Empecemos por decir que efectivamente el cine argentino es obviamente argentino, por eso es un cine especial y muy particular: Veamos, si a esta película se hiciera en Francia, sería de arte y ensayo, se recorta la base de humor, se aumenta el drama, diciendo lo mismo pero de manera más académica y voilá tendríamos una película para el fogón de Cannes. Española sería imposible salvo que la protagonista saliera en pelotas, y fuera follada en una escena fuera de contexto (es nuestro caldo de pollo y los guionistas pasan de currar, pues con éste aderezo, al menos se ganan el sustento). Si fuese USAmericana, se haría más asequible al público en “general” se le insuflaría más dólares para pagar actores y efectos especiales y sería candidata a cualquier prestigioso premio de los Golden Globe de turno.

Pero es afortunadamente una película argentina y se basa en un guión muy trabajado de principio a fin, que parte de una premisa (hoy en día cada vez más difícil de encontrarnos en el cine) que es saber exactamente qué es lo que quiere contar, en la que se nos muestra una tesis de lo que es o debería ser el amor, a través de la ruptura de una pareja en crisis. Al igual que en “Nos sos vos…”, se utiliza el recurso de la psiquiatra o psicólogo, como voz en off para dar empaque, ritmo y continuidad a la película, y en sí he de decir que es lo mejor del film y donde podemos disfrutar de actuaciones memorable, sobre todo de Valeria sentada en ese sillón, directa frente a la sala oscura.

Me gusto el juego equívoco de triángulos entre los personajes, el triangulo que se mantiene entre Tana, El Cuervo Flores (Don Juan venido a menos) y Tenso -el triangulo digamos machista-, frente al triangulo –digamos el feminista- de Tana con el director de radio que aprecia y explota su pesimismo y su excesiva honradez (“lo peor de la fiesta ha sido tener que pedir perdón”) como algo tan aprovechable y rentable como el optimismo y cierta falsedad en donde nos acomodamos todos, triangulo que Tana es capaz de controlar.

En fin una película inteligente, sobre el amor y la diferencia –cada vez más acuciante- sobre la evolución del hombre versus a la mujer, en un siglo que sin duda será –si los machos no espabilan y rápido- de la mujer, pero mientras en líneas generales la mujer más cerebral y calculadora, vence al hombre más visceral y obsesionado, ésta cae ciegamente en las redes que éste le pone -también ciegamente-, llegando a un final incomprensible en el que la oveja vuelve al redil, la loba abdica de su asentado rol y se vuelve cordera, una especie de bucle poco creíble, sobre todo en las sociedades occidentales, mediáticas y globales de hoy en día.

Muy bella película, que nos acerca al laberíntico mundo del cambio de las edades y más concretamente sobre lo difícil que puede llegar a ser el abandono de la infancia, y a veces, entrar en la adolescencia. Cambios en lo que no sólo asumes problemas derivaos de cambalaches fisiológicos naturales, sino que también te hacer portador de un sinfín de problemas nuevos y desconocidos –o antes triviales-, que a veces, serán compañeros fieles de por vida.

La película no se ceba en el problema que trata, y nos enseña la vida de esta gente acomodadas a una clase económica, a un entrono familiar, acoplados a una naturaleza, que como la argentina es grande y poderosa.

Todo esto, acompañado de una dirección extraordinaria, de un guión inteligente, de un elenco de actores buenos todos ellos -tanto jóvenes como mayores-, y de una excelente banda sonora, no hace más que enaltecer esta bella, poética e interesantes cinta de Solomonoff.

Aún así, Marcos se probará como hombre, la boyita -que a falta de mejor uso aquí funciona a modo de refugio confidente y trastero infantil- desaparece al igual que el verano, la infancia o el tiempo. Mientras Jorgelina se pregunta que por qué se tiene que probar Marcos como hombre, ¿Por si no le gusta?.

