Queridos Julie, Ethan y Richard

Primero quería daros las gracias por haber escogido como escenario y contexto, a la maravillosa Grecia, fundadora de esta nuestra civilización occidental, para así poder destripar y desgarrar sus entrañas y valores. Me veo en la obligación de reconocer la sutileza con la que encajan todas las piezas del puzle. Por que pensándolo bien, todo cuadra, nada está de más en esta compleja, realista y exquisita tercera entrega. Se conversa sobre arte, literatura, amor, tragedia, filosofía o astrología, tal y como lo hicieran en ese mismo lugar hace ya más de 2000 años.

Para continuar, quería daros la enhorabuena por que ante todo, sois un trio de escritores de primera. Las bromas y pullitas están más presentes que nunca, y alegran y amenizan la historia como en ninguna otra parte de la saga. La trama ya no trata hipótesis, ni es mágica. Ha desaparecido el misterio, la intriga, la pasión, todo ello para dar paso al realismo, la comprensión, la identificación para con los personajes. Jesse y Celine, ya no son dos jóvenes con la vida por delante, ni tienen el tiempo o la capacidad para empezar de cero. Son una pareja con problemas reales, que ya no viven en un cuento de hadas, y que tienen las mismas responsabilidades que el resto, como lo son la familia, el trabajo, el compromiso.

Y por ultimo, como no voy a hacer mención al motivo por el cual os sigo desde que os vi por primera vez caminando por las calles de Paris (si, lo siento, vi la segunda antes que el resto, y será por eso que es mi favorita) y es esa energía incandescente que producís al representar estos dos personajes, esta pareja que habéis creado, formado y modelado a vuestro antojo, y que es obviamente una gran parte de vosotros mismos, por que en verdad, no me parece estar viendo una gran actuación, estoy viendo, la vida misma.

Estoy de acuerdo en que la cantidad de idas y venidas emocionales es algo intensa, incluso forzada podríamos decir, para el medio día en el que transcurre la película, pero cada irracionalidad o cambio de tuercas tiene un trasfondo propio, y sin ellas, este laberinto de emociones no tendría salida.

Así que en definitiva, gracias, por hacerme disfrutar una vez más, de un cine de primer nivel, y, hasta la próxima?

Nunca he estado en Japón, no tengo amigos japoneses, y si me preguntasen por un director japonés reconocido, solo os sabría nombrar al maestro Kurosawa, es decir, que tengo un conocimiento cultural japonés más bien mediocre, por no decir nulo. Sin embargo, es tal la honestidad con la que está relatada este cuento, que no es necesario saber donde está situada Japón en el mapa para sentirse sobrecogido por una cultura que en nada se parece a la nuestra. Es en esta honestidad donde encuentro la gran virtud de esta película, que a pesar de describir los miembros de una familia con unos valores culturales tan distantes a los nuestros, pasan por sentimientos de culpabilidad, orgullo, miedo, egoísmo y amor, como los de cualquier otro ser humano.

Una familia de Tokio es una película donde no hay una historia palpable, pero en la que la profundidad de los personajes y la serenidad y sencillez con la que se desarrollan los acontecimientos entre los miembros de la familia está tan lograda, que sin ser ni parecerse a un nipón, comprendes el porqué de su realidad, y el papel tan importante que juegan las tradiciones y costumbres culturales en ella.

El ritmo y puesta en escena de la película están en total armonía con el desarrollo de los acontecimientos; una introducción de casi una hora (en mi opinión necesaria) asentando bien los roles y realidades de cada uno de los personajes, constantes planos generales desde fuera de las habitaciones transmitiéndonos esas sensaciones de escasez de espacio tan característico de las viviendas en Tokio (una sensación de auténtico agobio), y un final sin prisa, donde los mensajes y lecciones que quiere comunicar Yamada, se van desvelando poco a poco, con detalle y sutileza.

En definitiva, estamos hablando de una película hecha con mucho corazón y sabiduría, una sabiduría basada en el buen “savoir faire” de un director que lleva muchos años dedicándose a esto ( o por lo menos eso me dijeron en el cine antes de que empezase la película) y que a sabido crear, bueno perdón, recrear una gran película basándose en los cánones de su propia cultura, la sencillez, la paciencia y la honestidad sin dejar de lado el machismo, el orgullo y la frialdad.

