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España España · Madrid
Críticas de Edu16k
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Críticas 115
Críticas ordenadas por utilidad
8
15 de agosto de 2012
123 de 152 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cómic "Juez Dredd" vuelve al cine de la mano del director inglés Pete Travis en 3D, después de la realizada por Danny Cannon en 1995, que contaba con Sylvester Stallone como protagonista.

En esta ocasión, la película es inglesa, basándose en la serie de historietas británica de ciencia ficción Juez Dredd, la cual fue creada por el guionista John Wagner y el dibujante Carlos Ezquerra para la revista “2000 AD” en el año 1977.
Su protagonista, el Juez Joseph Dredd, es un agente de la ley de Megacity 1 (la cual engloba el terreno antes ocupado por las ciudades de Boston hasta Washington DC) en un futuro arrasado y cruel, en el cual los jueces son al mismo tiempo policía, juez, jurado y verdugo.

En esta nueva versión, es Karl Urban ('Red') quien interpreta a Dredd, donde le acompaña la novata Cassanda Anderson, interpretada por la actriz Olivia Thirlby (vista en 'Juno'), que se encuentra en fase de evaluación para ser Juez, siendo especial por poseer habilidades psíquicas únicas, debido a su mutación genética. Ambos deberán investigar un triple homicidio cometido en el edificio controlado por la delincuente Ma-Ma, interpretada por Lena Headey ('300').

Antes que nada, me resulta necesario felicitar a todos los que han hecho posible la recreación de Megacity 1 con sólo 45 millones de presupuesto, debido a que consiguen recrear de forma espectacular la caótica y claustrofóbica megaciudad presentada en el cómic original.

Hay que agradecer que se haya realizado con mucho más respeto al cómic que la rodada en 1995, notándose esto en muchos aspectos, como el hecho de que El Juez Dredd no se quita el casco en toda la película; y no como Stallone, que sólo lo llevaba prácticamente en el cartel promocional. También se aprecia una recreación más realista de este mundo sucio y violento, con menos tecnología y más rudeza. Si en 1995, decidieron no excederse con la violencia para evitar una calificación sólo para adultos en los cines, aquí no lo hacen, mostrándonos una gran dosis de escenas violentas y sangrientas.

A pesar de que Urban me parece bastante limitado como actor, aquí actúa de forma correcta, siendo frío, inexpresivo y calculador (y se agradece que no se le caiga el labio como a “Sly”). La que falla en este duelo es Lena Headey, a la cual le queda demasiado grande el papel de villana principal de la cinta, debiendo limitarse en adelante a realizar papeles secundarios, como el de Cersei Lannister en Juego de tronos.

Sin embargo, Olivia Thirlby lo hace bastante bien, aunque la utilización de sus poderes psíquicos me recuerda poderosamente a Minority Report, de Steven Spielberg (2002).

Es digno de mención la mejoría en la dirección de Pete Travis, después del repetitivo y confuso trabajo realizado en la película “En el punto de mira” (2008), recibiendo mejores críticas en su posterior trabajo (“Endgame”, 2009). De todas formas, acaba por marear el abuso constante de tanta cámara lenta y “bullet-time” (en qué momento se les ocurriría inventarlo a los hermanos Wachowsky…) y cansando tanta bala seguida al milímetro.

En relación al uso del 3D, desconozco cómo será finalmente en las salas, pero el previo de 10 minutos que nos han ofrecido no arroja buenos síntomas, quedándose en un uso puramente comercial… Vamos, que como siga esto así, el próximo 3D que merecerá la pena ver será el que nos ofrezca James Cameron en Avatar 2.

En resumen, nos encontramos ante una película mucho mejor que la de Stallone (tampoco era difícil), con nada de comedia y payasadas de Rob Schneider, disfrutando de mucha más acción y violencia; alejándose de tramas enrevesadas y ofreciéndonos un argumento más realista y menos complejo, donde el Juez Dredd es uno más, lejos de la popularidad del anterior. El argumento es sencillo e intrigante: si dos jueces se quedasen atrapados en un edificio de 200 plantas infestado de delincuentes en cada una de ellas…¿Qué harían para sobrevivir?

