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Tú y yo

Drama Lorenzo es un adolescente de catorce años que engaña a sus padres con la coartada de que se va a esquiar a una estación con unos amigos para, en realidad, pasar esos días en el sótano abandonado del propio domicilio familiar. Allí planea vivir en compañía de sus libros de terror y fantasía. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
20 de abril de 2013
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película del maestro Bernardo Bertolucci “Tú y Yo”, llega varios años después de la excelente “Soñadores” (2003). El gran director de cine italiano vuelve a uno de sus temas recurrentes, la juventud, el crecimiento y la madurez. Con una pareja de hermanastros que tratarán de lidiar con sus problemas y salir adelante.

Lorenzo, es un joven de 14 años un poco tímido y apartado, que siempre busca la forma de escabullirse y estar solo la mayor parte del tiempo. Hasta que un día, en la escuela organizan un paseo y él se las arregla para ausentarse, hacerle creer a su madre que ha ido, y quedarse en una especie de sótano en el mismo edificio donde vive con su madre.

Olivia, es una joven un poco mayor que Lorenzo, ella es su hermanastra, producto de una relación anterior del padre de Lorenzo. Olivia detesta a la madre de Lorenzo por considerar que le ha robado a su padre y no han tenido una buena relación. Ella fue una prominente artista que pronto decayó en las drogas por todos los problemas que tenía. Es considerada un caso perdido y se ha marginado de la vida familiar. Encuentra a Lorenzo, cuando éste se encuentra escondido en el sótano, y allí conviven durante varios días, en donde desnudaran su alma, tratarán de limar sus asperezas y cada uno aprenderá algo del otro.

Es una película sencilla pero muy agradable de ver. Bertolucci a pesar de su avanzada edad, da muestras de su destreza aún reconocible tras las cámaras. Además de una notable banda sonora, donde sobresale una excelente canción de David Bowie que él mismo adaptó al italiano: “Ragazzo solo, Ragazza sola”, que aparece al final, es una de las mejores escenas del filme.

La mayoría del metraje transcurre en ese sótano, lo que proyecta una atmósfera muy intimista. Ese sótano, en donde Lorenzo y Olivia, discuten, pelean, se agreden, se insultan, se ríen, bailan, crecen y aprenden algo de cada uno del otro y de ellos mismo.

Las interpretaciones de los chicos son sobresalientes, Bertolucci siempre ha tenido buen ojo para detectar las nuevas estrellas jóvenes y sacar lo mejor de ellas. Aunque Jacopo Olmo Antinori, que interpreta a Lorenzo hace un buen trabajo, la que me ha encantado es Tea Falco, quien interpreta a Olivia, quien vive y domina a su tormentoso pero frágil personaje. Además, me gusta que el joven protagonista tenga acné, ya que en muchos filmes que retratan la juventud, vemos muy pocos protagonistas con acné. Parece un detalle sin importancia, pero muchos jóvenes sufren de esta enfermedad en su crecimiento, y muchos se acomplejan. Por lo que me parece muy interesante y positivo este detalle.

En síntesis, el filme me gustó, me agradó mucho y el tramo final la acerca al concepto de joya. La recomiendo para los fieles seguidores de Bertolucci y para los que quieran ver una historia sincera, nostálgica y luminosa sobre esos problemas en la juventud.

http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2013/04/tu-y-yo-bernardo-bertolucci.html
Alejandro
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27 de julio de 2013
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1976, un tal Bernardo Bertolucci llegó al Festival de Cine de Cannes con su nueva película... y con una petición para la organización: no participar en la Sección Oficial a Competición. Ni Palmas de Oro ni reconocimientos del Jurado, su mastodóntica 'Novecento', de más de cinco horas de duración (y de medio lustro de cronología narrativa), no debía estar en el palmarés de aquella edición. No por falta de calidad, sino por diferencia de tamaño respecto a sus rivales. Si se trataba de ver quién la tenía más larga, entonces el concurso estaba descompensadísimo. Bertolucci ganaba por goleada, pues, si se lo proponía, él mejor que nadie encarnaba el espíritu de aquella semi-legendaria industria cinematográfica italiana que empezaba a dar sus primeros pasos. Pompa, fastos y fanfarria para concebir, de la manera más desacomplejada, espectáculos que sólo sabían pensar en dimensiones colosales.

