Rumba

Escrita, dirigida e interpretada por la canadiense Fiona Gordon, el belga Bruno Romy y Phillippe Martz, nos cuenta en clave de cine mudo (sin apenas diálogos y a ritmo de slapstick), una muy divertida y original historia de un matrimonio (también en la vida real) con una desmedida afición por el baile, el profesor de gimnasia y ella de inglés en el mismo colegio, que tras sufrir un accidente al intentar esquivar a un suicida con el que se encuentran en la carretera a la salida de un túnel, cuando volvían de ganar un concurso rural de baile, ven mermadas de forma notable sus cualidades (tanto para el baile como para la docencia), ella a a causa de la amputación de una pierna y el con problemas de memoria y comportamiento.
Entretenida y divertidísima joyita, plagada de magníficos y memorables gags, teñida de un excelente humor negro, con una preciosista y colorista fotografía, originales y sorprendentes coreografías y con aroma a lo mejor del cine de Jacques Tati, nos encontramos ante una verdadera joyita, en la que por primera vez en mucho tiempo en el visionado de una película me hubiera gustado más minutos de metraje.
Absolutamente recomendable.

Película pequeña y simpática donde los mismos actores idearon el guión y lograron un entretenido relato que tiene varias cosas para sobresalir. Primero que nada carece de diálogos, tiene mucho color, y hay un manejo increíble de los cuerpos y las imágenes.
Lo segundo y más importante, es que logra que una serie de eventos dramáticos que podrían teñir de negro cualquier película, acá sólo da más color y alegría.

Creo que es una película hecha con mucho cariño, y que eso el espectador lo irá notando a lo largo de la película. Además hay un giro de guión muy bueno que cambia la película y que nos hace ver la vida desde otro punto de vista, pero siempre con alegrá y disfrutando de la vida.

En resumen, una película muy digna de ver y a su vezuna película muy bonita. Todo el que pueda que la vea y creo que disfrutará.

Ver en pantalla esta explosión de color y entretenimiento que no empalaga es una experiencia muy agradable.
Sin saber si esperaba una comedia romántica, o una sucesión de gaggs me encontré involucrada, entre risas, de una historia de amor en la que brilla la excentricidad.
Todo lo que se ve es un baile, una gran coreografía en la que los tropiezos no quedan afuera.
El toque de humor negro, divertirse con "la desgracia" y los desencuentros me dejaron pegada al asiento, sin poder predecir hacia dónde iba este cuento, bello en cada detalle.
Es un disfrute visual cada escena, y el rostro de cada actor/actriz suma al relato una intensidad muy bienvenida.