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El que recibe el bofetón

Drama. Thriller Paul Beaumont, científico y humanista, después de muchos años de estudio, descubre una revolucionaria teoría, pero su protector (Marc McDermott) se la roba y, además, seduce a su esposa (Ruth King). La ofensa se sella con una bofetada que provoca las burlas de toda la comunidad científica. Beaumont huye avergonzado y se refugia en un circo, donde se hace famoso como el payaso "que recibe las bofetadas". Los caprichos del destino hacen ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
4 de enero de 2010
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descomunal película recomendada con toda la puntería del mundo por nuestro Monsieur Hulot favorito, y que es uno de los mayores impactos cinematográficos que me he llevado en los últimos meses.

Liderada por un Lon Chaney que en un mundo justo tendría una estatua coronando el Everest, esta infravaloradísima crónica del desengaño y del desamor me tuvo expectante al comienzo, asombrado a continuación y, en última instancia, absorto, encogido y con la rodilla en el suelo.

Gran parte de mérito lo tiene Chaney, el mejor actor de cine mudo que ha pisado la tierra y uno de los intérpretes con más capacidad para la rotura de entrañas que he visto nunca, aquí dando vida a un pobre hombre vampirizado por las circunstancias y que decide purgar sus miserias degradándose a payaso, luciendo zapatones, maquillaje y toneladas de dolor.

El único pero que podría encontrarse es cierta puerilidad, cierto maniqueísmo, pero la película tiene un aura tan ensoñadora, tan alegórica, que los símbolos y estereotipos aparentemente obvios que apuntaba el propio Hulot encajan bien, son plenamente tolerables, son estrellas polares en medio de la pesadilla. Y así, cuando el viaje agoniza, uno llega a una recta final deslumbrante, con un potencial emotivo fuera de lo normal, con tres o cuatro minutos de romanticismo sangrante que sirven de guinda y que te dejan en trance, con la lengua fuera, con la lanza en el costado y con la sonrisa del payaso.

Inmensa.
Barfly
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11 de febrero de 2017
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine mudo, no desapareció en 1927, cuando llegó el sonoro con “El cantor de Jazz”, sino que ha perdurado en el tiempo hasta nuestros días, con excelentes ediciones remasterizadas para nuevos públicos y aficionados en DVD, o gracias a la experimentación como el cineasta Michel Hazanavicius con su aclamada “The artist” que hace 4 años arrasó en los Oscars, volviéndose a poner de moda para los jóvenes cinéfilos. Entre las grandes películas del periodo destaca “El que recibe el bofetón”, cuyo valor artístico permanece incólume. Este conmovedor film de escasos 70 minutos, es una profunda reflexión sobre el engaño y la humillación a la que se ve sometido un científico, cruelmente traicionado por su amada esposa y su adinerado benefactor en una tesis de investigación.

Victor Sjöström fue uno de los grandes del cine sueco y principal figura de la cinematografía escandinava, una de las más avanzadas e interesantes de principios del cine. Siendo su fama más allá de sus fronteras, fue requerido por la industria de Hollywood ante su gran talento, siendo contratado por Samuel Goldwyn, poco antes de la creación de la MGM. Una vez allí cambió su apellido por Seastrom (más asequible a la lengua inglesa), ésta fue su segunda película, y gozó de un gran presupuesto con estrellas de primer orden. Era la adaptación de una obra exitosa de Broadway escrita por Leonid Andreyev. Narra como Paul Beamon (Lon Chaney), científico francés, realiza una tesis sobre el origen de la humanidad gracias a la ayuda económica de su supuesto benefactor el Barón Regnard quien en complicidad con su amante y esposa de Paul le roba la tesis.

Al no ser creído por la Academia y reírse de él, junto a la infidelidad conyugal se siente completamente abatido y decide dar un giro a su vida, riéndose de todo lo que le rodea, incluso de sí mismo. Renunciando a su identidad es contratado como payaso en un pequeño circo cerca de París. Una vez en el circo se cruza con el acróbata Bezano (John Gilbert) que ama a Consuelo (Norma Shearer), la hija de un aristócrata venido a menos, ella es la única que apoya a Paul, haciendo honor a su nombre, aunque el destino quiere que vuelva a aparecer el siniestro Barón Regnard (Marc McDermott) surgiendo nuevos conflictos. Pero como aparece en el prólogo del film: “En la inexorable comedia de la vida, quien ríe el último ríe mejor”.

