Haz click aquí para copiar la URL

Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera

Drama Dos monjes viven en un monasterio aislado. Bajo la atenta mirada del más viejo, el más joven ve pasar las estaciones de la vida. Primavera: un niño monje se ríe de una rana que intenta librarse de una piedra que tiene en la espalda. Verano: un monje adolescente conoce el amor. Otoño: un monje de treinta años intenta hacer algo que va contra su naturaleza. Invierno: el monje está próximo a la vejez y alguien llega al monasterio. ... [+]
1 2 3 4 5 10 17 >>
Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
26 de diciembre de 2006
209 de 238 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un escenario simple y bello se presenta de manera simbólica el desarrollo de la conciencia, desde su nacimiento en forma de conciencia social o colectiva que aparece en la primavera, a partir los primeros días de la infancia, hasta el descubrimiento de la conciencia individual en los días de la madurez humana, representados por el invierno, cuando los egos y las vanidades de la vida se congelan. Cuando esto se aprovecha bien, se da el nacimiento a una nueva vida más gozosa en una nueva primavera.
Aunque no sea muy claro para cualquiera, muy en el fondo todos sabemos que el ser humano es un compuesto de CUERPO o mundo exterior, ESPÍRITU o mundo interior, y MENTE, que es el puente que une a los dos anteriores. La experiencia nos muestra que mientras no se alcance un sano equilibrio entre los tres, el ser humano no logrará realizarse plenamente. Felizmente, como lo muestra la película con bellos símbolos, eso sí es posible cuando aprendemos a aquietar la mente, mirando hacia nuestro interior en estados de meditación que nos ayudan a deshacernos de los egos y de las cargas y sufrimientos del pasado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jak
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de julio de 2006
52 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
La califico como bella y exacta, por el excelente manejo de la metáfora a través de las estaciones del año, con las etapas de la vida, un filme sin muchos diálogos y dónde las acciones absorben importancia y las explicaciones sobran. La enseñanza y el aprendizaje presentes a diario durante nuestra existencia, la primera a cargo del viejo (lo tangible) y de las situaciones (lo intangible), la segunda del joven o del inexperto, el cuál colocará las piezas del rompecabezas de acuerdo a las experiencias y a lo comprendido en etapas anteriores.

El antagonista será interpretado por la adversidad, y el protagonista es el valor de cada quién para afrontar los problemas y asimilarlos. Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera (AKA Las estaciones de la vida) de manera correcta la coloco en cine de arte, pero erróneamente se puede catalogar como una película para intelectuales, al contrario es para un público general, al que en lugar de considerarlo como inferior o masa, esta habido de una mejor apreciación del cine y que mejor ejemplar. La obra de Ki-Duk Kim no se puede ver por primera vez en casa, es una película apta para la sala de cine, en la cual los distractores están en segundo plano. No permitamos que la gente se conforme con lo brindado por la televisión y sus productos basura o todo el bombardeo de publicidad para películas olvidables y sin ningún valor.

El auge del cine surcoreano es notable y no se estanca en género alguno o temática central en sus producciones, recorre el suspenso (Two sisters), la tragedia (Old boy, Sympathy for Lady Vengeance, Bin Jip, la Samaritan Girl) el bélico (Lazos de Guerra), el thriller (Memories of Murder) o el terror (Phone, Red eye) y nos muestra una gran variedad. La curiosidad por parte del espectador en cuanto al cine surcoreano, hace salas de cine aceptablemente llenas, factor importante para las distribuidoras y la importación de cintas diferentes y de alto impacto provenientes de este país.

¿Qué sigue para el resto del 2006 y el 2007? Esperemos que siga llegando la calidad.
Coleccionista Visual
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
16 de octubre de 2007
40 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director coreano nos conduce por un espiritual, hermoso, sensorial y duro viaje simbólico por la vida. Un viaje fascinante que refleja el ciclo perpetuo de la naturaleza: desde el orto al ocaso, desde el despertar de un nuevo ser vivo hasta su decadencia, pasando por las diversas etapas que definen la existencia: la inquieta e irreflexiva juventud, la expiación de los errores, la resignación, la experiencia y la sabiduría, la necesidad de transmitir nuestro legado a la siguiente generación, la preparación para la muerte...