PESIMISTA película sobre lo que puede suponer someterse y creer fielmente en las nuevas tecnologías -muy superiores al entendimiento natural del Hombre- y que todavía no controlamos y que nunca llegaremos –ni a nivel usuario ni experto- a controlar ya que la demanda de avance tecnológico es infinita y este avance convierte al hombre en iletrado e indefenso, obligándolo al sometimiento a las tecnologías controladoras (Como ejemplo, un botón: Administraciones públicas, Bancas electrónicas, Campus universitarios, E-sexo, Ciber citas a ciegas, Cuernos digitales, etc. etc. etc.).


OPTIMISTA película, que nos muestra que todo es cíclico y circular. La línea recta que supone el avance tecnológico tendente al infinito, en realidad tiende a curvarse antes de tiempo, como no podría ser de otra manera, y el desarrollo tecnológico, ese que te hará disfrutar, experimentar, vivir, sentir, te llevará a las caverna de la cual procedemos, al menos para solventar todos tus ciberproblemas a garrotazos, o en el mejor de los casos a puñetazos

Entrañable y optimista película capaz de hacernos recordar que siempre se puede volver a empezar, que no todo es igual per secula seculorum. Es una película radical en su desarrollo, no da concesiones a la galería, pero por la fuerza de sus imágenes y el tratamiento de las situaciones y personajes, logra que te llegues a sentirte dentro de esa cabina, a sentir y comprender los sentimientos de los dos personajes adultos, a deleitarte con la alegría de vida de la beba tan indiferente –por otra parte- a lo que ocurre en esa cabina de camión.

Sin embargo y debido a la excelente interpretación de los actores, que hace brotar lo esencial de los sentimientos, y el excelente montaje de la película, el film no se hace tedioso ni aburrido, todo lo contrario, te permite ir más allá de lo que ves y te hace sentir, entender y experimentar lo que estas dos personas desubicadas son capaces de pensar o sentir, y así lograr emocionar con ese fin tan etéreo de la película.

Si duda una muy buena experiencia cinematográfica. De acuerdo con seguir a este director tan personal.

La película es interesante en su planteamiento, y refeleja muy bien tanto la estética de la base lunar, como la del ordenador llamado Gerty, que a diferencia de Hall 9000, en vez de luz roja como expresión de la cara (y por tanto del alma del cacharro) el primero tiene un smile que va poniendo caras según las emociones, ahí queda eso.

Moon habla sobre las cosas que pueden ocurrir en el lado oscuro de la luna, nos habla de la forma de producción ahorrando costes y maximizando beneficios, que luego los accionistas saben agradecer. Parece ser que en esta parcela, el futuro cambiará poco respecto a la situación actual. Menos mal que la película ofrece un punto de vista optimista en el hallazgo de nuevas fuentes energéticas no contaminantes y su explotación lunar con costes aceptables (sobre todo los de personal que a la postre son los más caros) que hace la empresa rentable.

Pero a la película, desde poco más allá del comienzo prometedor, empieza a fallar, y falla al desarrollar la historia de la vida, de la soledad, de los juegos de espejos del astronauta en la base lunar: una sola persona para llevar toda una base lunar, así como el trabajo de campo, apoyado sólo por un ordenador, tan a vanzado en su técnica que, dispone de movilidad y articulaciones –un acierto-, un ordenador sabedor de todos los secretos de la base, tan capaz de prepararte una tortilla, como de caer en la trampa más tonta, como si de un spectrum se tratase, aquí es donde la interesante historia -a mi parecer- hacer aguas, en el desarrollo y la interacción entre estos dos personajes, y la única forma, que tiene Duncan Jones de salir del atolladero es, como en los toros, finiquitar la faena lo más rápido posible.

Es una pena la falta de desarrollo del guión. Este vacío en la trama es lo que te hace ver el espíritu de KubricK deambulando por la película, ya que al contrario de lo que se dice, coincidencias con 2001, poquitas, si bien está claro que la homenajea.

Moon, es una de esas películas que luego te cuestionas al salir de cine buscando fallos de guión que te explique lo que has visto, lo que al menos la hace distinta.