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El balneario de Battle Creek

Comedia El excéntrico doctor John Harvey Kellog, inventor de los "cornflakes" es un defensor acérrimo de la vida natural y también un pintoresco médico que regenta un lujoso balneario en Battle Creek, donde reúne a numerosos personajes de clase alta para poner en práctica sus innovadoras y rigurosas normas dieteticas. Pero estrictas reglas como no comer carne, ni practicar sexo provocará que su clientela haga lo imposible para que el doctor no ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
5 de enero de 2008
33 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin he visto esta genial película, después de casi 15 años desde su estreno. Me ha parecido original, divertida y muy entretenida... No entiendo la media que tiene aquí en la web, pero tampoco es la primera vez que no coincido con ella...
El guión nos transmite, a través de la ironía, una visión contraria a lo que el balneario te vende durante todo el metraje...
El comienzo es excepcional...
Y las interpretaciones de todos ellos, sensacionales!
PAULA
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27 de enero de 2007
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
El balneario del título es un sanatorio donde los enfermos, personas de buena posición y exquisita educación, se someten a terapias encaminadas a abatir sus males físicos tales como lavativas extenuantes, duchas a clientes maniatados, bailes de salón precursores del aerobic, canciones reídas (o carcajadas cantadas), baños con descargas eléctricas, abstinencia sexual, dietas vegetarianas... Terapias que hacen del balneario una especie de campo de concentración para reprimidos. El personaje central es el autoritario y puritano Dr. Kellog, interpretado por un histriónico y divertido Anthony Hopkins. Casi todos los personajes tienen sus buenos momentos, especialmente el incorporado por Matthew Broderick.

El filme no deja títere con cabeza (el naturismo, el capitalismo, el puritanismo, la hipocresía burguesa, el matrimonio, la mercadotecnia...), pero todo intento de ironía se disuelve poco a poco con una exposición machacona (como si Alan Parker quisiera asegurarse de que todo el auditorio se está enterando, incluso la pareja que se besa en las últimas butacas). No se puede negar que tiene momentos divertidos y buenas intenciones, pero para que una comedia crítica funcione debe ser más sintética y selectiva, y 120 minutos es un buen indicador de que la función no cuaja.
Kick'Em Ars
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30 de enero de 2012
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé que pasa últimamente con esta página que tiene notas hinchadas para auténticos bodrios o, como en este caso, una nota bajísima para una película que no se merece semejante varapalo. El balneario de battlecreek es una sátira muy divertida y que no deja títere con cabeza sobre los movimientos higienistas nacidos a finales del siglo XIX y principios del XX; el problema de dichos movimientos no eran sus recomendaciones "per se", sino que sus seguidores las tomaban como si formaran parte de una especie de "religión del cuerpo", lo que les llevaba a hacer cosas absurdas cuando caían en manos de doctores fanáticos antisexo, como el doctor Kellogg (magistralmente interpretado por Anthony Hopkins), o de listillos pseudoterapeutas que aprovechaban el interés del público por los nacientes temas de la vida sana y aligeraban los bolsillos de su distinguida clientela con "terapias" absurdas, cuando no peligrosas. Para rematar, vemos a "empresarios" sin escrúpulos que con tal de llevarse lo suyo eran capaces de vender cualquier bazofia como el último grito en el cuidado del cuerpo. Todo lo que aparece en la película está tomado con mucho sentido del humor, pero esas absurdeces que los doctores obligaban a hacer a sus pacientes, esos aparatos estrafalarios (y otros peores), esos productos milagrosos capaces de curarlo todo, todo eso existía de verdad.

La interpretación de Anthony Hopkins me ha parecido genial, no conocía esa vis cómica tan increible que muestra en la peli que, por cierto y para que nadie se confunda y se espere otra cosa, no es una amable comedia de época y de enredos sociales, sino una sátira ácida un tanto escatológica (aunque también con un punto amable) sobre el comienzo del interés masivo por el culto al cuerpo en detrimento de la mente (esas escenas cuasifellinianas de gente corriendo, cantando o riendo a la vez, como verdaderos idiotas felices) y de los aprovechados que siempre han sabido sacarle beneficio a cualquier inquietud de la gente, vendiéndoles chorradas a precio de oro.

Y puesto que se trata de una sátira, no debemos tomarnos a los personajes demasiado en serio, están ahí para que nos riamos de ellos... y así poder reirnos un poco de nosotros mismos cuando nos veamos sentados ante la teletienda admirando el último cachivache que modelará nuestros abdominales o la crema que absorberá nuestras lorzas, o la dichosa pulserita mágica... ¿verdad que no hemos cambiado tanto?
Klara
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3 de julio de 2009
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leer la sinópsis de esta película puede ser una de las sensaciones mas confusas que un espectador (lector) puede tener. No nos engañemos, con un argumento así se nos puede pasar por la cabeza que estamos ante una película cuyos protagonistas podrían ser Alfredo Landa, Andrés Pajares o Paco Martinez Soria. Mujeres semi desnudas en balnearios, hombres hormonados luchando por esquivar las restricciones sexuales de un tal señor Kellogg, el cual está obsesionado con la sana alimentación, y que acaba convirtiendose en una bacanal de sexo en algunos momentos, con infidelidades por doquier y líos de faldas. Aquellos que no hayan llegado a esta bizarra conclusión podrían llegar a pensar que nos encontramos ante una película de Jim Abrahams o de los Zucker, plagada de un humor absurdísimo, chistes fáciles, argumento simple y gases por doquier (sabiamente utilizados, eso si).
Pero curiosamente, ante lo que nos encontramos es ante una película de un humor delicado y casi inteligente, lo cual parece imposible má sabiendo que esos gases mencionados anteriormente hacen acto de presencia en más de una ocasión. La cinta goza de un humor especial, de un claro humor inglés, esa sensación que nadie sabe describir pero que todos conocen al ver una película con esa esencia, y es éste sin duda su mayor logro, conseguir de la propia vulgaridad el buen hacer.
El reparto no puede ser mejor, un Matthew Broderick en alza, un Anthony Hopkins haciendo un papel absolutamente diferente a todos sus anteriores y un John Cusack que vuele a hacer de John Cusack (lo cual no es malo).

Pero este extraño concepto no acabó de cuajar, y hay algo que no acaba de funcionar en la película. Alan Parker no consiguió una gran película, pero realmente el argumento es tan difuso (una vez acabada es muy difícil que alguien haga un análisis estructurado sobre la película) que poco más se podía hacer con el. El humor inglés es lo que la sostiene en algunos momentos, ese buen gusto tan extraño que provoca la sonrisa más que la carcajada.
Dentro de su orden caótico la película se deja ver, pero no más de un par de veces. Adecuada, locuaz y desordenada a partes iguales.
NeoJ
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2 de septiembre de 2005
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es mi papel favorito de los interpretados por este gran actor, precisamente porque rompe los esquemas y nos muestra una faceta suya donde se comprueba que es una auténtico profesional de los escenarios. Es también agradable ver a una atractiva Bridget Fonda y una plantilla de actores nada despreciable. La película es rara, muy divertida y original.
RodrixMusic
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