El film es una obra muy notable, tanto en lo visual como en la vertiente dramática, una combinación de amargura y masoquismo que contribuye a reforzar ese aura del “Clown” triste, aunque impermeable en sus emociones para no perturbar el deleite del público. En medio de su tragedia personal el director sueco destaca con ironía la insana jocosidad de la multitud que acude al circo atraído especialmente por el número de la multitud de payasos que abofetean al protagonista, como una muestra del sadismo y la crueldad que la sociedad encierra. En el aspecto visual, el cineasta crea un original “leitmotiv” centrado en la figura del círculo y la esfera. El movimiento rotativo, sin principio ni fin, aludiendo a los eternos giros de la existencia, al devenir incesante de los acontecimientos. Otro de los recursos técnicos destacables son las elipsis y los encadenados, todo ello va creando un clima especial de luz y ambiente malsano, mediante una fotografía naturalista diferente del “look” habitual de la MGM. Notable film de momentos mágicos hechos de emoción y lirismo, característicos del mejor cine mudo.
Antonio Morales
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2 de octubre de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Victor Sjöström es uno de los grandes directores de la historia del cine, un pionero que fue fundamental para el desarrollo del lenguaje del cine y que además cuenta con una serie de grandes películas que han soportado muy bien el paso del tiempo, una de ellas es la que hoy nos ocupa, “El que recibe el bofetón” (1924). Destacó sobre todo por su sensibilidad y su maestría técnica; sus aportaciones al cine son numerosas, pero destacan las relacionadas con la iluminación, tanto a nivel técnico como expresivo. También fue uno de los primeros en utilizar la agresividad de la naturaleza como potenciador del drama humano desarrollado en el argumento, ya fuesen vientos, lluvias, nevadas, temporales…, y por supuesto también destaca su capacidad poética y su sensibilidad visual. Era un gran creador de imágenes, tan bellas como expresivas que alcanza fama mundial con sus películas suecas, como, “El Monasterio de Sendomir” (1920), “El Bajel Trágico” (1923) y sobretodo la fundamental “La Carreta Fantasma” (1921), que el propio Ingmar Bergman llegó a considerar como su película favorita de todos los tiempos. Fue fichado a golpe de talonario por Hollywood, donde se rebautizó con el más anglosajón “Victor Seastrom”, y realizó una serie de películas que en su momento tuvieron bastante repercusión y que han ejercido una gran influencia en el cine, como la propia “El Que Recibe el Bofetón” (1924), o la más famosa de todas (aunque en el momento de su estreno fue un fracaso en taquilla) “El Viento” (1928).

En “El que recibe el bofetón” Sjöström lleva a cabo un extraordinario trabajo, pleno de imaginación y de sugerencias, en el que la narración es marcada (no enfatizada) con insertos de gran fuerza dramática. La película fue toda una hazaña artística, la impecable puesta en escena de Sjöstrom no pasó desapercibida por el público y la crítica de la época, que aplaudieron su novedoso uso de la iluminación y el cuidadísimo tratamiento de la factura visual de la película. Las escenas más oníricas en que el protagonista se ve rodeado de otros payasos eran un ejemplo de la maestría con que Sjöstrom sabía evocar motivos visuales inolvidables, al igual que la recreación de todo ese ambiente circense. A destacar también las importantes influencias que tendrá este film en la obra de directores insignes, por ejemplo, Tod Browning, quien en “The Unkown” (1927) y “Freaks” (1932) recreará, con su particular estilo, el universo de Sjöström, los fantasmas y las pesadillas, las glorias y las miserias del planeta humano, que gira y gira siempre hacia un mismo sentido, con sentido y sin él.

Una película apasionante con crímenes, venganzas, amores imposibles, circo, tensión, drama, emoción… Una trama retorcida y folletinesca, dirigida con el talento y la sensibilidad de los grandes genios. Una pequeña joya silente.
Juan Marey
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18 de diciembre de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El científico y humanista, Paul Beaumont, acaba de hacer un valioso descubrimiento científico sobre el origen de la humanidad y, animado por su mujer, deja en manos de su mecenas, el Barón Regnard, los arreglos y la exposición ante la Academia de Ciencias… pero lo que no sabe Beaumont, es que, Regnard, es el amante de su mujer y es un hombre sin ningún escrúpulo.