Pero 27 años después, Don Bernardo, que por aquel entonces había reducido considerablemente la escala de sus historias, se cansó. El cuerpo, y sobre todo la mente, dijeron basta. La llama que alimentaba la pasión por su profesión se apagó... pero no de forma indefinida. Porque nunca es demasiado tarde para reconciliarse con el séptimo arte. Nunca es tarde para (re)descubrir el gran cine. "Y nunca es demasiado tarde para volver a ejercerlo", debió pensar el legendario cineasta, quien, efectivamente, se ha aplicado aquello de "nunca digas nunca". Dicha lección le quedó clara, afirmó hará dos años en Cannes, después de ver 'Avatar'. Sí, la de James Cameron. El revolucionario uso de la tecnología 3D (truco de magia por aquel entonces casi olvidado del todo, no está de más recordarlo) hizo renacer en el viejo maestro las ganas de ponerse detrás de las cámaras.

De modo que aprovechando la concesión de la Palma de Oro honorífica que se le ofreció en la Croisette, declaró que en breve, empezaría el rodaje de una película con UN solo escenario, con DOS personajes y en TRES dimensiones. Un año después, y en el mismo escenario, el director cumplió a rajatabla su promesa con 'Tú y yo'. ¿Seguro? ¿Y la tridimensionalidad? ¿Dónde han ido a parar las gafas polarizadas? En el baúl de los recuerdos, de donde jamás deberían haber vuelto a salir -ya lo he dicho-, porque ¿qué falta hace convertirse en cuatro-ojos (incluso seis-ojos; los miopes, por cierto, lo pasamos fatal en cada proyección de estas características) cuando los protagonistas y las situaciones descritas están tan bien definidos? Ésta, y ninguna otra, es la auténtica profundidad. La emocional, la que ningún efecto digital ha sido todavía capaz de falsear. Emociones desborda por todos lados el prodigioso descubrimiento de Jacopo Olmo Antinori, un adolescente con la cara masacrada por el acné, un bigote que empieza a intuirse y una mirada calcada a la de Malcolm McDowell en 'La naranja mecánica'. Acompañándole, el también sorprendente hallazgo de Tea Falco, suerte de "continuación natural" de la Eva Green de 'Los soñadores'.

Juntos comparten espacio y vivencias en un área mínima que encierra una historia máxima, y de la que mejor no oír nada antes de ver la película. En el aire, David Bowie se mezcla con los Arcade Fire, y Bertollucci da síntomas de una juventud apabullante, trayéndonos un regalo fílmico de valor incalculable. Hay actores como Michael Cera que parecen hacerse más niños a cada año que pasa. Hay actrices como Ellen Page cuyo cuerpo, en vez de crecer, se hace cada vez más pequeño. Por si a alguien le interesa, hay directores que siguen la misma lógica de relato fitzeraldiano. Detrás de este curioso caso de atípico -y más que bienvenido- rejuvenecimiento, está una historia tan desgarradora como preciosa, tan sutil como visceral, tan pequeña en su claustrofóbica apariencia teatral como inmensa en el fondo.

Granos, moratones, gritos, palabras hirientes y gestos tiernos... la naturalísima magnitud del conjunto sólo puede apreciarse, como no podía ser de ninguna otra forma, en 3D. No lo van a ver anunciado así, pero a diferencia de algún subproducto palomitero al que no le queda otra (será que la vergüenza no ha desaparecido del todo en este mundillo) que presentarse también en su original formato bidimensional, 'Tú y yo', a efectos prácticos, debería proclamar por todo lo alto que sólo va a proyectarse en prodigiosas tres dimensiones. Si ''dinosaurios'' como Werner Herzog salieron vivos del intento, ¿cómo no iba a hacer lo mismo un Bertollucci cuyos últimos y distanciadísimos trabajos se alejan a más no poder de cualquier indicio crepuscular? Con las gafas en la basura y el espíritu cinéfilo rebosante de vida, esta contagiosa, apabullante y -sí- moderna oda a la rebeldía constituye razón suficiente para, por fin, volver a darle las gracias al incombustible maestro... y para pedirle, por favor, que no vuelva a irse.
reporter
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22 de noviembre de 2012
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
1. No sé, a mi me pareció bastante mal todo. Pasan cosas, pero sin mucho motivo: soy un personaje, y ahora hago una cosa, luego otra, ahora me "medio cabreo", luego ya no, y es así un poco "porque-a-Bertolucci-le-da-la-gana". Y puedo decir "claro, esto significa que la relación llegó a este punto, o a este otro", pero eso no está traído con la película, sólo llega, y te lo comes. Los personajes no es que sean planos, es que no son personajes. Son el soporte de las imágenes, pero inconsistentes como tales, marionetas. Y la historia me pareció superficial, plantea una situación que se pretende compleja, adolescentes bien jodidos, pero luego no hay nada. No hay una crisis como Dios manda, una buena discusión de hermanastros (una con mono de heroína) que llevan días encerrados en un sótano. No hay complejidad psicológica, nada. Y ya, para rematarla, Space Oddity versión italiano, con una bien modificada letra que contiene un poco el mensaje de la película, porque "lo que no te doy mostrado, mejor ya te lo digo, y nos vamos para casa" (Heidegger, papeles perdidos). Bertolucci, MAL.

