A pesar de las nominaciones a los Oscars y del bombo y las buenas críticas que acompañan a esta película, podría sintetizar la opinión que tuve al salir del cine en un escueto “no me ha dicho nada”. Voy a intentar desarrollar y analizar por qué, siempre desde mi visión completamente personal y subjetiva.

En primer lugar, me parece una película superficial. No ahonda en los sentimientos de los protagonistas ni en cómo se fragua su relación. Éstos tienen un repentino e inesperado encuentro sexual bastante violento y precedido por la nada, y uno constata bastante más adelante que hay algo más que sexo esporádico, pero... algo falla. No conocemos la base de la relación; no resulta creíble. A esto se le une que los protagonistas, a diferencia de algunos secundarios muy interesantes, están poco y mal definidos. Con el paso del tiempo, vamos entendiendo algo más lo que pasa por su mente, aunque sigue faltando credibilidad y sobrando precipitación.

Sin embargo, paradójicamente, a pesar de la precipitación, se trata de una película lenta e, incluso, aburrida por momentos. Le sobra fácilmente una hora de metraje. Y, ojo, me gustan las películas lentas, las que se detienen en lo que sucede, en los sentimientos, en los diálogos intrascendentes... Pero no. Esta película no me atrapa, sobre todo porque la relación se aborda muy de pasada y el paso del tiempo es francamente torpe. Y, para colmo, resulta repetitiva: cada encuentro entre los dos protagonistas supone casi un calco del encuentro anterior.

Como puntos positivos, aparte de la interesante recreación de la América profunda, del buen final y de la interesante interpretación y configuración de algunos personajes secundarios (hablo especialmente de Michelle Williams), destacaré el intento de mostrar que las relaciones entre gays no son necesariamente tan estereotípicas como las imaginamos, y puede compaginarse la violencia y la rudeza de dos vaqueros con el amor homosexual. Es un elogiable punto de partida, pero, desde mi punto de vista, mal desarrollado. Como decía al comienzo, la película “no me dice nada”.

En resumen, mi opinión es que Brokeback mountain no está mal del todo, pero desde luego no es la obra maestra que suelen retratar. Veremos si dentro de veinte años la citamos como un gran clásico que ha envejecido perfectamente. Yo, personalmente, lo dudo.

Los primeros minutos de la película, especialmente los que coinciden con el precioso tema "Married Life", pasan a la historia como algunos de los mejores minutos de la historia del cine de animación y, en general, de la historia del cine. Simplemente sublimes.

Se ha criticado mucho que el resto de la película sea algo más "convencional". Pero, desde mi punto de vista, esta crítica no tiene demasiado sentido. No es que sea algo más convencional, es que es cine de animación con un público principalmente infantil. Y es lógico que intente gustar a su público. Pero es una historia muy interesante, muy bien contada, y llena de diversión y emociones. Sí, podría ser considerada como más convencional, pero es inteligente. Está dirigida a niños, pero no tira de gracias tontas para sacarles las risas fáciles. Es, dentro de su género y su público, una maravilla desde el principio hasta el final.

Resumiendo, y a pesar de que no me gustan las frases grandilocuentes, Up podría ser, junto con Wall-E, la mejor película de animación de la historia. Esto último puede ser discutible y sólo lo veremos con perspectiva con el paso del tiempo. Lo que sí tengo claro es que, por ahora, ya va siendo hora de que a Pixar le caiga un óscar a la mejor película, al mejor guión, etc.

Ayer fui a ver la película, pensando que... estaría bien. Desde mi punto de vista, no es la mejor película de Woody Allen, pero, desde luego, tengo clarísimo que está siendo infravalorada.

La razón fundamental está en el mero hecho de ser una comedia (así, sin adjetivos). En la actualidad, todas las películas con mayor número de oscars son dramas. Parece que para ser una buena película hay que contar la historia de un hombre que está enfermo en una cama durante 240 minutos, la de una persona con síndrome de down y una hija a su cargo, etc. Pero no. Tan digno es hacer llorar como hacer reir. Cada una en su registro, tan grande es "Con faldas y a lo loco" como "Ciudadano Kane". Tienen sus objetivos y los cumplen.

Desde mi punto de vista, hacer una buena comedia, inteligente y con recursos es francamente complicado. Rara vez las disfruto. O tenemos que ver las mamarrachadas de unos adolescentes, o las gracietas descerebradas de alguno de los supuestos cómicos de moda (¿?), o los malentendidos simpaticotes de una pareja de enamorados en una soporífera comedia romántica (y esas sí que son clichés). Pero hacer reir y, a la vez, con un buen guión, parece un reto muy complicado.

