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Reino Unido Reino Unido · Edinburgh
Críticas de Javi_v_p
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
8
4 de abril de 2014
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está situada a principios de la década de los sesenta, España ha sufrido las penurias de la posguerra y el aislamiento propio de las dictaduras, justo en esta época y en los años posteriores, comienza en nuestro país el fenómeno de apertura hacia el exterior, pequeña eso sí, pero que marcará un antes y un después en la economía española. Uno de los objetivos más notables del plan de estabilización del 59 fue precisamente el implantar en la economía española un liberalismo que impulsara la estancada situación en la que se vivía.
El tema principal que aborda el film es la pobreza en España, el sentimiento hacia ésta de la ciudadanía y por supuesto la destacada disparidad existente entre las clases sociales.
Berlanga propone en Plácido una crítica tan feroz y sutil al mismo tiempo, que es posible que por mucho que intentemos enumerar los temas siempre se nos quedará alguno en el tintero.
La censura se respiraba en el ambiente, y fue precisamente esta censura la que ha dado forma a la maestría con la que el director clava sus garras una y otra vez a la sociedad española de la época.
La imposibilidad de atacar con excesiva dureza fue sustituida con una brillante sutileza que dan lugar a un reflejo de la sociedad que muchos han criticado ya que quizás no contenga el humor típico de las comedias (es cierto que no te ríes a carcajadas), pero no es ese el objetivo ni el contenido, es simplemente la forma que adopta.
Algunos de los temas importantes sobre los que gira la película son:
- La terrible dificultad que tenemos en este país de comunicarnos aun hablando el mismo idioma (conozco países en que es incluso peor, pero lo nuestro es lo nuestro). ¿Alguien puede pensar que esto ha cambiado, que hemos mejorado?
- La burocracia, la excesiva rigidez de los procedimientos que tan presente estaba en la época franquista y por supuesto en la nuestra, que si bien en ocasiones es necesaria, a veces dan ganas de acudir a cualquier sistema complementario a la vía administrativa.
- La caridad indiscriminada como instrumento para paliar las notables diferencias entre clases y limpiar algunos rincones de la conciencia, justo esa conciencia que sale en Navidad, época del año en la que precisamente está ambientada la historia.
- La hipocresía de las clases altas y sobre todo de la farándula, a quienes les encanta aportar su imagen cuando interesa.
- La necesidad de las apariencias, que esconden un profundo egoísmo y que forman parte de nuestro día a día.
- El egoísmo, como olvidarnos de esto. Aquí nuestro querido director se aseguró de que nadie se salvara de la crítica, pues también hay escenas en las que está muy presente el egoísmo de las clases bajas y medias, “los chanchullos”, el “paga tú la letra” y el “todo vale mientras no se enteren”.
- El retraso de España en relación a otros países vecinos (país en el que para un número no despreciable de personas un carromato venía a ser industria)
- Las campañas solidarias que si bien a nivel individual pueden ser de mucha ayuda para ciertas personas, vistas desde fuera y con un punto de vista crítico resultan casi tan nefastas como con la que nos deleita Berlanga, con una forma exagerada y un toque ligeramente cómico, que era lo necesario para poder propinar ese latigazo a la sociedad y que la gente encima se riera. Como nos recuerda a esos programas ahora que tanto se están poniendo de moda en televisión.
El tema de los pobres está tratado totalmente por la beneficencia y la caridad.
Es interesante ver cómo la gente acomodada y con dinero come mucho y bien, eso sí, mientras discuten y exponen sus amarguras. Y los pobres…qué disfrute ante una comida, qué gran placer.
La imagen del pobre, por cierto, queda reducida a una triste cosificación, a objetos de subasta, a instrumentos para sacar a relucir, al menos una vez al año, y gracias a la aportación del espíritu navideño, nuestra oculta moralidad.

