La serie, al adaptarse a anime, no estaba acabada en el manga; es más, en la fecha en la que esta crítica está siendo escrita, casi tres años después de la emisión del anime, aún no se ha acabado su versión en viñetas. Todo esto sirve para explicar que de 26 capítulos, creo que sólo hasta el número 22 seguían la historia del cómic.

Es una pena, porque parece que el equipo de Hiroyuki Tanaka se tomó la libertad de cambiar en los últimos capítulos toda la historia original, cosa que desembocó posteriormente en varios problemas. Ante todo un final pésimo lleno de incongruencias, escenas repetitivas y sin coherencia; luego parecía que la serie iba a acabar, ya que lo cambiaron todo, pero se queda abierta con, para colmo de males, un final distinto al que correspondería, por lo que habría que inventarse, si se siguiera la serie de animación, cómo seguiría con su propio guión o cómo encauzarla de nuevo para volver al original. Por otra parte Norihiro Yagi, autor del manga, no quedó muy satisfecho, así que seguir o no con otra temporada en formato anime se quedó en el aire.

Es triste que un anime que prometía tanto haya acabado así, tan tergiversado de esa manera tan cutre. Pero para quien no lo sepa, muchas veces en Japón las adaptaciones de anime lo único que buscan es promocionar mediante otros medios diferentes los mangas originales, que son los que realmente aportan dinero.

De todas formas la animación de la serie es excelente (no hay que olvidar que está ahí el estudio Madhouse), y hasta casi el final es una historia interesante, aunque como ya he dicho, los últimos capítulos dan un bajón tremendo en todos los aspectos, ya sean argumentales o visuales. ¿Prisas? ¿dinero? ¿qué pasó para que ocurriera esto? éstas son algunas de las preguntas que os podréis hacer llegado su momento.

En mi caso se lleva un 8, porque aunque me da rabia lo que ocurre, creo que en cierto modo lo demás lo merece. De lo que sí estoy seguro es que si esto no pasara el 9 se lo llevaba. Esperemos que saquen otra temporada y la historia siga, pero sin tomaduras de pelo.

Esta tan única como surrealista obra de arte es otro de esos claros ejemplos de que se le puede dar otra vuelta más a la tuerca si nos lo proponemos. También es la evidencia de que no hace falta ácido para experimentar un excepcional viaje psicodélico y lleno de deliciosa enajenación mental; la que sentirás al acabar de verla y la que debe percibir Masaaki Yuasa cuando escribe estos santos guiones. La animación es excelente y enigmática, como la que dos años más tarde se vería en la igualmente magnífica Tekkonkinkreet, también de los miembros de Studio 4ºC y dirigida por Michael Arias. Por si fuera poco, y de principio a fin, todo el apartado visual es un penetrante y sublime collage de técnicas tradicionales y digitales, colorista y demente, que no te dejaría escapar un solo instante si no es por pequeñas y agradecidas pausas argumentales que ayudan a respirar, y donde el ritmo baja para subir de repente de nuevo y sin previo aviso.

Como sólo otras obras de manufactura japonesa te dejan proyectar, esta película te hace querer sacar tus viejas ceras de colores del cajón para dibujar cacas de colores y criaturas gigantescas y estúpidas. Porque todo es sueño, de principio a fin, desde el sexo hasta la muerte, sea el mayor de los disfrutes o la peor de las tribulaciones. Qué tendrán estos jodidos nipones...

En definitiva. Entelequia delirante, Mind Game no es sino un excelso gesto de imaginación y creatividad; abundante, único, y que a veces te hará incluso pensar si el chalado eres tú mismo por disfrutar tanto.

¡Y que Pinocho se hinche y se haga rechoncho y trascendental dentro de aquella aburrida y húmeda ballena!

Lejos de difamar contra la religión islámica y sus practicantes, Four Lions muestra de manera sarcástica los elementos propios del radicalismo más absurdo y la problemática que generan la ignorancia, la obstinación y esa ferviente devoción que profesan los "terroristas de la fe", tan en auge hoy día y tan embelesados por ese esperpento llamado con gran desfachatez "guerra santa".

Si te gusta el humor ingenioso, paródico y disparatado, no puedes perderte este retrato, hilarante y ácido al mismo tiempo, de una realidad, por desgracia, tan cotidiana en nuestras vidas.

Si en cambio eres tan idiota como para ver esta película con prejuicios tú allá; además de tener un serio problema no disfrutarás en absoluto con ella.

Esta serie es tan absolutamente mediocre en términos narrativos, de personajes y de guión que es la primera vez en miles de puntuaciones en FA que he vuelto ya no sé si por tercera o cuarta vez a la ficha a ponerle un 1, ya que pensaba que en algún momento le había puesto un 2.

Es tan mala que te odias a ti mismo por darle una oportunidad a la segunda temporada, con esos protagonistas llorones y exiguos que tras cada capítulo aborreces y olvidas para siempre de nuevo.

Un producto tan lamentable que solo te queda despreciar a los creadores por convertirlo en un puente fundamental hacia el final de la ficción original y las películas de Rick, porque en la hora que gastas de tu vida con cada capítulo sientes que un pequeño porcentaje aporta algo de verdad a este ya cansino y tedioso universo expandido que rodea a The Walking Dead.

Me detesto a mí mismo por darle al play cada semana, siempre recordando simultáneamente que no habrá más temporadas pero que, hasta su final, me queda padecer regularmente este insufrible y abominable mojón.

Para cualquier persona que haya jugado alguna vez a este excelso juego de rol, esta película debería ser sencillamente un ultraje, una tomadura de pelo, un asalto a la dignidad.

No encuentro palabras para describir tal falta de respeto más suaves que mezquino, anodino o mediocre.