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Críticas de David Mudarra
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
6
21 de mayo de 2013
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de “El justiciero de la ciudad”, “Yo soy la justicia” y “El justiciero de la noche” (todas ellas dentro de la saga “Death Wish”) la Cannon volvió al ataque con esta “Yo soy la justicia 2”. En realidad es la cuarta parte de esta saga. Ya sabemos como son por estas tierras las traducciones de los títulos así como sus enumeraciones según como les conviene a los distribuidores.
Esta película (“Death Wish IV; The Crackdown”) es, con diferencia, la mejor de la saga. Erica, la hija de la novia del justiciero Paul Kersey, muere de una sobre dosis de crack. El justiciero Kersey, decidido a terminar con la droga de la ciudad, tomará la justicia por su mano gracias a la información que le proporciona un supuesto millonario llamado Nathan White.
Desde un comienzo sabemos que vamos a asistir a otra salvajada más de nuestro querido Charles Bronson. La película va a grano y nos muestra a un Kersey, retirado de sus aficiones justicieras, volviendo a ejercer de arquitecto. Pero el guión le exige de nuevo tomarse la justicia por su mano dando pie a un buen número de secuencias violentas a cada cual más bestia garantizando así la inmediata diversión del espectador aficionado. Técnicamente, el mimetismo de esta entrega en comparación a las anteriores, es asombroso lo que significa que bien realizada esta.
Un valor añadido que encontramos en el guión es ese hincapié que hace en la psicología de Kersey, especialmente en el comienzo, dejando bien claro que él es un hombre aún atormentado que no tolera la injusticia ni la agresión a los débiles. Dicho todo esto, poca diferencia encontraremos con respecto a las anteriores, salvo que esta última entrega es más dinámica.
Esta es una de las películas más representativas del cine de venganzas ochentero, no muy recomendable para un público joven pero si de obligado visionado para todos aquellos aficionados a la acción, al cine de los ochenta y al de la Cannon. Merece mucho la pena deleitarse con las hazañas de Paul Kersey y toda la oleada de muerte y destrucción que deja a su paso. No es un prodigio de originalidad y ya sabemos que va a pasar desde el minuto cero, pero es tan entretenida que gana puntos de inmediato y el final, además de salvaje, es apoteósico.
David Mudarra
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6
21 de mayo de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los años sesenta en Europa se identifican con un cambio generacional y formal del cine en casi todos los países. Revoluciones culturales como el “Free Cinema” o la “Nouvelle Vague” salpicaron de frescura el panorama cinematográfico del continente. Hasta España, sumergida en un régimen duro y censor tuvo una tímida renovación conocida como “El nuevo cine español”. Nuevos autores y productores intentaron hacer un cine moderno, realista y más centrado en los problemas sociales que en los típicos géneros arcaicos (folclore, historia, comedia...). Mario Camus fue uno de aquellos pioneros de la nueva ola, que por desgracia, se quedo en marejadilla a causa de una dura represión y un rechazo por parte del público, poco acostumbrado a estas novedades. “Young Sánchez” pertenece a este movimiento y es una de las primeras cintas de Camus.
El relato del boxeador que da título al filme (muy buen trabajo de Julián Mateos premiado en algún festival), que comienza su andadura como profesional, sirvió al director para adentrarse en el realismo. Con los ingredientes característicos del género pugilístico (los combates, el juego sucio, el aprendizaje, la lealtad entre alumno y maestro...) juega Mario Camus para presentar un buen ejercicio de estilo con secuencias muy bien rodadas, como las del footing o el duelo en la playa.
Sin embargo es un cine formalista que no termina de encontrar su sitio. El filme esta a caballo entre el naturalismo francés de Bresson (secuencias detallistas de la preparación del combate o los entrenamientos), el neorrealismo italiano (con escenas documentales del público que asiste al espectáculo y mira a la cámara sorprendido y actores que son púgiles de verdad) y el género negro estadounidense con la inclusión de mansiones y automóviles que parecen extraídos de un barrio lujoso de Los Ángeles.
Vista a día de hoy, se resiente de algunos fallos en las largas secuencias de los combates, pero es meritorio el intento del realizador por ayudar a cambiar el cine de la época. Con esa facilidad, Camus se hace con la historia (y el excelente guión) de Ignacio Aldecoa. El escritor incluye tres o cuatro personajes que giran alrededor del protagonista y que ayuda a configurar su personalidad. El entrenador y consejero, origen del conflicto interno de Young, su amigo, un boxeador en decadencia que se convierte en una referencia constante de lo que le puede deparar el futuro y, por tanto, rechazable, y un manager mafioso que pretende exprimirle al máximo.
Pero lo más destacable de todo el filme es su conclusión. Un final no esperado, apartado de la línea clásica, moralizante y previsible y que milagrosamente supera la censura para quedarse en la historia de nuestro cine como un loable ensayo de disidencia.
David Mudarra
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10
15 de mayo de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si un buen día todas las cámaras se apagasen o de ellas no saliera nada potable. Si el cine se vuelve tedioso y se olvida del hombre. Si los actores son modelos y las actrices maniquíes... no temeré nada porque dispondré de un montón de clásicos que me alumbrarán cuando en ese día se haga la noche. Este filme es uno de ellos.
Y es que esta peli aparentemente no es nada y es mucho porque habla de lo peor; de los celos, la envidia, la venganza... Y porque habla de lo mejor; la amistad, la libertad, el amor...
Tal vez su primer acierto sea el basarse en una novela de Nikos Kazantzakis. Y el segundo acierto, por encima de cualquier otro, es Anthony Quinn, que sin duda esta soberbio.
Una peli que habla de la transformación sufrida por un timorato escritor, interpretado por Alan Bates, que parte hacia Creta en busca de fortuna y volverá trasformado en un ser más pobre pero más libre, porque de la mano de Zorba descubrirá el punto de locura que hace falta para romper las cadenas y alcanzar la libertad.
David Mudarra
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1
15 de mayo de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta peli unos tíos disfrazados se pasean por un bosque durante casi hora y media. Los hay que van de uniforme, otros con mascaras a lo Halloween. A veces fuman, otras disparan. A veces incluso mueren... pero esto en realidad no afecta a su interpretación, ni a la historia en sí ni a nada. Si soy sincero no se me ocurre que puede afectar. La Internacional Pictures produjo algunos filmes entrañables en esos años ochenta pero tengo claro que este peli no es una de ellos.
Comenzamos en algún lugar de Italia durante la segunda guerra mundial (en concreto en un campamento americano). Los soldados matan el tiempo con revistas de ciencia ficción y robando cigarrillos. De repente suenan balas. Es un ataque nazi y una agresión contra cualquier forma de rodar una escena de acción. Tras la descafeinada batalla vemos que solo permanecen cuatro hombres en pie, los mismos que nos presentaron al comienzo. Tanto el guión como nuestros soldados yanquis vagarán sin rumbo tras las líneas enemigas hasta encontrarse con una nave espacial y su feísimo ocupante, mientras los nazis les van pisando los talones.
Reconozco que soy un morboso y este de cruce de ET con Los cañones de Navarone me puso. Pero para que esta mezcla resulte hace falta mucha basura, mala baba y gamberrismo. Pero esta peli muere de anemia ¿Dónde esta el desmadre? ¿El despiporre?. Zone Troopers sufre una total falta de violencia gratuita, terror gráfico, sangre y despelote, cometiendo un grave error como es poner más énfasis en su vertiente bélica en vez de en la transgresora y bizarra. Hay un esfuerzo fallido en querer trasmitir la épica y camareria de los grandes clásicos bélicos así como un exceso de confianza en lo que se puede llegar a estirar un chiste de marcianos. Todo resulta falso por lo que ni te importa ni te interesa. A los personajes parece que nada les afecta ya sean balas, bombas, marcianos o el mismo Hitler.
Si, en efecto, sale el mismísimo Hitler. Miren, dos de los yanquis están siendo interrogados en el campamento alemán cuando aparece el bigotudo dictador. Uno de ellos en un arrebato de valor le da una buena paliza a Hitler y éste ordena a sus hombres que los lleven al bosque y los maten (claro es que no podían ser fusilados allí mismo no?). además lo cierto es que para ser el Jefe del estado y del Gobierno no me parece que sus hombres le hagan mucho caso la verdad ya que en la siguiente escena los han encerrado y olvidado de ellos (tal vez para que puedan ser rescatados no?). Y efectivamente, poco después los rescatan pero total da igual pues la peli ya tiene lo que buscaba un personaje que pueda decir yo le atice a Hitler.
Los actores tampoco hacen mucho por defender sus papeles aunque me parece hasta lógico que no se comprometan con tal descalabro. El extraterrestre que en un momento determinado fue definido como un saltamontes de dos metros habla emitiendo unos sonidos desagradables y sinceramente a mi me pareció que el resto del reparto hacía otro tanto. El elenco de héroes simplones se compone de un joven sonrisa tonta interpretado por Timothy Van Patten (el gamberro que se las hizo pasar putas a todo el profesorado de “Curso del 84”). Un sargento de mandíbula firme interpretado por Tim Thomerson (“Más allá del valor”, “Águila de acero”, “Air América”). Un periodista listillo y parlanchín al que da vida Biff Manard y otro tipo duro con la cara de Art LaFleur (“Cobra”, “El terror no tiene forma”). Estos tres últimos repiten después de ya haber coincidido en “Trancers”, otro filme de ciencia ficción también sacado de la pluma de Danny Bilson y Paul de Meo. Un duelo de guionistas cuyo mayor éxito ha sido “Rocketeer” y alguna que otra entrega de James Bond. En esta ocasión, Bilson se atrevió también con la dirección. Todo muy familiar.
A una peli como esta, no se le puede perdonar que sea sosa y además tiene menos consistencia que una morcilla. Todo en ella me sonó falso e impostado, insistiendo en no ir a ningún lado, en no provocar nada, tomando siempre malas decisiones o, simplemente, no tomando ninguna. En definitiva un batiburrillo de géneros mal explicado.
David Mudarra
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4
22 de mayo de 2013
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida cinta, dirigida por su propio protagonista, un Peter Fonda que no tiene dos dedos de frente quizás por eso su estrepitoso fracaso comercial. Sin embargo te hace pasar el rato. La trama va de lo siguiente; Wanda Nevada es una chica de casi catorce años bastante desarrollada para su edad. Un día, aparece en el bar en el que todas las noches juega al billar el hombre con el que vive (que no convive). Éste llega un momento de la partida que apuesta todo el dinero que ha ganado hasta la fecha contra la chica, gana y después de matar al un hombre que a su vez intenta asesinarlo, se va con la chica a buscar oro al Gran Cañón de Colorado. ¿Qué? A que no hay por donde cogerlo...
Pues si es extraña y, en su parte final, totalmente pasada de rosca, pero no aburre y mantiene el interés lo cual ya es mucho.
Buena fotografía (con bellos paisajes) y banda sonora. Y buenos actores aunque con personajes para dar de comer a parte. Peter Fonda, Luke Askew, Henry Fonda, Fiona Lewis y la arrebatadora belleza de Brooke Shields que por aquel entonces estaba para comérsela, con perdón.
Un western pues moderno y atípico (en cierto sentido original) pero no convincente, aún así no debe desdeñarse alegremente pues tiene sus cosas positivas. Un filme para curiosos.
David Mudarra
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