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Der Mann, der seinen Mörder sucht (1931)

Der Mann, der seinen Mörder sucht
97 min.
6,6
41
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Sinopsis
Cuando un joven está a punto de suicidarse de un tiro en la cabeza, aparece un ladrón con el que firma un contrato en virtud del cual el ladrón se compromete a dispararle en el plazo de doce horas. El joven sale esa noche a disfrutar de sus últimos momentos de vida y conoce a una chica de la que se enamora al instante. Busca entonces desesperadamente al ladrón para rescindir el contrato, pero cuando, por fin, lo localiza, se entera de que éste le ha traspasado el trabajo a un terrible sicario. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Thriller
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Der Mann, der seinen Mörder sucht
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
Wilder en sus comienzos en Alemania... y Siodmak.
07/07(08/12/24) Jocosa comedia negra alemana, que la he visto por estar detrás de ella grandes nombres, como es el Robert Siodmak (“The Killers” o “Criss Cross”) en la dirección (con 31 años), y en el guion el trio del propio realizador con su hermano Curt, y sobre todo el veinteañero entonces (25) polaco Billy Wilder, aportando seguramente los niveles de corrosividad hilarante del film, ello basándose en una obra de Ernst Neubach, los tres habían escrito previamente el guión de “People on Sunday”. Un argumento que filtró a su manera la novela de aventuras de julio Verne “Los sufrimientos de un chino en China” de 1879, y que décadas posteriores cuasi plagió el fines Aki Kaurismäki en “I Hired a Contract Killer”. El productor Erich Pommer redujo el tiempo de ejecución para un relanzamiento de 97 a 54 minutos, y todo el metraje cortado parece perdido para siempre. La película también se conoce con los títulos El candidato al cielo y Jim, el hombre de la cicatriz (que es también el título de la película de la versión superviviente). Este último fue también el título de la obra de teatro de Ernst Neubach en la que se basa la película. La misma idea ya se utilizó en una película estadounidense, “Flirting with Fate”, de Christy Cabanne, con el mito Douglas Fairbanks de protagonista, de 1916.

Comienza in media res (quizás el comienzo original se lo comieron los más de 40 minutos faltantes), vemos al protagonista Hans Herfort (buen Heinz Rühmann) apuntando con una pistola a la cabeza de un ladrón, Otto Kuttlapp (notable Raimund Janitschek), que ha entrado en su apartamento, pero de improvisto las tornas cambian y es Herfort el que pide al ladrón que lo mate (¿?), nos encontramos perplejos, sin explicación alguna a que ha llevado a este tipo a querer morir. Otto se haya impactado y no sabe qué hacer, y termina en un giro solaz, telefoneando a su sindicato "Weiße Veste" ('Organización de Cámara de Información Criminal'), haciéndonos ver que los ladrones aquí se organizan de modo obrero y tiene a un abogado consultor que le guía sobre qué hacer en estas peculiares circunstancias, comentándole a las penas carcelarias que se expone en este auxilio al suicidio, y con estos datos negocia una cantidad justa a pagar por el trabajo, que se plasmará, por supuesto (¿?), en un contrato escrito y firmado por ambas partes. Tras lo que Otto lo marca con tiza en la chaqueta a la espalda (cual Me, el vampiro de Düsseldorf, ambos films germanos del mismo año) pide 12 horas (son las 12 de la noche y por tanto a las 12 del mediodía debe estar muerto Herfort) para llevar a cabo el cometido, sin saber Hans en qué momento será ‘suicidado’.

Tras lo que entraremos en un metraje frenético, previsible lo que pasará, que Hans encontrará una razón para seguir viviendo (Kitty a la que da vida Lien Deyers con frescura) y tendrá problemas para cancelar el trabajo. Pero la realización es lo suficientemente amena a la par que disparatada para ir desarrollando elementos divertidos. Con mucho humor cínico, mordaz, con mucho slapstick, de incluso resonancias al cartoon, como lo es el primer intento de asesinato (aparatoso) con una bomba de relojería metida en el bolsillo del chaquetón de Hans que termina siendo robado en la calle.

Juega con el humor oscuro en muchas situaciones, ello ya desde la premisa, pero siempre todo tomado a la ligera, sin intensidad dramática alguna. Tras encontrar motivos o para vivir Hans se encuentra en su piso con Kitty
Con momentos tan punzantes como cuando Hans publica en un periódico su propio obituario, cuatro amigos se apresuran a ir a su apartamento al día siguiente y lo encuentran vivo. Esto deriva en un tramo propio de los hermanos Marx con todo lo referente a querer huir de su ‘suicidador’ haciéndose pasar por herido con cabeza vendada (para no ser reconocido) que es llevado en ambulancia, liándose la cosa con Otto, jugando con lo azarístico en esta comedia bufa. Esto nos lleva a que Hans provoca a un policía para ser encarcelado, pero desgraciadamente lo es junto a Jim ‘El Cicatriz’ (caricaturesco Hermann Speelmans), un peligroso tipo. Hablando con él se entera que ha sido este subcontratado para que mate a Hans, y este no le dice quién es. Pero se ve envuelto en una vorágine con huida de prisión, se suma el malentendido de ver a Kitty y Adamowski (correcto Hans Leibelt) juntos en el apartamento de Hans. Derivando todo en un tramo final explosivamente bufonesco, en el mejor sentido. Siendo llamativo en el film los aparatosos efectos de sonido para potenciar el humor.
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