La guerra de las galaxias. Episodio IV: Una nueva esperanza

En pantalla grande (106"), como han de verse los clásicos. No hemos dejado de hablar durante toda la película, me ha cogido la mano (y apretado) en las escenas de tensión, se ha asombrado con el sonido en el espacio, se ha puesto la mantita como la capa de Vader, ha gritado, se ha asustado... y le ha gustado.

Es la primera película "seria" que vemos, tiene cuatro años y medio. Ha sido la mejor experiencia cinéfila de mi vida. Increíble. Me gustaría ser niño de nuevo y disfrutar así.

Mi nota ha subido de 8 a 10, porque al fin y al cabo el cine son experiencias, y la de hoy es imborrable.

Un saludo
Ramón

Como icono y mitología cinéfila esta peli es el súmum, la panacea, la cúspide, el pináculo y varios sinónimos más que uso por primera vez en mi vida. Como fenómeno no ha habido nada igual.

Pero hay una cosa que no debemos olvidar. A parte de todo lo que implica una película, también está la película en sí, y tal película es bastante cutrecilla. Es una americanada con todas las cosas malas que ello implica y no todas las cosas buenas.

Que sí, que yo también flipé con los extraterrestres, con las naves, con los jedis, la fuerza y las espadas láser. Yo también protagonizaba encarnizadas luchas jedi con mi hermano haciendo "chium" cada vez que cruzábamos espadas (y por cierto eran más espectaculares que la que ofrecen Vader y Obi-Wan).

Pero yo sólo conocía el mito, no la película. Y ya conozco la película y casi que estaba mejor antes. Porque el film en sí, aparte de toda su parafernalia, es de lo más predecible y simple. ¿Quién logrará el golpe final? ¡Exacto! ¿Quién aparecerá en el último segundo para ayudarle? ¡Yeah!

Luego los protas: Mark Hamill Skywalker, actor de teletienda, cualquier actor sin línea, cualquier bicho, cualquier objeto inanimado que comparta plano con él, se lo come. La princesita Leia, marisabidilla ella, a los dos minutos de conocer a Luke y Han, ya está rifándoselos en plan dominátrix (hay una escena mortal en la que salen ella, Luke y Han caminando cogidos de los brazos con una folclórica sonrisa, me partí de la risa). Obi-Wan bien, hasta que empieza a cogerle el gusto a la voz en off en plan Mufasa. A C3PO me encantaría poderle echar un litro de lejía en el alma. ¿Y los fanáticos de la primera trilogía prefieren al Oscar de hojalata antes que a Jar-Jar?. Han Solo me cayó bien, pero más que nada porque no quedaba otro y porque es el magnánimo Ford, pero sus chistes en momentos de crisis me sacaban de quicio. Y Chewacca y R2D2 me cayeron simpáticos, uno porque es un peluche y otro porque es bajito y gordo, pero sobretodo porque en secundaria escogí francés y no su idioma.

Y luego está Vader. Antes de ver la peli yo decía en charlas cinéfilas con los colegas que era el villano por excelencia y tal. Pero se me ha caído el mito. En la película no hace más que dar órdenes técnicas a unos payasos inútiles disfrazados de retretes. Además habla demasiado para ser el villano definitivo. Menos mal que va de negro y le ubicaba, que si no pensaría que era otro político interestelar de esos. Supongo que en las dos siguientes entregas mejorará, porque vamos.

En fin, que esta peli es tan necesaria como vacua. En su época la gente lo debió flipar con su cartón-piedra y sus lucecitas de colores que parpadean en las naves, pero yo que ya he visto eso, no puedo tener la misma sensación. Sé que heriré muchas susceptibilidades cinéfilas pero ahí tenéis el NO que algo ayuda siempre. Que la nostalgia os acompañe.

Mis padres me llevaron al estreno de Madrid.

Real Cinema, en frente del Teatro de la Ópera. El Conservatorio Superior de Música aún estaba allí, en la plaza de Isabel II (ahora está en Atocha, al lado del Reina Sofía).

Todo tan regio, tan real.

Entre las brumas de la década de los setenta, recuerdo los minutos de una cola interminable. Nos sentamos al fondo de la sala, en el piso de arriba, con el respaldo casi en la pared.

La oscuridad. El haz de luz del proyector a mi derecha...

Increíble pero cierto. Más de 30 años han tenido que transcurrir para que el menda se decidiera a visionar, por primera vez, “Star Wars”. Posiblemente, la peli-estandarte más significativa de mi generación. La misma que la de CuchiCuchi, por cierto. Aunque yo no la denominaría, como hace él, Generación C. C de cutre. Eso no, por Dios. La denominaría, en todo caso, Generación I. De ingenua, inocente e idealista. Y en esos atributos, precisamente, voy a basarme para defender las nueve estrellitas que le he adjudicado a la peli de Lucas. Una peli con la que ningún integrante de mi generación puede ser completamente objetivo. Ni tan sólo los que, como yo, la hemos visto por primera vez de adultos.

Y es que sólo existen dos formas de disfrutar una peli como “Star Wars”, amigos. De niño o con ojos de niño. Tan sólo así seremos capaces de obviar el candor de Luke, la chulería de Han Solo o las ensaimadas tapaorejas de la princesa Leia para centrarnos, de inmediato, en lo que verdaderamente importa. Y eso comprende -entre otras cosas- su enorme capacidad de entretenimiento, la trascendencia de su leyenda, el excelente estado de forma de sus efectos especiales, su irreprochable pulso narrativo y una banda sonora absolutamente memorable. Aspectos, todos ellos, que convierten la peli de Lucas en uno de los más grandiosos epítomes del cine de sci-fi y/o aventuras de todos los tiempos.

Y ya por último, una consideración. La plebe cinéfila no es tonta, señores. No en términos generales. Y cuando una peli tan comercial como “Star Wars” ha demostrado sobradamente tener la capacidad de “captar” a tantos futuros cinéfilos es que algo especial tendrá. Digo yo.

Próxima entrega, "Ran", de Akira Kurosawa.

Al realizarla los protagonistas no estaban conscientes que entraban a la historia del cine, es más casi todos pensaban que estaban enfrascados en un proyecto estúpido, inentendible y que estaba destinado al fracaso. Pero su director George Lucas sentía que “la fuerza” estaba con él.
Con gran influencia de Kurosawa, los comics y las películas de Errol Flyn, Lucas revoluciona para siempre los efectos especiales, y crea la saga más importante del cine hasta nuestros días.
Incluso habiendo visto las tres últimas secuelas, ésta primera parte de la “Guerra de las galaxias” no tiene mucho que envidiar a la modernidad de estas últimas, y su mérito se acrecienta sabiendo que en el Episodio IV no se utilizaron las hoy irreemplazables computadoras.
Comienza con ésta película la banda sonora más exitosa de la historia. Por recomendación de Steven Spielberg (amigo de Lucas) se contrata a John Williams y sirve como ejercicio intelectual preguntarnos si el éxito hubiese sido el mismo sin él.
Dr.Juventus