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Cabo Verde Cabo Verde · Barcelona
Críticas de Carlos
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
5
30 de noviembre de 2011
37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
HIMYM es ya una de las series veteranas de la parrilla televisiva. Aunque esta comedia tiene tantos seguidores como detractores, los que le atribuyen una genialidad que no se veía desde ‘Friends’ y los que, directamente, odian a Ted Mosby y su boba historia. Lo único cierto es su éxito en antena, lo que ha hecho que la cadena la prolongue dos temporadas más, hasta alcanzar la octava temporada. ¿Alcanzará las 10 temporadas de su predecesora? Las audiencias dictarán sentencia.

Todos coincidimos en lo odiosas que pueden resultar las comparaciones, pero en esta ocasión la comparación resulta demasiado evidente. Y el hecho de que sea evidente no le resta validez a esta comparación, ya que los creadores de la serie (o ‘copiadores’ que dirían algunos) se lo han buscado. Y no es que HIMYM tenga unas tramas similares a las de ‘Friends’, pero sí es cierto que hay características en la personalidad de los personajes y ciertos mecanismos de funcionamiento de la serie que podemos encontrar en ambas comedias: grupo de amigos, los escenarios son el piso compartido y el bar, la pareja dentro del grupo que sirve a los guionistas para tratar temas como el matrimonio o los hijos, etc.

Pero salvando estas comparaciones, lo cierto es que la serie tiene dos buenas temporadas iniciales, donde Ted empieza a explicarnos la historia que le llevará a conocer a su futura esposa. En estos episodios (cuando Ted aún hacia algo de gracia) vemos su relación con Robin, también a la extraña pero entrañable pareja que forman Lily y Marshall y, sobretodo, nos reímos con Barney, este ligón trajeado y teatrero que hará mil y una invenciones con tal de llevarse una chica la cama. Fue un prometedor inicio de la serie que, sin ser nada del otro mundo, cumplía perfectamente su función de entretener y divertir.

Pero la comedia se hace pesada con el transcurrir de los capítulos viendo que las tramas son similares a las del principio y previsibles. Además, algunos de sus personajes dejan de hacer gracia, como Ted y Robin, ya que se mantienen invariables desde el primer al último capítulo. Marshall y Lily tienen sus (pocos) momentos, así que el personaje de Barney Stinson (Neil Patrick Harris) queda como capitalizador y único depositario de la sonrisa del espectador. De hecho, lo único que mantiene la serie son los gags de Barney y los flashbacks que muestran a los protagonistas en su etapa de jovenzuelos universitarios. Demasiado poco para una serie de humor. Además, lo que sirvió como excusa para narrar la serie (la explicación de Ted a sus hijos) acaba en pesadez, así como las divagaciones en off del protagonista sobre el destino y la esperanza de encontrar el amor verdadero.

En definitiva, una serie con un buen inicio pero que va claramente decrescendo a medida que avanza y que queda lastrada no por su comparación con ‘Friends’, sino porque acaba costando soltar una carcajada debido a su completa invariabilidad y a la repetición de situaciones y de gags.
Carlos
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5
17 de enero de 2012
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cadena norteamericana Showtime (Dexter) nos presentó en 2007 este producto que se mueve con agilidad entre el drama y la comedia. El hombre tras la cortina es Tom Kapinos, el que fuera productor y guionista de ‘Dawson crece’, que ejerce en su segunda serie las mismas funciones. La serie ha anotado en 2012 su quinta temporada, aunque su audiencia ha ido en declive desde la primera, con lo que aún no ha sido confirmada una sexta temporada.

‘Californication’ se centra en la errática existencia de Hank Moody, un escritor de cierto éxito que padece adicción al tabaco, al sexo y a la autodestrucción. Y toda la serie gira en torno a ello: Hank y sus líos, que mayormente tienen que ver con mujeres (a cuál más espectacular). De hecho, la primera escena es bastante definitoria: un marido furioso pilla a nuestro protagonista in fraganti con su mujer y escapa a toda prisa y sin pantalones en su descapotable mientras suena el ‘You can't always get what you want’ de los Rolling.

A medida que avanzan los capítulos y las temporadas, la serie parece tener un único propósito, que todos (hombres) queramos ser como Hank Moody. Lo malo es que ésta queda como la única justificación para seguir adelante con un producto que evoluciona muy poco, por no decir nada, y hace que el espectador se canse de ver capítulo tras capítulo las gamberradas del escritor. La trama se repite en exceso, cada uno o dos episodios: Hank hace algo mal hecho (mujeres por medio) y tiene que acabar pidiendo perdón a su hija, a su ex, a su agente o a su chica del momento.

Los personajes estrambóticos que pueblan la serie son sin duda lo más atractivo. Personajes como el agente Charlie Runkle o su mujer Marcy, Lew Ashby (temp. 2), Sue Collini (temp. 3), Stu Baggs (temp. 4) o Apocalipsis Samuray (temp. 5) se suceden con sus diferentes rarezas y con las mismas intenciones de complicarle la vida a Hank. Pero hasta éstos acaban cansando, ya que cada personaje intenta ser más extravagante y desviado que el anterior, lo que transforma la serie en un sinsentido que se repite en exceso.

