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El caballo de hierro

Western Considerada la mejor película de la época muda de John Ford, un western alrededor del ferrocarril y el espíritu pionero de los Estados Unidos de América. El presidente Lincoln ha autorizado la construcción de un enlace entre las líneas ferroviarias de la Union Pacific y la Central Pacific. Un contratista (Will Walling) y un topógrafo (George O´Brien) emprenden viaje con el objetivo de trazar la ruta idónea, pero, aunque logran localizar ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
16 de marzo de 2006
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una especie de ficción con vocación documental –aunque por aquel entonces este término ni existiría– que narra, con el sentido del espectáculo de John Ford –amor, humor (¡atención a la versión americana de nuestros "juicios rápidos"!), venganzas, indios, peleas y compañerismo–, algunas de las vicisitudes que acontecieron el tendido de la primera red ferroviaria transcontinental en Estados Unidos (1860-1869).

Aunque Ford se desenvuelve bien sin sonido (porque tenía mucho talento el tío), se nota a la legua que es un director sonoro. Comparen esta película con las de Chaplin o Keaton, y verán que el uso de textos es muchísimo mayor, y que la mímica se aprovecha mucho menos.
Precisamente el mayor inconveniente de "El caballo de hierro" es su excesiva duración. En una película muda, cuanto más quieras contar con palabras, más títulos aclaratorios tendrás que poner; y eso se traduce en más metraje, claro.

Muy interesante. Además de entretenida, educativa.
jastarloa
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5 de junio de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que muy pocos aficionados pueden decir honestamente que conocen la obra de John Ford; sí se puede dominar su filmografía sonora, pero el resto... esa interminable ristra de filmes que se pierden en la noche del tiempo, cuando casi todos los planos eran fijos y las voces (no la música) inexistentes, siguen siendo un gran misterio para la mayoría.

Y esto tiene su importancia, porque la gran maestría narrativa y cinematográfica de Ford se desarrolló a lo largo de todos aquellos años del cine mudo, hasta el punto de que esta película puede considerarse ya una obra de madurez, un clásico, pues su autor, con apenas veintinueve años por entonces, llevaba a sus espaldas 39 largos, y unos cuantos cortos y medios más. Por lo tanto, en esta su cuadragésima realización, Ford demuestra ya un saber hacer y un dominio de los temas y el estilo muy notables, circunstancia que hace que el filme sea muy reconocible para sus seguidores, entre los que me cuento.

La película tiene un tono épico e histórico, pero sabiamente canalizado y humanizado por medio de los característicos personajes fordianos, que encarnan siempre la tenacidad ante las dificultades, así como el espíritu emprendedor de los pioneros, capaz de vencer todos los peligros en pos de la consecución de ese sueño de libertad y progreso que encarna el Oeste. Aunque existen unos protagonistas claramente marcados, Ford concede máxima importancia a los colectivos que hacen posible la línea férrea, ya sean inmigrantes europeos (irlandeses, italianos) o chinos; los personajes más cómicos del filme se encuentran aquí, con ese trío que conforman sargento, cabo y soldado, en el que podemos reconocer los arquetipos clásicos que tantas veces empleará Ford en sus obras posteriores. La película incluye también a los vaqueros, los indios y las mujeres, y plasma todos los momentos clásicos que caracterizan un Western, como las peleas de Saloon, los duelos, los ataques indios, la lenta pero incansable construcción de las vías, las cabalgadas a través de inmensos espacios, etc. También se mezclan, con pasmosa facilidad, fragmentos épicos, humorísticos y dramáticos, todos ellos bien resueltos, y sabiamente intercalados.

Leo que a algunos usuarios se les hace larga, quizás por cierta sobreabundancia de intertítulos; en efecto, el dominio del cine mudo de Ford, pese a ser considerable, no alcanza la excelencia de un Murnau o un Eisenstein, que no precisaban palabras para expresar todas las emociones posibles. No obstante, a mí no se me ha hecho pesada en ningún momento, y encuentro que es una obra muy ambiciosa, llena de momentos estupendos. Continúa en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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23 de enero de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
32(20/01/09) Buena cinta del Gran John Ford, con más valor en su faceta de documento histórico que en su in sustancial y previsible historia de amor. El film lo que realmente nos relata es el nacimiento de una nación que se desangraba por la guerra civil, pero que se unió por los raíles del tren. “El Caballo de Hierro” nos Lo que nos describe es la épica creación de una vía ferrocarril que uniera el Este con el Oeste de U.S.A., una obra colosal, con multitud de dificultades, con pueblos creados y abandonados en un plis-plas, donde la justicia se ejercía en las tabernas en medio de trifulcas, la llegada de trabajadores chinos, como abastecían de comida a estos obreros con búfalos, cazados entre otros por "Bufalo Bill", y como aún así faltaba comida, tenían que traer manadas de vacas desde miles de millas, las carreras entre los trabajadores del Central Pacific (Este) y el Western Pacific (Oeste) para realizar más millas los de un lado que el otro y por supuesto las clásicas batallitas contra los Indios. El film lleva el sello John Ford en multitud de secuencias, en lo entretenido que resulta, en las tomas del mítico Monument Valley, en la camaradería entre amigos, lo bien rodadas que están las secuencias de tiroteos entre los indios y los trabajadores del ferrocarril, ya se empezaba a vislumbrar lo que en años posteriores nos obsequiaría el magnífico director irlandés. Recomendable a los que gusten de cine mudo de aventuras con trasfondo histórico. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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24 de noviembre de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El "Manifest Destiny" era una teoría que justificaba la anexión indiscriminada del territorio estadounidense en aras del progreso. John L. O'Sullivan fue uno de los ideólogos de este movimiento.

Esta película dio un gran prestigio a Ford, por ser un film épico e histórico sobre el nacimiento del ferrocarril que contribuyó al desarrollo del país. Como documental histórico tiene cierto interés pero como película falla porque las tramas de la venganza y la amorosa son bastante flojas.

El metraje final de la cinta es excesivo lo que hace que por momentos se haga bastante pesada.
benetash
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11 de agosto de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El caballo de hierro” es el film silente más recordado de John Ford, el nombre poético en sentido figurado del ferrocarril, símbolo de progreso y civilización del siglo XIX. “El caballo de hierro” fue la respuesta rápida y contundente de la Fox al éxito de “La caravana de Oregón”, producida un año antes por la Paramount. El magnate William Fox tiró la casa por la ventana y le dio a John Ford, que nunca antes había contado con tantos medios (5.000 figurantes, 1.300 bisontes, 2.000 caballos, 10.000 cabezas de ganado y un par de locomotoras auténticas), carta blanca para que evocara de la manera más épica posible la construcción del primer tendido ferroviario transcontinental, en el arco temporal comprendido entre los años 1863 y 1869.

A partir de la pugna que se establece entre las compañías Union Pacific y Central Pacific, con el aderezo obligatorio de una historia sentimental protagonizada por Dave Brandon (George O´Brian) y Miriam Marsh (Madge Bellamy), antigua novia de adolescencia a la que Brandon declara su amor mientras busca al asesino de su padre y trabaja en el abastecimiento de los obreros ferroviarios. Pero el director supo nadar eficazmente entre dos aguas: la del superespectáculo que le demandaba el productor y la de su propio concepto del western. Al parecer el gran equipo de rodaje tuvo muchas dificultades por la meteorología, soportando temperaturas de 25 grados bajo cero en el estado de Nevada, lugar del rodaje en el invierno de 1924. Puede ser que la película tenga ese tono ambivalente, improvisado a pesar de que se vislumbre una cuidadosa producción y una dirección tan certera como exclusivamente supeditada a la grandeza del tema, debido a las dificultades intrínsecas del rodaje.

Porque “El caballo de hierro”, que está bien resuelta, no alcanza las cotas inventivas de otros films del cineasta en la misma época muda. Pues oscila entre el sentimiento del espectáculo tradicional y el distanciamiento, recubierto de cierta socarronería a la hora de tratar la gesta épica. La presencia de los tres viejos borrachines de ascendencia irlandesa, naturalmente, viene a agilizar los pasajes más farragosos de la titánica empresa ferroviaria; de la misma forma que resulta bien patente del tono casi caricaturesco que Ford quiere imprimir en algunas ocasiones. La versión que he tenido la ocasión de ver, está restaurada y disfruta de una estupenda banda sonora creada por John Lanchbery. En definitiva, no es un gran Ford, pero cualquier aficionado al cine debería verla, aunque sólo sea por su valor histórico.
Antonio Morales
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