Tengo ya mis añitos. Entre las muchas estupideces que he hecho figura la pedantería, el seguimiento ovino de lo que los pontífices de turno excretaban sobre lo que había que opinar, en este caso, sobre cine. Nunca perdonaré a los que me hicieron decir en su momento que los Bergman, Antonioni, Godard y similares, eran la repera, el culmen, el canon. Por supuesto una ingente cantidad de cine era descartado de entrada, descalificado como cutre, fascista, insignificante moralmente, indigente estéticamente, etc, etc. Pasan los años, uno madura aunque tarde y no en la cuantía exigible, y me planteo de tarde en tarde preguntas como por ejemplo ¿Porqué no ver películas de Cantinflas? Veo "El portero" y me gusta, lo paso bien. Sé que es una copia descarada de "Luces de la ciudad". No tiene pretensiones, técnicamente es correcta, los actores no chirrían, pivota básicamente sobre Cantinflas, el español es impresionante, destila un humor que aguanta perfectamente cualquier comparación con Chaplin, Keaton, Langdon, el Gordo y el Flaco, Fatty etc. Acaba la visión y tengo la sensación de haber pasado un gran rato. ¿Senectud?, ¿madurez?, ¿signos premonitorios de demencia senil?
Una humilde recomendación: Mandar a los críticos, teóricos, semiólogos, expertos, a la basura. Seguir vuestra personal percepción aunque sepáis que chirría con lo establecido.
Quien leído este comentario se plantee desde que coordenadas lo he hecho y que cine me gusta puede consultar la lista de mis películas preferidas.

Cuando acabas de ver una película no convencional es difícil exponer por escrito lo que te haya podido transmitir. Creo que el tema está explicitado ya en el título, lo cual es de agradecer, porque la película en sí no ayuda precisamente. Personalmente procuro no leer comentarios previos para no ser influenciado por lo que piensen otras personas. Más que nada para ver como haciendo el comentario “a ciegas” coincido o no con el resto de las opiniones.
El metraje de casi tres horas me parece excesivo para la historia que cuenta. La poesía es condensación, es decir lo máximo con el mínimo de medios, es una perla y no un peñazo de caliza, aunque ambas sean carbonato cálcico.
¿De qué va la película? Pues no lo sé con certeza. Aventuro que trata sobre el fundamento del mal que es el deterioro termodinámico irreversible que supone el tiempo. Ser y tiempo, existir, con los corolarios casi inevitables de la soledad y la desolación constitutivos de la existencia. Dos personajes en un viaje sin principio sin fin. Uno dice: “Yo no soy. Yo soy mi historia”. Acuden a los orígenes, a la casa del padre de uno y de la madre del otro, en retornos donde ya no existe nada de lo que fueron. Todo es tránsito, incluidos los físicos de las heces en la defecación y del semen en la masturbación, en viajes a ninguna parte. Uno proyecta películas por los pueblos, tiempo congelado y repetición de situaciones sin fin en las películas pornográficas. El padre del otro tiene una rotativa para un periódico que ya no tiene nada que transmitir. Se encuentran con un personaje que acaba de tener un accidente de tráfico en el que muere la mujer, el cual en un momento dado dice:”solo existe la vida, no existe la muerte”. Creo que el comentario de que la cruz de malta del proyector, transforma el movimiento rotatorio en movimiento de traslación de 24 imágenes por segundo confirma el papel del tiempo en esta película.
Debe ser complicado hacer una película sobre un tema de Heidegger y Sartre. Quizás por esto no me acaba de convencer. Si es sobre la desolación y la soledad me gustan más su Paris-Texas” o “La última película” de Bogdanovich, donde había una infraestructura dramática que soportaba las ideas a transmitir, anécdota o historia ausente en esta película. Si es sobre viajes me gusta más que “Easy rider” de Hopper. Con las tres creo que guarda notables similitudes. Y hasta cierto punto, también con “Viaje a ninguna parte” de Fernán-Gómez.
Nada que opinar sobre los aspectos técnicos.

1927: Una gran película documental, "Berlín, sinfonía de una ciudad", la vida de la ciudad durante 24 horas de un día laborable. 1930: Otra gran película documental, "Los hombres del domingo", la vida de la ciudad durante un día festivo. 1933: Hitler canciller, empieza el apocalipsis. 1945: Hecatombe final. Sabiendo esto ¿queréis rastrear en las películas citadas el menor indicio de lo que sabemos que se avecinaba?

Humilde consumidor de cine suelo seguir un método sencillo e implícito en la valoración de las películas. 1º Tema: que me interese o no, que esté trillado o no; 2º Guión: bien desarrollado, con los elementos imprescindibles para transmitir el máximo de contenidos; 3º Realización: los aspectos técnicos, fotografía, montaje, interpretación, edición etc. Finalmente la valoración global, basada en aspectos intangibles como el haberme hecho pasar un buen rato, no aburrir, emocionarme etc. En esta película el tema me pareció poco interesante y manido. El guión malo, sin trama dramática, mera acumulación de secuencias, sin hilo conductor, lleno de tópicos. La realización me pareció plana, convencional, con actores poco creíbles, incluido Lee Marvin, sin contar el actor insufrible del puro perpetuo. Una pena porque tengo a Fuller en alta estima.

Anodino y vulgar personaje que se realiza matando policías, robando avionetas y que al final es abatido a tiros por la, por supuesto, fascista policía de turno. Luego, unas expansiones en el polvo con una nena de similar fuste a la que la muerte del nene le genera unos curiosos deseos terroristas. Una de las más infames películas que haya visto. Dios mío, las imbecilidades que se decían y se hacían y con el marchamo y el aplauso de la cultura vigente. Se puede decir tranquilamente que hace apología del terrorismo.