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Críticas de Cinema Wiseau
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
7
20 de diciembre de 2017
136 de 154 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tenía pensado escribir nada sobre la primera serie de Movistar+ en su apuesta por la ficción nacional televisiva, pero viendo las críticas vertidas en la web y las barbaridades que se dicen en ésta, creo que es hora de hablar sobre el espectador medio de este país y la visión que tiene de su propio cine y de la ficción audiovisual en general.

No miento si digo que el público español, o al menos gran parte de él, es uno especialmente acomplejado e hipócrita. Sólo hay que escuchar cómo se repiten una y otra vez las mismas palabras de siempre dentro de las ya también manidas y rancias frases sobre nuestro cine, como si de un dogma de fe se tratase. Españolada, tetas y guerra civil componen la santa trinidad del buen detractor de nuestra ficción. Este conglomerado se divide básicamente en dos grupos: El del españolito de a pie, con un bagaje cultural más bien pobre, pero sin ínfulas; y el de los supuestos entendidos, gente con un bagaje cultural superior al anterior, pero con una visión limitada del medio y extremadamente narcisista en sus opiniones. De estos dos grupos el peor es el segundo con diferencia, ya que el primero, al menos, no trata de dárselas de objetivo ni alecciona a nadie. Es ese tipo de persona que tiene a Nolan en un pedestal, que considera juego de tronos la mejor serie de la historia y que decir lo contrario es blasfemia o determinado tipo de usuario que suele pulular por filmaffinity. Ya sabéis, aquel que escribe en base a una anécdota que ha vivido y que poco o nada tiene que ver con lo que critica; aquel que puntúa con unos o dieces una serie sólo habiendo visto el primer episodio; aquel que deja aflorar sus prejuicios cuando se enfrenta a una película que trata temas espinosos o incomodos con mayor o menor fortuna, vomitando su indignación en la web al ver que la película no valida su opinión sobre determinado tema; aquel que crítica cualquier cosa que no se ajusta a los cánones narrativos y visuales que acostumbra a consumir, protestando como un niño mimado al que no le han dado lo que él pedía. En definitiva, gente con la capacidad analítica de un mendrugo de pan. De hecho, sólo hay que ver lo ingeniosos y desbordantes de imaginación que son algunos de los titulares de las críticas: El truño postnuclear, Mala y aburrida, AMAR EN TIEMPOS REVUELTOS RADIACTIVOS (ASÍ, EN MAYÚSCULA, POR SI ALGUIEN NO LO VE); Floja, lenta y sin sentido (éste es especialmente gracioso porque dice que sólo ha visto los dos primeros capítulos, tocotó). Y así está el patio. Nunca he entendido el por qué perder el tiempo en hacer una crítica de algo que te repugna tanto. ¿Para qué? Mejor sería que emplearas el tiempo libre en otras cosas más productivas y menos tóxicas.

Resulta penoso ver cómo esta apuesta de Movistar+ por un nuevo tipo de series en nuestro país, una que se libera de las restricciones que las cadenas generalistas imponen a sus series como el formato de 70 min o que sea para todo el público, es criticada con los mismos argumentos de chichinabo de siempre de gente que opina sin saber ni de lo que habla.
La zona no es sólo una serie bien escrita, gracias a un guión denso que sabe dosificar la información a cuentagotas y mantener el interés, además tiene una puesta en escena trabajada, está estupendamente interpretada por un buen reparto y cuenta con un trabajo de investigación apabullante que casi ha tardado un año en reunirse. Trabajo que por cierto se ve muy bien reflejado tanto en el guión como en la ambientación. Lo peor que se puede decir es que hay escenas en las que se recrea en exceso y el hecho de que le cuesta coger ritmo. Aunque esto se debe a que la serie está más interesada en mostrarnos de la forma más realista posible el día a día de unos personajes después de sobrevivir a un accidente nuclear que en trazar una trama maniqueísta.