Así comienza, esta sorprendente y singular historia en la que un hombre venido a menos tratará de alegrar la vida de los demás, usándose a sí mismo como motivo de escarnio en un número circense que él mismo ha creado y que se conoce como, He who gets slapped (El que recibe las bofetadas), así que su nombre terminará siendo, Él. El ser que no es “nadie”. El que no consigue que nadie le crea o lo tome en serio. El que todo el mundo abofetea, incluso cuando habla en serio, porque creen que está hablando en broma… pero, El que a todos hace reír, porque es bueno comprobar que hay otro más “estúpido” que uno, y ver que es, Él, quien recibe los bofetones.

Leonid Andréiev (Леонид Андреев), fue el escritor y dramaturgo ruso que liderara la literatura expresionista de su país. Impulsado por el gran escritor, Maxim Gorky, quien, al leer su cuento, “Bargamot y Garaska”, intercedió para que pudiera concentrarse en su labor literaria y lo hizo miembro del Grupo Literario Sreda, Andréiev pudo escribir varias colecciones de cuentos y novelas, y también obras teatrales; fue defensor de los ideales democráticos y algunas de su obras están revestidas de un toque espiritual muy significativo.

“El que recibe las bofetadas” (Тот, кто получает пощёчины, 1914), fue una exitosa obra que tras ser estrenada en New York (1922), atrajo enseguida el interés de los productores, y no sólo fue la primera película realizada por la recién fundada productora, Metro Goldwyn Mayer, sino que fue la primera donde se usaría el famoso símbolo del león.

La dirección, puesta a cargo del recién llegado director sueco, Victor Sjöström, es especialmente efectiva en la construcción de personajes; logra valiosas simbologías (los payasos que se ríen del payaso; el corazón de tela y algodón; el hombre que, cual Jesús, sacrifica su vida por los demás…) y especialmente, consigue ilustrar la gran paradoja de cómo la ignorancia puede alentar la satisfacción y la risa, mientras el conocimiento produce tristeza y dolor.

El filme tiene momentos que son arte puro: Beaumont ante los científicos de la academia; la escena de cierre… y muy especialmente, el momento circense cuando, Paul, descubre en la tribuna al conde Regnard.

Memorable actuación de, Lon Chaney, como el científico enamorado en silencio; y encantadora presencia de, Norma Shearer, la suerte de mujer que ningún hombre puede resistir.

<<EL QUE RECIBE LAS BOFETADAS>> es, ni más ni menos, una obra maestra.
Luis Guillermo Cardona
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29 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
145/28(29/05/23) Film silente a reivindicar del olvido por su poderío lírico y dramático en miscelánea con su incisiva estética visual que hace calar en el espectador una historia turbadora de masoquismo, venganza, amor, villanía, traición, y sacrificio. Fue la primera dirección del sueco Victor Seastrom en Estados Unidos, fichado por el Niño Maravilla Irving Thalberg para su compañía MGM, precisamente la primera producción en su totalidad de la compañía del logo del León (aunque se guardó para ser estrenada en Navidad, y por ello fue otra la película que dio inicio la mítica productora), que precisamente hace aquí su primera cortinilla inicial (creado por el publicista Howard Dietz) para la Metro, aunque el logo del depredador se vio por vez primera en la película “Polly of the Circus” (1917) de Goldwyn Pictures Corporation y pasó a MGM cuando Goldwyn se fusionó con otras dos compañías para formar MGM, precisamente un león tiene un protagonismo especial en el clímax del film. Obra cargada de dramatismo exacerbado (el brusco cambio de científico a payaso puede resultar exagerado, pero hay que darle esta licencia melodramática), propio del cine mudo donde los sentimientos resultan atomizados de modo punzante. Escrita por Carey Wilson, basada en la obra rusa homónima del dramaturgo ruso Leonid Andreyev, terminada en agosto de 1915, dos meses antes su estreno mundial en el Teatro de Arte de Moscú el 27 de octubre de 1915. Fue una producción de Broadway con gran éxito de crítica, utiliza traducción al inglés del ruso original de Gregory Zilboorg, se representó en 1922 y se estrenó en el Teatro Garrick el 9 de enero de 1922, con Richard Bennett (actor) interpretando el papel de "ÉL" en el escenario. El original ruso se convirtió en una película rusa en 1916.