"Si la cosa funciona" (quizás se podría haber traducido por "Mientras funcione", aunque ciertamente sonaría peor como título en español) es una comedia lúcida y realmente divertida. Larry David se convierte en un alter ego perfecto de Woody Allen (tarea en la que otros han fracasado antes), y Evan Rachel Wood funciona de una forma sorprendente (sinceramente, no pensaba que fuera a encajar en una película de Woody Allen). Woody Allen recurre a elementos que ya había utilizado. Antiguamente, eso era un valor positivo. Los directores tenían un estilo propio (como cualquier otro artista) y no eran meros generadores de productos comerciales. ¿Qué más da que el guión sea antiguo? ¿Qué más da que el personaje nos siga recordando a Woody Allen? ¿Qué más da que aparezca una vez más Nueva York como contexto urbano? ¿Qué tiene todo eso que ver con que la película sea buena o mala? Déjemonos de esnobismos. Créanme, yo algún día intentaré hacer una película con un personaje misántropo, rodada en Nueva York, etc. Pero esa película no funcionará. "Si la cosa funciona", haciendo el juego fácil de palabras, sí funciona.

Resumiendo, la película te sorprende y te hace soltar carcajadas por momentos, te divierte durante la hora y media que dura, e incluso te emociona en algún instante concreto. Eso es el cine, ¿no?

Me parece fácil hacer una crítica brutalmente negativa de esta película, atendiendo a cosas que leo por aquí: que tiene momentos un tanto tópicos, que la historia es previsible, que tiene algunos problemas de coherencia, o que el sonido es mejorable en varios momentos. Pero me la pela todo ello. Estamos ante un proyecto llevado a cabo por alumnos de la ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya) que sorprende y fascina. Dicho de otro modo, es un puñetero trabajo de fin de curso, y los resultados son brillantes. Definitivamente, y por más que le pese a Wert, hay futuro para el cine español. Lógicamente, hay estilos muy diferenciados entre los 13 cortos que integran la película, pero, precisamente, lo que sorprende es que, pese a ser 13 piezas diferentes, componen una película coherente y unitaria que dibuja las distintas etapas de una relación con fecha de caducidad. Hay algunas piezas más flojas, pero otras, en cambio, resultan muy originales. Podemos decir que narra, bah, una historia más, pero yo me quedo más con el cómo que con el qué. Es difícil conseguir que una historia de este tipo resulte creíble y fresca, que realmente conecte con su público y que logre ser sentida como real. De hecho, muchas películas españolas han intentado dibujar a los jóvenes de una manera en la que, lo siento, nunca me sentí representado. Aquí sí. Por lo demás, las interpretaciones son geniales y muy creíbles y los personajes logran traspasar la pantalla con sus emociones. En particular, me declaro enamorado de Saras Gil a partir de hoy.

En fin, Puzzled Love sorprende, divierte y emociona. De hecho, confieso haber reído y haber llorado con ella. Para mí, a grandes rasgos, eso es el cine.

Creo que pocas veces tengo una sensación tan disonante con una película. La película es fabulosa en todo lo formal: fotografía, ambientación, decorados, interpretaciones, música... De 10. Consigue que te sumerjas en la atmósfera de la época y entres en la película. En ese sentido, he quedado completamente hechizado. Hay quien critica sus silencios o su lentitud, pero no estoy de acuerdo con ello. La interpretación contenida de Oldman es fabulosa, y hay escenas de silencios que dicen muchas cosas respecto al personaje.

Pero todo ello es un tremendo desperdicio. ¿Por qué? Porque no está bien contada. No es aburrida; a mí me tuvo en tensión durante sus dos horas de metraje. Es una película contenida, pero no es lenta. Todo lo contrario. Su principal problema es que es demasiado rápida, hasta la precipitación. La adaptación anterior de esta novela de Le Carré duraba 350 minutos. Aquí dura un tercio de esa duración. Y se nota. Demasiadas cosas contadas, demasiados personajes, demasiadas cuestiones que es imposible conectar. Los nombres y los acontecimientos se suceden a un ritmo tal que es imposible hilvanarlo todo. Es difícil, además, implicarse emocionalmente con las peripecias de personajes importantes en la trama pero que han disfrutado de apenas unos minutos de pantalla y cuyo nombre ni recuerdo (solo se salva el de Oldman, me temo). Por cierto, me hacen mucha gracia los listillos que, ante graves problemas narrativos, cargan las culpas en un espectador poco acostumbrado a pensar. Insisto, comprimir una historia tan compleja y con tantos matices en 120 minutos puede tener el problema de que el público se pierda. Es cine. Imagino que a los que conozcan la novela de Le Carré les habrá encantado, y con razón. Pero los que no tenemos esa base, hemos terminado muy, muy, muy perdidos.

En síntesis, una factura genial, con algo que te atrapa como sucede en pocas películas. Pero la historia no está bien contada, probablemente por intentar contar demasiadas cosas en 120 minutos. Habría preferido que durara el doble y me contara la historia de un modo más razonable. De paso, habría disfrutado de sus muchos aspectos positivos durante más tiempo.