En definitiva, la zona es una serie que difiere de otras producciones semejantes al darle un tratamiento lo más realista posible a un contexto proclive a los elementos más sobrenaturales y fantasiosos.
Cinema Wiseau
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6
21 de diciembre de 2016
57 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba mucho de la nueva mega producción de HBO; la que viene a ser la substituta de Juego de Tronos para el futuro próximo. Temática interesante, valores de producción elevadísimos y creativos de renombre (aunque eso nunca ha sido un seguro de calidad.) tanto en la producción como detrás de las cámaras. Tiene todo para triunfar. De hecho, lo está haciendo. Pero yo no puedo evitar sentir que estamos ante un producto tremendamente artificial y carente de alma alguna. Y esto viene dado por culpa de un guión más empeñado en sorprender al espectador con giros tramposos e inacabables charlas intrascendentes que de dotar de profundidad y una motivación a sus protagonistas. Por decirlo fácil, Westworld es un galimatías hecho a mayor gloria de los fans de Cristopher Nolan. Aunque tampoco me sorprende viendo que el máximo responsable tanto en dirección como en el guión es su hermano Jonathan. Todo está lleno de diálogos cargantes y supuestamente reflexivos e inteligentes, sobreexposición excesiva, personajes planos y sin mucho carisma, mucho relleno y agujeros de guión por doquier. De algún modo me recuerda a Perdidos, sólo que los personajes de la isla almenos tienen carisma. Por cierto, ¿a nadie le cansa lo gratuitas que son muchas de las escenas de sexo, violencia y desnudos? Es el mismo problema que le encuentro a Juego de Tronos; que de tanto repetir estas situaciones, al final lo único que consiguen es dejarnos indiferentes, por muy pretendidamente chocante que sea la escena. Esto no es Espartaco, que era una celebración autoconsciente de todo eso; y, por tanto, no se tomaba tan en serio a sí misma. Westworld tiene unas pretensiones más elevadas. Y esa vulgaridad choca.
Pese a todo, no estoy en contra de que se utilicen estos recursos si están bien aprovechados o aportan algo, pero sí si no son más que puro efectismo (que es así en la mayoría de casos). Pero, ¿qué es lo que salva a la serie? ¿Cómo consigue salir adelante pese a sus errores? Fácil; al igual que muchas cintas de Nolan, si desconectas el cerebro y te tomas esto como un simple espectáculo es muy fácil dejarse llevar por la inercia. Ya sea por la acción y lo trepidante que esta resulta, lo fascinante del universo, los innumerables misterios y revelaciones que nos deja la serie a través de un montaje que, pese a confuso y tramposo, funciona en la mayoría de casos o por la enorme calidad sin precedentes de sus efectos especiales y ambientación. Sin embargo, es una de esas series en las que, una vez sales del relato, te das cuenta de lo artificial que es y de cómo muchas de las cosas que ocurren pasan porque sí, sin mucha más justificación.
En definitiva, Westworld me parece una decepción en toda regla pese a haber disfrutado de ella. Es un laberinto. Un laberinto lleno de giros y trampas que no ocultan su simpleza, aunque el envoltorio sea cojonudo.
Muy recomendada a todos aquellos que creen que el cine Nolan es lo mejor que ha parido la industria cinematográfica y cualquier experimento que intenta imitarle.
Cinema Wiseau
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6
22 de junio de 2016
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
House of cards es una de esas series que están tan profundamente idealizadas que, la mayoría de sus veces, se valoran más por lo que queremos que sean que no por lo que son en realidad.
La traducción de todo lo que he dicho en el anterior párrafo es que House of cards no es una refinada y profunda sátira sobre la realidad política estadounidense, sino un culebrón situado en el contexto de las altas esferas políticas de la casa blanca.
¿Eso es malo? En absoluto. De hecho, cuando la serie se hace más disfrutable es cuando se centra completamente en la ambición desmesurada del clan Underwood y sus conspiraciones palaciegas. Por eso soy de los que opina que House of Cards debió acabar con su segunda temporada, donde Frank cumple su objetivo. Todo lo que viene a continuación es ya andarse por las ramas.
Además, los personajes están diseñados de una forma que es difícil que sostengan el relato más allá de una o dos temporadas. Todos ellos tienen escasa profundidad, viven por y para sus planes y poco más. Eso hace que el desarrollo de la serie con el paso del tiempo (y no mucho) se vuelva monótono y aburrido. Consciente de esto, la serie hace esfuerzos por intentar humanizar a sus personajes, pero de forma tan estrafalaria que dificilmente uno puede empatizar con ellos, sino más bien lo contrario. Con momentos verdaderamente ridículos que casi la convierten en una comedia involuntaria.
Pero esto es una serie sobre política, ¿no? La verdad es que no. La política es simplemente un contexto en el que se desarrolla la historia, una de poder y ambición (el verdadero fondo de la serie), y que podría ser intercambiable por cualquier otro contexto: Una corte medieval, una empresa de publicidad, la mafia, etc.
La verdad es que no entiendo cómo la crítica generalizada le atribuye unos méritos y virtudes de los cuales carece. Como por ejemplo que sea una cruel y fría reflexión de la política y sociedad americana, cuando no es más que un pastiche de clichés y reflexiones de brocha gorda.
Si queréis ver alguna serie que de verdad profundice sobre la política americana, su funcionamiento y cómo afecta a la sociedad, ved “The Wire”. Pero si queréis algo más europeo o cercano tenemos “Borgen” y “Crematorio”. Además, son mejores series que House of cards, ya que saben lo que quieren contar, no te dicen lo profundo que son sus temas restregántelo por la cara una y otra vez y no tienen ninguna seriedad autoimpuesta para parecer más maduro y reflexivo.
Cerrare diciendo que no es una mala serie, pero muy alejada de la maravilla que nos quieren hacer ver. ¿Cómo puede ser que la puntuación de la web diga que está a la altura de The Wire, Los Soprano o por encima del Knick?
En fin, supongo que el histrionismo que se lleva en la actualidad pesa mucho, y a la mínima que adornas tu relato con una falsa trascendencia y una puesta en escena resultona ya tienes una obra maestra.
Cinema Wiseau
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Toy Story 4
Estados Unidos2019
7,0
28.098
Animación, Voz: Tom Hanks, Tim Allen, Annie Potts, Tony Hale ...
5
3 de julio de 2019
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A día de hoy, hace ya 9 años que la trilogía original de Toy Story concluyó con la excelente tercera entrega. Aquella película no sólo supuso un brillante cierre para la saga, sino que también resultó ser la última gran película de Pixar, que jamás ha vuelto a alcanzar semejantes cotas de calidad en ninguna de sus producciones.
Toy Story 3 marcaría el inicio de la decadencia de la compañía de la lampara, que des de entonces no ha parado de estrenar películas cada vez más descafeinadas y numerosas e insípidas secuelas.
Toy Story 4 no es solamente una entrega innecesaria para una saga perfectamente cerrada, también es la demostración más clara del evidente deterioro que sufre Pixar des de hace casi una década.

