Todavía no comprendo las críticas hacia esta película, así como las inacabables mofas hacia su creador. No cabe duda de que Tommy Wiseau es nuevo en esto, y precisamente por ser 'The Room' su ópera prima, uno no puede esperar encontrarse ante un alarde de profesionalidad. Pero si bien adolece de cierta inexperiencia, atesora una pureza, una inocencia y espontaneidad que a mi personalmente me han cautivado. Tommy Wiseau es de hecho quien viene a rescatar esa originalidad perdida que sólo está al alcance de los malos directores: aquellos que hacen películas simplemente por su amor al séptimo arte, y eso se nota en el resultado final.

La comicidad no intencionada de este film es simplemente algo soberbio, y la muy amateur interpretación de Wiseau es de una pureza que pone la piel de gallina. Un director que, sin pretenderlo, está a la altura -salvando las distancias- de nombres como Ridley Scott o David Cronenberg.

Tommy Wiseau está llamado a ser uno de los mejores directores de cine independiente de todos los tiempos.

Una de esas películas que son mucho más de lo que aparentan ser. Pues, si bien en un principio puede resultar una comedia algo näif, en el meridiano del film cobra un dramatismo sin precedentes. Por otra parte, las coreografías de lucha son de lo mejorcito que he visto en mucho tiempo, tan solo igualables por otras cintas de Jackie Chan, Gordon Liu o Donnie Yen, y que para la época no solo no estaban nada mal, sino que a día de hoy cuesta encontrar semejantes proezas de dinamismo y perfección, de esas con las que uno se deleita, divierte, ríe y estremece al mismo tiempo, incluso después de haberlas visionado incontables veces. Para mí, uno de los mejores trabajos de Samo Hung tanto en su faceta de actor como de director.

Así de firme y categórico: Spider es la esquizofrenia llevada al cine tanto como lo es la novela homónima en que se basa. Hasta la fecha no he visto ningún otro film que recree con tanta intensidad, respeto y fidelidad la que hoy por hoy sigue siendo la enfermedad mental más grave y enigmática que jamás ha existido. Pero lejos de suponer un mero documental sobre este tipo de trastorno, Spider es además una película soberbia. Muchos dicen que peca de cierta lentitud, pero aquellos que hayan leído la novela -que el propio McGrath adapta- comprenderán el porqué de esta cadencia: Spider es un hombre muy enfermo para el cual el simple hecho de caminar le supone un gran esfuerzo, ya no digamos el poder ordenar de manera lógica los pensamientos y recuerdos de su atormentada mente.

La interpretación de Fienness es simplemente perfecta, actor con el que el propio Cronenberg ya quiso trabajar en el pasado, y el cual se mostró muy interesado en el papel desde el principio. Como era imposible trasladar el Spider de la novela, el que encontramos en el celuloide es muy diferente, aunque ambos se complementan a la perfección y lo que no comprendáis en la película lo sacaréis en claro en el libro, sobre todo en lo referente a algunas de las complejas alucinaciones de su protagonista, las cuales y por razones más que obvias no aparecen en el film.

La banda sonora del siempre perfecto Howard Shore es pequeña e introvertida; representa la mente de Spider, y se aleja de grandilocuencias típicas de otras producciones. Aquí encontraremos sobre todo canciones de cuna, sombrías partituras de violín y piano e incluso melancólicos villancicos.

A destacar también las interpretaciones de Gabriel Byrne y el espléndido triple papel de Miranda Richardson. Spider es una de esas películas que uno puede ver y disfrutar una y mil veces, y en cada visionado deleitarse con un film que brilla con luz propia, aunque sea la fría y gris luz de las calles londinenses.

Una cita que bien podría valer para todos aquellos 'críticos' que por alguna extraña razón se han puesto de acuerdo en poner a caldo la que es una de las mejores películas de ciencia-ficción de la década y una 'precuela' maravillosa en todos los sentidos.

A los fans de la primera 'Alien' y 'Lost', que por favor, tengan en cuenta un par de puntos: Prometheus no es una precuela directa de la magnífica película del 79, ni lo pretende ni nadie lo necesita, salvo los fanboys; ya no de las películas de la franquicia, sino más bien de la criatura protagonista, que parece ser lo único que les gusta. El otro sería que, aquellos que no hemos visto la conocida serie televisiva 'Lost' nos la pela que sea Lindeloff o cualquier otro el guionista, así que agradecería en sucesivas reseñas que evitarais mencionar estos dos aspectos que nada tienen que ver con el film que nos ocupa, gracias.

Al resto, es decir, al que vaya a ver la película sin repulsivos prejuicios, tan sólo le pediré que sea objetivo, sincero y honesto a la hora de valorarla como es debido: como una fantástica película la cual, al igual que otros films de Ridley Scott, ha sufrido unos tijeretazos de impresión, con lo que la versión que hemos visto en el cine no es un desaguisado en cuanto a guión, sino que una vez más Fox la ha descuartizado para que esta no excediera el metraje que ellos estipulan es el adecuado. Basta esperar unos meses para poder ver la versión doméstica que a buen seguro traerá el rodaje original sin cortes, el cual callará las incesantes bocazas de personajes que lo único que querían ver en el cine era el monstruo de la primera entrega. Ese 'fan' al cual se la pela el origen del Space Jockey en lugar de sentir fascinación por él; ese fan al que le chifla Aliens y sus sucesivas secuelas y pseudo-secuelas; ese fan que detesta el cine y prefiere los pastiches televisivos; ese fan que se comporta en el cine como si estuviera en su casa; ese fan que se cree más listo y con más talento que directores y guionistas consagrados; en definitiva, ese fan que es la negación absoluta del cine: Prometheus es maravillosa y lo mejor es que no tengo -ni quiero- explicar por qué, es un axioma incontestable y lo mejor que le ha podido suceder al cine de género, anclado en el ostracismo de la serie b o las producciones palomiteras. Prometheus es casi perfecta como lo fue en su día Alien y Blade Runner y no hay nada más que decir.