2.A mí me gustó mucho más que The Dreamers, que me resultó acaramelada y pretenciosa, con una clara intención de satisfacer los cultos y modas del moderneo y con un atrevimiento "salvaje" pero moralmente impoluto que me daba un poco de no sé qué .

A mí de Io e te me gustó todo. No es una gran historia pero me pareció una película redonda y genuina. Al contrario que a número 1, a mí me pareció que los personajes estaban psicológicamente bien caracterizados y en absoluto creo que las vicisitudes de su convivencia se deban a ninguna trama o narración caprichosa forzada por el guión. Me parece un retrato muy sincero y bien acabado de una de esas situaciones a las que no se les presta tanta atención cinematográfica como se debería, una de esas vivencias inesperadas no grandiosas pero sí extraordinarias que a uno quizá no le cambien la vida entera, pero sí el modo de entenderla. Para mí, todo bien: fotografía, escena onírica win, actores, armadillo molón, ritmo, banda sonora (arriesgada pero bieeen).

No es la película épica del año. No creo que se pretenda que la situación sea más compleja de lo que simplemente se muestra, ni retratar a los personajes en una situación extrema. No ocurre nada grandioso ni los personajes sufren catarsis locas fruto de los dramas más contundentes de la vida. Pero estas cosas pasan, y pasan así. O a mí me lo parece.

Bertolucci, BIEN

3. La película a mí no me disgustó, no me pareció especialmente conmovedora ni arrolladora, ya sea en la fuerza de las imágenes o de la historia, pero en mi opinión lograba bastante bien las expectativas a las que, según mi criterio, aspiraba el propio largometraje.

Sí que me pareció que la psicología de los personajes, a pesar de no que no se presenta de forma profunda o en su mayor visceralidad, está bastante bien representada: digo esto porque creo que lo que se pretendía no era revelar los procesos internos, los sentimientos más íntimos o las reacciones más brutales a que puede dar lugar el tipo de situación que se trata en la película, sino más bien cómo puede llegar a desarrollarse eso en la superficie, dentro de la "simplicidad" o "vulgaridad" que puede caracterizar a las relaciones cotidianas, cómo se mezclan los hábitos y las necesidades (tener que comer, mear o pasar el mono) con un cambio que se va produciendo dentro de ti a causa de una vivencia concreta; pero todo ello visto desde fuera, como espectador, no desde la propia marea interna que puedan estar viviendo los personajes.

Lo que vemos en esta película, creo, es cómo se revela todo eso en los gestos cotidianos, la forma que toma. En cuanto a esto, me gustó bastante el tratamiento del tema de la droga: cómo se pueden manifestar las consecuencias de una adicción en lo cotidiano. Me gusta cómo Lorenzo manifiesta curiosidad ante ello como fenómeno, la misma que ante las hormigas o el camaleón y me parece que a través de esos detalles, por ejemplo, va quedando bastante hilada su personalidad; sin caer en los tópicos del dramatismo guarrofeísta que solemos tener que tragar cuando se trata de drogadictos y tal.

Con número 1 estoy un poco de acuerdo en lo de la banda sonora, sí que se aprovechan un poco de las canciones para expresar lo que está sintiendo/pensando el personaje, aunque lo justifico (o me molesta un poco menos) porque retrata bastante bien la realidad de un adolescente: no me resulta raro que a Lorenzo, siendo como parece que es y pasando por la situación que nos presentan, escuche esas canciones. Aunque a mí también me pareció que tenía menos pretensiones y que le quedó más auténtica que The Dreamers.

