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La fiesta de despedida

Drama. Comedia En una residencia de ancianos de Jerusalén, un grupo de amigos construye una máquina para practicar la eutanasia con el fin de ayudar a un amigo enfermo terminal. Pero cuando se extienden los rumores sobre la máquina, otros ancianos les pedirán ayuda, lo que les plantea un dilema emocional y los implica en una aventura disparatada. (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
20 de abril de 2015
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende que con unos temas tan poco atrayentes – a priori – e ingratos como son el de la vejez, la enfermedad y la polémica legítima sobre el derecho o no a una muerte digna, se consiga ensamblar una película tan vitalista, desenfadada, simpática y amena como ésta. Sorprende sobre todo por el tono casi de comedia de costumbres que impregna su metraje, donde las situaciones – siempre con la muerte o los padecimientos como eje – resultan cercanas, atractivas, llenas de empatía y plenamente satisfactorias. Quizás el mayor logro sea que consigue rehuir los peligros de devenir en un simple panfleto en favor de la eutanasia y plantea el problema desde un ángulo práctico, pragmático y utilitario que nos hace entender – aunque podamos no compartir su planteamiento – la motivación de todos y cada uno de los personajes que pueblan su trama.

Y el contagioso encanto y adhesión que desprenden los protagonistas se consigue articulando todo el discurso desde un canto a la vida saboreada en plenitud y un amor sano, nutritivo y altruista que une a todos los ancianos atribulados y hace comprensible que traten de remediar en lo posible sufrimientos innecesarios y desproporcionados, más allá de convenciones religiosas o éticas, más allá de dogmatismos maximalistas, alejados de cualquier idealización sobre el valor absoluto de la vida, sino siempre en relación a un bien intangible y etéreo como es el bienestar de tus seres queridos, aún desde la notoria dificultad de aceptar la finitud del ser humano y la complejidad emocional de dejar marchar a nuestros seres queridos, sin obcecaciones de mantenerlos cerca y presentes, como si la muerte fuera lo peor o único malo que nos pudiera pasar.

El amor como único baremo sobre el que deben pivotar las decisiones importantes. Así podría resumirse el relato y regalo que desprenden las amables imágenes de enfermedad, deterioro, sufrimiento y muerte que pueblan la cinta. El fallecimiento como realidad, necesidad vital, capítulo irrenunciable de toda vida, casi siempre ocultado pero fundamento esencial de nuestra existencia. Quien aprende a abrazar la muerte es porque ha sabido abrazar la vida y degustarla en su imprevisible variedad y multiplicidad. Parece increíble, pero uno sale del cine contento de vivir, satisfecho de la presencia mudable y en paz con nuestro inexorable término.

Se hace difícil – por casi inverosímil – recomendar esta película, pero agradecerán haberla visto y se reconciliarán con la vida desde un ángulo imprevisto y sugerente. Todo un hallazgo.
antonalva
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24 de octubre de 2014
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal Granit y Sharon Maymon nos contaron en la presentación de esta comedia de lo postrero: "Los actores principales pasan todos de los setenta y hemos tardado cinco años en tenerla preparada. Nos decían que nos diéramos prisa porque se les acabaría el tiempo. Afortunadamente todos han podido disfrutar del estreno"

La fiesta de despedida nos habla, con un lenguaje claro y un humor que se agradece, de la eutanasia; esa puerta hacia la muerte digna que los gobiernos y los poderes religiosos se empeñan en cerrar. La manera de tratar el tema es irreprochable: respetuosa y con una calidez humana de la que carecen los que dicen defender la vida; a los que habría que ver tomando decisiones si fueran ellos, o los suyos, quienes tuvieran que pasar por la tortura de seguir penando innecesariamente.

Sería interesante que el jurado de la Seminci se fijara en el trabajo de esta compenetrada pareja, no solo porque merece un reconocimiento, también porque ayudaría a desdramatizar el tema y a darle otra dimensión (naturalidad y dulzura) de la que carece.

Para quienes duden, por el supuesto dramatismo de la propuesta, asegurarles que ha sido la película que más carcajadas ha provocado en el Calderón en esta 59 edición. No os la perdáis.
Sinhué
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30 de abril de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una residencia de ancianos de Jerusalem, uno de los residentes construye una máquina de eutanasia para ayudar a un amigo que está enfermo terminal. Cuando empieza a correr la voz sobre la existencia de dicho aparato, otros ancianos comienzan a solicitar también los servicios de la máquina, lo cual crea en el anciano y sus amigos un dilema moral y emocional.

La película plantea el tema de la eutanasia y los problemas morales que origina, pero también pone encima de la mesa el tema de la vejez y los terribles inconvenientes inherentes a la misma, tanto físicos como emocionales, así como el sufrimiento que acarrea.

No obstante, trata estos temas tan terribles apelando en todo momento al humor. Un humor imprescindible para poder soportar lo que aparece en la pantalla, que hace de edulcorante para desdramatizar lo terrible que tiene que ser vivir cuando tu cuerpo ya no está preparado para ello.

En mi caso, la película no funcionó tanto como debería. Ni me provocó lágrimas ni carcajadas, aunque sí sonrisas continuas y un inevitable miedo a envejecer en las condiciones de los que aparecían en la pantalla. Entiendo que la idea de la película era buena, pero el guión creo que es bastante mejorable. No obstante, reconozco que es una película interesante y que recomiendo ver.

“La fiesta de despedida” es una película accesible para cualquier tipo de público. Su humor, no tan negro como debería tratándose del tema que trata, es poco corrosivo y lo acerca al público masivo, al tiempo que hace que la comedia sea cercana, que te toque de algún modo, puesto que todos tenemos o hemos tenido ancianos cerca y podemos entender por lo que pasan.

Dirigida por Sharon Maymon y Tal Granit (ambos firman también el guión), “La fiesta de despedida” destaca por la buena dirección de actores y el perfecto ritmo narrativo. En cuanto a lo menos bueno, diría que no mantiene el tono cómico. La primera parte de la película es comedia continua y a medida que se acerca el final se va volviendo más seria.

Parece una película hecha para viejos, lo cual probablemente le restará espectadores. Yo mismo tuve mis dudas antes de ir a verla. No creo que sea así. Es de viejos, pero no para viejos, sino para cualquiera. Incluso diría que recomiendo más ver la película a los jóvenes que a los viejos. Al fin y al cabo, éstos últimos ya conocen su realidad, los jóvenes no.

Los veteranísimos actores están espléndidos, todos ellos. Hacen un espectacular trabajo y da la impresión de que estás viendo sus propias vidas, no las de los personajes que representan. Ze’ev Revach, Levana Finkelstein, Aliza Rozen, Ilan Dar… actores completamente desconocidos por aquí, derrochan talento y arte para componer sus personajes con firmeza y precisión. Auténticos baluartes de la película.

“La fiesta de despedida” tiene el coraje de poner delante del público el tema de la muerte. Eso en lo que nadie quiere nunca pensar y que inevitablemente a todos nos llega. Y lo hace eliminando el tabú. Quitándole importancia. La muerte es una realidad, sencillamente. Un capítulo más de la vida. El último capítulo. Y es tan natural querer elegir cómo vivir que querer elegir cómo morir.

En definitiva, una buena experiencia. Una película mejorable, pero interesante para pasar a la vez un buen y mal rato. Para pensar que todos tenemos muchas papeletas para llegar a viejos, y que cuando lleguemos las cosas no serán sencillas. Personalmente, me gustaría tener la maquinita esa, por si acaso.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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1 de mayo de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá porque empiezo a tener una edad respetable, ultimamente he rehuido todo lo relacionado con la ancianidad, sea en cine, en teatro, literatura, documentales...etc. Esa decrepitud, ese indigno final de la vida, me dan miedo, angustia; y he optado por taparme los ojos.
Por lo tanto he tenido que hacer un esfuerzo para ir al cine a ver la película israelí, " La fiesta de despedida"
La película, realizada con muy pocos medios, no es nada del otro mundo, pero tiene su indudable valor por la defensa a ultranza de la eutanasia.
Cuando alguien quiere morir por un cáncer terminal o un alzheimer (como vemos en la película) le debemos ayudar a dar el paso. Ese es el claro mensaje del film.
Rober
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31 de octubre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En todo festival estás esperando esa película que te llene y esté plenamente conseguida. En mi caso esta ha sido en la Seminci 2014 mi preferida.
Comedia negra con la eutanasia como tema de fondo.
Tiene esa difícil mezcla que en un plano te mueras de risa y al rato estés casi llorando. Y así sin parar durante todo el film.
Según dijeron los dos directores en la rueda de prensa: “La vida es dura y mejor a través del humor”. En la fase de guión han contado con asesoramiento médico.
Han rodado con actores cómicos de Israel, aunque se han sabido meter en la vena dramática.
Se ha estrenado allí hace unas semanas, llenando las salas, a pesar de ser un tema controvertido allí y además con buenas críticas.
Pienso que es difícil tocar temas dramáticos en forma de comedia y poner el dedo en la llaga, invitando a la reflexión y eso lo consigue este film.
floro
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