Haz click aquí para copiar la URL
España España · Huelva
Críticas de Zoraida
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
8
5 de febrero de 2007
35 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de esta película es hablar de mi niñez, de las sesiones de buen cine que se emitían cuando tan sólo existían TVE-1 y TVE-2; de la época en la que, a edad temprana, comencé a apasionarme por el género cinematográfico.
Visionar "El cisne negro" ("Rafael Sabatini's The Black Swan") me llevó a leer la novela de Sabatini. Así me di cuenta de que, a pesar del título de la película, ambas tienen muy poco en común; casi tan poco como nada. ¿Pero qué importa eso, si tanto novela como producto cinematográfico son maravillosos y en el cine todo está permitido, incluso tergiversar y cambiar su origen literario?

Esta película pertenece a otra época, aquella en la que se producían filmes como "El capitán Blood", "El capitán Kidd" o "La mujer pirata". Durante años, las películas de piratas se mantuvieron en el olvido. Un reciente conato de recuperación se produjo en los años noventa, con la fallida "La isla de las cabezas cortadas", con Geena Davis y Matthew Modine. Tuvo que llegar el nuevo siglo, el XXI, para que el género adquiriese nuevamente un lugar en la taquilla, precisamente con el taquillazo de "Piratas del Caribe". Sin embargo, a pesar del éxito de esta película y sus secuelas, nada parece suponer que este género vaya a convertirse en algo recurrente en las pantallas.
"El cisne negro" conjuga todo eso y mucho más. El ritmo es trepidante de principio a fin en la escasa hora y media que dura la cinta. Los diálogos son incisivos, combinando comedia, ironía y pasión. La música de Newman es inapreciable, al igual que la fotografía en color y los limitados efectos especiales, que no por limitados resultan arcaicos u obsoletos.
La pareja protagonista está insuperable. Decir que nunca Maureen O'Hara estuvo tan hermosa es injusto, pero es que en esta película está especialmente radiante con un personaje fuerte, una mujer de armas tomar, y nunca mejor dicho. En lo que respecta a Tyrone Power, su perfecto rostro, que rozaba lo femenino, se suaviza a través de su caracterización de pirata mugriento, que a ratos aspira a parecer un gran señor. Su interpretación es más que apropiada, provista de grandes dosis de ingenio, perspicacia y humor. Un personaje bribón, pero leal; bruto, pero sensible; pero, sobre todo, enfermo de amor por Margaret, el personaje de O'Hara, que a su vez obliga a enamorar al espectador (o espectadora).

Precisamente porque el cine es fantasía, podemos perdonar las inexactitudes históricas, la mayoría intencionadas, desde luego. Como ejemplo, la edulcoración del personaje de Morgan o el vestuario colorido del aristócrata español (en esa época solían vestir de negro riguroso).
Estos son unos pequeños datos que no desmerecen en absoluto esta magistral película de aventuras. Es por esto que, desde los rincones más profundos de mi recuerdo, recomiendo que, todos aquellos que aún no han tenido el placer de conocerla, la visionen en cuanto tengan la más mínima oportunidad.
Zoraida
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
4 de febrero de 2007
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un multimillonario dedicado a la construcción de barcos trata de retener a su esposa a toda costa. Para impedir que ella acceda al divorcio, paga a su chófer para que simule tener una aventura con ella y descubrirlos juntos en el hotel donde su mujer se hospeda. En el forcejeo de ella con el chófer, aparece Paul en su ayuda, quien, al entrar el magnate naval en la habitación, finge ser un ladrón de joyas para no comprometer a la joven, a la que saca del hotel a punta de pistola. A partir de ahí, ambos viven una noche inolvidable que los vinculará para siempre en una unión más allá de la distancia.
Éste es el punto de partida de una película delicada, elegante, con un guión acertado, repleto de pequeños detalles que hacen verosímil la historia, a lo que contribuyen las notables actuaciones de Charles Boyer y Jean Arthur. El personaje de Boyer recuerda al que interpretó junto a Irene Dunne en la primera adaptación de la romántica "Tú y yo". Arthur, por su parte, demuestra buenas dotes dramáticas, que conjuga con su habilidad para la comedia; una actriz que, a pesar de no gozar de un gran atractivo físico, irradia belleza y espontaneidad en cada uno de sus gestos.
Una película totalmente aconsejable para todos los amantes del buen cine en blanco y negro. Y, a juzgar por la ausencia de críticas de este film, un pequeño clásico por descubrir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Zoraida
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
7 de febrero de 2007
33 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es una de esas películas que, sin mostrar nada, pueden llegar a resultar más impactantes que un film deliberadamente erótico e incluso pornográfico. Y es ahí donde precisamente reside su fuerza: en sugerir, en lugar de ilustrar con todo lujo de detalles.

