La película carece tanto de originalidad (villanos absolutamente trillados que rozan el ridículo en cada escena) como de un guion decente. Su único punto de apoyo es el despliegue visual y sonoro, pero siendo sinceros dudo que alguien fuera a ver esta película esperando algo diferente.

Simple. Si quieren apagar la mente durante dos horas y ver como se destruye una ciudad a través de un CGI bastante aceptable, recomiendo que la vayan a ver. Ideal para ver con gaseosa y un balde gigante de pochoclos (pop corn)

Si bien Deadpool no es un héroe propiamente dicho (del tipo tradicional, con standares morales altísimos y repleto de frases celebres) a mi entender renueva completamente los aires de dicho genero, el cual ha sido brutalmente exprimido en los últimos años (y para el deleite de nuestros ojos lo será por muchos años mas). Ya habíamos visto cierta informalidad y algo de descaro en "Guardianes de la Galaxia" y "Ant-man" pero Deadpool llega con una propuesta absolutamente distinta partiendo de la base que elimina cualquier tipo de tabú en relación al sexo, las drogas y el humor negro; tabú producto de la intervención de Disney en la producción de estas películas.

Pero no todo termina en un film caratulado +17 sino que Tim Miller logra sacarle todo el provecho posible a un personaje apenas conocido por quienes no han estado en contacto con los comics en profundidad. Considero que Ryan Reynolds encarna el papel de manera excelente (una sensación que solo he tenido con Robert Downey Jr. haciendo el papel de Ironman al sentir que dichos actores con sus respectivos personajes se complementan hasta llegar a ser uno solo). Por otro lado, y luego de muchos intentos fallidos de Marvel en sus ultimas producciones, lograron crear a un villano que uno puede sentir como una verdadera amenaza.

Todo lo mencionado anteriormente sumado a un buen desempeño en general de los personajes secundarios, una divertida y bien seleccionada banda sonora y unos mas que interesantes "idas y vueltas" dentro de la película en si hace que nos encontremos frente a un producto que nos asegurará dos horas de entretenimiento y acción que harán valer la pena la entrada.

Para terminar, diría que es la película perfecta para comenzar a "entrar en calor" y prepararnos para unos estrenos increíbles del mismo genero para este año.

Lo que inicia con una premisa interesante con el pasar de los minutos se va desinflando y, sobre todo, embarullando.

A partir de los primeros minutos nos damos cuenta que estamos en presencia de una historia que ya ha sido contada infinitas veces: El típico estafador de guante blanco, que nos es presentado como alguien infalible en su labor.
Cuidado, no por el hecho que este tipo de historia haya sido contada muchas veces y en distintos formatos, la misma tenga que ser mala per se. Lo ideal es que a este concepto primigenio se le agreguen elementos que hagan que ésta nueva interpretación se distinga del resto. Y aquí es cuando comienza el problema.
Sin entrar en spoilers, la película trata de encontrar su rasgo distintivo erróneamente agregando una sub-trama, que en un principio poco aporta al relato y que luego quiere mutar para convertirse en la trama misma, o mejor dicho en la razón misma de la historia. Estos giros son tan rebuscados y su explicación tan endeble que termina por arruinarnos la experiencia.

Sacando las actuaciones de los dos protagonistas, los diálogos y el comportamiento de los personajes no están bien hechos y resultan tan poco creíbles como infantiles en ciertos momentos. Incluso los "foreshadow" que posee la película carecen de sutileza y una vez visto el filme en su totalidad se nota la torpeza con la que fueron incluidos.

No recomiendo gastar dinero para ir a ver esta película ya que no atrapa, no entretiene y no aporta absolutamente nada al mercado.

Lo que hace de esta película un buen producto es que todos los elementos que posee fluyen y se concatenan entre sí.
Para empezar, un gran acierto a la hora de sentar la atmósfera y meternos en el mundo de terror rural en el que transcurre la historia es la utilización de tomas largas con planos muy abiertos y estáticos. Y es que nos encontramos en el medio de la nada, abrumados y asustados por la inmensidad de la naturaleza.
Nos recuerda que el hombre tiene arraigado el miedo a la noche. Es la parte del día donde la oscuridad triunfa, donde hay que refugiarse a esperar que la luz logre vencer y se imponga nuevamente (al menos durante algunas horas más). Es la eterna lucha del bien contra el mal. La invención de la electricidad, la aglomeración urbana y la secularización lograron que el hombre pueda dominar el día en su totalidad, que ya no le tema a la nocturnidad. Pero fuera de los centros urbanos, en las regiones poco habitadas, esa lucha sigue presente. En esos lugares la mitología sigue teniendo un papel preponderante. Y es ahí donde la película encuentra su espacio para crecer.
Los personajes están muy bien caracterizados. Las formas de hablar, los silencios y las miradas reflejan la vida en un pequeño pueblo de manera soberbia. Los diálogos parecen ser producto de horas y horas de soledad y ostracismo. Si bien de momentos las conversaciones son exageradamente guionadas, tienen una profundidad y una efectividad enorme.
La calidad a la hora de filmar es de lo mejor que ví a nivel nacional. Se nota la paciencia y el pulso de alguien que cree y confía en lo que está mostrando. Hay un trabajo muy prolijo en lo que respecta a mutilaciones, desmembramientos, etc.

Es muy buen producto de terror. Artístico por sobre todas las cosas. Lleno de simbolismos que hablan del deseo, del falocentrismo y del femicidio. Muestra en la medida justa y se mantiene ambivalente entre el terror físico y psicológico