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Los monstruos invaden la Tierra

Ciencia ficción. Acción. Aventuras. Romance Dos astronautas, uno norteamericano y otro japonés, viajan hasta el Planeta X, un nuevo astro que ha surgido más allá de Júpiter. Allí descubren una civilización extraterrestre, los X-iens, que vive en un complejo mundo subterráneo protegiéndose de las desastrosas condiciones de la superficie, dominada por una destructiva criatura monstruosa que han bautizado como Monster Zero (en realidad Ghidorah, el monstruo protagonista de la ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
25 de julio de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde los últimos éxitos de la saga, Godzilla estaba viviendo una edad de oro, pero el saurio debía ponerse las pilas si no quería perder el trono, ya que otros estudios de Japón y competidores de la Toho, también querían su parte del pastel en esta nueva moda de monstruos gigantes: la primera entrega de Gamera, El mundo bajo el terror (1965), estaba por estrenarse así también la trilogía del Daimajin de 1966.
Los monstruos invaden la tierra (1965) suponía una nueva vuelta de tuerca a lo ya visto. Pero ¿con qué se podía sorprender entonces al público a estas alturas?; pues mezclando las clásicas historias de invasión extraterrestre de toda la vida con los monstruos gigantes, y dándole un tono irresistible de aventura espacial muy en la línea de Battle from outer space (1958) de Ishiro Honda.
El resultado fue una de las entregas clásicas más recordadas y mejor acabadas. El film comienza con el descubrimiento de un nuevo planeta en el sistema solar, el satélite X. Envían un cohete al lugar y allí descubren una civilización alienígena aterrorizada por el monstruo Ghidorah, que vive por los alrededores. Suplican a los humanos que dejen traer a su planeta a Godzilla y Rodan para destruir a Ghidorah, pero una vez los monstruos están en el poder de los aliens y son controlados por ellos, se dirigirán a la Tierra para destruirla.

Es evidente el impacto de la ciencia ficción americana en Japón, donde en buena parte de los años 50 se hicieron versiones muy personales y "a la japonesa" de los éxitos americanos. El primer Godzilla ya era una versión de El monstruo de tiempos remotos (1953), así como The Mysterians (1957) lo era de La guerra de los mundos (1953), o el clásico Asalto a la tierra (1956) de Cuando los mundos chocan (1951). Era inevitable que el kaiju y la space opera se unieran. Lo interesante del film es que se dosifican sabiamente las apariciones de los monstruos a apenas 10 minutos (muy intensos todos ellos), y se trabaja a un nivel decente el aspecto humano de la trama, con unos personajes que se han convertido en clásicos y de los más recordados de la saga; Akira Kubo como el inocente y torpe inventor, Akira Takarada (en su tercera aparición en la saga) de astronauta y su compañero americano, el galán Nick Adams (tristemente fallecido dos años después por una sobredosis y que tuvo tiempo no solo de aparecer en otro kaiju, Frankenstein conquers the world (1965) sino de iniciar una relación con Kumi Mizuno), o la abrumadora y sensual presencia de Kumi Mizuno como reina de los alienígenas.

El presupuesto fue sensiblemente superior en este film y eso se nota en secuencias como la maravillosa y kitsch ambientación en el planeta X y la base alienígena. Que los habitantes del planeta X controlen telepáticamente a los monstruos es una buena excusa para que Godzilla (que en el anterior film se había pasado al bando de los buenos), vuelva a destrozar maquetas. En esta entrega hay un momento muy polémico entre los fans, y es la secuencia en el que Godzilla, tras vencer a Ghidorah en el planeta X, comienza a dar saltos de alegría en un momento, la verdad, muy desafortunado, y que es otro de los síntomas de la infantilización de la serie. Por lo visto fue un momento que fue rodado bajo los deseos de Eiji Tsuburaya (creador de Godzilla y mago de los efectos especiales de la saga) y a escondidas de Ishiro Honda.
El punto negativo es que el film se siente como un episodio de una serie de televisión por lo repetitivo del asunto, ya que aparecen los mismos monstruos que la anterior entrega de la saga (excepto Mothra) y además ya hay los primeros indicios de stock shots provenientes de otros films (de Los hijos del volcán en este caso), para abaratar costes, aunque están inteligentemente colocados entre las nuevas secuencias (no como la desvergüenza con la que se realizará en las entregas de los años 70). La trama tampoco es que sea un prodigio de originalidad pero es de agradecer que se pueda seguir con interés.

Los monstruos invaden la tierra (1965) es una joyita que ha influenciado a directores como Tim Burton y que resulta todo un entretenimiento de calidad. Además, Akira Ifukube vuelve a hacer que se me ponga la piel de gallina con la clásica banda sonora de la película. Fue otro éxito para la saga con 5,13 millones de espectadores.
Y para acabar, una curiosidad. Existe una versión porno de Los monstruos invaden la tierra. A un lumbreras se le ocurrió la buena idea de eliminar todos los momentos con los monstruos e insertar docenas de escenas subiditas de tono. Es un film que no he podido encontrar nunca y que me muero de curiosidad por ver algún día. Si hay alguna alma caritativa que la encuentre, que contacte conmigo.

(https://orientparadiso.blogspot.com/)
Chacal
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11 de marzo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El lagarto más famoso de Japón va a enfrentarse a su mayor desafío cuando lleguen despiadados seres de otra galaxia y amenacen nuestro planeta.
Se prepara así una batalla de grandes proporciones, más allá de los límites de nuestra atmósfera terrestre.

Pobre Ishiro Honda, no podía ni imaginarse en lo que iba a derivar su creación; la saga de Godzilla sobrevive en mitad de un panorama cinematográfico marcado por diversas corrientes, dentro del marco de la fantasía, que determinan el éxito de público. Por un lado las aventuras espaciales, cada vez más extendidas, las invasiones extraterrestres y las películas con bestias gigantescas; de hecho la Daiei se va a apuntar a la moda y en ese 1.965 va a estrenar la primera de las muchas peripecias de "Gamera", además de emerger varias series de televisión del mismo estilo ("Ultraman" la más conocida).
En Toho siguen insistiendo y al nativo de Asahi, quien también va a pasar a acomodarse en el medio televisivo, le es ordenado traer de nuevo a su monstruo estrella para un sexto asalto; del libreto se encarga, por supuesto, Shinichi Sekizawa, que va a intentar incorporar todas esas novedades para seguir manteniendo fresca la serie. En esta ocasión se nos introduce en un viaje que los astronautas Kazuo y Glenn realizan hasta una especie de satélite recién descubierto; la gran trama del film comprende una raza de (inquietantes) alienígenas de forma humana amenazados por una sanguinaria bestia, ni más ni menos que Ghidorah, recuperada de la entrega anterior.

Aunque el guión se desbande con una subtrama que parece no venir a cuento de nada, acerca del invento de un papanatas llamado Tetsuo (convenientemente el novio de la hermana del protagonista), robado por una misteriosa compañía, lo cierto es que, como iremos viendo, está mejor integrada en el esqueleto de la película que otras veces, si bien ya hace mucho que los dramas humanos dejaron paso a las intrigas delirantes, romances innecesarios e instantes cómicos. El asunto recae sobre la farsa cuidadosamente montada por los visitantes Xilien, quienes engañan a los terrícolas para luego preparar una cruel conquista.
Una pizca de "La Guerra de los Mundos" y no poco del clásico de Honda "Los Misterianos", donde aparece de nuevo un argumento, curiosamente, que trata sobre los desastres de una invasión al país por enemigos que manipulan a la población; sí, la sombra de la guerra continúa muy presente aunque quede desfigurada por la grotesca caricatura y el absurdo fantástico. Pues a eso apunta esta "Kaiju Daisenso", excesiva en todo su colorido y surrealista imaginario que navega entre la "space opera", las intrigas de espionaje y el "kaiju-eiga"; y los desvelos de éste último resplandecen como nunca.

¿Por qué? Además de porque regresa el gran Ghidorah, villano legendario y visualmente espectacular, porque nos podemos deleitar con la vuelta de Radon y por supuesto de Godzilla, que sigue en su clara línea descendente en cuanto a credibilidad; si bien retorna a sus orígenes destructivos y aterrorizando a los pobres seres humanos, no hay que olvidar que lo hace bajo dominio de los Xilien, verdaderos enemigos; aquí el pterodáctilo prehistórico y el lagarto continúan como benefactores de la Humanidad, tocados por un considerable aumento de inocencia (demonios, uno hasta siente lástima de verlos siendo abandonados en el satélite...).
Había que afrontarlo, las entregas de la saga apuntaron a un público cada vez más joven y menos adulto...y ello quemaba los circuitos al director, que tenía que soportar el ver a sus legendarias bestias haciendo todo tipo de ñoñerías ante la cámara como personajes de una comedia infantil (la gota que colmó el vaso fue una ocurrencia de Eiji Tsuburaya, encargado de los efectos especiales, y del tipo que estaba dentro del traje de Godzilla (Haruo Nakajima): hacer al bicho celebrar la victoria sobre Ghidorah con la pose que dio tanta popularidad a Iyami, uno de los protagonistas del conocido manga de humor "Osomatsu-kun", de Fujio Akatsuka).

Para un niño o un preadolescente en la época esto sería un detalle la mar de guay, pero lo cierto es que va más allá de lo patético; gracias a Dios Honda nos da lo prometido: un festival de destrucción y efectos especiales de buen presupuesto que catatónicos nos puede dejar, dado lo bien empleados que están los monstruos en sus apariciones, así como sus habilidades para generar el caos. Por encima de lo logrado por los dos heroicos saurios sobresale el terror desatado por la criatura espacial de tres cabezas, toda una maravilla digna de admirar.
Sí, señores, el delirio alcanza cotas deliciosas (sobre todo en las secuencias del Espacio). En el elenco regresan Akira Takarada y Jun Tazaki y aparecen unos decentes (teniendo en cuenta los personajes que les toca interpretar...) Akira Kubo y la preciosa Kumi Mizuno, quienes volverán en futuras entregas, ¿pero qué nos importa?, lo que queremos ver son los monstruos y (aunque sea durante poco tiempo y pegando de por medio varios momentos de anteriores films) los vemos en toda su plenitud. Al fin y al cabo no hay que ser demasiado exigentes con estos productos.

El alocado entretenimiento que ofrecía Toho se saldó con una buena recaudación en cines, y lo cierto es que "Kaiju Daisenso" permanece entre las mejores y más divertidas de la longeva serie.
Honda, por su parte, se desentiende, asqueado por el rumbo que deciden llevar los productores, además de ir percibiendo una cada vez mayor pérdida de interés por parte del público. Tardará tres años en ser requerido; será reemplazado por Jun Fukuda y los resultados de los próximos films hablarán por sí solos...
Chris Jiménez
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17 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Godzilla con menos Godzilla que he visto nunca me atrevería decir. Pero al menos lo compensa con una historia de sci fi pulp graciosilla, y cuando toca ponerse destructivos no se cortan ni un poquito.

No es ni de cerca una de las buenas, pero eso no la hace menos disfrutable.
Attomsk
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