Stuart Little

Si, es cierto: ver al dóctor House cuidando de un ratoncito resulta cuando menos curioso. Pero este detalle lo olvidaremos pronto al empezar el visionado de la película. La ví con mi hija pequeña y nos gustó mucho a los dos. Las imágenes virtuales del ratón están muy bien combinadas con los actores y el decorado (atentos a la escena de la lavadora). Las secuencias de acción están muy conseguidas, tanto en el barquito como en el coche de juguete gracias a esos primeros planos. Y contiene ese mensaje de tolerancia hacia los que vemos como "diferentes", así como la posibilidad de redención.
En definitiva, aunque resulte previsible, es un muy buen entretenimiento para los peques y también para los mayores.

Película infantil, de principio a fin, mantiene sin desviarse en lo más mínimo los pasos fijados tiempo ha en el género: niños enfrentados se conocen, se odian, se comprenden, entablan amistad, se les pone a prueba y la cosa se arregla. Nadie esperaba que diera más de sí, pero ahí se nota la mano de Shyamalan. (No sabía que estuviera detrás de esto antes de verla; me habría dado más prisa, si no).
¿Qué convierte esto en algo mejor que las otras mil banalidades similares? No el hecho de que el protagonista sea un ratón, sino el poco peso que este hecho tiene en las relaciones con el resto de personajes. Para los gatos es un ratón más, para los ratones es uno de los suyos y para los humanos no es nada más extraño de lo que sería un chico negro en una familia blanca de los 80 o los 90. La fábula se reescribe radicalmente, convirtiendo a los gatos en racistas radicales y todo lo demás en los problemas de un chico diferente en un mundo normal y corriente, estigmatizado por su origen.

Desgraciadamente es obligatorio incluir los pequeños chascarrillos de rigor para mantener al público encandilado, lo que resta valor a su crítica social. Las veces que se consigue bromear con buen humor (la elección de traje para Stuart, la recolección de pistas por la policía) la magia se conserva, pero no siempre ocurre.
En definitiva, un destacable intento de hacer algo por encima de la media, aunque caiga en muchos de sus peores clichés.

Película infantil hasta un extremo casi intolerable; no sé por qué razón muchos adultos piensan que los niños, en vez de seres complejos, que lo son, deben ser amebas unineuronales, a la hora de pretender encasquetarles productos como éste que nos ocupa: aquí, el Doctor House (uy, perdón, Hugh Laurie) y señora (ay, qué penita, Geena Davis, con las cosas buenas que hiciste en tu pasado) deciden adoptar a un niño para darle un hermanito a su único hijo (típico repelente niño Vicente del cine). Por alguna razón que se nos escaba, el adoptado resulta ser el ratón que da título a la cosa, con lo que se producen unas psicotrópicas situaciones de celos con el otro niño de la familia y con el gato, Snowball (curiosa coincidencia animalesca, pues Snowball era el cerdo que desencadenaba la revolución en Rebelión en la Granja), mientras los papás van a lo suyo, que debe ser darle al polvo de ángel y a los chocokrispis caducados, porque de otra manera no se entiende su estupidez. Luego todo deviene en una especie de thriller dramático familiar psicodélico, de un interés cuando menos discutible.
Lo mejor: el nombre del diseñador de vestuario, Joseph Porro.
Lo peor: el ratoncillo resulta odioso, tal vez por la horrorosa voz que le da Milikito, seguramente Michael J. Fox se lo currara mejor en la versión original.

Esta película según su valoración general es mala. Creo que las películas hay que valorarlas en un determinado momento, por ejemplo, no es lo mismo ver "2001: Odisea en el espacio" con 12 años que con 27, se entienden de distinta forma. Por ello, quiero aclarar que las películas hay que entenderlas mediante la edad o el público a la que está dirigida. Un último comentario es que a mis amigos y a mi nos encantaba esta película.

Y sí... ¡qué linda! ¡Qué hermoso poder sentarse a ver algo hecho con amor! Adoptar a un ratoncito como hijo, tolerar los celos del hijo varón pero también los del gato (adorable gato, inolvidable gato gruñón, enojado pero al final, haciendo gala de una lealtad gatuna digna de toda alabanza!
Yo, que soy grande, bastante más de lo que quisiera, vi la Nº1 y la Nº2 gracias a que tengo sobrinos que me hicieron descubrir Toy Story, Bichos y Monster Inc. y otras tantas... Grancias porque haya gente que se dedique a hacer películas así. Aunque estas no sean las mejores, reconfortan el corazón.