Lo mejor de Eva

Algo pasa cuando el cine español lleva años y años aprovechándose de la fórmula del llamado thriller erótico sin conseguir un título de referencia de ese género. Cuesta elegir una cinta de Vicente Aranda, aunque las más célebres sean La pasión turca y Juana la Loca. Intentos recientes como El juego del ahorcado o La cara oculta tampoco llegaron a conseguir la solidez deseada. Lo mejor de Eva retoma una herencia llena de lastres y desastres, y si bien no fracasa vuelve a quedarse a medio gas.

Barroso, un director de actividad intermitente y desconocido para el gran público, rubrica una película con vocación popular y una clara apuesta por el thriller judicial. Lo mejor de Lo mejor de Eva está en la sorprendente química de sus dos actores: Leonor Watling convence como jueza dura expeditiva en sus formas, y Miguel Ángel Silvestre supera su Duque televisivo recordando incluso la fisicidad y el magnetismo del primer Javier Bardem (no por casualidad en otros títulos de alta tensión sexual como Las edades de Lulú y Jamón, jamón).

Aunque a ratos el espectador pueda pensar que está ante un largometraje bajo el influjo de productos policíacos televisivos, Lo mejor de Eva defiende su naturaleza de autor y fracasa. La trama deja demasiados detalles a la libre intuición de la audiencia, no aprovecha los secundarios interpretados por Adriana Ugarte y Nathalie Poza, resulta demasiado evidente en su desarrollo de la trama y se muestra excesivamente oscura a la hora de describir las complejidades de sus personajes. Y es precisamente la intención por aunar sus dos constantes, la de entretenimiento banal y la de relato familiar, lo que arroja a Lo mejor de Eva hacia un final precipitado y aparatoso. Como resultado, el film no acaba de ser todo lo trepidante que precisa el género (hay misterio, otro cosa es que haya sorpresa) ni todo lo incisivo al querer explorar la ambivalencia, las frustraciones y la personalidad de la Eva del título (de ello da prueba el desubicado flashback de Eva en su habitación de pequeña).

Pese a su premeditada estructura circular con el uso de la voz en off, durante su hora y media de metraje Lo mejor de Eva alcanza ciertas cotas de descrédito que a su resolución la llevan a la más absoluta inverosimilitud. El tráiler destripa el secreto que late en Lo mejor de Eva pero deja intacto el verdadero atractivo del film, el logro que justifica su visionado a ratos anodino a ratos apasionante: el trabajo de unos actores que sortean los baches del guión y que nos obligan a replantearnos qué haríamos nosotros en su lugar, bien acogiendo la rigidez de la ley, bien sucumbiendo a la carnalidad más primitiva.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities

Lo primero de todo: la química que hay entre Leonor Watling y Miguel Ángel Silvestre traspasa la pantalla. Gran acierto en la elección de los protagonistas y buen trabajo por su parte.

Estamos ante una película directa y se agradece. Desde el primer minuto te atrapa, y los personajes no te sueltan hasta el final. En cambio, el caso es más secundario (en mi opinión, a propósito). Lo interesante es la presentación de la protagonista, su posterior evolución y la relación que mantiene esta con el personaje de Silvestre.

No creo que sea una película que te deje frío o indiferente sino que, en aproximadamente hora y media, consigue llevarte a puntos opuestos y con bastante credibilidad. El guión justifica con acierto sucesos que, igual con menos cuidado, hubieran resultado demasiado exagerados.

Hay un criminal, hay jueces y hay testigos, pero no estamos ante un thriller al uso. De hecho diría casi que no es un thriller, sino que lo toma como excusa para contarnos la historia de Eva, que (creo) es la verdadera intención de Mariano Barroso. La prueba es que no estamos ante un caso enrevesado con grandes giros de guión, sino que los que hay (salvo alguna sorpresa) son previsibles. Si no tienes claro este punto o esperas un thriller, no vas a entender la película. Sabido esto, la recomiendo sin duda.

Tras la emisión y el éxito de SIN TETAS NO HAY PARAISO, los jóvenes actores españoles, consideraron que el susurro con el que seducía Miguel A. Silvestre en la serie, era el mejor reclamo para lograr idénticas cuotas de popularidad. Lo que en M.A. Silvestre se originaba de manera natural, en el resto de actores de su generación sonaba falso, e incluso dificultaba seguir los diálogos.

En esta película extraña y poco valorada, la química de la que tanto se habla entre los dos actores principales, se produce por las maneras de su protagonista masculino. Miguel A. Silvestre, al acariciar con la mirada y la voz; dotado de esa cualidad que tanto valoran los actores: Traspasar la barrera.

Es una obra menor, con un actor cuyo papel parece diseñado para su lucimiento.

Igual que existen actores de comedia, galanes, grandes secundarios... Miguel A. Silvestre ha nacido para acariciar, seducir y besar. No necesita hacer nada más, porque eso solo le basta y le sobra para llenar una pantalla.

La película es una nadería, cuando intenta otra cosa; la trama es tan poco enrevesada que descubre sus cartas muy pronto, y sobre todo nos muestra su final sin conocerlo... Con un desenlace demasiado previsible, su último giro lo hemos visto tanto, que ya no es tal. Pero a mi, lo que de verdad me llegó es lo menos trascendente y a la vez lo que ofrece un mayor atractivo.

Un 6

Película con una trama policíaca, con muy poco o nulo suspense, puesto que el espectador se anticipa con descaro a las secuencias.

Un fondo psicológico, para mi lo mas interesante puesto que pone en evidencia los resultados de una represión, la juez reprimida sexualmente por haber dedicado todo su tiempo a su carrera, debe ahora su conciencia luchar entre dar pasión a su cuerpo o apartar ese cuerpo que forma parte de una investigación.

Por último el componente erótico, una sola secuencia muy acertada, consigue en la mirada de Eva y en los gestos ese punto erótico, no pornográfico, de verdadero erotismo.

Leonor Watling (Eva), comunica con la mirada en un personaje contenido y con enormes luchas internas, sus ojos transmiten todo ese espacio interior, entras a ella por sus ojos, sin duda magnéticos.

Miguel Ángel Silvestre (Rocco), este personaje aparte de cuerpo no se que mas puede aportar, aunque en este caso parece que el guión esta pensado para él.

En general la película no despierta mi interés, pero por las pequeñas cosas que he apuntado vale la pena verla.

Piscina infantil porque es la película que menos profundiza en cualquier cuestión que plantea: pasado y presente de todos los personajes y de la historia. Si quieres quedarte con lo superficial y no comerte la cabeza esta película es de lo más recomendable. Eso sí, disfrutas de la visión de los cuerpos de Leonor Watling y Miguel Ángel Silvestre desde todas las perspectivas, en contraste y con luz, de noche y de día, cubiertos y descubiertos. Si es lo que pretendía mostrar Barroso, lo ha conseguido. Pero debería recordar que detras de unos actores guapos y atractivos debe haber una historia creíble que contar, si pudiese hacer el favor.