A estas alturas de la película, decir que el trabajo de animación de Pixar está a años luz del de la competencia es una redundancia. Los efectos de partículas, texturas, reflejos… Todo luce excepcional. En especial en el prólogo. Sin embargo, creo que des de Blade Runner 2049 que no veía semejante despliegue técnico al servicio de un guión tan sumamente pobre.

Se ha dicho por ahí que esta entrega es la más adulta y reflexiva de la saga. La verdad, no lo creo. Más bien diría todo lo contrario. La película basa su principal conflicto en una nadería y, a partir de ahí, desarrolla una trama forzada y simple que va dando bandazos de un lado a otro hasta llegar a su conclusión. En este sentido, me recuerda a otra película de la compañía, Inside Out. En ella, el conflicto principal también era más que endeble, lo que acababa por lastrar todo el desarrollo posterior de la trama.
En Toy Story 4 todo se siente impostado e infantil. Y con infantil no me refiero a que vaya destinada a un público formado por niños, sino a la mirada de sus autores, que es plana y obvia. Se habla mucho de autoconsciencia por su parte, pero si los autores de verdad fueran conscientes de lo que se traían entre manos se darían cuenta de que todo lo que tratan de explicar ya fue expuesto, con mucho más talento y saber hacer, en la trilogía original, y sin necesidad de llamar la atención sobre ello con tal de aparentar una supuesta reflexividad. El sentimiento de pérdida y abandono, el verdadero sentido de la amistad, el verse substituido de tu entorno social más cercano por un nuevo miembro, el inexorable paso del tiempo como detonante de un cambio de ciclo en la vida y mucho más que me dejo en el tintero. El mayor problema del film no recae tanto en los elementos que aborda sino por la forma en la que lo hace.