Lo peor: Se echa de menos un villano más carismático y poderoso. El giro del tramo final es previsible e innecesario.

Lo mejor: Podemos disfrutar de una adaptación del cómic más sucia, realista y fiel. Nos encontramos con un Dredd más creíble y duro, sin piedad ni perdón. Todo ello nos garantiza disfrutar de una película de acción violenta, pero que no llegará a convertirse en una obra imprescindible del género.

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8
12 de diciembre de 2012
159 de 230 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se estrena en las carteleras de todo el mundo, este viernes 14, una de las películas más esperadas de los últimos años, y en De Fan a Fan pudimos verla en el pase de prensa más multitudinario que se recuerda, puesto que nadie quería perdérsela.

La expectación era inmensa, y las exigencias más altas aún, todo debido a los criticados 48 fotogramas por segundo. Pues bien, sólo pudimos visionarla en los tradicionales 24fps, así como en 3D y V.O.S.; así que aún no podemos formarnos una opinión directa de esta nueva y revolucionaria tecnología.

Centrándonos en la historia, ésta arranca igual que lo hiciera hace más de diez años esa joya llamada “La comunidad del anillo”, que al igual que le pasará a esta primera precuela, es la que más palos se llevó. De esta forma, arranca con la voz en off de un Bilbo (Ian Holm) ya mayor, escribiéndole a su sobrino Frodo sus memorias, justo antes de que acuda Gandalf a ver a Frodo. Así, Bilbo se pone a recordar la primera vez que conoció al mago y el viaje inesperado que emprendió por culpa de su visita.

60 años antes de los acontecimientos narrados en “El Señor de los anillos” (2001-2003) empieza este relato, con un pequeño y tradicional hobbit disfrutando de un atardecer en la puerta de su casa; sin saber que por un extraño y desconocido motivo, un mago lo ha escogido para ser el miembro número 14 de una compañía de enanos que se dispone a reconquistar su tierra, arrebatada siglos atrás por un temible dragón llamado Smaug.

Así las cosas, Peter Jackson ha hecho los deberes, puesto que en su empeño de transformar un pequeño libro en una trilogía, lo ha inflado, añadiéndole múltiples personajes, referencias, historias y aventuras que no aparecen en el relato original. Pero todo lo añadido no desentona en absoluto, sino que le da más fuerza y profundidad a un relato que hubiera dado sólo para una película. Esto es debido a que todo lo incluido existe en el mundo de Tolkien, ya sea en los apéndices, en historias contadas en otro momento o leyendas antiguas; o, más conocido por el público en general, múltiples referencias a la saga rodada hace más de diez años.

Gracias a lo añadido, podemos disfrutar de la conquista de Valle y la Montaña Solitaria por el dragón, así como la batalla donde los enanos intentaron reconquistar Moria. Pero no sólo eso, sino que Jackson se ha propuesto contar todo lo mencionado en el libro pero que no ve Bilbo, sólo se lo cuentan; regalándonos de esta forma una visión más profunda de la Tierra Media.

Hay que ser sinceros, no tiene ni la fuerza ni la épica de “El retorno del Rey”, pero tampoco lo pretende a esta alturas, sino que su intención es anclar bien los puntales en las que deberán sostenerse las dos próximas entregas, las cuales seguro que contendrán todos los momentos mágicos de la saga anterior, sin el inconveniente de tener que presentar a todos los personajes.

Si hay que achacarle algún pero, es a la escena donde el mago Radagast el Pardo (que existe, pero que no aparece ni se le menciona en el libro), distrae a los orcos para que puedan huir nuestros héroes, resultando demasiado infantil y absurda. También podría mencionarse alguna que otra licencia artística que se ha tomado, pero que para nada enturbian un conjunto que será del agrado de todos los fans de la saga, aunque seguramente irrite a los seguidores más acérrimos de Tolkien.