PRIMAVERA
La naturaleza despierta de su letargo invernal. Una explosión de vibrante energía recorre el bosque, cubriéndolo de brotes de intenso verdor. Las especies se reproducen, sienten la llamada de la perpetuación y crean nuevas réplicas de sí mismas. Los nuevos retoños comienzan a crecer y a dar sus primeros pasos por el camino de la existencia, un camino que es al mismo tiempo incierto e inmutable, cambiante y reiterativo.
El nuevo ser empieza su aprendizaje, que le prepara para sus andanzas por el mundo. Juega, ríe despreocupadamente, comete travesuras que le van enseñando el valor de la culpa y del respeto hacia la vida y los sentimientos ajenos. Es un potrillo jugando a descubrir las maravillas que le rodean, aventurándose, equivocándose, empapándose de vivencias y recuerdos que irán construyendo los cimientos de su personalidad.
Y, junto al pequeño cachorro, su tutor y maestro, que ha acumulado la suficiente sabiduría como para saber guiar suave y firmemente a su pupilo, mostrándole las grandes lecciones que el cachorro debe interiorizar para madurar.

VERANO
La naturaleza ha eclosionado en un estallido irreprimible y la savia corre a raudales por las venas en su plenitud.
El aprendiz se ha convertido en un joven impetuoso atormentado por sus pasiones, por las urgencias de su cuerpo joven y fogoso. Se abandona al deleite de los sentidos, a la fuerza irresistible del amor, a la inocencia de los primeros goces de la pasión.
Ciego y sordo, el joven ignora las advertencias y los consejos de la voz de la experiencia. El maestro sabe muy bien que no se puede detener con una mano un estruendoso y caudaloso torrente, y lo deja seguir su curso y cometer sus propios errores. Nadie aprende por cabeza ajena y todos tenemos derecho a meter la pata por nuestra propia iniciativa.
Sigo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de febrero de 2011
34 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mayores diferencias entre el arte occidental y el oriental se aprecia en la organización de las figuras en el espacio.

El arte occidental establece jerarquía entre unas figuras, por una parte, y por otra un fondo que las realza, para que protagonicen.

En el arte oriental no existe esa jerarquía compositiva: todos los elementos se integran con el mismo valor en un todo. Humanos, árboles, animales, olas, montañas, ríos o lagos aparecen tratados con igual importancia, y todos ellos son definidos en función de amplios vacíos, porque se considera que el vacío, la ausencia de forma, es clave esencial de la composición.

En el todo de esta película también participa el Tiempo, que gira en ciclos y origina cuanto ocurre en ese lago rodeado de montañas donde flota el diminuto monasterio: la maduración del monje, que corrige a su discípulo infantil cuando maltrata a los animales del lugar; después, la agitación hormonal del discípulo adolescente cuando llega una visitante atractiva. En otra estación del ciclo, el discípulo joven se ausenta, y en otra regresa.
No hay especial agitación ni especial psicología. En un momento, el hielo es lo principal; en otro, una estatuilla búdica; en otro, los signos caligráficos a tallar en la madera del suelo.

Las cinco estampas, filmadas con mucha materia visual y apenas diálogo, se presentan sin énfasis porque no buscan seducir al espectador ni explicarle nada. Tan sólo dejarse impregnar por ese motor invisible, y por el girar con que se manifiesta impersonal, inapelable: el Tiempo.

Vuelven las estaciones, se suceden las edades de la vida, los personajes son y no son los mismos. A la vez arquetipos e individuos, el propio Kim Ki-duk se introduce en su serena obra y encarna a uno de ellos. Que no haya gritos, carreras o crispación, que abunden silencios y vacío, no significa que falte la intensidad. El autor no puede estar más dentro de su creación, dándole pulso.
Es otra distancia, simplemente. Y otro ‘tempo’.
Archilupo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
25 de marzo de 2007
34 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie puede negar que el nuevo cine oriental está alcanzando unas cotas estéticas altísimas en los últimos tiempos.

Pero creo que algunos también convendrán que tanta belleza formal resulta en muchos casos un envoltorio exagerado para el nimio contenido que encontramos dentro.

O bien hay poca chicha (caso de Hero, las Dagas Voladoras...) o bien hay un esfuerzo argumental que acaba resultando pobre (y aquí es donde yo encuadraría el paseo por las estaciones vitales que nos propone Kim Ki-Duk)

Aunque claro, luego también hay casos en los que la forma y el contenido se funden en algo intangible y superior (El Camino a Casa, Old Boy o Dolls), aunque no suele ser lo habitual.

En definitiva, el sabor que me deja esta película es como el de esa conocida salsa oriental: agridulce.

Bella pero inverosímil.
Lenta pero agradable.
Evocadora pero previsible.
Aleccionadora pero moralista.
Buena pero no redonda.
winstonsmith
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 10 17 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow