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Mayor Dundee

Western Guerra de Secesión (1861-1865). El Fuerte Benlin, en Nuevo México, sufre un nuevo ataque de la banda de Sierra Charriba, un apache rebelde que, después de sus incursiones, se refugia en México. Esta vez se lleva como rehenes a tres niños. El Mayor Dundee (Charlton Heston), desobedeciendo las órdenes de sus superiores, recluta delincuentes, negros y prisioneros confederados para perseguir a los indios y rescatar a los niños; pero en ... [+]
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
16 de septiembre de 2005
55 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se echan de menos esas cámaras lentas, esas imágenes congeladas que todavía no se había animado a usar pero que más adelante se convertirían en la firma de Peckinpah.
No importa, la historia y los personajes están pensados a su medida (de hecho, él mismo metió mano en el guión). También se nota su peculiar estilo en algunas de las escenas: el cuerpo inerte del indio muerto cayendo por una pendiente, la espectacular batalla final en el río...

La película es conocida por su fracaso en taquilla y por los problemas durante la producción (se dice que durante el rodaje Heston amenazó con un sable a Peckinpah, aunque también se dice que se jugó el cuello apoyando a Sam ante los productores, llegando a decir que si le despedían, él también se iría) y, sobre todo, durante la posproducción (los productores no contaron con Peckinpah para el montaje, y eso, para un director-montador como él, fue un insulto).
Todas esas diferencias hicieron que Peckinpah no dirigiera finalmente "El rey del juego".

Imprescindible para todo amante del western; muy recomendable para el resto.
jastarloa
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1 de octubre de 2007
63 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a descubrir ahora lo buen director que fue Sam Peckinpah, uno de los grandes sin lugar a dudas, al que admiro profundamente, sin embargo como casi todo el mundo tiene alguna película que creo que no responde a lo que se pretende vender habitualmente y el ejemplo más paradigmático es “Mayor Dundee”

Echar la culpa a los productores es bastante simple, acaba de salir una edición en DVD, magnífica por otra parte, donde podemos sumergirnos en una versión muy cercana a la que quería Peckinpah, y los defectos son los mismos.

No se trata del montaje o de si los personajes están más o menos dibujados, para nada, creo que en demasiadas ocasiones de termina hablando de si el cielo es azul. Seré claro: “Mayor Dundee” es una apología del derecho de intervención norteamericana más allá de sus fronteras en la forma y manera que le dé la gana. La persecución de los indios por el rapto de los pequeños es una cortina de humo, lo esencial son dos cosas:

A. Los soldados azules cruzan Río Grande como si aquello fuera su patio trasero, y no sólo se justifica por la necesidad propia, es que es bueno para los mexicanos. La pintada de ¡Viva Dundee! en una tapia de un pueblo de aquel país es el mejor resumen. Peckinpah como todos los directores que han trabajado en Hollywood pasó por el aro y sus divergencias con los mandamases siempre fueron de forma (gasto, ideosincracia, carácter...) que de fondo –el guión, que es el mayor fondo de cualquier película-.

Ese mensaje patriótico que invade “Mayor Dundee tiene lectura interna, se trata de que confederados y unionistas formen un frente común y salven sus diferencias para un enemigo común: los indios, los mexicanos o los franceses. Ese es el segundo punto.

B. Es una película que representa la francofobia típicamente norteamericana (¿Dónde estarían ahora sin la ayuda franco-española en su guerra de independencia?). Y es que la doctrina Monroe de “América para los americanos” está subyacente en todo el metraje.

Esto no le quita otros méritos, y muchos además. Los actores por ejemplo. En especial Heston que está espléndido y muy cómodo, realmente se interpreta a sí mismo, cogiendo caracterizaciones de otros papeles suyos como “Ben –Hur” o “El Cid”. James Coburn sí que nos trae el verdadero personaje peckinpahniano. Ese rastreador manco hubiese merecido una película para él sólo.

Igualmente extraordinario es el rodaje en exteriores –vaya forma de rodar planos abiertos- y la fotografía con ese color rojizo a oxidado que la hacen memorable. Sombrerazo por su fotógrafo, Sam Leavitt.

Pero repito, es un Peckinpah aún en transición, le percibimos pero no le terminamos de encontrar su ADN. En demasiados momentos recuerda a John Ford, y a películas como “Río Grande” –la total impunidad de la legalidad internacional que los norteamericanos hacen gala- o a “Fort Apache”, con un retrato del personaje de Heston muy en la línea del de Fonda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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18 de marzo de 2010
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi todos los adeptos a Sam Peckinpah coincidimos en que “Mayor Dundee” no es, quizás, una de sus mejores pelis. De entre sus muchos westerns yo lo situaría, por ejemplo, a un peldaño de “La balada de Cable Hogue” y a dos, obviamente, de “Grupo salvaje”.

Con todo, “Mayor Dundee” me parece una buena película. Mejor dicho, una muy buena película. Y lo apunto así, con tanto convencimiento y firmeza, porque considero que más allá de sus virtudes y sus defectos “Mayor Dundee” es -por así decirlo- un bosquejo. Un inestimable preludio de ese peculiar y genuino libreto de estilo que Sam empezó a definir a partir de “Grupo salvaje” y que, muy poco después, lo confirmó como uno de los mejores cineastas norteamericanos de la década de los setenta.

Y aunque yo también echo de menos en esta peli esos zooms y ralentís tan peckinpahianos, otros muchos rasgos característicos de su autor -tanto o más significativos, incluso- son perfectamente identificables en “Mayor Dundee”. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a su atracción por la violencia física o verbal, a su indisociable misoginia o a su pertinaz empeño en componer personajes descorazonados, escépticos y -por que no decirlo- incluso despiadados. Personajes que poco o nada tienen que ver con la clásica visión maniqueísta del viejo oeste y que tan sólo mantienen fuertemente arraigados determinados y muy puntuales códigos de honor. Todo ello lo podemos advertir, obviamente, en el tremendo duelo interpretativo que mantienen a lo largo de la peli Dundee (Heston) y Tyreen (Harris). Dos adversarios, antaño amigos, cuyos tensos diálogos preludian -como antes decía- la nostálgica, áspera y crepuscular poética de “Grupo salvaje”. Un film que jamás habría logrado tanta repercusión en la historia del western si cinco años antes Peckinpah no hubiera colocado esa primera piedra que lleva por nombre “Mayor Dundee”. De eso estoy completamente seguro.
Taylor
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28 de diciembre de 2006
27 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que me disculpen todos los realizadores que han dirigido a la archiconocida y ya clásica estrella de cine llamada Charlton Heston, sinceramente creo que ninguno le ha sacado una actuación tan soberbia y honesta como Peckinpah, que debería ser algo así como el santo patrón de los directores; por lo genial que es a la hora de contruir personajes, darles esa veracidad y profundidad garrafales; a la hora de desarrollar un argumento (sin manierismos seudointelectuales ni pedanterias, Sam no nesecito destruir el cine para convertirse en el director más provocador que dado la industria); Mayor Dundee sigue en esa linea en la que él se mantuvo toda su vida y que era su obsesión: la visión transgresora, desmitificadora, de una sociedad basada en preceptos y valores hipócritas e inexistentes, que contradicen muchas veces la verdadera naturaleza humana, tan dual, tan dialéctica; acaso mostrando apenas aquella linea que no divide el bien del mal sino que lo confunde, un director tan honesto y consecuente con sus ideales, que quizá termine siendo un artista sicopático, bastante lúcido, el más desarraigado y pesimista, el más genial y turbio; grandioso como narrador de historias, como plasmador de sobrecogedoras escenas lúdicas, aveces idílicas, muchas veces crueles y realistas, siempre geniales; acompañadas de extraordinarios diálogos, una muy buena selección de actores; ninguna de las películas que le he visto me han decepcionado, toda persona que quiere dirigir alguna vez debería verlo, es un gran maestro.
rey
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1 de abril de 2009
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante western del maestro Peckinpah, años antes de rodar el western de los westerns, Grupo salvaje, 1969. A pesar de las mutilaciones que sufrió por parte de los productores y de lo mal que acabaron el amigo Sam y Charlton Heston (Ben-Hur, 1959) durante el rodaje, la película raya a gran altura. El film nos presenta como un major yanqui (Charlton Heston) se ve obligado a pedir ayuda a un grupo de prisioneros confederados encabezados por un estupendo Richard Harris en la lucha contra una partida de apaches rebeldes mandados por un belicoso jefe llamado Sierra Charriba. Las luchas internas entre ambos mandos, los continuos roces entre ambas tropas recién acabada la guerra, y las continuas escaramuzas contra los indios, dan a este interesante film todo lo que necesita para convertirlo en uno de los grandes westerns de la historia. Si a eso le sumamos la impecable dirección de un genio, como era Peckinpah, aunque algo tocado por el alcohol y unas excelentes interpretaciones de Heston y Harris, y contando con la siempre agradable presencia de James Coburn (La cruz de hierro, 1977) y Jim Hutton (Boinas verdes, 1968), y las luego habituales presencias en los films de Peckinpah como son los secundarios, LQ Jones, Warren Oates y Ben Jonson. Tenemos una película casi redonda. El toque femenino lo pone Senta Berger, que mas tarde haría otra película con el director, La cruz de hierro, 1977. La banda sonora de Danielle Amfitheatrof lograría convertirse en un clásico por su tema principal.
Un western de Peckinpah, en el que se empezaba a vislumbrar lo que lograría cuatro años más tarde en su obra maestra Grupo salvaje. Pena que te fuiste tan pronto Sam.
Juggernaut
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