Por último, resulta muy de agradecer su respeto por el libro (aún con lo ampliado), puesto que el libro en sí está perfectamente adaptado, respetando la mayoría de los diálogos y situaciones originales. Nadie le puede echar en cara que haya decidido pulir un poco la historia, eliminando los momentos tediosos de los viajes originales y cambiándolos por frenéticas persecuciones (con sus ya famosos e imitados planos desde lejos); así como que algún otro momento exacerbado con tintes épicos exentos en el relato original.

Andy Serkis vuelve a interpretar a Gollum con la técnica de captura de movimientos
y mejora la difícil interpretación que hizo en la trilogía de El Señor de los Anillos
En resumen, Peter Jackson ha vuelto a la Tierra Media... ¡Y lo hace a lo grande! Nos encontramos ante unas increíbles actuaciones de Martin Freeman (Bilbo de joven) y Thorin (Richard Armitage), una fabulosa banda sonora y nos deja con ganas de más, de ver mucho más. Hay que decir que a pesar de su duración y de lo añadido, nada desentona en la cinta.

Lo mejor: El espectacular duelo que mantienen Gollum y Bilbo con el juego de adivinanzas, con un Andy Serkis que consigue mejorar (desconocía que se pudiera) lo aportado a Gollum respecto a los originales.

Lo peor: Tener que esperar todo un año para poder ver en todo su esplendor al dragón Smaug, con la voz en versión original de Benedict Cumberbatch (de la serie británica “Sherlock”)

@EduQuintana16
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6
11 de agosto de 2013
109 de 134 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se estrena en cines el próximo miércoles 16 de agosto “Elysium”, la última producción de Sony Pictures, teniendo como director y guionista a Neill Blomkamp, el mismo que asombró al mundo con aquella pequeña joya que mezclaba el documental y la ciencia ficción con la denuncia social llamado “Distrito 9” (2009).

En esta ocasión, abandona Sudáfrica para ambientarlo en Los Angeles del año 2159, contando con Matt Damon de protagonista (El Bourne que merece la pena, no su legado) y recuperando a su actor fetiche, Sharlto Copley de su anterior película, al que también hemos visto ayudando a destrozar la serie del “Equipo A” (2010) en la gran pantalla.

Blomkamp nos introduce en un futuro donde las diferencias entre ricos y pobres son abismales, necesitando tener los ricos y poderosos su propia plataforma espacial que orbita alrededor de la Tierra para alejarse de la inmundicia y pobreza que abundan sobre la superficie. El planeta es un auténtico caos, lleno de pobreza y enfermedades, donde el único sueño que tienen los niños es ahorrar dinero para comprar un pasaje a Elysium, donde no hay pobreza, ni hambre ni enfermedades, un auténtico Edén construido por el hombre.

Ése es el sueño del protagonista, Max (un musculoso y tatuado Matt Damon), que subsiste con un trabajo que odia en una fábrica de montaje mientras sobrevive cometiendo pequeños robos. Pero un accidente provocará que tenga que entrar como polizón en Elysium en una misión a vida o muerte.

Así arranca esta película de ciencia ficción que, aunque no totalmente postapocalíptica, acumula todos los factores de ella con una ambientación fantástica y plausible. Resulta curioso (cuando no mosqueante) que los pobres hablen español, mientras que los ricos en “Elysium” hablan francés. De esta forma contemplamos a Damon chapurreando español mientras interactúa con Diego Luna e intenta reconquistar a su amor de la juventud, interpretada por Alice Braga (en un papel demasiado parecido al que ejerció en “Soy leyenda” en 2007).

