Esta película es una oportunidad única para establecer diferencias entre una actuación floja (profesor), una sobreactuación (alumna creída), y una infra-actuación (alumna psicótica).
Cuando le dieron el papel a la buena de Megan Park preparó como pudo la parte de niña creída de instituto, pero debió perder la parte del guión en la que debía volverse psicótica. Esto produjo el caos interpretativo en sus momentos más "intensos".

Es la típica película de sábado por la tarde que entretiene. Y es el típico guión de relleno que busca la escusa de la obsesión entre una niña adolescente y su profesor para justificar un brote psicótico que podría ocurrir hasta con el gato del vecino. Pero parece que se consigue más público cuando hay algo de seducción de por medio.
La parte positiva es poder valorar el gran rango de matices que una mala actuación puede dar de sí. Y todo en una sola película!

Seamos honestos, esta crítica va encaminada a hacer más divertida la película. Porque después de decir todo lo que he dicho de las actuaciones, tengo que apuntar también (y sin sarcasmo alguno) que los actores salvan al film de ser un desastre total.

Si alguien es aficionado a los juegos de azar y quiere hacer dinero en Bwin tan sólo debe esperar a los Oscar y apostar todo su dinero al apartado de sonido de esta película.
El sonido y la música es a esta película lo que su personaje principal es a la conducción.
Es una película que demuestra lo que es interpretar sin necesidad de hablar. Enseña cómo crear un personaje principal con imágenes y sonidos, y cómo contar sentimientos con primeros planos y miradas.
Drive no es sólo un espectáculo visual (que lo es), cada motivo musical de la banda sonora puede ser extraído del film (junto con sus imágenes) dando como resultado un videoclip de calidad aplastante.
Tras verla tres veces puedo decir que entender las letras de la banda sonora le da un significado extra a la psicología del personaje y un brillo más intenso a la película.