P.D: Cuando se dispongan a disfrutar de este viaje, recuerden que lo importante no es el destino (ni la velocidad, por que vais a ir a 70 por autopista), sino el camino recorrido, y los paisajes vislumbrados.

Una película con una buena banda sonora ya tiene la mitad de los deberes hechos, y cada película que cumpla este requisito merece que se lo reconozcan. Una vez aclarado esto, lo mas llamativo de la película, en mi opinión es la escenificación del morbo. Una joven Patricia Arquette ( sin la que esta película no hubiese sido lo mismo) se encarga de representar el morbo en estado puro, hasta tal punto que cada movimiento, cada calada, cada retoque de pelo o cada carcajada, altera la sangre del espectador, o por lo menos del masculino. El hecho de que la historia de amor que se narra pertenezca mas a un cuento de hadas que otra cosa le permite a Tarantino cometer una serie de excentricidades a lo largo del guión, dejando espacio a la acción y el drama, pero a sabiendas de que la historia de amor va acabar en buen puerto.

También me encantan las raíces del personaje principal interpretado por Christian Slater, las cuales vienen a representar a Quentin en sus años de formación, con sus mismas aficiones, pero con el plus de vivir un romance (con una autentica mujer) al cual Tarantino, imagino, que nunca tuvo acceso. Se nota que es uno de sus primeros guiones, y sirve de incentivo para todo aquel que alguna vez haya pensado en escribir un guión, ya que la clave, esta en escribir sobre la vida misma, añadiendo siempre un pequeño toque surrealista, porque a veces al vida, sin picante, puede ser un poco aburrida.

P.S. Dale a Brad Pitt un papel, grande o pequeño, principal o secundario, que te lo va a bordar si o si.

Este son el tipo de películas que me gustan a mi.

Basada en “hechos reales” como lo son la soledad, la desesperacion, el amor, pero sin un enfoque hollywoodiense. Los personajes, aunque nada profundos, reflejan ese realismo cotidiano, mágico, meticuloso, dando pie a acontecimientos extravagantes, con desenlaces en los que el espectador no solo es capaz de creer en la historia, si no de convertirse en ella, entendiendo las distintas perspectivas.

Holdridge sabe como transmitir la desubicacion que podemos sufrir hombres y mujeres cuando las cosas en la vida no van como las habían planeado, como la imagen de un zapato perdido y las consecuencias que estas producen en el comportamiento y la personalidad de cada uno, apelando a la sinceridad y la melancolía.

Los ingredientes utilizados por Holdrige para esta película son la estelar actuación de Sara Simmonds interpretando a Vivian, cuya imprevisibilidad es su gran atractivo, el gran trabajo fotográfico, que convierte la actual ciudad de Los ángeles, en un paisaje atemporal, y como no, una mas que elegante banda Sonora, que acompaña la evolución de los protagonistas.

En el cine no hay leyes, pero si verdades, y es innegable que para hacer una película, “ de verdad de la Buena” necesitas una gran banda Sonora, y esta desde luego es un 10.

Podría escribir unos pocos párrafos narrando todas las características que hacen de esta película algo especial, como cómo la soberbia actuación tanto por parte del personaje principal, Brad Davis, como de sus amigos prisioneros, o el ritmo, marcado por acontecimientos inesperados y a la vez excitantes.

Sin embargo, lo que en mi opinión caracteriza esta obra, es como describe la carencia de piedad. Piedad que una sociedad ha ido perdiendo debido a que su funcionamiento gira entorno a la escasez, sobre todo del dinero. Piedad, a la cual la sociedad no ha tenido mas remedio que dejar de lado para poder sobrevivir.
Y lo que magnifica esta película, es como expresa la desesperación que puede crear esta falta de piedad en un hombre del mundo occidental, cuya incomprensión le lleva prácticamente al borde de la locura.

Si es verdad, que por desgracia, a pesar de haber preparado unas excelentes guarniciones, cocinan un poco de mas la carne (y esto siendo terriblemente quisquilloso) ya que la carencia de dialogo durante gran parte del tramo final de la película hace que esta sea algo pesada, hecho que queda en el olvido cuando de postre, te sirven libertad.