Guillermo del Toro es un sensacional director y creador de mundos y aquí lo ha vuelto a dejar claro. Su capacidad para hilvanar cada detalle de lo que puede convertirse en un clásico moderno es maravillosa. Todo está bien en esta película, es ejemplar en interpretaciones, en el tiempo que se le da a cada personaje y a sus tramas... perfecta.

El problema está en que toda esa perfección se pone al servicio de los sentimientos, de una historia que requiere mucha implicación por parte d quien la ve. Por esta razón, a muchos les parece una obra maestra y por eso a muchos les parece "ñoña" y no le ven sentido a tanto revuelo. Y también por esto a la mayoría le puede parecer simplemente bonita.

En conclusión, "La Forma del Agua" no es una mala película, no está mal escrita o mal interpretada, no falla en nada. Si es un diez o no es ya asunto del espectador.

Que tomb raider beba de las aventuras clásicas y no de esas películas de superhéroes y aventuras grabadas en menos de seis semanas (y montadas y remontadas durante meses) es su mayor logro. Y es que todas las decisiones que toma la película son acertadas: una protagonista con un carisma innegable, unos secundarios que aportan y que no sirven de distracción (o de método para atraer a ningún tipo de público) y que busque ser lo más real posible.

No nace ni se apoya en la nostalgia, no se distancia del material original. Es una adaptación brillante en muchos aspectos. Pero no podemos olvidar que es una adaptación de un videojuego que no brilla precisamente por su historia. De hecho, los mayores fallos que tiene la película pertenecen a su guión que no deja de ser una excusa para lanzarse a la aventura.

No es nada del otro mundo pero tiene el suficiente mérito como para poder ser vista con cierto interés.

Que Margot Robbie haya puesto de su bolsillo para sacar adelante este proyecto es importante. Sobre todo cuando se trata de una película que pone en entredicho el sueño americano, la historia de superación, la "perfección" y todas esas cosas de las que los biopics suelen hacer gala.

La dirección y su montaje son atrevidos, interesantes, con momentos que rozan al mejor Scorsese y con instantes en los que puede llegar a ser demasiado experimental. En definitiva, una película sensacional en la mayoría de sus apartados, a destacar las interpretaciones, por supuesto.

Pero por encima de todo, "Yo, Tonya" es una película de mensaje, un mensaje incómodo que ahora puede hacerla no destacar en entregas de premios y que será alabado dentro de unos años.