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La fiebre sube al Pao (Los ambiciosos)

Drama Cuando el gobernador de la prisión situada en un país imaginario de la América latina es asesinado, su secretario, Ramón Vázquez, asume el rol de gobernador en funciones a la espera que llegue el nuevo mandatario. Vázquez, un idealista, aprovecha esta oportunidad para intentar mejorar las condiciones de los prisioneros y empezar una relación con la viuda del antiguo gobernador, Inés. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
29 de mayo de 2007
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coproducción francomejicana, realizada por Luis Buñuel después de "Nazarín" (1958). Se basa en la novela "La fièvre monte a El Pao" (1955), de Henri Castillon. Se rueda, en B/N, en Méjico con mayores medios que obras anteriores. Producida por Gregorio Walerstein y Raymond Borderie, se estrena el 5-XII-1959 (Francia).

La acción tiene lugar en la capital de un país iberoamericano imaginario y en una isla del mismo, de 8.000 km2, situada en el Atlántico, a 2 horas de avión de la costa. La isla acoge un penal de presos comunes (unos 1.500) y políticos (unos 500), una colonia de pescadores, una iglesia y un convento de frailes. El gobierno de la isla está a cargo de un gobernador nombrado por el Ministerio del Interior del país, regido por una dictadura militar. Es uno de los dos films de tesis, de Buñuel. Los protagonistas son María Félix, en su única colaboración con Buñuel, y Gérard Philippe, que muere poco después del rodaje, a los 37 años, por causas naturales.

La película es un drama psicológico y político, con elementos de drama carcelario y romántico. La crítica de la dictadura se basa en una relación de referencias comunes: rapto y prisión de disidentes sin juicio previo, pobreza extrema de la población, sucesión de órdenes y contraórdenes caprichosas, la vulneración de los derechos humanos, el incumplimiento de los Acuerdos de Ginebra, el desprecio hacia la opinión internacional. Se añade un retrato minucioso del mundo político, dominado por las intrigas, las luchas intestinas, los engaños, las traiciones y la eliminación física de personas molestas o no gratas. Para Buñuel la dictadura es, además, un espacio propicio para la emergencia de ambiciones desaforadas y desenfrenadas, oportunismos sin escrúpulos y ventajismos de crueldad ilimitada. El temor a los complots alimenta comportamientos del poder inspirados en sentimientos de debilidad y, por ello, arbitrarios y crueles. El poder ciega la mente, corrompe el espíritu y alimenta ambiciones insaciables.

Buñuel se mueve mejor con presupuestos escasos y márgenes de libertad amplios que con presupuestos relativamente holgados y limitaciones creativas propias de las obras de encargo. El film incorpora algunas de las constantes del realizador, como su obsesión por la religión, y la presencia de animales de su repertorio simbólico, como borricos e insectos. Delatan el sello surrealista de Buñuel la descripción hiperbólica de las vejaciones sádicas de los penados, encadenados, castigados sin agua, sujetos a árboles durante horas para solaz de insectos atraídos por el sudor y la inmovilidad. La escena de dominación y humillación de Inés a manos de Gual es posiblemente la más intensa del film.

La música, de Paul Misraki, compone una banda sonora potente y versatil, que suma melodías festivas de aires caribeños y taurinos, marchas militares, pasajes dramáticos y de suspense, etc. La fotografía, de Figueroa, crea un relato visual de notable calidad técnica y estética.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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13 de mayo de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, una hija no deseada de Luis Buñuel, ciertamente nos aburre, pues su trama resulta muy enredada y al fin la confunde al espectador. Como que no cuaja muy bien una buena historia llevad a la pantalla. Y solo la actuación de María Félix, y Gerard Philipe, Miguel Ángel Ferriz y Víctor Junco, salvan en parte este film que bien pudo convertirse en algo mítico.
En la época en que las dictaduras nacían y se reproducían a lo largo y ancho de América latina, como criaturas perniciosas bajo el plan Marshall y la doctrina Truman. Vemos el tinte trágico de los condenados, de los presos políticos en lugares como “La isla del Diablo” en la Guyana Francesa. Y colonias como esta representada en “Los ambiciosos”. Una historia desperdiciada en algo que quizás se hubiera dado por parte del espionaje, y la fiebre de María subiendo al Pao, hubiéra resultado otra cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RAMON ROCEL
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11 de marzo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta producción de presupuesto más elevado del que estaba acostumbrado a disponer Don Luis supone por decirlo de forma grata la oveja negra de la obra del director aragones.

En una línea similar a "La muerte en este jardín", con la que tiene en común el tema de las dictaduras militares en países del sur de América de localización indefinida, el film, gracias a un enrevesado guión, llega a aburrir al espectador, salvándole de la quema la pareja protagonista, Gérard Philipe y María Félix.

Técnicamente a la realización no se le pueden poner pegas, Don Luis sabe bien lo que hace y mueve la cámara con soltura en entornos amplios y espacios abiertos con multitud de extras y figurantes. La ausencia del surrealismo de Buñuel nos engaña haciendo pasar al film por una producción no firmada por el.

En resumen, una obra floja en su conjunto que aporta poco a la obra del Señor Buñuel.
juanjo_torpdo
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21 de febrero de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película alimenticia. Tiene elementos de interés, pero en general termina siendo bastante aburrida. En cualquier caso, tiene una factura correcta y los actores cumplen sobradamente. En especial es llamativa la participación de Gerard Philipe, el icono del teatro francés contemporáneo, en el personaje protagonista: un hombre que sufre en sus carnes las contradicciones del poder y que debe tomar decisiones que chocan de manera frontal con sus convicciones.

Este aspecto es, tal vez, el que más entronca con el resto de la filmografía de Buñuel: Nazarín, Viridiana y muchos otros son seres que se pelean con las condiciones generales de la sociedad en la que viven, las costumbres brutales, los regímenes políticos injustos, etc. El denominador común es que salen siempre escaldados, sin haber cumplido sus objetivos y causando de manera involuntaria todavía más daño a su alrededor.

En realidad estamos ante un drama pasional sin demasiada fuerza en el contexto de una reflexión bastante epidérmica sobre la violencia y las corruptelas que acompañan a las dictaduras latinoamericanas. En este caso la establecida en Ojeda, un país imaginario. De vez en cuando aparecen anacronismos, como por ejemplo esa inefable corrida de toros a la que asisten dos personajes y que se nota a la legua que no tiene nada que ver con el conjunto general.

Formalmente la película supone un paréntesis. No hay ni rastro del lenguaje propio, de los gestos ni de las obsesiones de Buñuel. Hay solo oficio, faltaría más, un guión discutible y un trabajo cinematográfico que no agranda la imagen del maestro aragonés.
Paco Ortega
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3 de enero de 2007
12 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El propio Buñuel reconocía que no estaba realmente interesado en rodar esta película, pero incluso los directores más prestigiosos tienen que pagar la factura de la luz.

Centrándonos en lo más destacable del film: el prota se parece a David Bowie y la prota a Concha Velasco. Poco más se puede decir sobre esta aburridísima y muy vulgar historieta político/amorosa.

Hablando ahora más en serio: El insomnio afecta a un 32% de la población, y cualquier remedio es bienvenido para ponerle fin y conseguir conciliar el sueño. "La fiebre sube al Pao (Los ambiciosos)" (es que hasta el título es aburrido) es uno de los mejores remedios que la ciencia moderna a conseguido contra el insomnio. Permanecer despierto viendo esta película es un auténtico reto. Ha habido gente que ha tenido que ir a urgencias con desgarros en la boca producidos por los violentos bostezos.

Consulte con su farmacéutico, y, muy importante, no se le ocurra ver esta película para entretenerse o para acercarse a la obra de Buñuel. Automedicarse es muy malo, amigo mio, y tragarse un tostón de este calibre es aún peor.
Pabloody
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