A los guionistas de Toy Story 4 no les importa desvirtuar la personalidad de los personajes originales con tal de contar lo que a ellos les interesa, siendo Buzz Lightyear uno de los principales damnificados. Sólo hay que comparar como la segunda entrega y esta cuarta abordan dos situaciones prácticamente idénticas donde el papel de Buzz es clave para darse cuenta de esto.
A parte, llama poderosamente la atención como siendo esta la entrega que más peso da a los diálogos, también es donde menos inspirados están. Mientras que antes estos eran breves, ingeniosos y certeros, ahora son vagos, redundantes y alargados; mientras que antes la trama siempre iba al grano sin andarse por las ramas, ahora se pierde en divagaciones y conjeturas que no llevan a nada; mientras que antes los nuevos personajes que se nos presentaban en cada entrega tenían carisma y algo que decir, ahora no son más que sosos e insustanciales chistes con patas.

En definitiva, Toy Story 4 no es la peor película de Pixar, ese dudoso honor corresponde a Cars 2, pero des de luego sí es la que mejor ejemplifica la deriva de esta compañía des de hace casi una década. Es triste comprobar la situación en la que se encuentra, viviendo prácticamente de las rentas del pasado. Un pasado que parece que jamas va a volver para nuestra desgracia.
Cinema Wiseau
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5
16 de octubre de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A nadie se le escapa que Dennis Villeneuve es un director pretencioso. No tanto por las premisas de las que parten o los temas que abordan sus películas, sino por la particular puesta en escena que éste les imprime. Sin embargo, a diferencia de otros directores como Nolan, sus películas siempre han estado a la altura de su pretenciosidad. O, al menos, lo estaban hasta ahora.

Blade Runner 2049 a nivel superficial es una muestra del poderío visual que atesora este director. La dirección, la fotografía, los efectos especiales… Todo contribuye a crear una atmósfera tremendamente densa, metiéndote de lleno en el universo de los replicantes. En ese aspecto, chapo. Pero, el fondo que subyace en la forma no está a la misma altura. Creo que toda película en la que existe una fuerte separación entre forma y fondo difícilmente acabará funcionando. Hay excepciones, por supuesto, pero éste no es el caso.

Toda la melancolía, alienación, desamparo y esperanza que transmitía la primera Blade Runner se queda en nada en esta secuela. Todos los personajes reciben un tratamiento tan frío y distante que es imposible sentir ningún interés y empatía por ellos. A parte de que tampoco es que estén muy elaborados precisamente. A la trama le falta ritmo y tensión y le sobra grandilocuencia y duración. Los diálogos son planos y evidentes, perdiéndose en divagaciones y recreándose constantemente. Algo que deja poco espacio para que el espectador pueda sacar conclusiones por sí solo. De hecho, la película, para tomarse tan en serio a sí misma, es tremendamente condescendiente y redundante. Es como si Villeneuve no confiara en la inteligencia del público, algo que no pasa en el resto de su filmografía.

Tampoco ayuda a paliar el tedio del extenso metraje la constante reiteración de conceptos e ideas que ya estaban presentes en la original, sólo que aquí abordados de forma mucho más simplona y chapucera. Películas tan dispares como Ghost in the Shell (la de animación del 95), Her o Moon exploraron muchos de los temas presentes en la primera película infinitamente mejor de lo que lo hace esta secuela. Y es que éstas, al igual que Blade Runner, no eran en exceso grandilocuentes. Es cierto que existía una gran ambición en ellas, pero esa ambición nunca era tratada mediante diálogos y situaciones risibles.

Superficialmente, la primera Blade Runner cuenta con una trama más bien sencilla, aunque no por ello mal hilada, y con personajes que, pese a habitar en un universo de ciencia ficción, remiten a la cotidianidad de nuestro mundo. Sin embargo, la maestría de aquella película radica en cómo bajo esa aparente sencillez se esconde una historia de enorme carga dramática y de múltiples lecturas, con unos personajes emotivos y complejos y situaciones de gran belleza y poesía.

En definitiva, todo lo contrario de esta secuela, que apenas es una sombra de su predecesora.
Cinema Wiseau
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