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El amor menos pensado

Romance. Comedia. Drama Marcos (Darín) y Ana (Morán) llevan casados más de 25 años, pero ambos entran en una crisis existencial que los lleva a separarse. Al principio la vida de solteros les parece fascinante y excitante, pero pronto se torna también monótona para ella y pesadillesca para él. (FILMAFFINITY)
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
10 de diciembre de 2018
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los actores argentinos Ricardo Darín y Mercedes Morán protagonizan El amor menos pensado, una comedia romántica dirigida por Juan Vera que trata sobre la vida, sobre las metas personales que uno tiene y que puede realizar o no en pareja. Marcos (Darín) y Ana (Morán) llevan casados 25 años y tienen un hijo adolescente que se ha ido a España a realizar sus estudios. Este es el detonante que hace que Ana comience a replantearse pensamientos y sentimientos en relación a la vida que lleva habitualmente. Su trabajo, su marido, sus hobbies, todo es cuestionable para ella. Y así, en una conversación inteligente e interesante, la pareja llega a un acuerdo.
La historia ofrece la posibilidad de que los espectadores puedan reflexionar y empatizar con los protagonistas durante todo el camino de su búsqueda de la felicidad. Darín y Morán hacen que las escenas que a primera vista puedan parecer simples (por la monotonía de lo escénico o falta de movimiento), tengan un atractivo por el diálogo y por los actores que la presentan. El montaje es muy estático, pero no considero necesario lo contrario para este tipo de género.

En resumen, es una comedia romántica digna de ver tan solo por los actores que la llevan a cabo, pero también por la técnica narrativa y el guión y lenguaje utilizado para contar esta bonita historia de amor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ana García
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5 de diciembre de 2018
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que se ve con facilidad, me refiero a que empatizas muy fácilmente con ella. Y si tienes cierta edad o te has separado alguna vez, más a favor incluso. Y es que las cuitas de esa pareja, cincuentona, tras la marcha de un hijo (rol muy cuidado también), se respiran muy de cerca porque los diálogos son tan brillantes como ¿inciertas las expectativas de su futuro en común...? Y ahí están los dos actores mostrando su poderío, como los buenos vinos.

Yo hubiese recortado los minutos finales porque el cierre en pantalla doble -a lo “Confidencias de medianoche”-, ya hubiese estado muy bien, pero entonces no escucharíamos esa gran frase final en torno al enamoramiento que conviene no perderse como tampoco la escena con el padre de Darín demostrando que una escoba puede salvarte la vida... Aplausos para ese gesto y de paso añadamos un poquito de bachata ;)
Rebeca
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3 de octubre de 2018
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película que sirvió de apertura de la Sección oficial y de la totalidad del festival a las 10:00 en la sala 1 de El Kursaal fue la comedia argentina El amor menos pensado, ópera prima del avezado productor Juan Vera. Después de que su hijo se vaya a estudiar fuera, Marcos y Ana se replantean el estado de su relación tras 25 años de pareja, y deciden ponerle un punto y aparte. Tras meses de escarceos y libre vida de experiencias, juego y emociones, sus respectivas nuevas realidades nunca les dará la felicidad que experimentaron juntos. Comedia romántica que parte de un jugoso punto de partida: la idea de que una pareja, desde la serenidad y el raciocinio, se siente a reflexionar y acordar si tiene sentido seguir juntos. Un punto de partido salpimentado con la química y vis cómica de Morán y Darín, bien definidas. A partir de ahí, todo se va al garete. Nos adentramos en trilladas sendas de la comedia de enredos y citas más convencional, rancia, burda y exagerada, de humor carente de elegancia y puesta en escena plana como un demonio. Las nuevas parejas dan vergüenza ajena, el desarrollo abandona toda posibilidad de sorpresa y además se entrega a una duración injustificadamente larga. Medianía en lo visual de reflexión conservadora, y comedia que hará dinero y hará las delicias de las señoras de mediana edad. Fuera de ese ámbito, merecedora de ser olvidada acto seguido.
Néstor Juez
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17 de diciembre de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A su favor que es simpática, amable, de buen rollo y que da un repaso inteligente a los sentimientos y situaciones frecuentes de una pareja.Muy bien interpretada y con un buen ritmo.

En contra que es todo demasiado previsible y que todos sabíamos desde el inicio cual iba a ser el final.