David Duchovny es el encargado de interpretar con acierto al protagonista, en un papel que parece hecho a medida para él. También cabe destacar Natascha McElhone como Karen, su ex y madre de su hija de la que estará eternamente enamorado. Ella le dice a Hank a título descriptivo una de las frases de la serie: “te estás ahogando en un mar de coños”. Su hija Becca (Madeleine Martin) es quizá el carácter más atractivo, poco creíble como personaje real, ya que confluyen en una cría de 13 años aires de Cobain y un psicoanálisis digno de Freud, pero que cumple su función como conciencia y consejera de su padre.

Después de la novedad que supuso la primera temporada (con un final de comedia romántica) e incluso la segunda, una floja tercera temporada dejaron a la serie en un punto de estancamiento que tampoco ha sabido remontar en las dos siguientes.
Carlos
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8
15 de febrero de 2012
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La BBC vuelve a hacer de las suyas. La cadena británica nos presentó en 2011 una nueva mini-serie de seis episodios, un drama histórico con tintes de novela policíaca clásica ambientada en los años 50. Tras la emisión de los primeros capítulos y teniendo en cuenta la gran acogida y el gran nivel del que ha hecho gala la producción, sólo quedaba un camino: convertir la mini-serie en serie. Como ya hiciera anteriormente con ‘Luther’ o ‘Sherlock’, la cadena ha renovado ‘The Hour’ por una segunda temporada y, teniendo en cuenta los ejemplos anteriores, estamos seguros de que no defraudará.
Por méritos propios, la BBC se ha convertido en el gran referente europeo en la producción televisiva de calidad, y deseamos que dure.

Se han hecho comparaciones, más o menos acentuadas, entre ‘The Hour’ y Mad Men’, pero lo cierto es que los dos dramas tienen muy poco en común. Comparten una cuidada ambientación de época, en los 50 y los 60 respectivamente, y casi podríamos decir que aquí acaban las similitudes, ya que el desarrollo de la serie es muy distinto, así como la construcción de los capítulos o la importancia que cobran los hechos históricos (mayor en la británica).

La serie está ambientada en la década de 1950, centrando el foco de atención en la crisis de Suez entre Gran Bretaña y Egipto y en el trato informativo que la cadena pública británica realizó de los hechos. The Hour, un programa informativo de la BBC, intentará cubrir el desarrollo de la crisis de manera objetiva y plural, lo que despertará cierto recelo en el gobierno británico que hará lo posible por censurar las opiniones poco convenientes. Paralelamente, la serie nos mostrará el conflicto amoroso entre Bel, la productora del programa, y el presentador, Hector, con el tercero en discordia, Freddie, en una posición indefinida. Todo estará acompañado de un misterioso asesinato que la policía ha dejado sin resolver, pero del que Freddie sospecha que hay algo más.
Las tres tramas (el informativo, el lío amoroso y la investigación del asesinato) se intercalarán a lo largo de los seis episodios con destreza, lo que pone de relieve un guión tremendamente sólido y bien construido. En ningún caso la trama (o tramas) se convierte en fatigosa y cada capítulo nos ofrece una dosis de cada una de las problemáticas, para acabar resolviendo en dos capítulos finales que resultan intensos y de una calidad excelente.

El reparto también goza de un nivel general elevado, destacando a los tres protagonistas: Romola Garai (Bel), Dominic West (Hector, aunque siempre recordado como Jimmy McNulty) y Ben Wishaw (Freddie), que realizan un gran trabajo.

Por todo, ‘The Hour’ es una de esas series que merece ser vista, por su guión, su ritmo, inteligencia e interpretaciones, aún más sabiendo que vendrán nuevos episodios. El contexto histórico está muy bien tratado, ya que crece y se desarrolla con la serie y la ambientación, el vestuario y la banda sonora son magníficos. Otro éxito de la BBC.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Carlos
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8
30 de noviembre de 2011
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las mejores series de los últimos tiempos que, sin embargo, ha pasado desapercibida para el gran público. Tanto, que la cadena que la emitía, FX (‘Sons of Anarchy’, ’Damages’), la canceló después de haber emitido la que ha sido la primera y única temporada de este gran drama. Casi mejor así: nos queda una serie de 13 episodios vibrantes y de gran factura que sin duda nos atrapará de principio a fin y, de este modo, no corremos el riesgo de que los guionistas y el paso de las temporadas le resten esplendor.

‘Lights out’ es la historia del ex-campeón de los pesos pesados Patrick ‘Ligths’ Leary (genial Holt McCallany en el papel), una historia de pasión por el boxeo y de superación personal. Después de retirarse del boxeo profesional, el protagonista decide centrarse en el trabajo en su gimnasio y en su familia. Pero los problemas económicos (y otros que vendrán detrás) están al acecho y no le van a conceder a nuestro púgil un retiro tranquilo. Patrick afrontará su cotidianidad como si aún estuviera en el ring, aguantando golpes que vienen por doquier con la máxima tenacidad (incluso de personas muy cercanas a él) y dando el máximo de sí mismo por defender a los suyos.

