Hannibal abre con uno de los pilotos más brillantes de la temporada si no el que más. Un logro que hay que atribuir tanto a la cinematografía como al guion.

Dentro del trilladísimo universo de los dramas procedimentales David Slade consigue innovar en la forma aunque no tanto en el desarrollo. Al parecer la serie ha optado por seguir un modelo episódico, en el que se presenta un nuevo caso en cada episodio y se resuelve antes del final, decisión acertada a mi parecer. Y es que en los dramas procedimentales hay que decidir entre este modelo (que siguen series del estilo de CSI) o un modelo más serial, en el que el mismo caso se investiga a lo largo de la serie (The Killing o Twin Peaks). El problema del modelo serial es que el desarrollo puede causar frustración al no recibir la resolución y no descubrir quién es el asesino hasta veinte episodios más tarde. El modelo episódico, por otra parte, puede calmar las ansias del espectador episodio a episodio a la vez que desarrolla una trama conectora de toda la temporada (aquí la relación entre el agente Graham y el doctor Lecter).

Como he dicho antes, la cinematografía es uno de los puntos fuertes de la serie y uno de los aspectos más cuidados, sobre todo teniendo en cuenta que nos encontramos ante una serie producida por un canal público como es NBC y no un canal de televisión por cable como FX, Showtime o HBO. La manera en que el agente Graham revive los asesinatos en su mente, retrocediendo, esas gotas de sangre desprendiéndose de la pared… Un momento brillante. Slader incluso se ha permitido alguna que otra referencia a “El Resplandor” de Kubrick, en esa escena en la que el agente Crawford (Fishburne) habla con Graham en los baños. Es inegable la fuerza de las imágenes que nos presenta serie: las pesadillas del agente Graham; esa astamenta desgarrando a la víctima. Tampoco me parece que la serie sea más gráfica de lo que debiera, pues al fin y al cabo es una serie sobre Hannibal Lecter, el psicópata caníbal de “El silencio de los corderos”. De no mostrar alguna que otra escena cruenta estaría decepcionando a un amplio margen de los espectadores.

Por otro lado el guion, escrito por el magnífico Brian Fuller (creador de genialidades como “Criando Malvas” o “Tan muertos como yo”), se sostiene por sí mismo. Con diálogos muy logrados y frases que bien podrían volverse clásicos de la televisión: “May I borrow your imagination?”.

Los personajes están bien definidos y brindan unas actuaciones brillantes. Un Lauren Fishburne que si bien es cierto que no se sale de su línea encaja perfectamente con el personaje que interpreta y Hugh Dancy y Mads Mikkelsen en pleno apogeo. El personaje de Dancy recuerda bastante al que interpretaba en “Adam” (2009) pero no me parece que esto sea algo negativo pues sigue siendo un intérprete brillante y Mikkelsen impone desde el primer momento. Uno de los puntos fuertes es que a pesar del conocimiento previo que podemos tener de los personajes es difícil comprender sus motivaciones y esto hace que explorarlos a lo largo de la serie vaya a ser un viaje interesante.

En definitiva, un estreno muy sólido, con imágenes maravillosas, interpretaciones dignas de ver y un desarrollo estable, sin precipitaciones pero sin pausa.

Me declaro fan acérrimo del cine de terror. Adoro las historias de fantasmas y exorcismos y casas encantadas y siempre he sentido una extraña fascinación hacia lo paranormal y lo inexplicable (algo que al parecer me viene de familia). Y como les ha pasado a muchos otros fans del género he visto ya tantas películas que hay pocas que me quiten el sueño o que ni tan siquiera puedan inquietarme. Tanto es así que he llegado al punto en el que cuando veo una película de terror no lo hago con la esperanza de que esta me asuste, simplemente busco una historia interesante, bien hilada y que contenga esos elementos con los que tanto disfruto. Y lo cierto es que es bien difícil encontrar historias que cumplan estos requisitos. Parece que los directores de películas de miedo piensan que sus espectadores son tontos y les toman el pelo con cantidad de “sustos” que consiguen subiendo mucho la música y haciendo largos planos en los que sabes que va a aparecer algo de pronto. Pero, señoras y señores, quiero dejar claro una cosa ahora mismo: una película de sustos, no es lo mismo que una película de terror. Al igual que tampoco es lo mismo que una película gore (o lo que ahora llaman “torture porn”). Una película de terror se sostiene en la historia y en la tensión. Sí, puede haber algún que otro susto pero no abusa de ellos y bajo ninguna circunstancia confía en que los sustos sean suficiente para mantener el peso de la película. En los últimos años he visto cantidad de películas “de terror” que prometían y que no han resultado ser nada más que películas de sustos (‘The Innkeepers’ o ‘La Mujer de Negro’ por ejemplo). Por lo tanto me alegra mucho poder decir que ‘Expediente Warren: The Conjuring’ es una película de terror. Y una muy buena por cierto.

Y su triunfo allí donde otras han fracasado se debe a diferentes razones algunas de las cuales voy a exponeros a continuación:

Lo primero de todo (y a mi parecer lo más importante) es que ‘Expediente Warren’ tiene un buen guion. El guion es el alma de la película y encontrar uno bueno es realmente difícil en los últimos tiempos, por eso nos encontramos tantas películas geniales visualmente pero que son una basura porque nadie se encarga de cuidar el guion. Este no es el caso, cuando vemos la película nos encontramos con personas reales por las que podemos preocuparnos y ese es otro de los puntos más importantes de cualquier película de terror que se precie: Si no consigues que el espectador tema por los personajes el film se hunde. ‘Expediente Warren’ no solo consigue que apostemos por un personaje principal si no que nos presenta a nueve (Los Warren y Los Perron) y hace que nos los creamos a todos y que temamos por todos ellos.

La película no tiene grandes dosis de originalidad, ni lo pretende, sino que coge todos los elementos clásicos disponibles, los que hemos visto cientos de veces, y los usa con maestría y precisión. El director James Wan, un veterano del cine de terror, en ningún momento toma al espectador por imbécil, no trata de engañarlo con golpes de sonido. Y creo que ese es precisamente uno de los puntos fuertes de la película. Estamos acostumbrados a que películas del tipo de ‘Paranormal Activity’ (especialmente las últimas) nos tomen el pelo preparándonos para un susto y luego no dándolo, es realmente un placer y un alivio ver como los sustos en esta película no necesitan aumentos estratosféricos de música para causar efecto y como la tensión se ve recompensada cada cierto tiempo pues estás más preparado para prestarle atención al metraje.
Otro punto fuerte de la película está directamente relacionado con la escasez de elementos originales o “nuevos”: Nos encontramos ante un film que huele a homenaje a clásicos del género. Directa o indirectamente, ese halo nostálgico que la envuelve hace que no nos importe ver elementos conocidos ser reutilizados pues además Wan los usa de manera tan elegante que ciertamente es un placer reconocerlos.

También me parece un acierto el intercalar la historia de los Warren con la de Los Perron, de modo que los “espiritistas” no son un mero elemento más de la película sino protagonistas y son los afectados por el fenómeno paranormal los que pasan a un figurado segundo plano. Por lo tanto son Patrick Wilson, al que siempre es un placer ver a pesar de no ser un actor camaleónico (no estoy diciendo que sea malo ni mucho menos) y Vera Farmiga, que está mejor incluso que en su papel en ‘Bates Motel’ (de la que es la única que se salva), quienes llevan el peso del film. Y con mucha gracia debo añadir.

El film, como bien se anuncia al principio del metraje, está basado en hechos reales. Los Warren fueron realmente una famosa pareja de investigadores paranormales, conocidos sobre todo por su implicación en la investigación del caso Amityville (de la que se han hecho más de diez películas). Y aunque Ed Warren murió hace unos años, Lorraine a sus ochenta y tantos largos sigue participando en investigaciones paranormales y lleva con la ayuda de su yerno el museo de objetos malditos que podemos ver en la película. Entre ellos se encuentra la muñeca poseída “Annabelle” (abajo podéis ver una imagen de la muñeca real) que aparece al principio de la película. La cantidad de casos en los que trabajó esta singular pareja da pie a abrir una nueva saga de películas, que si todas mantienen la calidad de la primera no me importaría ver.

En definitiva, una nostálgica película de terror que sabe servirse de todo lo que ya se ha hecho para crear un visionado exquisito y muy muy entretenido. Ojalá las películas de terror siempre fuesen como esta.

‘Dark Skies’ es una película del productor de ‘Insidious’ y ‘Paranormal Activity’, como anuncia todo el material promocional (nunca entenderé qué papel juega el productor a la hora de vender una película, sobre todo en este caso: ‘Insidious’ me pareció entretenida pero ‘Sinister’ es un despropósito se mire por donde se mire y esta película se acerca más a esta última que a la primera).