En resumen, que la primera vez me pareció una tontería y tanto diálogo terminó abrumándome, como a muchos otros. Pero la siguiente que decidí “sentar al gran Berlanga en nuestra mesa”, ante mí me encontré con uno de los estudios sociológicos más acertados que haya visto nunca en pantalla. Y qué grande es el cine, y qué bonito es ver una película por segunda vez y darte cuenta de que todo cobra sentido, de que todo encaja, y de que a ti solo te queda disfrutarlo.
Javi_v_p
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8
7 de junio de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta contundente y precisa película basada en la vida del niño prodigio, David Helfgott, fue galardonada con siete nominaciones a los Oscar, cinco a los Globos de Oro, dos premios BAFTA, premio a la mejor película por el National Board of Review (Consejo Nacional de Crítica de Cine Americano), premio al mejor actor (Geoffrey Rush) por el Círculo de Críticos de Nueva York y la Asociación de Críticos de Los Ángeles, premio a la mejor película y al mejor director en el Festival de Toronto o el premio al mejor actor por el Critics Choice Awards (Asociación de Críticos de Retransmisiones Cinematográficas).
Durante toda la secuencia somos testigos de la extraña relación que existe entre genialidad y locura, entre el talento como creación o posesión innata y entre la delgada línea que divide la pasión y la obsesión.
Geoffrey Rush encarna la figura de David Helfgott con una actuación estelar que bien le valió el Oscar y el Globo de Oro al mejor actor. Pero para estelar, la figura del maestro al que reproduce desde su más complicada infancia al reencuentro consigo mismo y con su anulada creatividad a principios de los ochenta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Javi_v_p
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8
29 de abril de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Esta es la historia de una sociedad que se derrumba y en su caída se repite sin cesar para sentirse tranquila, todo va bien por ahora, todo va bien...”

Acertadísima propuesta de Kassovitz que no debería dejar indiferente a nadie. El odio es una película que trata el tema de los suburbios parisinos desde un punto de vista concreto, el de tres jóvenes que han crecido allí y que han vivido las miserias propias de sus habitantes.
La historia es cíclica, y Paris, históricamente, arde con facilidad. ¿Cuál podría ser la razón para que esto ocurra en un país que precisamente ha sido un ejemplo en materia de prestación de servicios sociales durante tantos años?
El extrarradio parisino es una combinación de desempleo, fracaso escolar, pobreza y discriminación que inevitablemente da lugar a profundas frustraciones, rabia y violencia. Cualquier sociedad que quiera prosperar debe evitar el rencor y el odio.
Lejos de evitarlo, Francia evidencia cada vez más esta separación que potencia enormemente la aparición de desgraciados fenómenos sociales como los que se vieron en los noventa o los de 2005 en Saint Denis. Cabe recordar que estos últimos disturbios también aparecieron en ciudades como Burdeos, Estrasburgo, Toulouse, Rennes, Pau, Lille, Dijon y Niza. Cuando el descontento social es tan latente, cualquier chispa, por pequeña que sea, puede dar comienzo al incendio.
El director nos propone en esta cinta una visión psicosocial del problema filmada con muchísimo criterio y fundamentada en los disturbios que tuvieron lugar en los noventa. Es importante remarcar como la película no resulta una opinión excesivamente partidista, en algunas escenas se ve claramente como la posición defensiva y la actitud que tienen constantemente estos chicos dificulta de manera notable su integración. Y como el haber vivido la discriminación desde tan pequeños hace que tengan una inseguridad y un desconcierto que a la postre resultará muy peligroso.

Actitudes de protesta como las que refleja “El odio” hacen que desgraciadamente se genere una predisposición negativa a la inclusión por parte de las clases más acomodadas, lo que hace a su vez que sea fácil prever que habrá más conflictos. En España, aunque la problemática es distinta, también hemos vivido algo parecido en los últimos años.

La convivencia social debe ser el punto de partida de los políticas públicas de los países y está más que demostrado que la represión que podemos ver en la película por parte de la policía y que vemos de vez en cuando en las noticias solo da lugar a más descontento y rencor. Como bien dice Hubert en los baños públicos, el odio solo atrae odio y si no se actúa conforme a esto, los conflictos no podrán acabar.
Javi_v_p
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