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La pecadora (María de Magdala)

Drama Una mujer frívola y propietaria de unos terrenos en los que se han instalado unas humildes chabolas, decide un día vender éstos. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
17 de octubre de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español es un gran desconocido incluso para los propios españoles. Hay un buen número de películas, no ya actuales, sino incluso rodadas hace décadas, que podrían haber obtenido ya el rango de “clásicos”, pero que no se explotan de ninguna manera, no ya en un canal público que es donde debieran exhibirse, sino en ninguna plataforma y ni están en venta, en resumidas, ni se conocen. Para rematar la desdicha, al menos en el caso de “La pecadora”, incluso en el conocido Diccionario Espasa de Cine Español que revisó y actualizó en noviembre de 1996 su autor, Augusto M. Torres, donde hace hueco incluso a algunos profesionales irrelevantes y/o impresentables, de su director, Ignacio F. Iquino, dice que tiene una extensa pero poco interesante filmografía y ni menciona, siquiera en un mísero renglón, este título y ni, por ejemplo, tampoco a su espléndida protagonista Carmen De Lirio, lo cual sentencia definitivamente al olvido esta película.
Y es injusto porque “La pecadora” es un drama que parece haber sido concebido casi como una respuesta al mejor cine americano de la época, no como imitación sino como demostración de que aquí incluso éramos capaces de “competir” con ellos, no con el mismo presupuesto, pero sí con las mismas armas. La película comienza en tiempos remotos, casi en plan De Mille y con música de corte de películas bíblicas americanas, donde se nos muestran estupendas coreografías en suntuosos palacios y donde María de Magdala hace gala de su crueldad junto a su amante. En pocos minutos, y tras esa estupenda introducción, nos sumerge en tiempos actuales donde su misma protagonista, ella también se llama Magdala, mantiene una borrascosa relación con el mismo amante y nos llevarán a desfile de bofetones, gritos, improperios y tropelías inusuales en la producción española. Para ello, sobre todo en el caso de De Lirio, su personaje se confeccionó al estilo de las arpías que encarnaban Anne Baxter, Bette Davis o Barbara Stanwyck (yendo a la última moda incluso), y claro, aprovechando que la película contaba con asesoría eclesiástica para la posible redención de Magdala, su maldad se desbarra por minutos y se recurre incluso a la blasfemia, algo sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta la fecha de producción y de cómo pudo sortear la censura. Película muy amena de ver y desde su modestia, con planos que emulan a Welles, sobre todo en sus interiores, donde se recogen hasta el techo de las estancias, y con una buena dirección de Iquino, que por aquel entonces andaba inspirado. Creo que, aparte de cinéfilos, estudiosos y curiosos de lo desconocido o inclasificable, su visión sería recomendable desde a los directivos de ciertas empresas, entidades bancarias, pasando por chorizos que andan mangando sin piedad o incluso a la cerda de mi hermana. Muchas de las barbaridades que se cometen en el film se siguen practicando casi con impunidad, tales como el desahucio, y no estaría mal que escucharan al sacerdote las réplicas que le da a la responsable por si se quieren dar por aludidos, aunque ya sería un milagro que llegasen al Acto de Contrición.
Maggie Smee
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5 de mayo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magdala: ciudad de Galilea situada al lado del lago Tiberíades, nombrada en los Evangelios como lugar de nacimiento de Maria Magdalena. Dicen que fue discípulo y apóstol de Jesús y no debe ser considerada como prostituta, al parecer. Si la película pretende imitar en parte la historia de esta mujer, admitiendo que María Magdalena era una pecadora, en esta película acabaría sucumbiendo al bien casi milagrosamente. Le doy un 4 porque cinematográficamente le encuentro muchos defectos, principalmente por unas interpretaciones casi caricaturescas de los personajes, o son buenísimas personas o de una crueldad extrema. El director tiene oficio y nos ofrece interesantes composiciones de imagen, con abundancia de contrapicados (no suficiente para compararse con Orson Welles y su Ciudadano Kane), consiguiendo un acertado dramatismo en ocasiones, buen ritmo que mantiene cierto interés aunque se vislumbran los posibles desenlaces del conflicto. Creo que se confunde una buena calificación de este tipo de películas con su interés como producto costumbrista, de ejemplo de un tipo de cine de una época, una ideología, un director controvertido, etc. pero debería darse por su calidad per se, sino me suena más como un esnobismo cenéfilo. Claro que la subjetividad estará siempre presente al juzgar este tipo de cine, pero sería bueno hacer la crítica por el producto en sí, sin recurrir tanto a aquello de "era el cine de entonces..." para disculpar su mediocridad, cuando también entonces se hacían obras maestras que hoy siguen siéndolo. Seguiré viendo este tipo de cine aunque malo por lo que tiene de insólito, incluso divertido en algunos momentos. La falta de contención en la actuación de todos los personajes, demasiado estereotipados, parece buscar la emoción fácil del espectador, su connivencia, al modo de los seriales de radio de aquellos años, con su gran influencia religiosa y la exageración en la diferencia entre malos y buenos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
olio
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19 de agosto de 2023
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Mucho más interesante de lo que sugería al principio, esta película comienza con una introducción en los tiempos Bíblicos, después de eso, nos sumerge en tiempos actuales donde aparece la misma protagonista del episodio del Nuevo Testamento, su nombre también es Magdala. Tratándose de una mujer frívola, Magda (Lilian de Celis), separada de su marido, un prestigioso médico, posee un terreno donde se ha instalado gente humilde en unas baratas chozas, mientras se dirige al pueblo con su amante Carlos (Armando Moreno) y un abogado y decide un día vender los terrenos donde viven las infortunadas personas, entonces trágicos acontecimientos suceden. Mientras tanto, el buen cura, padre Antonio (Rafael Romero Marchent), intenta persuadirla para que no desaloje a los pobres.

