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Anillos en sus dedos

Romance. Comedia Susan Miller trabaja detrás del mostrador en unos grandes almacenes, y sueña con ropa bonita y el glamour que nunca puede aspirar a tener. Cuando un par de timadores que estafan a millonarios cnvencen a Susan de que puede cumplir todos sus sueños, el trío se dirige a Palm Beach. Susan conoce a John, que dice que está buscando comprar un velero. Creen que él es millonario, los estafadores tratan de venderle un barco que no es suyo, y se ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
31 de enero de 2014
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos estafadores convencen a la hermosa Susan Miller para que abandone su trabajo en unos grandes almacenes y se una a ellos. Usando la belleza de Susan tratarán de embaucar a todo millonario que se enamore de ella.
Película normalita con un prometedor comienzo pero con un desarrollo lento y algo aburrido y un desenlace absolutamente previsible. Mamoulian se olvida de la historia y se olvida de Fonda. Pero ¡caray! no se olvida de la bellísima Gene Tierney, y su presentación ante los ojos de John (Henry Fonda), en la playa, tumbada en una colchoneta, con un bañador ajustado y exhibiendo unas piernas mareantes, no puede ser más provocativa, sensual e incluso lasciva. El pobre contable no sabe por donde le da el aire y se hace un lío tremendo mientras habla por teléfono sobre la compra de un yate. ¿Y quién no? con semejante belleza a medio metro de uno. Y para de contar. Mamoulian se lo juega todo a una carta explotando la sensualidad de la Tierney en detrimento de la historia. Se la juega y lo único que obtiene es el babeo del varón y la indiferencia del cinéfilo-a.
el chulucu
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17 de enero de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable comedia romántica de dos de las leyendas de la pantalla: Henry Fonda, como siempre, demostrando que en la comedia también era grande..y Gene Tierney, despuntando lo que sería una gran carrera dentro del cine y que acá está muy bien como embaucadora de millonarios. Una pareja de timadores reclutan a una preciosa joven para que sea su trampa para ricos. Todo iba bien hasta que, dentro de sus víctimas, llegaron a un hombre de clase media, trabajador, honrado, y que a la postre, termina por enamorarse de la dulce joven. Llena de situaciones disparatadas, donde el ritmo nunca decae, con un final un poco apresurado, "Anillos en sus dedos", muestra la versatilidad de la pareja protagonista, llena de química, con un Fonda pletórico y una Tierney bellísima copando la pantalla.
cineclasico73
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3 de junio de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, es triste que el ser humano se desvíe un día del camino, pero ¡es grandioso cuando consigue redimirse! Es lamentable verlo decidido a quitar lo que a otros pertenece, pero ¡es dulce saber que está dispuesto a devolverlo, porque todavía comprende la importancia de ser justo! Es doloroso saber que ha decidido oír los llamados de quienes sólo buscan empañarle la conciencia, pero ¡es maravilloso apreciar que ha podido liberarse cuando la vida le ha dejado ver que se hallaba buscando la felicidad entre el pantano!

Susan Miller, la bella y anhelante dependienta que siente que está del lado menos significativo de los mostradores, se ha dejado tentar por la ilusión del dinero fácil... y ahora es “la hija” de un par de truhanes que se hacen llamar, Warren y May Wortington, quienes se pasean por todo el mundo como “abejas dispuestas a coger un poco del néctar de las flores que tienen demasiado”.

Susan se llama ahora, Linda Wortington… y bien que sabrá lucir “bonita e inalcanzable” ante cualquier cazador que pretenda tomarla como presa. Pero la vida tiene sus deliciosas trampas… y entonces pondrá en el camino de la bella muchacha a John Wheeler, una potencial víctima que a ella, además, le resultará bastante atractivo.

<<ANILLOS EN SUS DEDOS>>, es una encantadora película que su director, Rouben Mamoulian, no tenía en gran estima, de seguro porque la hizo con las convencionales características de la screwball comedy, sin que tuviera ocasión de experimentar o de innovar como solía hacerlo en sus mejores obras. Fue una labor de mesurado presupuesto, sin embargo es la clase de filme que te asegura personajes maravillosos; que te hace sentir que la vida tiene un profundo sentido ampliamente digno de ser hallado; y nos demuestra que, como seres humanos –ejerciendo ésta magnífica herencia a plenitud-, engrandecemos al universo y recogemos, a cambio, buenos vientos y un buen puñado de satisfacciones.

El cuento parte de una historia de, Robert Pirosh y Joseph Schrank, convertida en un dinámico guion por Ken Englund -el mismo autor de la también estupenda, “The Doctor Takes a Wife”-, con unos hilarantes diálogos colmados de doble sentido; un puñado de situaciones entre profundas y emotivas, o deliciosamente hilarantes; más las cálidas actuaciones de, Henry Fonda y Gene Tierney, pero sobre todo de, Laird Cregar y Spring Byington (la pícara pareja Wortington); y contra ellos, Frank Orth como el invencible detective Kellogg, todo está asegurado para que tengamos una romántica, alegre, y reconciliadora función.

Y si quieren saber cosas claves de las matemáticas, y sobre todo, de las embaucadoras casas de juegos… ¡ésta es su película!

Título para Latinoamérica: ANSIAS DE RIQUEZAS
Luis Guillermo Cardona
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1 de julio de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encantadora pero un poco irregular comedia, al estilo screwball, aunque lejos de alcanzar la incisión e intrepidez de sus coetáneas, nos relata la historia de una muchacha,( guapísima Gene Tierney ), trabajadora en unos grandes almacenes, que conoce a una madura pareja de timadores, que la convencerán para que se una a su grupo, para con su belleza, hacer de señuelo para pescar jóvenes millonarios.
Así, conocerán a Henry Fonda, al que estafarán, pero del cual Gene Tierney se enamorará.
Aún cuando resulta una comedia agradable, Rouben Mamoulian parece que no termina de decidirse para dónde quiere tirar. Tiene algunos aspectos de comedia disparatada, para luego tornarse en comedia amable y romántica, como si no terminara de alcanzar el tono y el ritmo adecuado.
Un jovencísimo Henry Fonda, con un papel un poco ingrato para su gran talento, no termina de brillar, sin embargo Gene Tierney, está estupenda con su hipnótica belleza.
Y los secundarios, que en una comedia de estas características, debieran tener un papel más cómico, también resultan excesivamente cuerdos, con lo que la película, sin llegar a ser desdeñable, se queda en buenas intenciones, nada más. De todos modos, tiene algunas escenas estupendas y te hace pasar un rato agradable.
Izeta
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17 de junio de 2023
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Anillos en sus dedos (Rings on her fingers, 1942), de Rouben Mamoulian, es otro ejemplo, en este caso en la comedia, de esas obras no carentes de atractivos que permanecen arrumbadas en el olvido. Como podría ser también el caso de la estupenda El amor llama dos veces (1943), de George Stevens. Quizá porque, en esa extendida inercia a etiquetar o encasillar, no se les tiene asociados a sus directores con este género (de hecho, un crítico norteamericano señaló que Anillos en sus dedos era la obra en la que menos se apreciaba las señas de identidad de estilo de Mamoulian). De todas maneras, alguien que centró su obra en la comedia, en esos años, como Preston Sturges, tardó varias décadas en ver reconocido su excepcional talento. De hecho, cuando se menciona a Anillos en sus dedos, de oidas, se alude a Preston Sturges y su esplendida Las tres noches de Eva (1941), porque coincide en algunos aspectos de su trama, y por la presencia, en la condición de estafado, de Henry Fonda, de nuevo excelente, como lo está Gene Tierney a la que no se le asocia con este género, y menos siendo agente activo tanto de la trama como de situaciones de comedia (como sí eran consideradas, por ejemplo, Carole Lombard, Claudette Colbert, Irene Dunne, Jean Arthur o Katharne Hepburn), ya que sería raro verla en papeles extrovertidos, y sí más bien habitualmente en personajes caracterizados por la contención expresiva. Es interesante, además, porque Anillos en sus dedos es un ejemplo de los procesos de mutación del género, como lo eran otras obras de esos años, también un tanto olvidadas, y muy sugerentes, Ella y su secretario (1943) y No hay tiempo para amar (1944), ambas de Mitchell Leisen, como reflejo de las alteraciones sociales en las atribuciones de los roles femeninos y masculinos. Recordemos que durante la segunda guerra mundial, la mujer adquirió más presencia en el mundo laboral por la ausencia de los hombres llamados a filas; entre las secuelas de la presencia de la mujer como figura competitiva en el mundo laboral destacaba ese figura a replantear como es la femme fatale dentro del film noir, un vago término que restringe la visión de unas mujeres que, sencillamente, se equiparaban en acciones con la de los hombres en la competición por los parabienes materiales.

Las mujeres ya no eran, como se refleja en las primeras secuencias de Anillo en sus dedos, las que aspiraban a casarse con un millonario, en las comedias de los 30, no sólo porque era a lo que debía aspirar sino porque parecía la solución para salir de la precariedad material (de su carencia de privilegios, o de posibilidades laborales). Susan (Gene Tierney) es una dependienta en una tienda de ropa, y sueña con ser, algún día, alguien al otro lado del mostrador (y no convertirse en amargadas dependientas como sus compañeras o superioras, en algunas de las cuales se ver reflejada dentro de diez o treinta años). La oportunidad, aunque por senderos desviados (o atajos), surge cuando dos clientes, Maybelle (Spring Bynton) y Warren (Laird Cregar) le proponen ser su atractivo cebo para estafar a millonarios. Y su primera víctima será John (Henry Fonda), un aparente millonario que conocen en la playa, y que quiere comprar un velero; excelente el momento en que habla por teléfono describiendo las cualidades de un velero, mientras en primer término vemos el cuerpo en bañador de Susan; en cierto momento, confunde la palabra ancla (anchor) con pierna (ankle). Lograrán hacerle creer que Warren, bajo otra identidad, es el dueño de un yate que John cree comprar por quince mil dolares. En estas secuencias se establece, de modo manifiesto, el vínculo citado con Las tres noches de Eva, aunque el relato surcará otras aguas distintas, tras el momento en que se produce el reencuentro en la mansión de otro millonario al que quieren estafar. Aparte de ambos declararse su amor (hermoso detalle: sentados en un carruaje aparcado en la noche), se revela que John no es millonario sino un contable (que trabaja para un millonario, el que quieren ahora embaucar) que ahorró durante once años esos quince mil dolares que le estafaron, y ahora está sumido en la pobreza (aunque con lo poco que tiene ha contratado a un detective para encontrar a Warren, quien cree que es el único que le estafó). Susan decide abandonar a sus compinches, y se promete con Warren.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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