Filme con un carácter fuerte para justificar que el cine es arte, así de sencillo. La puesta en escena está llena de pureza; y Falconetti la desborda con la que considero la más sublime actuación que pudo legar el cine mudo. Todo en él es tan necesario, compacto y evocador que modificarlo o readaptarlo sería cuestionar la perfección del filme.

Dreyer intenta introducir al ya tan famoso tema del vampirismo típico de la época ese tan personal estilo que lo caracterizó toda su carrera. Aunque hay que reconocer que Dreyer se encuentra distante de otros filmes del género como el de Murnau, introduce su propio camino hacia una experiencia visual única, donde se conjuga lo real y lo onírico, lo que lleva al film a volverse más elevado al menos visualmente.

Sí, el padrino podrá fascinar a multitudes enteras. Todo muy bonito en el padrino la historia, el guión, la actuación, pero no hay que rascar demás en donde no lo hay. No voy a negar que sea una mala película, pero calificarla como la mejor película de la historia es un chista de mal gusto.

Bresson llega por momentos a ser brillante al encontrar un punto de vista tan objetivo como lo sería un burro nimio. Aunque Bresson abusa de varios recursos para seguir el hilo de la historia, el desenlace cobra bastante fuerza, la suficiente para darse cuenta de la triste pero real relación entre el animal y el ser humano. Mismo destino y mismas circunstancias.