Sebastian's Voodoo (C)

La animación es infinitamente buena, no solo por el montón de bytes ocupados en la computadora para hacerla sino por todo el ambiente y dedicación. Los muñecos se encuentran rodeados permanentemente por una atmosfera sombría que refleja a la perfección el hecho de que corren peligro. Su enemigo no muestra su rostro, y esto es ideal porque cuando el grupo se ve afectado rara vez es por un solitario villano sino que es por algo abstracto, algo tenebroso.

El pequeño muñeco vudú me hizo sentir lo que el sentía, y me lo hizo sentir con una cara consistente en una tela blanca con un par de X de hilo. Es el sacrificio por la familia, por la nación, por cualquier cosa de la que se haga parte. Por eso Sebastian's Voodoo es un gran corto (valga el oxímoron) digno de verse una y otra vez.

De inmediato se advierte que no se trata de un cortometraje cualquiera.

Escueto, pero preciso, en un alarde de brevedad que se agradece, despierta en pocos minutos una amplia gama de sensaciones que van calando en el ánimo del espectador. Inquietante en su imaginería antropomorfa, nos ofrece la historia como un hecho real y mantiene un alto nivel de tensión hasta la escena postrera. Sencillo en su trama, y al mismo tiempo completo, todos los elementos se conjugan hábilmente hasta conseguir un resultado brillante.

Nos hallamos ante un verdadero vudú que posee magia propia.

Un pequeño muñeco, que no soporta ver como sus compañeros sufren y finalmente mueren, decide hacer sentir a ese ser que les está haciendo daño, lo mismo que sienten ellos, aunque esto acabe con su vida.

Para mi gusto es perfeccionable, pero no está mal. La moraleja es clara: a veces preferimos ser nosotros los que sintamos dolor hasta morir, con tal de no ver a nuestros seres queridos sufrir hasta la muerte.

"El amor es sacrificio, éste sólo es posible cuando se emerge de sí propio para vivir en el otro." Así hablaba Soren Kierkegaard.

Y de eso trata este especial corto de Joaquin Baldwind, "Sebastian's Voodoo", que arranca de manera rítmica en esa especie de corredor de la muerte de esos pequeños seres de piel de tela de saco y que transcurre a lo largo de escasos cuatro minutos dándonos la posibilidad de empatizar con el protagonista, héroe y mártir de la causa. Lo turbio y sórdido del escenario, además de su atmósfera lóbrega y oscura, le confiere sin duda más valor a ese final luminoso y esa puesta en escena rayana en el terror más clásico y en algo así como lo tribal. Con una música adecuada y na técnica a la que no hay nada que reprocharle, "Sebastian's Voodoo" es una bocanada de originalidad dentro de lo chusco y lo manido.

Inteligente y cortísima propuesta en la que el sacrificio es el tema en auge. Se trata de una estupenda animación que, para ser sinceros, me ha sacado las lágrimas; y yo me pregunto:

¿Cómo cojronxos se le puede cojer tanto cariño en tan poco tiempo a un personaje tan diferente?