Excelente documental de diez capítulos, que muestra las carencias del sistema judicial estadounidense.

Proceso exhibicionista, descompensado y revanchista, que invierte a efectos prácticos, la carga de la prueba, prostituyendo la presunción de inocencia.

Los cuerpos y fuerzas de seguridad en principio neutrales, actúan como estrellas del rock, de forma amoral y mezquina, relegando la verdad a segundo plano.

La judicatura manifiesta opiniones subjetivas, asumiendo el papel de vengador, no de administrador de la justicia.

El jurado aparece como algo obsoleto, manipulable y desnaturalizado, en el que el ciudadano está dispuesto a sacrificar la vida de un igual, por no perderse un capítulo de su serie favorita.

Simplemente disfruta de este caos fascinante y delicia estética, que se acompaña con un gran guión, buena música y elegante sentido del humor.
Sorrentino trasciende la ascética conquistando la mística.
Muchos le achacarán ser más de lo mismo, a lo que respondo, "demos gracias al Señor"..

El planteamiento y las posibilidades son infinitas, fascinantes y muy bien desarrolladas en la primera temporada, pero lo "paliza" que son los Nolan (no quisiera tenerlos delante en una heladería) y la falta de genio y cobardía de Abrams, se hacen patentes en la segunda, igual que en Star Wars.

Da vueltas sobre un planteamiento agotado, entrando en continuas contradicciones, navegando por lo absurdo y acabando en la gilipollez. ¿De dónde sacan los robots las balas?. ¿No tienen mando a distancia?. ¿No se les gastan las pilas?. ¿Mandan a combatirlos a los tontos del pueblo?. Me recuerda cuando en "Juego de Tronos", "El Gorrión" crea de la nada un super ejército de tipos religiosos, que con una máscara se tornan invencibles.

La desaparición de Hopkins es insustituible y deja profundamente tocada la serie, que camina como un robot pollo sin cabeza.

Tercera temporada. De mal en peor. Guión abochornante. Historia ridícula. Las escenas de acción son un insulto a la inteligencia. Terrible interpretación de las robotijas solo superada por el inexpresivo innecesario de "Breakingbad".

Burla sin contemplaciones de la industria, sus películas de sobremesa y "trillers" de baja calidad que inundan las pantallas año tras año. Los culpables no salen impunes, deja en evidencia;

- A los productores que les importa un pepino la calidad y disimulan bodrios con actores en horas bajas. (En USA Anthony Hopkins o Glenn Close y aquí a José Coronado).
- A los directores sin talento que copian planos, estilo e historias mil veces vistas, sin pudor.
- A los guionistas y sus infumables estereotipados diálogos.
- Los autores de super ventas y sus giros sorpresivos en que se basan estos insultos a la inteligencia.
- Los actores con capacidad interpretativa plana, pero con algún truco que hace gracia.
- Al manido diseño de producción y sonido.
- La tendencia a copiar esta basura entre la industria patria.

Lo mejor es que la mitad de los espectadores ni se enterarán de que es una coña marinera.

Bodrio antológico, que nos quieren hacer tragar con una intensa campaña en los medios, como una genial comedia, pero no tiene ni puta gracia. Te molestará incluso como sonido de fondo.
No puedo decir si al menos el guión es decente, porque no he conseguido entender una palabra de lo que dicen los actores, aunque por otro lado, a quién le importa.

Abochornanante leer la mamporrera crítica nacional.