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Los últimos días

Ciencia ficción. Thriller Año 2013. Una misteriosa enfermedad se extiende por todo el planeta. La población, dominada por el pánico, se niega a salir a la calle para evitar una muerte fulminante. Mientras la civilización se desmorona, Marc emprende una misión casi imposible: la búsqueda de Julia, su novia desaparecida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
21 de marzo de 2013
107 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo, la misma sinrazón. ¿Qué sentido tiene emular el modelo de cine espectáculo que en Hollywood son capaces de levantar con un simple pestañeo? ¿Para qué tantos medios y tanto esfuerzo técnico si ni siquiera desde el otro lado del Atlántico son ya capaces de sorprender? ¿A qué aspira la cinematografía de este país, a que el espectador salga del cine manifestando asombrado que la película no parece española? Quizá vaya siendo hora de competir desde una posición más honesta y realista, la que reconoce la falta de medios pero no del talento.

Porque la razón de ser de una película como Los últimos días es igual que la de Fin. Ninguna. El Apocalipsis, en sus múltiples variantes, ya ha sido abordado, y mucho mejor, por multitud de producciones. En Hijos de los hombres, la humanidad se enfrentaba a un mundo sin nacimientos. En A ciegas, la adaptación de Ensayo sobre la ceguera, una epidemia de invidencia amenazaba el futuro del planeta. Aquí la novedad es que la causa de todos los males es un brote de agorafobia. Pero poco importa, porque las consecuencias siempre terminan siendo el instinto de supervivencia y el caos social. Ninguna novedad al frente.

Aún así, la condescendencia termina imponiéndose, bien sea para no herir sensibilidades, bien para no menospreciar el innegable trabajo en equipo. La ilusión y el esfuerzo son tan palpables que el sentimiento de culpa aparece sin remedio ante el que osa valorar el resultado como un quiero y no puedo. O ante el que se pregunta, con respuesta negativa, si tanto trabajo ha merecido la pena.

Porque al final Los últimos días afronta el reto sacando pecho y brindando alguna escena memorable, más allá de las que están sirviendo como reclamo publicitario y que nos muestran una Barcelona devastada por el desorden. La persecución por los pasillos del metro o el primer caso de agorafobia en las oficinas del protagonista son un buen ejemplo de las buenas intenciones de la película. Pero al final la cordura cede paso a la imprudencia con escenas como las del supermercado o ciertas apariciones animales.

Así, mientras los hermanos Pastor persiguen el más difícil todavía, el espectador le demanda a Los últimos días un mayor coraje argumental. Porque si el filme buscaba alguna especie de terror psicológico, desde luego lo pierde apostando por un recurso tan trillado como el flashback. O si los objetivos eran la acción y el entretenimiento tampoco hacía falta profundizar demasiado en la relación entre los esforzados José Coronado y Quim Gutiérrez.

El cine español está repleto de casos en los que menos es más e incluso mejor. No hace falta que todos andemos buscando ahora financiaciones imposibles como las de Bayona. La primera entrega de [REC] o el excelente thriller La cara oculta, que Gutiérrez conoce perfectamente, son el claro exponente de que las buenas ideas pueden desarrollarse sin rimbombancia y mucha más trascendencia.
polvidal
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24 de marzo de 2013
68 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que tenemos que tener claro es que en este país cada vez es más difícil hacer cine, y el esfuerzo que implica sacar adelante un proyecto, y no hablo solo de rodarlo, sino también de encontrar distribución, siempre supone algo digno de elogio. Precisamente por esta dificultad es por lo que pedimos que se limen más los productos, que se dedique algo más de tiempo al guion, y que se saque partido de la mejor manera posible a esta oportunidad con la que muchos cineastas en ciernes sueñan.

LOS ÚLTIMOS DÍAS juega bien sus bazas técnicas, pero falla estrepitosamente en el guion, y esto en el subgénero de la ciencia ficción post-apocalíptica es un fallo que lastra sin remedio la experiencia de su visionado. Apenas hora y media de metraje que se hace largo porque el ritmo brilla por su ausencia, porque las interpretaciones son muy justitas, porque los escenarios no son espectaculares en ningún momento, y porque el guion bebe de tantas referencias que se antoja forzado, una compilación de escenas y escenarios obligados que obliga al espectador a ser bondadoso con lo que está viendo desde los primeros minutos de cinta.

