, el slasher más desenfrenado y festivalero de la época tipo Viernes 13 o clásicos del porno como Garganta Profunda o Tras La Puerta Verde. X es ante todo una declaración de amor incondicional hacia todos aquellos cineastas que se lanzaron en aquella época, a rodar películas con escasos presupuestos, repletos de ilusión y en ocasiones de mucho talento, que intentaban revolucionar un medio, y alcanzar el éxito en la industria del cine, independientemente del género.

Aunque la historia de X o cualquiera de sus posibles variaciones la hemos visto innumerables veces, gracias a una factura técnica estupenda (fabulosa fotografía y efectos especiales, prácticamente todos ellos artesanales), un montaje ágil, preciso, y muy juguetón, unos personajes muy bien esbozados y unas interpretaciones que son mucho mejor de lo que suele ser habitual en el género (sobresalen el trío femenino: Mia Goth, Jenna Ortega y Brittany Snow, así como Stephen Ure y Kid Cudi) hacen que disfrutemos cada minuto de esta perversa orgía sanguinolenta como si fuera un gran soplo de aire fresco renovador. Y es que a pesar de que sabemos lo que va a ocurrir (cual película porno que se precie), y lo deseamos, lo mejor es que el amigo Ti West lo sabe, y nos lo brinda en ración doble, cruda, directa y gamberra.

Todo en X está tratado con un gran mimo, detalle y respeto. Se aprecia en cada plano que todos los involucrados saben muy bien lo que se traen entre manos, que no es otra cosa que un maldito espectáculo jocoso, vicioso y depravado de sexo y sangre, no exento de toques de humor cafre.

En definitiva, X acierta de pleno y nos brinda un bizarro y violento placer repleto de guiños y referencias que harán las delicias, cual sueños húmedos, de los incondicionales del cine de género. Un grato disfrute sin paliativos, que posiblemente, así lo deseo, acabe siendo una joya de culto.
Vagabundoespiritual
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3
17 de septiembre de 2018
106 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mandy, la segunda película de Panos Cosmatos reincide en la estética psicodélica, el argumento que cada vez se vuelve más lisérgico y el mensaje místico que ya había en su primer trabajo (Beyond the Black Rainbow), aderezado en esta ocasión con una historia de venganza y (mucha) sangre.

El argumento de Mandy lo hemos visto mil veces y lo conocemos a la perfección, una pareja (Red Miller y Mandy Blomm) que vive plácida y aislada del mundo ve cómo todo se resquebraja cuando una secta irrumpe en sus vidas y los aboca al abismo. Lo que convierte en singular a Mandy es el tono alucinógeno y la estética extravagantemente cuidada que Cosmatos vuelve a emplear para contarla.

Dividida en dos actos bien diferenciados, uno primero (extenuantemente) pausado y psicodélico donde se nos muestran a los personajes y el conflicto que surge cuando Jeremiah Sand, el líder de una secta, se encapricha con Mandy, y uno segundo visceral y desenfrenado cuando Red busca venganza por lo acontecido con Mandy.

Cosmatos vuelve a cometer los mismos pecados que en su primer film, se centra enérgicamente en la estética y la parte técnica de la película (son geniales el uso de la fotografía, el sonido y la banda sonora para generar estímulos sensitivos), pero desatiende el articulado lógico y coherente de la historia, desvariando en una amalgama de incomprensibles escenas de delirio sanguinolento, que aun dejando un gran poso en la retina manifiestan con fuerza la vacuidad y gratuidad de lo que se narra.

Además, todos los personajes de la película son desmedidos y pasados de rosca, lo cual da rienda suelta para que Niclas Cage, Linus Roche, Richard Brake y compañía se desfasen a su gusto, proporcionando un halo de surrealismo aún más pronunciado a lo que vemos.

Pero el gran pecado (mortal) que realiza Cosmatos es alargar hasta la extenuación un primer acto que lastra el acelerón violento final. Cuando Red (Nicolas Cage) decide pasar a la acción es demasiado tarde, el sopor ácido de los primeros 50 minutos nos han dejado extenuados, con las pupilas dilatadas y el cerebro frito de tanta grandilocuencia visual de mal alcaloide.

En definitiva, para los seguidores de Cosmatos y su estilo visual lisérgico (empieza a ser marca de la casa) será toda una experiencia trascendental y convertirán la película en una joya de culto, para el resto, aun agradeciendo un universo propio y una narrativa arriesgada, sólo será un sopor que no se compensa con el despiporre sangriento de los últimos 40 minutos.
Vagabundoespiritual
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