Bertolucci, DEJA DE REVOLVERTE EN LA PRE-TUMBA
mosquitofish
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5 de septiembre de 2013
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como e.e.cummings (no es una errata, escribía su nombre con minúsculas), Bertolucci toma partido por los adolescentes, los que siempre tienen derecho a equivocarse, a esconderse en un agujero, a confundir al hombre del caballo con el hombre de los caballos:

“Y aun si es domingo que yo pueda equivocarme,
pues cuando los hombres siempre tienen razón ya no son jóvenes.”

Bertolucci está lejos de ser joven, pero se identifica hasta tal punto con sus protagonistas (parece buscar en sus rostros y en sus miradas la marca de la adolescencia), que su nueva película transmite una intensidad que ha logrado conmover incluso a algunos críticos de gruesas escamas; y nos reconcilia con su cine, soltando lastre ideológico.

La ideología no está ausente de Tú y yo: las tensiones freudianas entre algunos personajes están expresadas de forma un tanto teórica, pero Bertolucci quizá asume que las relaciones edípicas son tan evidentes, especialmente en un lugar como Italia, que no merece la pena ser sutil en este punto.

He escrito últimamente sobre Antonioni, cineasta muy distante, pero unido a Bertolucci por la búsqueda común de la belleza en su sentido más superficial (si quisiéramos decirlo con una palabra: Italia)... una belleza que en las manos de Bertolucci se muestra, no obstante, mucho menos severa; más generosa, frívola y relajada.

La película ofrece mucho más que las expectativas que puede despertar la lectura de su argumento, o el nombre de Bertolucci; carece de toda autosuficiencia y rebosa hasta tal punto de sensualidad y belleza que resulta un auténtico placer, sin efectos secundarios.

Así lo sintió el público de la filmoteca en la sesión a la que asistimos, que permaneció sentado flotando de un modo peculiar mientras seguía escuchando la música hasta el final, antes de enfrentarse al mundo exterior.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
el pastor de la polvorosa
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28 de marzo de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar me hago una pregunta base: qué pretende Bernardo Bertolucci en el ocaso de su vida con esta su última película sobre un adolescente granulento. Tiene tal vez el maestro nostalgia de su juventud? Echa de menos sus primeros granos y sus primeras pajillas?

En fin, os cuento. La historia es un poco rara y, la verdad, me cuesta catalogarla, clasificarla y sobre todo valorarla. Esto es un chaval que en lugar de irse a pasar una semana a la nieve con sus compañeros de clase prefiere encerrarse clandestinamente él solo en un sótano oscuro, mugriento y abandonado a observar un hormiguero y a escuchar musiquita. En esto que está el chico tan feliz de la vida mirando su hormiguero cuando se le cuela en la guarida una hermanastra yonki y bastante perjudicada, ruidosa y pejiguera a más no poder, que no tiene nada mejor que hacer que joderle el planazo chupiguay que el chaval se ha montado.

Y la mayoría pensaréis: pues la mata o se lían a hostia limpia o algo así. Y los más guarretes pensaréis: guay, incesto a la vista (sobre todo si la tía está buena, que lo está; Tea Falco se llama la moza). Bueno, pues no; la cosa es que congenian y se hacen coleguitas y ella pasa el mono y él se porta con ella como un hermano de pro, cuidándola y limpiándole las vomitonas y demás cochinadas, a pesar de que la tía ha venido a fastidiarle por to el morro sus fantásticas vacances de ermitaño subterráneo.

Choca un poco, no? Choca la historia, chocan los comportamientos de los personajes, chocan los diálogos y choca el desarrollo de la relación. Y sin embargo… no sé, da como ternurilla. El chaval está tan solo y la otra tan pirada y tan sola también que parece obligado que se agarren el uno al otro como a un clavo ardiendo. Y ahí estoy, que si me gusta que si no me gusta. Hombre, no es “El último tango en París” ni mucho menos y tanto los personajes como la relación entre ellos son mucho menos destroyer pero Bertolucci es un tío que cuando se pone a indagar en el alma de la gente casi siempre saca cosas interesantes y toca alguna tecla afectiva en el personal, aunque sea en las pelotas. Y ahí sigo, que si sí que si no, sin terminar de decidirme. Pero ya sabéis lo que se dice: la duda es el primer paso hacia la sabiduría. O algo así.
Talía666
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