Las dificultades económicas acaban siendo una entre tantas turbulencias a las que tendrá que hacer frente. Empezando por su interesado hermano (un acertado y sonriente Pablo Schreiber, el que fuera Nick Sobotka en ‘The Wire’), que se aprovechará del ex-campeón para reflotar las arcas del gimnasio y llenar sus bolsillos, los agentes que manejan el mundo del boxeo, la relación con su padre o la enigmática aparición de su madre después de mucho tiempo sin saber de ella. Pero lo que hace a Patrick Leary realmente invencible es su mujer Theresa (Catherine McCormack, esposa de William Wallace en ‘Braveheart’) y sus hijas, a las que ama por encima de todo y que suponen el pilar principal de su estabilidad y de su confianza. No cabe decir que, cuando Patrick no encuentra este pilar, queda a merced de los intereses de su hermano y de los agentes, que se aprovecharán de él a pesar de su salud.

Sin desvelar ningún aspecto del argumento, queda comentar el gran acierto de la cadena en la elección del reparto. Tras destacar a un gran McCallany como ‘peso pesado’ de la ficción y las buenas interpretaciones de Schreiber y McCormack como hermano y esposa, hay que destacar el entrañable papel de Stacy Keach como el padre de Patrick, de sus hijas y, especialmente, el papel de Daniella (Ryann Shane), y el enigmático personaje Ed Romeo (Eamonn Walker), que tendrá una breve aparición pero que marcará un punto de inflexión en la serie con su vozarrón y sus reflexiones.

No se pierdan esta tremenda ficción, una pequeña joya con un argumento sólido y creíble, unas grandes interpretaciones y unos intensos 3 capítulos finales que nos regalan un magnífico y emotivo final de serie con el que quedaremos por siempre encariñados con nuestro campeón Patrick ‘Lights’ Leary.
Carlos
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7
16 de noviembre de 2011
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de las series más comentadas, premiadas y vistas de los últimos años. No les diré nada nuevo. ‘Mad Men’ narra, entre tragos de whysky y humo de tabaco, el día a día de una empresa de publicidad de la Nueva York de los glamurosos años 60: vemos a los jefazos ahogándose en alcohol entre reuniones (y abordando a sus secretarias), a los creativos elaborando falsas realidades para los anuncios (y ambicionando el puesto de sus superiores) y a las secretarias trabajando diligentemente (y haciendo en ocasiones de cuidadoras y amantes de los dirigentes).

Todo esto se nos presenta sobre un gran telón de fondo, con una magnífica ambientación histórica, lo que constituye un gran punto a favor de la serie. Vemos, a través de los personajes, como vivía y sentía la sociedad americana respecto a los temas del momento, como por ejemplo la muerte de Kennedy, la herencia de la Segunda Guerra Mundial (cuando Sterling no quiere tratar a un cliente nipón porque amigos suyos murieron luchando contra los japoneses) y, especialmente, el machismo imperante de la época, muy bien tratado por los guionistas a lo largo de la serie pero especialmente en el personaje de Peggy Olson. También cuestiona la ética que existía (y existe) en el mundo de la publicidad o, más bien, la ausencia de ella, creando ilusiones e inventando necesidades con tal de vender.

La ficción se centra en Donald Draper (un Jon Hamm al que a partir de ahora siempre relacionaremos con Draper, como ocurre con Gandolfini y Tony Soprano), un publicista que es carisma y atracción en estado puro, especialmente para las damas. Su vida familiar más parece uno de los anuncios que él mismo crea: una simple fachada para ocultar un pasado algo turbio, su adicción al reconocimiento social y laboral y sus constantes escarceos extramatrimoniales. Pero el otro gran logro de la serie son los numerosos personajes secundarios que bailan alrededor de Draper: empezando por la perspicaz y valiente secretaria Peggy, su mujer Betty, el siempre ambicioso Pete Campbell o los dos fundadores de la compañía de publicidad, Roger Sterling y Bert Cooper, con cierto aire místico y que, en ocasiones, parecen más locos que cuerdos.

Si los dos grandes puntos a favor son la ambientación y el excelente elenco de personajes secundarios, quizá el único contra de la serie es lo que tarda en desarrollar las tramas. De las 4 temporadas que hay hasta la fecha, personalmente creo que ésta última ha sido la mejor, pero en las 3 primeras da la impresión de que algunos capítulos se parecen demasiado entre sí, y vemos a Draper actuando de la misma forma (básicamente, engañando a su mujer) sin avanzar, mientras que otros personajes sí que llevan a cabo una evolución. Mi valoración de la serie es notablemente positiva, pero pienso que, en ocasiones, decelera en exceso el ritmo.

Por tanto, hablamos de una gran ficción que sólo requiere paciencia para ser vista. Por cierto, no vean la serie con tabaco cerca: se lo fumarán todo.
Carlos
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