Si cogemos EL INCIDENTE de SHYAMALAN y lo trasladamos a Barcelona, la idea empieza a ser seductora. Ahora soltamos algunos animales porque como Filadelfia en DOCE MONOS, Barcelona también tiene zoo, que además de dar un toque exótico, también son la prueba de que la naturaleza ha orquestado una venganza ante la continua degradación de ésta a manos de un ser humano cada vez más urbanita. Ya sólo nos falta algo de acción, así que de vez en cuando metemos a los protas en túneles peligrosos, que se marquen unas explosiones, que corran un poquito, y que sean testigos de batalles tribales al más puro estilo MAD MAX en escenarios otrora puntales de la sociedad del consumo. Todo este pastiche, aún edulcorándolo con la necesaria trama de amor, motor final de decisiones y llave de la supervivencia, no logra entretener ni convencer, ni mucho menos sorprender porque enseñar una Barcelona desierta de vez en cuando, y con cierta prisa, no es suficiente.

El filme abusa mucho de los flash backs, que poco aportan a la historia y ralentizan en exceso el devenir de los hechos. La falta de explicación también, como ya pasaba con FIN, juega en contra de la trama, e invita al espectador a no tomarse muy en serio todo lo que está viendo, obligándole a disfrutar únicamente de escenarios conocidos y preguntarse qué vendrá a continuación. El diseño de producción, en contra de lo que se preveía, resulta a nuestro juicio bastante limitado. Algunas escenas como la del intercambiador de Sants lucen más como plató televisivo que como gran despliegue técnico, y con la secuencia del supermercado pues nos invade la misma sensación. A años luz del cine de AMENABAR o BAYONA.

Si hablamos del reparto, la cosa está igual de complicada. KIM GUTIÉRREZ, muy solvente en la comedia, interpreta hieráticamente a Marc, sin complicarse aparentemente. JOSÉ CORONADO, que engancha últimamente los proyectos de dos en dos, se salva porque ya tiene mucho oficio. Lo de LETICIA DOLERA parece más un cameo que otra cosa, y MARTA ETURA tampoco firma su mejor trabajo, aunque es verdad que aunque esté a medio gas, es muy capaz de salvar algunas escenas para alivio de todos.

Oportunidad de oro para los hermanos Pastor totalmente desperdiciada. Apostamos a que dentro de unos años sólo se recordará de la película las escenas de la ciudad condal desierta, y esto será en algún que otro documental/reportaje sobre curiosidades en el cine español moderno.

LO MEJOR:
La valentía de sacar adelante un proyecto de esta naturaleza, y la frescura que representa en una oferta, la española, que tradicionalmente tiende a insistir en no abandonar el terreno de “lo seguro”
LA FOTOGRAFÍA, la gran baza del filme en el apartado técnico.
Su campaña de MK.

LO PEOR:
Si el ataque del supermercado da la sensación de metida con calzador, la secuencia del oso no tiene ni pies ni cabeza.
EL GUION, muy flojo y nada original. Mucha referencia, pero poca chicha.
Sintiéndolo mucho, la interpretación de KIM GUTIÉRREZ, que no está a la altura, o no quiere estarlo.

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nostromo
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1 de abril de 2013
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fuí al cine con muchas esperanzas. No se hablaban tampoco maravillas, pero joder, ponme una peli apocalíptica por delante y la perseguiré con babas en mi boca. Qué se yo, un tema que me gusta.

El caso es que, como en infinidad de producciones que jamás podría enumerar, la peli empieza cojonudamente bien. Empieza de puta madre, maldita sea. Entonces aparece el primer flashback (no sabría decir el minuto, pero demasiado pronto) y el experimento se va a la puta mierda.