A mi me ha gustado verla y he pasado un buen rato.
Solidad
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19 de agosto de 2018
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una experiencia importante en la producción y con tres trabajos como guionista de otras tantas películas de Adrian Suar, llega Juan Vera a la dirección de una idea suya coescrita con Daniel Cúparo dando lanzamiento a una temporada de estrenos de cine argentino que a priori suena muy interesante, y cuyos resultados se irán rebelando durante el mes de agosto.
Ya en 2008 Daniel Burman había incursionado con El Nido Vacío en una película de características similares, una especie de tragicomedia a la italiana que hace hincapié en la sensación de soledad que se genera en los padres cuando los hijos hacen abandono del hogar, aun cuando esa circunstancia esté signada por acontecimientos positivos como la posibilidad de concretar estudios o asumir un trabajo en otro lugar.
El hijo que anuncia que se va a estudia un posgrado a España es exactamente el caso que complica a los personajes principales de esta comedia. Marcos (Ricardo Darín) y Ana (Mercedes Morán), un matrimonio con 25 años de casados comienzan a sentir de golpe una sensación de vacío ante la añoranza del hijo. La pareja no encuentra una respuesta rápida y en consecuencia, estalla una crisis matrimonial. Incluso podríamos decir que estamos ante un problema típico de una clase media acomodada en la Argentina actual.
Vera elige la comedia ligera. Consecuencia de ello, desdibuja el drama de los personajes, y los despinta. Todo se vuelve hueco, los personajes comienzan a comportarse como jóvenes viejos, y la comedia se deja llevar por el absurdo dejando de lado la realidad y en consecuencia, abandonando el tono dramático de la situación plateada.
Darín hace denodados esfuerzos para encontrar a su personaje que perdió en la segunda escena. Marcos es un profesor de filosofía que enseña en la universidad. Un tipo tranquilo, rodeado de libros, aparentemente feliz, que tiende siempre a resolver sus problemas en la forma más simple posible.
Ana, después de la partida de su hijo, comienza a sentir cierta incomodidad. Parece cuestionarse los 25 años de matrimonio como si hubiera perdido el tiempo dejando cosas por hacer al lado de un hombre que creyó la había hecho feliz. Se siente vacía e infeliz.
El grupo de amigos que los rodea parecen estar en similares situaciones. Se insinúan rasgos de insatisfacción en cada uno de ellos que el guión no acaba de definir que tanto pueden ser cuestiones personales, generacionales o incluso problemas derivados de la propia situación general en que se encuentra el país.
Con un buen comienzo, con una pintura de caracteres interesantes, la película se desbarranca con facilidad tratando de ignorar el problema que plantea mediante el disimulo. El argumento se vuelve trillado y convencional donde el foco se pone en la simple efectividad de la escena, y en mantener un ritmo de comedia festiva donde se está desarrollando un drama de tipo ontológico en el sentido que los personajes se han perdido a sí mismos.
El problema del film es la falta de continuidad narrativa en ambos protagonistas principales al darle al film una estructura episódica donde aparecen personajes colaterales que poco agregan a la estructura tragicómica. En algunos tramos, la película parece un film coral, la pintura de un grupo de matrimonios en crisis más que la propia crisis de un matrimonio en particular que es lo que da lugar a la historia. Ello parecería querer generalizar la crisis a toda una generación cuando en realidad estamos ante un problema de carácter eminentemente personal.
Otro error es el final, totalmente concesivo y cerrado cuando lo indicado debería ser lo contrario. El Amor Menos Pensado es una película extremadamente calculada, pensada para que el espectador no se preocupe ni piense demasiado ni mucho menos salga del cine con un problema adicional a los que ya tiene en su propia vida. Mayores de 50 no preocuparse. Esto es tan solo un pasatiempo.
El Amor Menos Pensado encuentra cierta proximidad en el cine de Woody Allen. Están los rasgos del autor americano en el ambiente algo intelectual que pinta, en cierta añoranza por la juventud pasada, en la pérdida del rumbo de sus personajes. No obstante, está muy lejos de los film del genial director neoyorquino. El film plantea una situación que no termina de resolver pese a su duración, un poco más extensa de lo aconsejable, aunque logra entretener gracias a las buenas actuaciones de todo el elenco, dejando en el aire la idea que el saldo de insatisfacción personal después del balance de las bodas de plata, va más allá de la problemática del nido vacío. De allí a la crisis matrimonial hay un solo paso. Y ese paso constituye el relato de la película. Un salto muy parecido al vacío.
Charly Barny
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