El film al que me atengo tiene entre sus grandes aciertos la espléndida actuación de Lon Chaney (también descubierto por Irving Thalberg para la Universal Pictures, hace lo siga a su nuevo estudio para protagonizar el papel del payaso trágico) como el protagonista del título, Seastrom llamó a Chaney "el mejor actor en la historia de la pantalla o el escenario". Crea a un ser trágico, un científico apadrinado por un conde que termina traicionado por este, robándole su trabajo y a su amada, acaba ‘flagelándose’ psicológicamente enrolándose en un circo como payaso, siendo conocido enigmáticamente solo como Él (HE), a modo de haber perdido su identidad y ser nadie, ha roto con su pasado. Su número estrella es que una infinita cohorte de otros clowns le den bofetadas mientras el público ríe a mandíbula batiente, hasta que ‘muere’. Especie de acto de masoquismo para exponer su estado mental en el purgatorio y a la vez reflejar el sadismo de la sociedad disfrutando de un acto de crueldad como salvajes. Tipo patético que Chaney encarna de forma magistral con su extraordinaria capacidad expresiva, en una travesía donde encuentra una razón de ser en el amor platónico a una bella amazona (Norma Shearer, pareja entonces de Irving Thalberg), tenido con ella hermosas escenas mientras ella le cose el bolsillo donde deposita su ‘corazón’. Maravilloso Chaney como el payaso triste, ese que debe hacer reír, ese que lleva pintada una estiradísima sonrisa en su rostro y por dentro es un fantasma, que disfruta siendo humillado una y otra vez, un ser que vive rebozado en la angustia de la amargura, vive en círculo vicioso representado con gran visualidad por esos clowns que hacen girar el mundo en los clips hábilmente intercalados a modo de leit motive, dando una dimensión superior al drama, Grande Chaney. George Davis, popular payaso europeo, entrenó a Chaney en su papel de payaso.

El científico obsesionado y adicto al trabajo Paul Beaumont (Lon Chaney) descubre sin contemplaciones en una ceremonia académica que su tortuoso patrón, el barón de Regnard (elegante malvado Marc McDermott), ha robado su trabajo "sobre los orígenes de la humanidad". el patrón también se lleva a la egoísta esposa de Beaumont, María (buena Ruth King). Ambos consideran a Paul como un tonto. Paul, humillado, recuerda a todos sus colegas riéndose al unísono cuando el Barón lo abofeteó y convierte esa parte en un acto de payaso, donde trabaja para un pequeño circo en las afueras de París y se anuncia a sí mismo como "El que recibe una bofetada". Pronto se convierte en uno de los payasos más famosos de Francia, ya que al público le encanta ver cómo lo abofetean hasta cien veces en su acto. El payaso se enamora en secreto de la hermosa jinete a pelo Consuelo (preciosa, además de tener buena química con Chaney Norma Shearer), quien ama a su apuesto compañero Bezano (John Gilbert). Cuando le dice esto a Consuelo, ella primero se aleja horrorizada y luego piensa que está bromeando y comienza a reírse de él. Su padre sin principios, el conde Mancini (Tully Marshall), recibe dinero del barón de Regnard y hace los arreglos para que su hija se case con el barón después de la función de la noche.

Sjöström (Seastrom en la traslación USA) demuestra gran ingenio en desarrollar la historia con mucha creatividad expresionista gracias a la fenomenal fotografía de Milton Moore, sugiriendo mucho, jugando con vigor narrativo con los elementos como ese corazón de trapo, con fundidos maravillosos como el del rostro del científico que se funde en el rostro del clown HE, o el también fundido de una joya que el villano pomposamente va a regalar a su pretendida y se transforma ingeniosamente en la guirnalda de flores que le engarza el amado a la pretendida en otro lugar mientras el padre de la misma urde su artero plan pecuario… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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