De esta forma, Neill Blomkamp lanza un gancho directo a la situación social que vivimos hoy en día, mostrándonos un futuro en el que las diferencias entre la clase alta y baja serán no sólo insalvables, sino inabarcables en el propio planeta. Con dicha denuncia social afincada en esta ocasión en la inmigración ilegal y el sistema sanitario inalcanzable para los pobres, el director confirma lo ya mostrado en “Distrito 9” (en esa ocasión, comparando el Apartheid con la situación de aislamiento en un campo de concentración de los aliens que llegaron a Sudáfrica), ofreciendo su autocandidatura a dirigir todas las cintas de ciencia ficción arraigadas en conflictos sociales actuales.

Debido a este fantástico comienzo y ambientación, resulta una lástima que “Elysium” vaya de más a menos, convirtiéndose en su tramo final en otra corriente cinta fantástica de aventuras donde todo es previsible y manido, en la que los villanos son pérfidos y los buenos luchan sin importarles su propio destino.

En cuanto a las actuaciones, Matt Damon lo hace bien, pero sin embargo son otras actuaciones las que destacan, pero de desigual forma. Así, Jodie Foster borda su papel de Secretaria de Defensa decidida y con mano firme; mientras que Sharlto Copley ofrece una desdibujada imagen de villano de acento y aspecto absurdos que en ningún momento resulta creíble o respetable.

En resumen, nos encontramos ante una elaborada cinta de ciencia ficción que ha sabido trasladar a la perfección los conflictos sociales actuales, magnificándolos en el futuro; pero que acaba traicionándose a sí misma y vendiéndose como una cinta más de ciencia ficción donde todo se produce tal y como hemos visto miles de veces en otras películas.

Lo mejor: La fantástica ambientación y la alegoría que envuelve toda la cinta. Así como unos efectos especiales muy cuidados.

Lo peor: Que se engaña a sí misma, empezando de forma fantástica y novedosa lo que sólo consigue finalizar vendiéndonos la misma historia de siempre, sin sorpresas en el guión.

Nota: 6,5

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8
10 de agosto de 2012
82 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuve el honor de asistir al preestreno de Los mercenarios 2 en Callao, junto a varios de sus protagonistas: Jean Claude Van Damme, Jason Statham y Dolph Lundgren este miércoles pasado; generando una gran expectación en Madrid dicho acontecimiento.

Para esta secuela, Sylvester Stallone deja la dirección a Simon West, director de películas de acción interesantes como Con air (1997) y aberraciones como Lara Croft: Tomb Raider (2001); y productos de cuestionable calidad como la reciente The mechanic (2011), con Jason Statham como protagonista.

En esta continuación de la película de 2010, Barney Ross (Stallone) y su equipo de mercenarios vuelven a la acción cuando el señor Iglesia (Bruce Willis) los recluta para encargarse de un trabajo sencillo que les redimirá de la carnicería que perpetraron en Vilena. Sin embargo, las cosas se tuercen y uno de los miembros del grupo es brutalmente asesinado, lo que impulsa a los demás a buscar venganza. De esta forma, deberán detener a un mercenario (Van Damme) que ha conseguido cinco toneladas de plutonio para vendérselas al mejor postor.

Con esta premisa arranca una película cuyo atractivo no es ver una historia más sobre cómo los buenos intentar detener a los malos que quieren destruir el mundo (o ayudar a destruirlo), sino contemplar con regocijo la reunión de estrellas de acción más increíble de la historia (aunque ésta se haya producido cuando la mayoría roza o supera los 60 años).

El atractivo del film reside en ver las incorporaciones que aporta la secuela, con un Van Damme como villano, un Chuck Norris como lobo solitario o las apariciones más extensas que en la primera de estrellas como Willis o Arnold Schwarzenegger.

La acción no se hace de rogar, arrancando la película con nuestros mercenarios favoritos arrasando con todo a base de tiros, decayendo después la película hasta su explosivo final con todos los héroes en acción. Sin duda, la película atraviesa un declive en su parte intermedia, donde cada vez que están en apuros aparece alguien a sacarles las castañas del fuego.