¿Por qué destruir el ritmo narrativo de esa manera y tan temprano? Los flashbacks simplemente destruyen la película, básicamente porque cuentan cosas que se podrían contar de formas muchísimo más interesantes (los primeros síntomas de la epidemia y cómo el protagonista acaba bien lejos de su amada, causa bastante estúpida por cierto) y también porque nos sacan de ese mundo siniestro del que yo, como espectador, no quiero salir. Así que en los primeros compases tenemos un argumento bastante interesante mezclado con flashbacks para nada necesarios.

Luego viene la historia de amor. Agarradme, por que aquí mi rabia es insana. Y es que, no bastaba con recurrir al manual de clichés sobre protas locos que van a buscar a su amada en tiempos de crisis, sino que también se recurre a otro cliché made in spain, el de "eh, nuestro prota tiene una novia maravillosa a la que desea volver, ¿por qué no elegimos a Marta Etura, que la pega el papel?".

Y así nos cargamos un planteamiento interesante a partir del uso de lugares comunes que convierten a la peli en algo ya visto mil veces más. Y es que, no basta con crear algo novedoso, no basta con tener una producción magnífica ni basta con darle a todo un toque americano para que una película funcione. Lo que se necesitan son mejores historias que nos pongan los pelos de punta y nos hagan salir del cine todavía en shock a causa de la emoción. Y lo que menos necesitamos es recurrir a lo "americano" para hacer películas que se acerquen más al gran público. Palomitero no es sinónimo de cliché, ni de malo. Es tan sólo una forma de plantearse una película, una forma que no tiene porque rehuir de la calidad argumental.

La peli no es completamente mala, claro. Algunas localizaciones y lo que se hace con ellas es simplemente genial. Y la dirección me parece aceptable (salvo en algunas cosas). Para más detalle, spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nudrick
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1 de abril de 2013
32 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marc (Quim Gutiérrez) y Julia (Marta Etura) son una de esas parejas ideales que te suben el azúcar hasta límites insospechados. Llevan una vida apacible en Barcelona hasta que una epidemia de agorafobia comienza a afectar a la humanidad. No se sabe cuál es la razón, pero todo aquél que intenta salir al aire libre acaba más tieso que la mojama. La única forma de subsistir es permanecer en sitios cerrados. Nuestros dos tortolitos quedarán atrapados en lugares distintos de la ciudad condal, por lo que Marc emprenderá un viaje subterráneo para buscar a Julia con la ayuda de Enrique (José Coronado), el cual estaba a punto de despedir al primero.

Me pregunto si algún día un film de estas características estará protagonizado por una mujer. O mejor aún, por dos. Resultaría mucho más interesante ver como se desenvuelven dos féminas en un escenario apocalíptico y rodeadadas de tanto cafre. En Los Últimos Días quedan desgraciadamente relegadas a un papel bastante secundario.

El protagonismo recae esta vez sobre Quim Gutiérrez y José Coronado, quien últimamente se apunta a un bombardeo. Sus personajes se llevan a matar, pero ¡Oh, qué sorpresa! deberán convivir y acabarán hasta cogiéndose cariño.

Su mala relación es explicada mediante los recuerdos de Marc antes y durante la pandemia. La forma en que nos cuentan cómo la sociedad se va al garete resulta de lo más eficaz y elegante. "Esto promete" piensa uno. Y tampoco es que defraude, pero sí que hay unos cuantos detalles que a uno le hacen poner cara de dibujo japonés con gota incluída en la frente.

Para empezar, después de tres meses encerrados en sus oficinas, los directores Álex y David Pastor han pensado que bastaba con ponerles melena y un poquito de barbita a los personajes. Qué suerte oye, que la comida que había en el edificio no se ha echado a perder ni se ha acabado. Haremos la vista gorda.

Por otro lado, la escena sacada de Perdidos en la que un oso está a punto de hacer rodar cabezas, no tiene desperdicio. Cuela que el animalito procede del Zoo, pero no que perdone la merienda cuando la tiene poco menos que diciendo "cómeme". Sin mencionar que un bicharraco de esas dimensiones debe de pesar media tonelada. Da igual, a Quim Gutiérrez le hace cosquillas cuando se le cae encima. Haremos la vista gorda.