La película tiene un comienzo sorprendente, impresionante y con impagables imágenes. De hecho, en la apertura hay un flashback situado en Magdala: ciudad de Galilea junto al lago Tiberíades, nombrada en los Evangelios como el lugar de nacimiento de María Magdalena. Allí vemos a una María Magdalena adúltera en unas escenas espectaculares, incluyendo brillantes danzas con bellas bailarinas. Lo que intenta hacer Ignacio F. Iquino es una especie de continuación del exitoso ¨El Judas¨ (1953) en el que el hombre que interpreta el papel de Judas (el famoso actor Antonio Vilar) en la obra de teatro de la Pasión de Esparraguera se interrelaciona con sus reales vivencias, y reflejando fielmente las representaciones de la Pasión. Esta película se rodó en el pueblo catalán de Esparraguera, famoso por sus representaciones de Pasión Pascual, donde los papeles suelen pasar de padres a hijos de generación en generación. Mientras que en ¨La Pecadora¨ se filmó la Pasión en Cervera en la que Lilian De Celis hace muy bien su carácter de mujer amargada y mala que engaña a su propio marido hasta hacer el papel de María Magdala cambiando su propio personaje para siempre. Esta película fue rodada en Cervera, Lérida, Cataluña, España, de hecho los productores en los títulos de crédito dieron gracias a las autoridades de Cervera, Obispo de Solsona y Patronato de la Pasión. Al mismo tiempo que esta historia tiene lugar en Cervera seguimos el desarrollo de la vida de Cristo y María Magdalena en un teatro, mientras acontecen los reales eventos dramáticos de Magda. Una película que refleja cómo el ser humano cae en un círculo negativo de nuestras acciones como producto de la sociedad y la imagen de esta España que da la historia no tiene precio.

La película fue dirigida profesionalmente por Ignacio F. Iquíno, aunque tiene algunas fallos y caídas de ritmo. Logró hacer una película fluida y llena de dramatismo con suficiente emoción, espiritualidad, religiosidad e interés y en bajo presupuesto. Ignacio era un artesano español, guionista y director; trabajando desde los años 40 en todo tipo de géneros, drama, comedia, religioso, policiaco y otras películas de serie B. En su filmografía hay más de un centenar de títulos, repartidos entre dramas, comedias, cine negro y, hacia el final de su carrera, westerns y dramas pseudoeróticos relacionados con temáticas muy en la línea del cine español de la Transición, y el conocido como cine de¨Destape¨ y incluso el clasificado ¨S¨. Considerado unánimemente por la crítica como un director prolífico e irregular, ha pasado a la historia de nuestro cine como uno de los directores más destacados de su generación junto a nombres como Rafael Gil o José Luis Sáenz de Heredia. Comenzó a ser conocido por el gran público a principios de la década de 1940, con títulos como El difunto es un vivo (1941), la primera y mejor adaptación de una conocida obra de teatro. En los años siguientes rodó una serie de películas en el cine español de la época, con algunas excepciones: Brigada Criminal (1950), una de las pocas muestras de thriller rodadas en España, y la película El Judas (1952) -primera película rodada en catalán tras la guerra civil-, o Buen viaje, Pablo (1959), una de sus mejores películas, que aborda un tema insólito en la carrera del cineasta: el de un vendedor y el trasfondo de sus relaciones personales y profesionales, lo que ayuda a Iquíno a adentrarse en la sociedad española de la época y casi diseccionarla. Esta película, ya olvidada, se relaciona con ese tipo de films que intentaban establecer una mirada directa o velada sobre la sociedad franquista: La patrulla (1955) de Pedro Lazaga, Plácido (1961) de Luis García Berlanga, El extraño viaje (1964) de Fernando Fernán Gómez o España otra vez (1964) de Jaime Camino. Su película El primer cuartel (1966) aborda la época fundacional de la Guardia Civil y sus antecedentes con gran acierto y fidelidad historiográfica, siendo uno de los pocos títulos de la historia del cine español en los que su guion gira en torno a la Benemérita. Iquíno empezó su caída en los años sesenta y setenta con Z-films en toda clase de sub-géneros de la época.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
miguelan
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