En cuanto a la dirección, se aprecia más nivel y oficio que el ofrecido por Stallone en la primera parte, siendo la acción más realista y con más casquería. Posee grandes dosis de acción y humor autoparódica de todos los actores respecto a sus anteriores trabajos o leyendas urbanas que giran a su alrededor (inolvidables las escenas y frases de Chuck Norris).

Las interpretaciones son las de siempre, caras de tipos duros, frases tópicas y manidas y una escena para que se luzca cada personaje. Al verla en versión original subtitulada pude contemplar cómo vocaliza Stallone, extrañándome cómo no le subtitulan en EE.UU para entenderle.

En resumen, la película le encantará a los fans de estas estrellas y del cine de acción de los años 80, aportando momentos divertidos y escenas de violencia totalmente gratuita.

Lo peor: A quien no le gustaran las películas de acción de los 80 no debería verla, porque no sólo las imita, sino que las magnifica y grandifica a sus veteranos protagonistas.

Lo mejor: Chuck Norris y todos los chistes autoparódicos, así como las escenas de acción y tiroteos que encabezan y cierran la cinta.

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9
20 de septiembre de 2013
62 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta está dirigida por un sorprendente Ron Howard, que firma una trepidante cinta y se encuentra en muchísima mejor forma de la que se esperaba después de dirigir la aburridísima “¡Qué dilema!”; siendo, sin lugar a dudas, uno de sus mejores trabajos. Este hecho se confirma cuando se aprecia un film con muy pocos defectos y rebosante de virtudes, donde también resaltan unos protagonistas inspirados, que han sabido camaleonizarse en sus personajes más allá de lo estrictamente físico.

“Rush” es un trepidante espectáculo que gustará a la gran mayoría del público, incluso a aquéllos (como un servidor) que no les gusta la Fórmula 1. Eso sí, como te guste dicha competición, las sensaciones que transmite la película serán multiplicadas en grandísima medida, sintiendo el subidón de adrenalina de los pilotos y disfrutando de dos horas de acción y tensión magníficamente equilibrada.

Ron Howard sabe dosificar las escenas de carreras brillantemente filmadas con grandes secuencias íntimas de los protagonistas, mostrando fielmente el miedo que sienten los pilotos y como asumen que pueden morir en cada carrera y en cada curva.

Resulta imprescindible destacar la gran labor de todo el reparto, en especial de la pareja formada por Hemsworth (“Thor”) y Brühl (“The Pelayos”), que se mimetizan con sus personajes y parece estar viendo a cada uno bien diferenciado, donde el británico es alocado, impulsivo y muy agresivo, actuando antes de pensar en posibles consecuencias; mientras que el austriaco es taimado, controlador y no toma una decisión si no estima que sea la correcta, siendo un piloto completísimo, pero previsible en sus acciones. La rivalidad que cuenta la película se respira en cada secuencia, se siente en cada mirada; pero también se aprecia el respeto mutuo y las ganas no sólo de superar al rival, sino de mejorarse ellos mismos, puliendo sus respectivas técnicas.

Definitivamente, en “Rush”, nos encontramos ante la mejor interpretación de ambos en sus respectivas carreras; pero, aún así, Brühl se encuentra un peldaño por encima, donde el marido de Elsa Pataky se encuentra justo detrás cogiendo rebufo.

En resumen, nos encontramos ante un auténtico espectáculo, que sabe equilibrar a la perfección las escenas de acción con la interacción y evolución de los personajes, manteniendo siempre el pulso necesario para que no decaiga el interés del espectador. Todo ello la convierte en una de las películas imprescindibles del año.

Lo mejor: La película en general; pero, ante todo, sus protagonistas, en especial Daniel “Niki Lauda” Brühl.

Lo peor: Algunos dirán que la dureza en las escenas de la limpieza de los pulmones, pero estimo que esa secuencia es imprescindible para entender el sufrimiento interior y exterior de Lauda (puesto que mientras tanto, está viendo en la televisión como Hunt gana todas las carreras).

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