Nos encontramos ante un guión extremadamente cuidado, con un elevado atractivo temático y argumental. Por un lado, la lucha del hombre íntegro frente a un mundo estructurado en patrones establecidos; por otro, la lucha interna de una mujer contra sí misma.

En el cine, como en la vida, la tensión sexual es un elemento casi indispensable. La esperanza de que la atracción física y psíquica entre dos personas se consume es uno de los elementos recurrentes en el cine y lo que hace que, en innumerables casos, la historia nos atrape irremediablemente. Es el caso de otra obra maestra del director King Vidor: "Gilda".
En "El manantial", la tensión sexual es más que un mero recurso convencionalista, ya que llega a constituir uno de los pilares argumentales.

El personaje de Cooper es magnífico, pero sus características como tal suelen tener un mayor número de referentes en el cine. Sin embargo, el de Patricia Neal es brutalmente cautivador y menos usual, tanto en la vida cotidiana como en el ámbito cinematográfico. Su actuación felina tiene la facultad de hacer verosímil un personaje extremo, casi imposible. El guión, de manera inteligente, contribuye a caracterizar perfectamente el personaje desde el principio: cuando ella deja caer la escultura del ídolo y explica a Massey por qué la ha destrozado, podemos discernir la naturaleza del personaje, sus miedos y frustraciones, a la vez que nos sirve para anticipar, a modo de prefiguración, lo que va a sobrevenirle.

El primer encuentro entre Cooper y Neal en la cantera de mármol resulta visualmente apabullante, con un sol cegador como metáfora de las pasiones irrefrenables. Ella, en un status escénico superior al de él, lo mira desde la altura y la distancia de alguien que no está dispuesta a comprometerse con nada ni con nadie...

Quizá los vigilantes de la moralidad de la época estuvieran dormidos o más relajados debido a la influencia de la cinematografía europea, entre otros factores; o quizá no tuvieran la inteligencia de ver lo que, aunque velado, resulta demasiado evidente hasta para los ojos más inocentes.

Otro de los alicientes del film es que la relación de la pareja protagonista sobrepasó la pantalla, también con características tormentosas. Pero, en la vida real, Cooper y Neal no profundizaron más allá de la pasión del momento, ya que él finalmente se decantó por volver a la apacible vida familiar, junto a su esposa.
Zoraida
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
5 de febrero de 2007
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí comenzaba uno de los romances más famosos de la historia del cine. Se cuenta que, cuando se inició el rodaje, el director del film, George Stevens, tenía una relación sentimental con la mismísima Hepburn. Pero aquello no podía durar mucho tiempo a juzgar por la química que, desde un primer momento, surgió entre la pareja protagonista.

Tracy & Hepburn están realmente soberbios durante todo el metraje de esta historia que trae a colación la lucha de sexos, tema que sería el pilar de otra celebrada cinta protagonizada por ambos actores, "La costilla de Adán".
La temática resulta actual, ya que nos presenta una pareja en la que ambos trabajan y en la que, curiosamente, la mujer tiene mayores éxitos profesionales que el marido. Se plantea el dilema de si la esposa, al convertirse en tal, debe abandonar su carrera laboral en beneficio de la relación matrimonial. Una idea resulta revolucionaria para la época, y es que el protagonista masculino, en un momento del film, aboga porque la mujer sea capaz de compaginar ambas funciones, trabajo y hogar, en un equilibrio compensatorio.

En definitiva, un guión fresco y dinámico, lleno de frases y situaciones divertidas, al más puro estilo de la comedia hollywoodiense de la época. Y unas interpretaciones magistrales, en las que tanto Spencer Tracy como Katharine Hepburn demuestran sus increíbles dotes para la comedia, entre otras muchas. Muy recomendable es no perderse la secuencia final del desayuno, porque no tiene desperdicio.

Pocas parejas fílmicas han tenido una vida profesional tan fructífera, desde "La mujer del año" hasta "Adivina quién viene esta noche", la última en la que intervinieron juntos, que también sería la última del actor, ya que murió poco después de finalizar el rodaje. Una historia de amor que, hasta la muerte del actor, constituyó un gran secreto a voces. Tracy, casado y católico, nunca pidió el divorcio de su esposa. De todas formas, mantuvo con Hepburn una relación estable y profunda en la que su amigo común, el director George Cukor, fue su gran confidente y protector.
Zoraida
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow