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Críticas de Cornapecha
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Críticas 196
Críticas ordenadas por utilidad
9
22 de marzo de 2015
191 de 228 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1999 Helgeland nos regaló con Payback una de esas películas que hacen honor a su género. Mel Gibson interpretaba a un tipo duro que desata el infierno en la Tierra porque alguien le estafó 70.000 dólares y quiere recuperarlos. Varias veces a lo largo de la película sus oponentes, antes de convertirse en cadáveres, muestras su estupefacción porque Porter monte esta hecatombe por 70.000 cochinos pavos. Incluso el propio Porter remarca una y otra vez, antes de ajusticiar a su correspondiente rival, que no quiere ni un dolar más. Sólo sus 70.000.

John Wick es, quince años después, la mejor heredera de aquella película violenta, irónica y entretenida. Reeves es peor actor que Gibson y el guión es más insustancial, pero a cambio las coreografías son más vistosas, la fotografía es excelente y Wick apenas pronuncia media docena de frases a lo largo del metraje, con apenas un par de ellas para justificar su implacable ira asesina.

Porque Wick no desmonta Nueva York ni siquiera por 70.000 pavos. John Wick reparte muerte y destrucción porque unos incautos gangsters rusos juniors tuvieron la insensata idea de robarle el coche y matarle al perro, herencia de su difunta esposa.

Y ya con esa premisa la película te gana para siempre. No le han matado a la mujer, no le han secuestrado a la hija, no amenazan la tranquilidad de un pueblo. Simplemente le han matado al perrito. Irracional, desproporcionado, eficaz motivo.

Con ese arranque, esos trajes impecables y esos tiroteos deliciosamente orquestados es imposible no disfrutar de la película. Y esos diálogos tan encantadoramente tópicos, esos "Oh" cuando alguien susurra "Es que es John Wick", Esas caras de palo, ese hotel de los asesinos donde el crimen se viste de cortesía y elegancia.

Muy entretenida, muy simpática por su falta de pretensiones. Y esos planos aéreos de la ciudad que parecen dibujos animados...

Recomendable 100%
Cornapecha
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4
3 de octubre de 2020
202 de 327 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de las series de televisión está repleta de ideas que empezaron bien, incluso muy bien, para ir degenerando en algo completamente distinto a esa idea primigenia. Evolución que, parafraseando a Raised, normalmente fue una involución. La más icónica es, por supuesto, Perdidos, aquella serie que comenzó original e intrigante y acabó en un desbarre de sinsentidos y absurdidades encadenadas.

Pero al menos Lost tardó seis años en perderse a si misma en vueltas y más vueltas de guión. Raised by wolves ha batido el récord. En una temporada de diez capítulos ha conseguido coger una línea argumental clara, diáfana e interesante e ir liándose a si misma en giros cada vez más ininteligibles, que deberían intrigar al espectador pero en realidad acaban desconcertándolo, incapaz de entender hacia dónde quieren ir sus creadores.

La idea original estaba muy lograda, y los primeros episodios la iban desarrollando con elegante prudencia, abriendo algunos interrogantes (imprescindibles para intrigar al espectador) y completando poco a poco el puzzle. Los dos androides, los huérfanos, los mitraicos, el entorno hostil del planeta, todo ello se conjugaba para ir dando forma a la historia.

Pero en un momento indefinido, a la altura del quinto o sexto episodio, empieza a liarse la madeja. Los elementos fantásticos se imponen a los de la ci-fi, empiezan a pasar cosas absurdas e inexplicables que se van sucediendo sin orden ni concierto, se abren frentes que ya se intuye que no se van a cerrar y todo empieza a dar mala impresión.

Un elemento que permite identificar estos líos de guion en cualquier narración es cuando los personajes comienzan a hacer cosas absurdas y que no pegan con lo que nos habían contado. Enemigos feroces que en diez minutos son amigos íntimos, rehenes que estaban intentando huir se pasan al bando de sus captores, ateos que se convierten por un navajazo, viajes eternos sin razón racional, etc, etc...

Sin motivo aparente el planeta semidesértico se convierte en una acumulación exagerada de seres de todo tipo y pelaje, aparece gente por todas partes y todo el mundo empieza a oír y ver cosas raras. Como hay que justificar que pasen las absurdas movidas que se acumulan, empiezan los deux ex machina para que esto avance. Templos, agujeros, extraterrestres, bebés, soldados... Cualquier inverosimilitud es posible.

Y si hay un personaje que sufre más que ninguno este desconcierto, ese es Madre. A partir de una idea brillante, maravillosamente interpretada por Amanda Collin, se va degenerando en un sin fin de giros absurdos que van desgastando al personaje sin razón aparente.

Es una pena que se estropee así una idea original. Y es peor que se haga en apenas diez episodios, pero da miedo pensar en qué puede acabar este show, sobre todo si tiene éxito y empiezan a estirar aún más el chicle.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cornapecha
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4
31 de enero de 2016
83 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he sido aficionado a la sci-fi, a la fantasía y a todas las expresiones de la imaginación aplicada al arte. Libros, cómics, series, películas... He visto, he leído y he disfrutado de todos esos mundos que sólo existen en la imaginación del que los inventa y de quienes los disfrutan. He viajado al espacio, he salvado mundos, he entrado en otras dimensiones, he luchado contra dragones, monstruos y aliens...

Y con ese espíritu y esa mentalidad me he puesto a ver The Shannara Chronicles... Y he descubierto que me he hecho viejo. Que mi infancia-juventud se quedó en Willow, en La princesa prometida, ESDLA, en Alien, Terminator o en Predator.

Que esta fantasía cool, de chavales hermosos como modelos, todos jóvenes, todos apolíneos, con esas fiestas de elfos donde suena Coldplay y todos visten de Dolce&Gabanna ya no es para mi.

Que todo me parece un refrito indecente de los clásicos que yo amé. Que Eretria lleva pantalones Levis ajustados y Wil calzoncillos Clavin Klein, lo que a la chavalería le parece lo más normal del mundo. Pero que yo me imagino a Aragorn llevando calzoncillos de diseño o a Arwen en unos vaqueros con bolsillos traseros de cintura baja y se me cae el mundo (imaginario) a los pies.

Que todo es absurdamente de diseño, moderno, fashion. Que en el reino de los elfos y los gnomos se han metido los chavales de los juegos del hambre o el corredor del laberinto a liarla. Que la está petando porque son los chavales los que mueven el mundo audiovisual y ellos prefieren que el mago sea Crixo, con sus tatuajes y su espada laser a un vejete como Gandalf y su bastón. Que les parece normal que los tíos de Amberle sean tan jóvenes (y apuestos) como ella. Que entre un personaje por la puerta y todo el mundo (que nunca lo ha visto ni ha oído hablar de él) sepa quién es, de dónde viene y a dónde va. Que Amberle y Eretria se pasen el rato quitándose el cuchillo y poniéndoselo en el cuello...

Está claro que los de la MTV no estaban pensando en mi cuando parieron esta mezcla juvenil de ESDLA cutre y los juegos del hambre.

Y me da pena, porque esto confirma que me hago viejo...
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Cornapecha
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7
16 de septiembre de 2017
68 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película producida por Netflix, lo que supone varios condicionantes: El presupuesto será mucho más reducido que el de un blockbuster típico, el guión intentará tener algo más de chicha que los blockbusters habituales y el conjunto, sin ser una joya, cumplirá unos estándares mínimos de calidad que la mayoría de blockbusters actuales ni sueñan alcanzar ni les importa.

Como (casi) siempre en la ci-fi, nos presenta un futuro distópico, en este caso marcado por el férreo control de la superpoblación que ejerce el gobierno para evitar el colapso de los recursos. En ese sentido la película cumple con nota. Si necesidad de efectos especiales ni movimientos de masas nos pone en situación rápidamente. En pocos minutos entendemos el sufrimiento que padece la población sometida a una tiranía que les despoja de lo que más quieren (sus propios hijos) para, dicen, asegurar el futuro común.

En ese marco aparece la familia que representa Noomi Rapace. Otro acierto, tanto la historia particular como la propia interpretación de Rapace. Tal vez el único problema es que el perfil de la actriz es tan duro que los personajes más sensibles quedan un poco desdibujados. Pero la historia de las siete hermanas encaja perfectamente en el marco general y le pone un punto de frescura nada habitual en este tipo de producciones. Hasta aquí todo va sobre raíles. No es perfecto pero cumple.

Es en el momento en que la película quiere ponerse entretenida cuando comienza a fallar. Buscando no resultar aburrido y atrapar a los espectadores más palomiteros el guión deriva a una peli de acción con bastantes huecos e incoherencias. Los hilos de la narración comienzan a torcerse un poco para justificar unas cuantas escenas de peleas, persecuciones y explosiones (y un par de tetas, por cierto) que le sientan a la película como un par de pistolas a un Cristo. Pero esto es lo que hay en el cine actual, el peaje a pagar si no quieres que el espectador tipo de hoy en día se baje de la peli. Las hermanas se convierten en Jason Bourne de una forma un poco absurda, aunque se agradezca que las peleas sean sucias y sangrientas y no combates de kung-fu.

Y con una (o varias) sorpresas finales se completa una película bastante entretenida, con toques originales y un aire final de objetivo logrado.
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Cornapecha
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2
5 de julio de 2021
78 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
La labor del guionista es siempre de las más ingratas en este negocio del cine. Cualquier aficionado te puede hablar de decenas de directores, de incontables actores y actrices, incluso más de un compositor de bandas sonoras ha conseguido fama y trascendencia por su trabajo. Sin embargo pregúntale al cinéfilo medio por el nombre de algún guionista y en la inmensa mayoría de casos (empezando por el que esto escribe) no te podrán dar ni un triste nombre. Y sin embargo la labor del escritor es imprescindible para que lo que llega al espectador tenga una mínima calidad, y es imposible lograr una buena película si el guion es deficiente. Esto se supo en Hollywood desde el principio del negocio. Se les negaba el reconocimiento, se les regateaba la remuneración, en los títulos de crédito iban a la par de los encargados de la iluminación o el vestuario, pero todo el mundo sabía lo que valía un buen libreto y lo necesaria que es su labor.

O lo necesaria que era, mejor dicho. En algún momento a mediados de los 90 los estudios decidieron que lo de tener un guion era opcional, sobre todo en el cine de acción/entretenimiento. Desde entonces vamos en caída libre y cada blockbuster de acción es más ridículo que el anterior. Cada vez el nivel baja más y más, y cuando crees que ya ha tocado fondo, aparece otro iluminado a demostrar que se puede hacer peor.

Y así llegamos a La guerra del mañana. Este engendro lo escribió, según dicen, un paniaguado llamado Zach Dean, cuyo curriculum se limita a un par de pelis de acción de esas que no vieron ni los que las hicieron. Y con ese bagaje este indocumentado se puso a escribir una película de ciencia-ficción, que ya es donde acaban todos los guionistas que han perdido el norte, porque ya se sabe que los aficionados al género nos comemos cualquier mierda que nos echen.

El bueno de Zach se vio Al filo del mañana, Aliens y un par de pelis de invasiones alienígenas y ya se consideró preparado para parir esta obra maestra de la ci-fi. Un buen escritor del género ya lo tiene difícil para lidiar con las infinitas paradojas de los viajes en el tiempo, imagínate un segundón incapaz como nuestro héroe. El resultado es un cúmulo de estupideces e incoherencias que se iban perdonando porque esto es una peli para la tele de pasar el rato y tampoco nadie esperaba mucho más.

Pero el próximo ganador del Oscar al mejor guion original se iba gustando y se vino arriba sin control. Y así le salió un último tercio de guion que puede entrar por derecho propio en el museo de los horrores y en un lugar de privilegio. Incapaz de darle un final adecuado a su propio desbarre, Zach se sacó unas ocurrencias que harían sonrojarse a un estudiante de primaria. Si hasta ese momento la peli iba tirando con más pena que gloria, en este último tercio da pena. Pasan cosas cada vez más absurdas e inverosímiles, se pasa por el forro de los testículos la coherencia, el sentido común y la vergüenza torera. Da tanta pena que estuve a punto de darle al avance rápido para evitarme este espectáculo bochornoso, esta estupidez filmada que aún tiene defensores, lo que demuestra que Hollywood tiene razón, y para el espectador de hoy en día tampoco merece la pena esforzarse más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cornapecha
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