Parece ser, por las tres críticas que hay aquí, que la Torma solo puede hacer o producir películas del estilo que sobradamente conocemos los seguidores de dicha productora. Y que cuando ofrecen o producen algo que no es así, lo menospreciamos.
Lo siento, pero está película es distinta a lo que normalmente ofrece Troma y, no por ello, merece el desprecio.
Aquí no hay monstruos verdes, parodias o humor negro. Aquí hay un drama social.
Rodada muy cutremente, no hay que negarlo; con un protagonista que hace aguas y unos medios que dejan bastante que desear; pero me sorprende que solo se espere un producto más de Troma y se sea incapaz de ver que es un producto muy aprovechable y con un fuerte mensaje de la sociedad de entonces.
Si quieres ver a Troma en estado puro, esta no es tu película. Para ello tienes al Vengador Tóxico, Mutantes en la universidad o Sargento Kabukiman. Pero si quieres ver algo distinto, que para mi es el sello de esta productora, merece la pena esta película a pesar de sus innegables defectos.

Ida Lupina es una grandísima directora que, por desgracia, no ha obtenido el reconocimiento que debería (es lo que tiene trabajar en un sector tan machista como es Holliwood y encima en una época que es la que es). creo que esta es una de sus películas más logradas y más desquiciantes: un psico-thriller en formato road movie muy bien trabajado y con un mensaje muy potente. Me sorprende que dos hombretones, dos machos alfas sean sometidos por un asesino bastante más pequeño y poca cosa que ellos (quizá una crítica sutil a la sociedad: no solo los grandes son peligrosos). Por cierto, trabajazo del elenco, sobre todo William Talman que personifica al perturbado secuestrador maravillosamente y le dota de una frialdad y un tenebrismo que pone los pelos de punta.
Los paisajes son sobrecogedores. Muy recomendable.

Gattaca es una distopía: un futuro no deseable, contrario a una utopía. Y lo es, sin duda alguna. Una sociedad en la que los hombres saben como van a vivir, como van a ser y como van a morir. Una vida que separa nada más nacer entre los fuertes y capacitados y los débiles. Los que merecen una vida privilegiada y los que no. Toda la vida está predestinada nada más nacer. Pero se puede luchar contra ese destino científico como hacen ambos protagonistas, cada uno a su manera.
Ya el argumento es magnífico, la historia nos dice que no hay nada marcado, que se puede combatir contra ese hado que es el destino, que se pueden alcanzar metas aunque parezca que no seas capaz de alcanzarla.
Los actores magníficos: Ethan Hawke y Jude Lowe son un binomio potente y muy compenetrado. Son hermanos en pantalla. Son la misma persona.
Pero destacaría el papel de detective de Alan Arkin: sobrio, metódico, simplemente, magnífico.
Y la banda sonora es atrayente, sugerente, emocionante.
Una distopía siempre es complicada tanto a la hora de escribirla como a la hora de grabarla. Gattaca es un gran ejemplo de como filmarla.

Cuando un director se enfrenta al reto de rodar su primer largometraje siempre querrá hacer una película digna, interesante, potente, distinta,... . No soy director, pero supongo que todos tendrán en mente, como tengo yo, "Los 400 golpes" de Truffaut. Complicado, por no decir imposible llegar a esas cotas.
Esto era un preámbulo a la crítica. Vamos a ello.
Berriatúa en su ópera prima busca lo distinto, lo valiente; basando su historia en un argumento muy habitual últimamente: la adolescencia y el bullying. La adolescencia es una época difícil y problemática, tanto por el descubrimiento de uno mismo como por el descubrimiento de la sociedad. En el filme nos encontramos con tres chicos que se están encontrando, que se están buscando. Y van encontrando cosas que no son bonitas, que no son esos azucarillos a los que estamos acostumbrados con el cine Made in U.S.A. Berriatúa se atreve a plantearnos la adolescencia como una fase de la vida muy violenta, con muchos cambios y muchos choques. Como realmente es, o, por lo menos, como yo la recuerdo.

El trío protagonista está soberbio. Actores jóvenes que demuestran su valía y sus ganas en cada toma y en cada escena. Son personajes, a lo mejor, muy clichés (a lo mejor), pero ellos les dotan de vida e historia. Los crean y los hacen suyos. Una pena que no se sepa más de sus vidas familiares, aunque eso también le da cierto atractivo.
La banda sonora me encantó, aunque admito que en ocasiones me apabulló.

Ahora, como nota negativa, ciertos actores en papeles secundarios me han parecido insulsos o muy por debajo del nivel del trío protagonista. Y eso es una pena, porque la película pierde potencia.
Otro punto es el ritmo. Empieza vertiginoso, envolvente, atrayente,...; y, entonces, decae. Sé que es difícil mantener ese ritmo tanto tiempo, pero el cambio es muy brusco y el espectador lo nota y se dispersa.

Ninguna ópera prima es perfecta. Pero está merece la pena.

Cuando vas a ver una película de zombies, es inevitable en pensar en la imagen clásica de estos seres, la que le dio George A. Romero. Esos zombies come carne humana y sin cerebro. Peleles autómatas que se mueven por instintos.
Pero aquí Wes Craven trata el tema desde otra visión más esotérica, más mágica. No son zombies idiotas que no piensan. No son caminantes descerebrados que sólo quieren devorar seres humanos. No. Es vudú. Para mí, una de las películas de género zombie que parten de una premisa más interesante que he visto en mucho tiempo.
Obviamente, no es una obra maestra. Las escenas de acción le quitan algo de brillo. Y, sinceramente, Bill Pullman no es un actor muy de mi agrado. Pero el argumento subsana los pequeños y grandes errores. La fotografía es bastante buena. Y la banda sonora paranoica y muy conseguida. Recomendable.