Gracia me hizo a mí comprobar lo agustito que se encontraba la dichosa novia cuando Marc la encuentra. Ella ahí, tan pancha, en un edificio completamente vacío para su disfrute. Como si el fín del mundo no fuera con ella. Haremos la vista gorda.

Aunque nada comparado con el epílogo. El público es probable que se revuelva en su asiento cuando contemple esta escena final, que bien podría ser un cruce entre el El Libro de la Selva y el "The End" de Señales del Futuro. Ñoña es la palabra que más se acerca. Por aquí si que no pasamos.

Ahora es el turno de las buenas noticias, pues no hay que quitarle mérito a una producción española que en todo momento mantiene la espectacularidad y cuida mucho el apartado visual. Si ver Madrid vacía impresionaba en Abre los Ojos, Barcelona no se queda corta en esta ocasión.

Lo bueno de que el guión se haya decantado por la aventura y la buddy movie (término para designar películas centradas en dos varones y en su amistad) es que nunca aburre. Incluso consigue que te quedes con ganas de saber más (hasta que el happy ending te quita esa idea de la cabeza, claro).
Se agradece que, aunque tópicos, los personajes no sean planos y empatices con ellos. De ahí que el reencuentro entre Marc y Julia sea emocionante. ¿Quién no trataría de encontrar a Marta Etura?

Para terminar, apuntar que la violencia inevitable de este tipo de situaciones está presente. Aunque da la sensación de que los directores se han quedado cortos, en la superficie. Y es que si algún día presenciamos la caída de nuestra civilización, me temo que actuaremos de una forma mucho más primaria y violenta a lo mostrado en Los últimos días.

MÁS CINE EN http://dleveneyelcine.blogspot.com.es/
dieguin
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21 de marzo de 2013
27 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una misteriosa epidemia parecida a la agorafobia pero con resultado mortal, se extiende a nivel mundial, haciendo que las personas no puedan salir al exterior, viéndose obligados a refugiarse en los edificios y demás sitios cerrados. Marc un informático atrapado en su empresa tratará de encontrarse con su chica a través de la línea del metro y túneles improvisados.

La nueva película de los hermanos Pastor, directores de Infectados (Carriers), resulta visualmente muy potente, tanto en la fotografía como en los tipos de planos, de una insólita Barcelona, arrasada y desolada, pero sobretodo desierta, con las calles y avenidas más principales, sin una sola alma, una ciudad sin ley.

Buen intento de crítica por parte de los directores al tratar de hacernos reflexionar sobre nuestro modo de vida actual, tan alejado de nuestros orígenes naturales. Que con ayuda de una bien seleccionada banda sonora quizás haga reflexionar a los más concienciados de la sala.

Al hablar de los protagonistas hay que hablar de tres en especial, Quim Gutiérrez alejado de los papeles de comedia donde estamos acostumbrados a verlo, irreconocible en este caso, más delgado, con una frondosa barba, ojeras y el rostro cansado pero con una naturalidad que bien le vale el reconocimiento del público. Acompañado a su vez por un soberbio Jose Coronado, vestido de traje en mitad del caos. Como tercer elemento de la ecuación no estoy reservando ni a Marta Etura ni a Leticia Dolera, las cuales, aunque correctas, hacen papeles muy discretos en la historia, sino a la ciudad de Barcelona, resulta especialmente sorprendente para los que vivimos en ella o los que han podido visitarla, descubrir a cada momento como ha sido degradada por el abandono que sufren los infectados. Merece la pena verlo.

En cuanto al apartado de guión, se encuentra el tacón de Aquiles de la película, pues el desarrollo en la historia resulta muy predecible, cargada de tópicos que no sorprenden y lo que resulta peor de todo, que con una idea original como la que tratan en la que las personas no pueden salir al exterior, no logran generar la angustia y claustrofobia en el espectador, dando la sensación que estamos más ante una historia de aventuras que ante un thriller prácticamente apocalíptico.

Si eres capaz de mirar más allá de la historia principal, disfrutarás con este film.

http://www.terrorweekend.com/2013/03/los-ultimos-dias-review.html
TerrorWeekend
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